lunes, 23 de mayo de 2016

LA PSICOLOGÍA DE LA DELINCUENCIA. Santiago Redondo Illescas . Universidad de Barcelona

A lo largo de las últimas décadas se ha ido conformado la denominada Psicología de la delincuencia, que aglutina conocimientos científicos en torno a los fenómenos delictivos. Entre sus principales ámbitos de interés se encuentran la explicación del comportamiento antisocial, en donde son relevantes las teorías del aprendizaje, los análisis de las características y rasgos individuales, las hipótesis tensión-agresión, los estudios sobre vinculación social y delito, y los análisis sobre carreras delictivas. Este último sector, también denominado ‘criminología del desarrollo’, investiga la relación que guardan con el inicio y mantenimiento de la actividad criminal diversos factores o predictores de riesgo (individuales y sociales, estáticos y dinámicos). Sus resultados han tenido gran relevancia para la creación de programas de prevención y tratamiento de la delincuencia. Los tratamientos psicológicos de los delincuentes se orientan a modificar aquellos factores de riesgo, denominados de ‘necesidad criminogénica’, que se consideran directamente relacionados con su actividad delictiva. En concreto se dirigen a dotar a los delincuentes (ya sean jóvenes, maltratadores, agresores sexuales, etc.) con nuevos repertorios de conducta prosocial, desarrollar su pensamiento, regular sus emociones iracundas, y prevenir las recaídas o reincidencias en el delito. Por último, en la actualidad la Psicología de la delincuencia pone un énfasis especial en la predicción y gestión del riesgo de comportamientos violentos y antisociales, campo al que se dedicará un artículo posterior de este mismo monográfico. Palabras clave: Delincuencia, Crimen, Tratamientos Psicológicos, Prevención y Predicción de la Violencia. 
(1) Santiago Redondo Illescas. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona. España. E-mail: sredondo@ub.edu

Throughout the last decades the Psychology of criminal conduct, that agglutinates scientific knowledge around the criminal phenomena, has emerged. Among their scientific main interests they are the following: the explanation of antisocial behavior (where the learning theories are outstanding), the analyses of the individual characteristics, the hypotheses strain-aggression, the studies on social links and crime, and the analyses of criminal careers. This last topic, also denominated ‘developmental criminology’, investigates the relationship that the beginning and maintenance of the criminal activity keep with diverse risk predictors (singular and social, static and dynamic). Their results have had great relevance for the design of crime prevention and treatment programs. The psychological treatments of offenders are guided to modify those factors of risk, well-known as ‘criminogenic needs’, that are considered directly related with their criminal activity. In short the treatment programs try to train the criminals (youth, partner violence offenders, sexual aggressors, etc.) in new repertoires of social behavior, try to develop their thought, to regulate their choleric emotions, and to prevent the relapses or recidivisms in crime. Lastly, the Psychology of the criminal conduct puts a special emphasis at the present time in the prediction and management of the risk of violent and antisocial behaviors, field to which will be devoted a later paper of this same monograph. Key words: Delinquency, Crime, Offenders Treatments, Violence, Prediction and Prevention. 

La delincuencia es uno de los problemas sociales en que suele reconocerse una mayor necesidad y posible utilidad de la psicología. Las conductas antisociales de los jóvenes, el maltrato de mujeres, las agresiones sexuales, el consumo de alcohol y otras drogas vinculadas a muchos delitos, la exclusión social y la frustración como base para la agresión, o el terrorismo, crean extrema desazón en las sociedades y urgen una comprensión más completa que se orienta hacia su prevención. Aunque todos estos fenómenos tienen un origen multifactorial, algunas de sus dimensiones psicológicas son claves al ser el sujeto humano el que realiza la conducta antisocial. En los comportamientos delictivos se implican interacciones, pensamientos y elecciones, emociones, recompensas, rasgos y perfiles de personalidad, aprendizajes y socializaciones, creencias y actitudes, atribuciones, expectativas, etc. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días se ha ido conformando una auténtica psicología de la delincuencia. En ella, a partir de los métodos y los conocimientos generales de la psicología, se desarrollan investigaciones y se generan conocimientos específicos al servicio de un mejor entendimiento de los fenómenos criminales. Sus aplicaciones están resultando relevantes y prometedoras tanto para la explicación y predicción del comportamiento delictivo (Bartol y Bartol, 2005; Blackburn, 1994; Hanson y Bussière, 1998; Quinsey, Harris, Rice y Cormier, 1998) como para el diseño y aplicación de programas preventivos y de tratamiento (Andrés-Pueyo y Redondo, 2004; Andrews y Bonta, 2006; Dowden y Andrews, 2001; Garrido, 2005; Redondo, 2007). Así, los conocimientos psicológicos sobre la delincuencia se han acumulado especialmente en torno a los siguientes cuatro grandes ámbitos: 
1) explicación del delito, 
2) estudios sobre carreras delictivas, 
3) prevención y tratamiento, y
4) predicción del riesgo de conducta antisocial. A continuación se hace breve referencia a cada uno de estos sectores temáticos. 

EXPLICACIÓN DE LA DELINCUENCIA

Las explicaciones psicológicas de la delincuencia que han recibido apoyo empírico de parte de la investigación se concretan esencialmente en cinco grandes proposiciones, que actualmente se considerarán complementarias. 

Son las siguientes: 
1. La delincuencia se aprende La teoría del aprendizaje social es considerada en la actualidad la explicación más completa de la conducta delictiva. El modelo más conocido en psicología es el de Bandura (1987), que realza el papel de la imitación y de las expectativas de la conducta, y diferencia entre los momentos de adquisición de un comportamiento y su posterior ejecución y mantenimiento. Sin embargo, el modelo dominante en la explicación de la delincuencia es la versión del aprendizaje social formulada por Akers (2006; Akers y Sellers, 2004), que considera que en el aprendizaje del comportamiento delictivo intervienen cuatro mecanismos interrelacionados: 
1) la asociación diferencial con personas que muestran hábitos y actitudes delictivos, 
2) la adquisición por el individuo de definiciones favorables al delito, 
3) el reforzamiento diferencial de sus comportamientos delictivos, y 
4) la imitación de modelos pro-delictivos. 

2. Existen rasgos y características individuales que predisponen al delito La investigación biopsicológica sobre diferencias individuales y delincuencia ha puesto de relieve la asociación de la conducta antisocial con factores como lesiones craneales, baja actividad del lóbulo frontal, baja activación del Sistema Nervioso Autónomo, respuesta psicogalvánica reducida, baja inteligencia, trastorno de atención con hiperactividad, alta impulsividad, propensión a la búsqueda de sensaciones y tendencia al riesgo, baja empatía, alta extraversión y locus de control externo. Una perspectiva psicológica todavía vigente sobre diferencias individuales y delito es la teoría de la personalidad de Eysenck (Eysenck y Gudjonsson, 1989), que incluye la interacción de elementos biológicos y ambientales. En síntesis, Eysenck considera que existen tres dimensiones temperamentales en interacción (Garrido, Stangeland y Redondo, 2006; Milan, 2001): 
1) el continuo extraversión, que sería resultado de una activación disminuida del sistema reticular y se manifestaría psicológicamente en los rasgos “búsqueda de sensaciones”, “impulsividad” e “irritabilidad”; 
2) la dimensión neuroticismo, sustentada en el cerebro emocional y que se muestra en una “baja afectividad negativa” ante estados de estrés, ansiedad, depresión u hostilidad, y 

3) la dimensión psicoticismo, que se considera el resultado de los procesos neuroquímicos de la dopamina y la serotonina, y se manifestaría en características personales como la mayor o menor “insensibilidad social”, “crueldad” hacia otros y “agresividad”. La combinación única en cada individuo de sus características personales en estas dimensiones y de sus propias experiencias ambientales, condicionaría los diversos grados de adaptación individual y, también, de posible conducta antisocial, por un marcado retraso en los procesos de socialización. Según Eysenck los seres humanos aprenderían la ‘conciencia emocional’ que inhibiría la puesta en práctica de conductas antisociales. Este proceso tendría lugar mediante condicionamiento clásico, a partir del apareamiento de estímulos aversivos, administrados por padres y cuidadores, y comportamientos socialmente inapropiados. Sin embargo, los individuos con elevada extraversión, bajo neuroticismo y alto psicoticismo tendrían mayores dificultades para una adquisición eficaz de la ‘conciencia moral’, en cuanto inhibidora del comportamiento antisocial (Milan, 2001). 3. Los delitos constituyen reacciones a vivencias individuales de estrés y tensión Múltiples investigaciones han puesto de relieve la conexión entre las vivencias de tensión y la propensión a cometer ciertos delitos, especialmente delitos violentos (Andrews y Bonta, 2006; Tittle, 2006). Muchos homicidios, asesinatos de pareja, lesiones, agresiones sexuales y robos con intimidación son perpetrados por individuos que experimentan fuertes sentimientos de ira, venganza, apetito sexual, ansia de dinero y propiedades, o desprecio hacia otras personas. Al respecto, una perspectiva clásica en psicología es la hipótesis que conecta la experiencia de frustración con la agresión. En esta misma línea, una formulación criminológica más moderna es la teoría general de la tensión, que señala la siguiente secuencia explicativa de la relación entre estrés y delito (Agnew, 2006; Garrido, Stangeland y Redondo, 2006).

a) Diversas fuentes de tensión pueden afectar al individuo, entre las que destacan la imposibilidad de lograr objetivos sociales positivos, ser privado de gratificaciones que posee o espera, y ser sometido a situaciones aversivas ineludibles. 
b) Como resultado de las anteriores tensiones, se generarían en el sujeto emociones negativas que como la ira energizan su conducta en dirección a corregir la situación. 
c) Una posible acción correctora contra una fuente de tensión experimentada es la conducta delictiva. d) La supresión de la fuente alivia la tensión y de ese modo el mecanismo conductual utilizado para resolver la tensión se consolida. 

4. La implicación en actividades delictivas es el resultado de la ruptura de los vínculos sociales La constatación de que cuanto menores son los lazos emocionales con personas socialmente integradas (como sucede en muchas situaciones de marginación) mayor es la implicación de un sujeto en actividades delictivas, ha llevado a teorizar sobre este particular en las denominadas teorías del control social. La más conocida en la teoría de los vínculos sociales de Hirschi (1969), quien postuló que existe una serie de contextos principales en los que los jóvenes se unen a la sociedad: la familia, la escuela, el grupo de amigos y las pautas de acción convencionales, tales como las actividades recreativas o deportivas. El enraizamiento a estos ámbitos se produce mediante cuatro mecanismos complementarios: el apego, o lazos emocionales de admiración e identificación con otras personas, el compromiso, o grado de asunción de los objetivos sociales, la participación o amplitud de la implicación del individuo en actividades sociales positivas (escolares, familiares, laborales...), y las creencias o conjunto de convicciones favorables a los valores establecidos, y contrarias al delito. En esta perspectiva la etiología de la conducta antisocial reside precisamente en la ruptura de los anteriores mecanismos de vinculación en uno o más de los contextos sociales aludidos.

lunes, 2 de mayo de 2016

Aproximacion al concepto Delincuencia.

Las explicaciones psicológicas de la delincuencia juvenil se centran en:

–   Las diferencias individuales.
–   En la personalidad, impulsividad, inteligencia y emoción.
–   Inhibidores internos contra el delito.
–   Factores ambientales (influencias familiares, del grupo de pares, del marco escolar y del comunitario).

LA PREDICCIÓN DE LA CONDUCTA DELICTIVA O ANTISOCIAL:
Consiste en formular hipótesis sobre el patrón de conducta futuro de una persona, basándose en la presencia o ausencia de algunos factores de riesgo.

FACTORES DE RIESGO.- son el conjunto de factores individuales, sociales y ambientales que facilitan el desarrollo de trastornos emocionales o conductuales.

PERFIL DE RIESGO DEL DELINCUENTE JUVENIL BASADO EN ESTOS CRITERIOS:

–  Familia con muchos problemas tanto de índole socioeconómica (pocos ingresos, poca cultura, aislamiento social) como en su dinámica funcional (dificultades comunicativas y de relación entre sus miembros, métodos de crianza inadecuados).
–  Problemas escolares (absentismo, bajo rendimiento conducta problemática).
–  Variables personales.- irresponsabilidad para demorar la gratificación, para apreciar los puntos de vista de los demás y pocas habilidades cognitivas para solucionar problemas interpersonales).
– El perfil del joven en riesgo de conducta antisocial es un adolescente con graves problemas de ajuste a su entorno.
–  El educador debe dirigir su trabajo hacia la PREVENCIÓN. Se trata de predecir aquellos niños que están en riesgo de ser delincuentes para realizar intervenciones preventivas.

DELINCUENCIA Y PERSONALIDAD:

Cuatro notas ligadas a la noción de PERSONALIDAD:

Unicidad.- única porque hace de la persona un sujeto irrepetible y diferente a los demás.
Estabilidad.- estable porque se desarrolla a través del ciclo vital.
Internalidad.- interna porque no es directamente observable.
Consistencia.- consistente porque si hay unos elementos internos en la personalidad, se supone que el repertorio de conductas de una persona será regular, pudiendo predecir sus actos. 
Esta consistencia está respaldada por la HERENCIA GENÉTICA. A través de esta herencia se ven ciertas tendencias a actuar. A este conjunto se le llama DISPOSICIÓN DEL SUJETO.

La herencia genética transmite algunas propiedades que favorecen la delincuencia.
Para que se desarrolle la conducta delictiva tienen que interaccionar condiciones ambientales junto a condiciones internas.

VARIABLES DE PERSONALIDAD EN LA CONDUCTA DELICTIVA.- los estudios se han centrado en la extraversión, neuroticismo, psicoticismo, búsqueda de sensaciones, ansiedad, desesperanza y locus de control.

BÚSQUEDA DE SENSACIONES.- el comportamiento criminal es una respuesta a la necesidad constante de ESTIMULACIÓN. Las personas con una fuerte necesidad de riesgo tendrán mayor predisposición hacia la conducta antisocial.
Las variables EXTRAVERSIÓN Y PSICOTICISMO basan su relación con la delincuencia en que ambas tienen un componente de estimulación.

TESIS EYSENCKIANA (relación entre delincuencia y personalidad): según Eysenck, el delincuente está definido por un alto nivel de:

                            Extraversión   E
                            Neuroticismo  N
                            Psicoticismo   P

Las tres características contienen mucha carga genética.

–    Los extravertidos son impulsivos, activos y amantes del riesgo.
–    El neuroticismo se asocia a la inquietud y desajuste emocional.
–   El psicoticismo se asocia con la búsqueda de sensaciones, ausencia de empatía y de lazos afectivos.
–        Sólo la variable PSICOTICISMO muestra un elevado poder predictivo de la delincuencia. N y E no tienen una relación clara con la delincuencia.

La tendencia actual en el estudio de la delincuencia se dirige a posturas que relacionan las variables ambientales con las psicológicas como elementos imprescindibles para tratar la delincuencia.

DELINCUENCIA, COGNICIÓN Y EMOCIÓN: las variables cognitivas son muy importantes en la investigación de la delincuencia.

DESTREZAS COGNITIVAS BÁSICAS:
–   Razonamiento moral.
–   Resolución de problemas.
–   Empatía.
–   Impulsividad.
–   Pensamiento crítico.
–   Razonamiento abstracto.
–   Conducta de elección.

Muchos delincuentes muestran un retraso en la adquisición de destrezas cognitivas.

La manera como los delincuentes piensan, perciben y valoran su mundo, razonan y solucionan problemas juega un importante papel en su conducta antisocial, y en su deficitario ajuste emocional. Pero estos déficits no son los causantes directos de la conducta antisocial. Los déficits hacen que el sujeto esté en desventaja en su relación con los demás y que sea más susceptible a la delincuencia.