Hasta ahora, las tasas de muerte prematura en el mundo se habían centrado en la niñez, debido principalmente a las enfermedades infecciosas como diarrea. Sin embargo, un nuevo estudio internacional revela que hoy, por primera vez en 50 años, están falleciendo más adolescentes y jóvenes tanto en países ricos como pobres. El estudio, publicado en la revista británica The Lancet, analizó datos de las últimas cinco décadas en 50 países de altos, medianos y bajos ingresos. Encontró que, aunque en general las tasas de mortalidad se han reducido, las cifras de muertes prematuras ahora son más altas en individuos de entre 15 y 24 años. Las causas, afirma el equipo de científicos del Reino Unido, Australia, Suiza y Estados Unidos, son principalmente la violencia, el suicidio y los accidentes de tráfico.
Menos enfermedades
Según el estudio, ésta es la primera vez en 50 años que se observa una reversión en los patrones históricos de mortalidad.
"Las tasas de muerte en los jóvenes de 15 años ahora son más altas que en los menores de 10 años en países de altos, medianos y bajos ingresos", dicen los autores.
"En particular, los índices de mortalidad de varones de 15 años son ahora dos o tres veces más altas que las de niños varones menores de 10 años".
"La mayoría de los fallecimientos ahora son causados por lesiones".
Los investigadores utilizaron las bases de datos de la Organización Mundial de la Salud para analizar las tasas de mortalidad en 50 países entre 1995 y 2004.
Se investigaron las causas de muerte (enfermedades infecciosas y no infecciosas y lesiones por accidentes de tráfico, violencia o suicidio), el grupo de edad y el género.
Los resultados muestran que los índices de mortalidad de niños y jóvenes en general se han reducido drásticamente en los pasados 50 años.
La muerte de niños de entre uno y nueve años ha caído en casi 90%, principalmente -dicen los autores- debido a la disminución de la mortalidad causada por las enfermedades infecciosas como diarrea y neumonía.
Pero mientras esos fallecimientos han disminuido, las tasas de mortalidad no se han reducido entre adolescentes y jóvenes.
Las muertes violentas están en aumento tanto en jóvenes hombres como mujeres, y las tasas de suicidios también se han incrementado entre estos grupos.
"Los resultados muestran que la violencia y el suicidio se han convertido en causas clave de muerte en los jóvenes, y son responsables de entre 25% y 35% de los fallecimientos en este grupo de edad en todas las regiones estudiadas", dicen los autores.
Estos niños y jóvenes, agregan, tienen ahora dos o tres más probabilidades de morir prematuramente que los niños de entre uno y cuatro años.
Tal como explica el doctor Russell Viner, de la Universidad de Londres, quien dirigió el estudio, "la vida moderna es mucho más nociva para los adolescentes y los jóvenes".
"Hemos visto aumentos en los accidentes de tráfico, incrementos en la violencia y en las tasas de suicidio, con índices que no habíamos visto antes con niños pequeños".
"Los años de la adolescencia solían ser la época más sana de nuestra vida. Pero ya no es así", agrega.
El doctor Viner subraya que el panorama del estudio no está completo, ya que no se tomó en cuenta, debido a la falta de información disponible, la situación en los países más pobres del África subsahariana.
También se debe considerar que hay variaciones regionales. Por ejemplo, se observó un aumento en las tasas de suicidio en los países poscomunistas durante los últimos años de la década de 1990.
Y los índices de suicidio también comenzaron a disminuir en las naciones de altos ingresos en años recientes.
Pero tal como señala el científico, las tasas que se han visto en estos países ahora están comenzando a verse en las naciones en desarrollo.
Esto se debe principalmente a que la movilización hacia las ciudades conlleva tanto riesgos como beneficios para los jóvenes urbanos.
"Al parecer, el desarrollo económico, la movilización a las ciudades, la creciente urbanización y la dislocación social son realmente muy nocivos para nuestros jóvenes en términos de mortalidad", señala el investigador.
Por su parte, el doctor Michael Resnick, de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, y coautor del estudio, le explica a la BBC: "Lo que está claro es que las mayores amenazas para la salud de los jóvenes, además de vivir en extrema pobreza y en las 'zonas calientes' de las enfermedades infecciosas y la guerra, surgen de las conductas en las que los jóvenes se comprometen y de los contextos en que se encuentran".
Según el investigador, los gobiernos deben centrar sus esfuerzos "en los vecindarios violentos, el empobrecimiento extremo, la falta de acceso a los recursos y servicios fundamentales y la falta de esperanza que surge cuando se vive con una total carencia de perspectivas y oportunidades".
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