Ser adolescente es un proceso difícil y complejo que implica nuevas significaciones e interpretaciones en los planos biológico, psicológico y social. Los factores anatómicos, fisiológicos, emocionales, intelectuales y sociales participan en la etapa de la adolescencia y la hacen turbulenta e inestable (Cameron, 1990). La adolescencia es un periodo de la vida que oscila entre la niñez y la adultez, y cuya duración e incluso existencia han sido discutidas y definidas como época de crisis (González, 1989).
“Crisis”, de acuerdo con Mannoni (1986), hace alusión a dos concepciones: Designa el momento en el que la enfermedad va a decidirse entre la curación o la muerte, o bien, alude a un estado agudo, como en la expresión “crisis de nervios”. En cualquier forma, Sternbach (2006) refiere que la adolescencia conlleva puntos críticos que incitan a la elaboración de transformaciones significativas. Por consiguiente, las problemáticas múltiples, contradictorias y complejas que atraviesan esta etapa se circunscriben a los cambios que forman parte de las turbulencias que conmueven al joven.
“Crisis”, de acuerdo con Mannoni (1986), hace alusión a dos concepciones: Designa el momento en el que la enfermedad va a decidirse entre la curación o la muerte, o bien, alude a un estado agudo, como en la expresión “crisis de nervios”. En cualquier forma, Sternbach (2006) refiere que la adolescencia conlleva puntos críticos que incitan a la elaboración de transformaciones significativas. Por consiguiente, las problemáticas múltiples, contradictorias y complejas que atraviesan esta etapa se circunscriben a los cambios que forman parte de las turbulencias que conmueven al joven.