viernes, 22 de junio de 2018

MODOS DE CRIANZA Y SU IMPACTO EN LAS HABILIDADES SOCIALES DE ADOLESCENTES CON DESVENTAJA SOCIOECONOMICA . Extracto de Tesis de grado para obtener el Título de Licenciatura POR: PATRICIA MARIBEL MACHACA MAMANI. LA PAZ –BOLIVIA Mayo, 2018

CAPITULO II 

MARCO TEORICO 

2.1. CONCEPTO DE MODOS DE CRIANZA La palabra crianza viene del latín creare, que significa orientar, instruir y dirigir. Mientras más avanzada en su evolución es una especie, mayor será su proceso de crianza; por ello, los seres humanos somos de crianza prolongada: aproximadamente un tercio de la vida del ser humano transcurre durante su proceso de crianza. 

El ser humano durante su crianza debe adquirir: autonomía, autoestima, solidaridad, creatividad y dignidad entre otros La dignidad, acompañante indispensable de los procesos de crianza y educación, que buscan como objetivo el crecimiento de los niños en dignidad, esto es, en el respeto por sí mismos y por los demás. 
Entre los elementos que podemos aportar durante el proceso de crianza, para que la dignidad y el decoro se incorporen definitivamente al diario vivir de las personas, están: Los adultos como modelos, es este el mas importante, ya que este se traspasa de generación. 
Las prácticas de crianza hacen parte de las relaciones familiares y en ellas se resalta el papel que juegan los padres en la formación de sus hijos. Estos, generalmente, tienen una noción espontánea, no muy elaborada, de la manera como se debe criar a los hijos y además son capaces de desarrollar teorías sobre la mejor forma de realizar esta tarea. 
 Las prácticas deben concebirse como acciones, esto es, como comportamientos intencionados y regulados, “... es lo que efectivamente hacen los adultos encargados de ver a los hijos e hijas . Son acciones que se orientan a garantizar la supervivencia del infante, a favorecer su crecimiento y desarrollo psicosocial, y a facilitar el aprendizaje de conocimientos que permita al niño reconocer y interpretar el entorno que le rodea” (Aguirre, 2000).

Un rasgo de las prácticas lo constituye el hecho de que son acciones aprendidas, tanto dentro de las relaciones de crianza en las cuales se vieron involucrados los adultos, como por referencia a comportamientos de otros padres de familia, esto quiere decir que las acciones que manifiestan los padres frente al comportamiento de sus hijos no son el resultado de la maduración biológica, dependen de las características de la cultura a la cual se pertenece. 
Por otro lado, las prácticas se manifiestan de una manera particular para atender comportamientos específicos de los niños, por ejemplo frente a la alimentación, ante la demanda de afecto o como respuesta a conductas disfuncionales, y pueden tomar la forma de conductas motoras complejas, de expresiones verbales o de gesticulaciones voluntarias. Respecto a la pauta, ésta tiene que ver el canon que dirige las acciones de los padres, esto es, con el orden normativo que le dice al adulto qué se debe hacer frente al comportamiento de los niños. “Se refiere a lo esperado en la conducción de las acciones de los niños. Es el vínculo directo con las determinaciones culturales propias del grupo de referencia. 
En tanto que es un canon del actuar, por lo general, la pauta se presenta como una circunstancia restrictiva y poco flexible, lo cual no quiere decir, que no pueda modificarse en el transcurso del tiempo” (Aguirre, 2000). En las pautas prima una representación social de niño, que condiciona la interpretación de los diferentes órdenes normativos, que pueden asumir formas bastante restrictivas o muy tolerantes, dándose entre estas una variedad, que depende de los rasgos culturales del grupo, tal como lo resalta Jensen (1995). 
Así por ejemplo, cuando se tiene la idea del niño como “un buen salvaje” y un individuo sin mayor conciencia, al cual se debe domesticar, las pautas de crianza se tornan directivas y coercitivas, por el contrario, si se tiene una representación social más liberal, como es el caso cuando se concibe al niño como sujeto con plenos derechos, al que se adscribe la capacidad de autorregulación y participación en la dinámica familiar, las pautas de crianza se hacen más permisivas y tolerantes. 

Una manifestación que caracteriza los ideales de la sociedad moderna, centrada en una forma de vida más democrática y participativa. En términos de los dichos populares, los padres pueden regirse por el adagio “prescinde del palo y echa a perder al niño” y al mismo tiempo reconocer que el castigo físico es muy nocivo para el desarrollo psíquico del niño (Aguirre, 2000; Himelstein et al 1991). Esta coexistencia de normas que exigen al individuo un acatamiento no reflexivo a la autoridad y una dependencia con respecto al adulto, con aquellas otras que centran la atención en la autonomía de los niños, hace, en la realidad cotidiana, que los padres de familia entren en serias contradicciones, tanto internas como externas, cuando intentan controlar y orientar el comportamiento de sus hijos. Finalmente, las creencias se refieren a las explicaciones que dan los padres sobre la manera como orientan las acciones de sus hijos. Se trata de un conocimiento básico del modo en que se deben criar a los niños; son certezas compartidas por los miembros de un grupo, que brindan fundamento y seguridad al proceso de crianza. 

Como lo afirma Myers (1994) se trata de explicaciones “... de por qué las pautas y prácticas son como son o como deberían ser”. “Estas creencias permiten a los padres justificar su forma de proceder y la cual se legitima en tanto que hacen parte del conjunto de creencias de la sociedad”. (Aguirre, 2000). Además, en las creencias confluyen tanto conocimientos prácticos acumulados a lo largo del tiempo, como valores expresados en escalas que priorizan unos valores frente a otros. 
Algunos padres pueden querer que sus hijos sean obedientes, lo cual les permite justificar sus acciones restrictivas; otros pueden preferir estimular la independencia, por lo que explican y justifican la demanda que hacen a sus hijos de caminar prontamente y de poder orientarse con destreza en los espacios públicos. En fin, otros más pueden valorar la agresividad, lo cual les permite dar sentido al apoyo que dan a los niños para que reaccionen violentamente ante cualquier tipo de agresión, en este último caso, es frecuente encontrar expresiones tales como “defiéndase, deles patadas o puños, no sea bobo, no se deje”, y justifican estas expresiones acudiendo a una razón: “lo duro que es la vida” y que por lo tanto “deben aprender a defenderse de los vivos”. Como se puede apreciar en este breve resumen, las prácticas de crianza, el cuidado y la orientación de los niños, son un fenómeno muy complejo y muestran una gran variabilidad. Además, son altamente sensibles a las determinaciones socioculturales y al modo particular como los interpreta y usa un padre de familia concreto. 

2.2. MODOS DE CRIANZA 
“Por modos de crianza se entiende, a las conductas paterna y materna que percibe y recibe el individuo en la etapa de crecimiento y desarrollo (infancia y adolescencia), las cuales actúan en forma directa y/o indirecta en la conducta del hijo al ser internalizada (repetidas y mantenidas)”13 Los modelos de padre y madre son visualizados por el niño desde la tierna infancia. El niño y adolescente no se forma un juicio de valor acerca del comportamiento de sus padres durante la primera infancia, este juicio aparecerá con el correr de los años. Pero el ejemplo proporcionado por los padres, sea este positivo o negativo, individualmente deja una huella respecto a las conductas que se imitaran posteriormente. Schaeffer (1959), define que el comportamiento pedagógico se describe en dos dimensiones; una de ellas se refiere a la libertad de movimiento, tanto físico como psíquico en el niño y adolescente , esta dimensión se halla dada por la limitación y permisividad, los mismos que a la vez se relacionan con adjetivos calificativos también extremos, como ser frio o caluroso.14 Con relación a la limitación, se da en padres, cuyos métodos de educación, están encerrados en la rigidez, es decir, el escoge el área donde el niño debe desenvolverse, y....

13 Monckeberg, Fernando, Modos Parentales, universidad de Chile. Santiago Chile; 1979 14 Mariaca, Armando, Actitudes Pedagógicas de los padres de dos medios socioeconómicos diferentes, La Paz – Bolivia; 1980

...aplica sus reglas. En el caso de la permisividad, el padre actúa de manera mas democrática con su hijo, se elaboran reglas convenientes para ambos y su sistema deja de ser rígido. En cuanto a los otros aspectos, una actitud Calurosa, se constituye en un comportamiento del niño, basado en unja total aceptación y comprensión, pocas veces se utiliza el castigo físico, y se emplean elogios y refuerzos positivos de conductas adecuadas. En relación a la frialdad se puede decir que, la actitud del progenitor muestra un desinterés afectivo, por lo cual, los modos de educación y normas son escasos o inexistentes. La combinación de valores extremos de las dos dimensiones, dan como resultado, cuatro tipos de Modos de Crianza: 

2.2.1. MODO DE CRIANZA PERMISIVO CALUROS 
Muchas veces pueden ser desobedientes sobre en todo en casa, debido a que puede permitirse él esta conducta, y no tiembla por las consecuencias de la misma. Es mas difícil manejar a este tipo de niños, porque estos no están bajo un sistema rígido, pero esto se compensa por una relación amistosa, libre de conflicto que le permite desarrollar una personalidad autónoma y sentimiento de auto-confianza. Finalmente estos niños garantizan el proceso de identificación con los modelos adultos. 

2.2.2. MODO DE CRIANZA PERMISIVO FRIO 
Este comportamiento pedagógico coadyuva a la aparición de la agresión en los niños. El padre a acusa de su actitud rechaza crudamente el acercamiento del niño proveniente de la necesidad de dependencia, no se preocupa de su hijo y aplicación castigos físicos. Ante esta hostilidad, responde también con hostilidad la cual expresa en su comportamiento con una actitud apática. La relación afectiva con los padres es inexistente, no encuentra en ellos personas que le ayuden o aconsejen, se aleja de ellos. Además no demuestran simpatía ni cariño con nadie, así generalizan su conducta inadecuada con todos con los que le rodean. La actitud permisiva fría tiene como consecuencia una ansiedad de dependencia, un comportamiento agresivo abierto, lo que conduce al niño a grupos antisociales.

2.2.3. MODO DE CRIANZA LIMITADOR CALUROSO 
Se caracteriza por padres sobre protectores, los cuales manifiestan una afectividad exagerada hacia sus hijos. Estos progenitores determinan la vida del niño, por ejemplo: cuando sale de casa, determina con exactitud de minutos, cuando tienen que estar de retorno, y que por media de atraso le aplican un grave castigo. Esto produce en el niño que su personalidad se desarrolle en dirección a la ansiedad y en otros casos agresividad. Este tipo de niños, es poco creativo, conformista, esto se debe a que nunca a podido tomar una decisión por si mismo, siempre sus progenitores han actuado por ellos. La sobreprotección excesiva puede ser causa de rebeldía, o por lo contrario la actitud de Laissez-fire o sea “dejar hacer” puede determinar la adquisición de una identidad negativa en la adolescencia, época en que se carece de identidad con respecto al tiempo, a si mismo, al otro sexo, al trabajo, a la autoridad, y a la polarización ideológica que debe asumir el joven adolescente si quiere acceder al mundo adulto satisfactoriamente. 

2.2.4. MODO DE CRIANZA LIMITADOR FRIO 
Schaeffer señala que en la actitud fría limitadora, los padres utilizan castigos físicos muy fuertes, rechazan la necesidad de dependencia de los niños y adolescentes e intervienen mínimamente con ellos. Las consecuencias de esta actitud sobre estos son, que no pueden ser canalizadas. Los padres encierran la vida de sus hijos en limites muy pocos soportables, toda manifestación de libertad es reprimida, mientras expresan, su tremendo sacrificio que es mal recompensado. De esta forma, el niño vive una dualidad. Por un lado, el sentimiento de culpa por su respuesta pobre y, por otro, una agresividad no canalizada que termina muchas veces en una autoagresión o agresión a los demás, bajo nivel de autovaloración, poca seguridad y mucho sentimiento de culpa. En estos casos, es muy frecuente la tendencia suicida, Fontana (1979) sostiene respecto al tema de la relación Progenitor-Filial, que el progenitor intenta mantener la doctrina de la autoridad paterna absoluta, tratando a sus hijos en la forma deseada, que abarca desde descargar en ellos su odio, hasta ignorarlos, lo cual, demuestra el rechazo hacia ellos.15 

2.3. DIMENSIONES DE LOS DIFERENTES TIPOS DE FAMILIA 

Kalhom y Bruse (1975), en cuanto a su actitud relacional de los padres hacia los hijos, sugieren tres dimensiones independientes que describen los diferentes tipos de familia, donde existen distorsiones en el tipo de relación que se establece, por una parte la primera dimensión es la de: 
 Aceptación rechazo; esta dimensión esta relacionada con el grado de afecto, el cual la falta de cariño determina rasgos de introversión, establecimiento de la fantasía y la negación de la realidad, si se presenta la súper afectividad el niño tendrá características extrovertidas y dependientes. 
 La segunda dimensión es la de Posesión – Desprendimiento; esta relacionado con el grado de protección ante situaciones traumáticas y de peligro. En este sentido, la sobreprotección determina una personalidad débil, mientras que la carencia de la protección determina una personalidad dura y automática. 
 Finalmente, la tercera de las dimensiones es la de Democracia – Autocracia; lo autocrático es lo dictatorial y no toma en cuenta las necesidades del menor. Esto provoca en el niño tener una hostilidad latente, son rígidos y reaccionan de maneja tajante y dicotomizada.

15 Ajuria Guerra, I, Manual de Psiquiatría Infantil, Editorial Masson, México; 1983

Otros autores, también se han referido a la educación democrática y autoritaria, ha expuesto tres tipos de Actitudes o Métodos educativos bien diferenciadas cuyo resultado, será individuos que difieran en la forma de abordar los conflictos que enfrenten en su adolescencia.16 

2.4. MODO DE CRIANZA AUTORITARIO 
Donde los padres son autoritarios, estos consiguen sus objetivos imponiendo sus criterios mediante presiones, tratando a sus hijos como seres sin discernimiento, frustrándolos a cada momento cuando los hijos intentan la resolución personal de sus propios problemas. La obediencia, la disciplina y el orden rigen las relaciones personales. El niño educado autoritariamente es muy dependiente, se le ha acostumbrado a ver todas las sus dificultades aparentemente resueltas, sus deseos han sido sopesados de acuerdo con el modelo paterno, sin tenerle en cuenta como persona capaz de pensar y de desear. Convertido en adolescente el niño tiene dos posibilidades, una de ellas es revelarse contra toda autoridad, pudiendo llegar a conductas antisociales, pues vivirá en mundo hostil y represor de todos sus deseos, entonces buscara satisfacción en grupos marginados que no le servirán para modificar su visión infantil y crecer afectivamente. La otra postura pude consistir en adaptarse a la falta de criterio propio, a las normas paternas. El miedo a la autoridad predomina, el muchacho no podrá conseguir una independencia, ya que pensar y decir por cuenta propia es vivido como algo malo, que no puede alcanzarse porque siempre ha estado vetado. Este autoritarismo funciona como defensa ante la propia fragilidad e inseguridad. 

16 Manual de psicología infantil; (1991); editorial océano

De acuerdo a este método autoritario, tomando en cuenta la teoría de Schaeffer, tendrá relación con las actitudes o modos de crianza Limitadora Calurosa, porque la disciplina rígida, la forma en que los padres toman decisiones por los hijos, es la que prevalece, haciendo del niño un individuo inseguro y falto de confianza en si mismo para tomar decisiones en su propia vida. 

2.5. MODO DE CRIANZA ANTI-AUTORITARIO 
Al contrario del primero, procura evitar todo tipo de presión. Deja al niño con eterna libertad para que sea el quien decida sus cosas con un temprano espíritu critico. No existen modelos paternos, ni normas, el niño deberá aprender de sus éxitos y de sus fracasos, tomando así su propio criterio. Este niño cuando se haga adolescente crecerá sin ningún modelo de identificación, carente de normas mínimas para enfrentarse al mundo que lo rodea, entonces esto muchas veces le podría provocar desilusiones y frustraciones al comprobar que las cosas no son tal como se las había imaginado, esto por que no ha sido ayudado en el plano afectivo a valorar y conocer los diferentes aspectos humanos. La carencia de modelos de identificación y valores en que ampararse podría convertirlo en un inadaptado, por esto tendrá que recurrir a comunidades pequeñas que le permitan llevar el ritmo de vida que le apetezca, desplazando su frustración social. De acuerdo a este método Schaeffer lo relaciona con la actitud Permisiva Fría, donde el niño, vive una ausencia de métodos de educación y afecto por parte de los padres.