lunes, 30 de septiembre de 2019

Factores sociofamiliares que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes, el caso de la escuela Secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez; Laura Saray Juárez Arcial; María de Lourdes Cepeda Hernámendáriz; María Cristina Rodriguez Covarrubias, Aileen Alejandra Lazarini Trimmer. Extracto.

Resumen
En el presente trabajo de investigación se muestra un panorama acerca de cómo influyen los factores socio-familiares en la conducta antisocial de los jóvenes de una escuela secundaria en la ciudad de Saltillo, Coahuila, México. La presente investigación es de corte cuantitativo, la que se realizó en Secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez de la ciudad de Saltillo, Coahuila; se entrevistó a 60 de jóvenes de secundaria, cuya edad fluctúo entre 14 y 15 años; el alcance de la investigación fue descriptivo de tipo no experimental y transversal. De los resultados que se muestran en este trabajo, es posible conocer la gran influencia de la sociedad y de la familia en la conducta antisocial de los jóvenes. Uno de los hallazgos de esta investigación confirma que las relaciones familiares pueden ser un primer factor que incida en que los jóvenes puedan ejercitar o llevar a cabo conductas antisociales, por medio de repetición de patrones, por abandono o por diversas situaciones que se presentan en la rutina familiar en la actualidad, las cuales pueden ser: el abandono de cuidados o atención en cuanto a la educación del menor, por motivos de trabajo, ausencia de los padres, desintegración de las familias, etc. En la mayoría de los casos, los jóvenes aprenden a relacionarse siguiendo el ejemplo de la familia primaria, es por eso que se pretende distinguir cual es el factor clave que detona en el joven la conducta antisocial, ya que esta no se da si no por medio del aprendizaje, y las bases del aprendizaje para un joven son forjadas por la familia. Palabras clave: Conducta antisocial, Jóvenes, Familia y Factores socio – familiares.

Introducción 

El presente trabajo se sustenta en la investigación que se titula “Factores socio-familiares que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes: el caso de la escuela Secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez de la ciudad de Saltillo, Coahuila”, la que se realizó en el contexto escolar de la secundaria que se menciona, pues fue en ese espacio en donde los jóvenes encuestados establecieron vínculos con la familia, sus profesores y amigos o compañeros. 

El tema del presente trabajo se eligió, en principio, porque el grupo de investigación debe abordar temas acordes a las líneas de generación y aplicación del conocimiento, después se tomó en cuenta la relevancia que desde hace varios años ha adquirido el tema en nuestro país, pues algunos jóvenes llegan a tal grado de rebeldía que se refleja en su comportamiento, produciendo conductas inapropiadas a su edad, conductas que repercuten en el ámbito familiar, escolar e indiscutiblemente en el social. En la investigación que se realizó, se trazó como objetivo general, precisar los factores socio- familiares que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes de la escuela secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez, de la ciudad de Saltillo, Coahuila, con la finalidad de conocer y contribuir a la realización de futuras investigaciones las cuales permitieran a través de los resultados arrojados, tener herramientas para la intervención del profesional del Trabajo Social, a fin de que puedan plantearse alternativas adecuadas a la solución de dicha problemática. 

El trabajo que se describe se realizó bajo el enfoque metodológico cuantitativo, pues se midió y cuantificó los factores socio-familiares que incidieron en la conducta antisocial de los jóvenes, en base a la recolección de datos y el uso de la estadística para dar la respuesta a tal fenómeno. El diseño fue no experimental transversal ya que no se manipularon deliberadamente variables, y los sujetos fueron observados en su realidad y se abordaron situaciones y efectos que se presentaron, además de que la recolección de datos se hizo en un momento dado en un tiempo único. En el presente documento se darán a conocer los resultados que arrojó la investigación, las conclusiones a las que llegó el grupo de trabajo y finalmente las alternativas de acción.

Fundamentos teóricos importantes. 

En el trabajo de investigación los fundamentos teóricos que se analizaron fueron extensos, por lo que, en esta ponencia, se consideró necesario resaltar los que se consideraron torales en la misma. 

La Familia 

La familia es un sistema fundamental en el desarrollo del ser humano (Anguiano, 2012). La familia es el grupo social en el que recae todo tipo de responsabilidades para que una sociedad se defina y se desarrolle, Entre ellas se haya las que se refieren directamente, en lo individual a cada uno de los sujetos unidos por vínculos de sangre producto de la convivencia intersexual, y de la filiación por vínculos jurídicos, como ocurre con la unidad familiar en su totalidad (Baqueiro, 2005).
La familia es una institución responsable de la socialización primaria de los niños y jóvenes; socialización que se desarrolla a partir de una estructura sistémica determinada por los miembros que la componen y las reglas o pautas de interacción que implícitamente establecen y experimentan (Anguiano, 2012). En el mundo contemporáneo, la familia ha sufrido cambios tanto en su estructura como en su funcionalidad. La estructura más sólida y solidaria del pasado ha dado paso a una más débil y liberal, con gran número de parejas que se divorcian, niños que no conocen a sus padres, con complejos problemas de relación entre sus miembros, siendo la consecuencia más profunda el creciente número de niños y jóvenes de la calle, los llamados hijos del divorcio y de niños y jóvenes que viven solos o acompañados por uno solo de sus padres; ante tales decisiones, los padres consciente e inconscientemente, toman decisiones que implican las exclusión de los padres (Anguiano, 2012).

 Funciones de la Familia 

Una vez establecidos los patrones de interacción, es importante analizar las diversas funciones que se deben cumplir dentro de la familia, las cuáles para el sano desarrollo del individuo es importante que se cumplan. Escalante y López (2002), mencionan que existen siete funciones básicas y primordiales que debe cumplir la familia: 
1).- Brindar identidad al menor. Al nacer, el individuo incorpora para sí no sólo las características biológicas de sus padres, sino también sus características psicosociales; lo mismo recibe actitudes y hábitos, valores personales, estilos de vida, costumbres, cultura y estatus socioeconómico, sentido de pertenencia, nombre, apellido, elementos todos que lo particularizan y constituyen su identidad. 
2).- Proporcionar protección. Los niños dependen absolutamente para su supervivencia de las personas que los cuidan; y sólo a través del tiempo y en forma paulatina va adquiriendo autonomía e independencia.
3).- Desarrollar y establecer la seguridad básica. A través de la adecuada satisfacción de sus necesidades primarias y de una relación afectiva, en especial del contacto físico, la calidez y la atención, el niño logra desarrollar y establecer la seguridad básica, que no es otra cosa que la convicción de sentirse querido e importante, especialmente por los padres. 
4).- Brindar las primeras y más importantes experiencias sociales. La familia es la célula social por excelencia; en ella el individuo aprende a compartir su espacio con los demás, desarrollando esquemas de interrelación que son transmitidos en el trato cotidiano que recibe de las personas que conviven con él, particularmente de sus padres. 
5).- Dictar y determinar la introyección de normas sociales de convivencia. Esto es porque el individuo incorpora modelos de conducta en relación con los demás y establece para sí controles personales acerca de lo que debe ser su actuación social, diferenciando lo que es permitido de lo que no lo es. 
6).- El aprendizaje de la expresión amorosa. A medida que crece y a través del contacto físico, el niño aprende a expresar sus emociones y sentimientos, los cuales permitirán construir el futuro y mantener relaciones afectivas significativas. 
7).- Constituir un filtro con el resto de la sociedad. La pequeña sociedad familiar permite al niño experimentar con su propio comportamiento en la relación con los otros; las transgresiones, deficiencias y errores de conducta son probados por él y son a su vez moldeados y combatidos dentro del hogar, definiendo en buen grado los márgenes de permisividad y/o restrictividad que tendrán en el futuro.

Tipos de Familia 

Quiroz (2006), realiza la tipología familiar de la siguiente manera: 
a).- Familia discordante: se refiere a aquellos grupos familiares que manifiestan una gran incompatibilidad afectiva y de percepción de la vida, expresando marcada desarmonía en la pareja, que con frecuencia culmina con su separación. Sus problemas se centran en los ámbitos afectivo, emocional, sexual y de apreciación de la existencia común. A pesar de poseer características positivas en otros renglones, entorpecen gravemente las relaciones interfamiliares, especialmente al no resolver con claridad su problemática. 
b).- Familia insegura: tiene como característica principal ser un grupo emocionalmente inmaduro, con normas de convivencia convencionales, con mucha preocupación por la descalificación social, con sentimientos de inferioridad y con excesivo interés por la aceptación de los demás. Tales características hacen a sus miembros víctimas fáciles del rechazo y la reprobación de los demás, al convertirse en un grupo susceptible a ello, lo cual afecta considerablemente a sus miembros en aspectos fundamentales, como la seguridad personal, la autoestima y la autenticidad. 
c).- Familia tiránica: su constitución es claramente paranoide; se trata de un tipo de grupo familiar excesivamente preocupado por el control de sus miembros; ese control es ejercido por la persona dominante (generalmente el padre y, con menor frecuencia, la madre). Sus características principales son la rigidez disciplinaria, la ambición ciega, el egoísmo que ignora las necesidades individuales, el alto nivel de agresividad, el control exagerado y la consecuente codependencia, que tiende a anular la personalidad de los hijos. 
d).- Familia traumatizante: expresa graves problemas en sus relaciones interpersonales, alto grado de violencia física o verbal. Escasa conciencia de lo patológico de sus relaciones y extraordinaria inmadurez. Es frecuente encontrar en este tipo de familia a padres que fueron a su vez hijos maltratados. Probablemente sea el tipo que genera más individuos violentos, como resultado final, siendo necesaria la atención de estos problemas en centros contra la violencia intrafamiliar; el acoso moral es una de sus principales características. 
e).- Familia explotadora: se maneja con base en la extorsión y el chantaje emocional de los padres hacia los hijos; sus relaciones afectivas son superficiales y poco significativas; sus miembros son inseguros, poco auténticos, muy dependientes, culposos y temerosos.
Fundamentan su satisfacción en la obtención de bienes materiales obtenidos a través de la manipulación. 

Juventud. 

Los jóvenes son, según la definición de las Naciones Unidas, las personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años de edad. La UNESCO, entiende que los jóvenes constituyen un grupo heterogéneo en constante evolución y que la experiencia de “ser joven”, varía mucho según las regiones del planeta e incluso dentro de un mismo país. Bourdieu (1990) en su artículo titulado, La juventud no es más que una palabra, señala que las relaciones entre la edad social y la biológica son muy complejas y, por tanto, suelen estar sujetas a manipulación, sobre todo en el sentido de concebir a los jóvenes como una unidad social con intereses comunes, por el único hecho de compartir un rango de edad. 

La juventud se construye como un período de descubrimiento y crecimiento subjetivo, de la propia personalidad y del mundo circundante. Un descubrimiento de las propias capacidades y de las herramientas que el contexto le provee para poder crear y recrear su vida junto con el entorno que lo rodea. La juventud se construye así mismo, como un estado previsional de pasaje entre una etapa de la vida y otro ya que es una categoría de edad a la que los sujetos no pertenecen, sino que la atraviesan. 

Esta etapa del ciclo vital está claramente marcada por el acontecer Biosociológico de los cuerpos, pero también por las marcas sociales (mitos y ritos) que abren el camino a la vida adulta o ponen fin a la niñez. Los ritos sociales o ritos de paso marcan las condiciones graduales de pasaje de una etapa de la vida a otra y en este caso, a la vida adulta. El matrimonio y la conformación de un hogar son uno de los principales ritos que determinan la finalización de la fase juvenil (Chapp, 1990).

Las representaciones sociales (mitos) acerca de la juventud se construyen y reconstruyen continuamente, por eso, el de juventud es un concepto que nunca logra una definición estable y acabada. Son estas representaciones de la vida social y cultural moderna las que permiten asociar la juventud a la idea de goce, de ocio y, fundamentalmente, a la idea de futuro. De allí emerge la frase popular que sentencia: “los jóvenes son el futuro de toda sociedad”. 

El desarrollo de los intereses, la vocación y los proyectos de vida están directamente asociados al concepto moderno de juventud ya que estos trazan los caminos a través de los cuales los sujetos escriben su propia historia. Juventud nos remite a la idea de un tiempo que deviene en proyectos (estrategias de vida) y, con ellos, los anhelos y deseos de “querer más” (expectativas de vida). Esta imagen social de la juventud como futuro de nuestra sociedad se fue instalando ambiguamente en el imaginario social en los comienzos de la era moderna. En efecto, la juventud podía ser entendida como la esperanza futura del progreso y desarrollo nacional o como Fuente de todo desorden y perversión (Chapp, 1990).

Definiciones del término conducta antisocial. 

La conducta antisocial es una problemática que surge por la combinación de diversos factores entre los que destacan la conducta turbulenta en la escuela, el consumo de drogas, el alcoholismo, la relación antisocial con sus pares, las alteraciones emocionales, el maltrato, los problemas familiares, entre otras situaciones que hacen a los individuos más vulnerables. 

La presente investigación retoma de esos factores el ambiente familiar y el maltrato para analizar su relación con las conductas antisociales, conocer cómo se comportan los individuos que viven con estos dos aspectos y observar si los mismos pueden ayudar a predecir la presencia de conducta antisocial en los jóvenes (Quiroz, 2007). La personalidad antisocial se desarrolla en ambientes en los que se dan el abuso infantil, los problemas económicos, la humillación, el castigo físico sistemático o las rupturas familiares. Vivir tales emociones en la infancia provoca una carencia importante de sentimientos, y esto propicia una tendencia a cometer actos delictivos en el futuro. 

Se debe terminar con el círculo vicioso en el que los padres que fueron maltratados maltratan a sus hijos; se tiene que evitar que los padres que vivieron experiencias desagradables como hostilidad, rechazo, falta de comunicación, inestabilidad, etc., repitan patrones de conducta con sus hijos (Quiroz, 2007).

Factores de riesgo de las conductas antisociales. 

Para Berkowitz (1996), un factor de riesgo es una condición que aumenta la probabilidad de la ocurrencia de acciones agresivas, aunque no de forma invariable. Loeber (1990), por otra parte, conceptualiza estos factores como eventos que ocurren con anterioridad al inicio del problema y que predicen el resultado posterior, incrementando la probabilidad de su ocurrencia por encima de los índices básicos de la población. Esta perspectiva es la que, a juicio de Berkowitz (1996), debería adoptarse al considerar todas las condiciones que pueden promover la conducta antisocial y delictiva en jóvenes y jóvenes. 

Cuando se introduce el concepto de factor de riesgo suelen realizarse una serie de aclaraciones. En primer lugar, se dice que el concepto de factor de riesgo es “probabilístico”, no determinista. El que un individuo presente factores de riesgo no implica que necesariamente vaya a desarrollar conductas problemáticas; significa únicamente que, si lo comparamos con un individuo sin esos factores, tendrá una mayor probabilidad de llegar a implicarse en esas conductas. En relación con esta idea, es necesario matizar que los factores de riesgo no llegan a tener el estatus de “causas”, es decir, son elementos predictores, pero no implican una causa directa y lineal (Luengo, Sobral, Romero y Gómez, 2002).

Clasificación de los factores de riesgo de las conductas antisociales. 

Los factores de riesgo no son entidades que actúen aisladamente determinando unívocamente unas conductas, sino que, al interrelacionarse, predicen tendencias generales de actuación. Esto conduce a que la exposición de los principales factores de riesgo para el ejercicio de conductas antisociales se realice atendiendo a dos grandes grupos: 1) factores ambientales y/o contextuales y, 2) factores individuales. Asimismo, los factores individuales se subdividen, a su vez, en: a) mediadores biológicos y factores bioquímicos, b) factores biológico-evolutivos, c) factores psicológicos y, d) factores de socialización (familiares, grupo de iguales y escolares) (Luengo et al., 2002). Se puede afirmar que la presencia o ausencia de factores de riesgo, no es una garantía de la presencia o ausencia de conductas antisociales respectivamente; pero se señala que a mayor número de factores de riesgo habrá mayor probabilidad de que aumente la probabilidad de aparición de conductas antisociales.