The juvenile delinquency has grown worldwide in alarming form in the last time, a multicausality is recognized in the origin of this phenomenon, but it becomes necessary to identify the importance of each one of this causes, and its specific impact in the time. Objective: To identify individual, educational and family factors associated with criminal conduct in a sample of adolescent offenders. Method: Observational study, crossectional, of case-control. From a universe of adolescents between 12 years old and 17 years with 11 months and 30 days, offenders, imprisoned in penal or protection institutions, a convenience sample of 100 adolescents was chosen, which was equalled in gender, age range, and socioeconomic level with a control group of the same size. To both groups a battery of instruments, DISC IV, WISC-R or WAIS, and the Family History Screen, was applied. Results: During the 12 months prior to the study 64% of the offenders and 18% of the controls presented a psychiatric diagnosis. Among the offenders the most prevalent disorder were conduct disorder (46.99%), abuse of alcohol (26%) and dependence of other substances (18%); among the control group the most prevalent were attentional deficit disorder (5%) and conduct disorder (5%). There are statically significant differences between both groups when measuring the intellectual level of functiong, 31%) of the offenders were in the rank of borderline and 34%> of controls were classified as low average. Conclusions: Lower intellectual capacity, school failures, number of sexual partners and conduct disorder were the variables that better predicted inclusion in the group of juvenile offenders.
Key
words: Adolescents, criminal conduct, psychiatric prevalence, associated
factors.
Resumen
La
delincuencia juvenil ha crecido en forma alarmante. Se reconoce en el origen
del fenómeno una multicausalidad, pero se hace necesario identificar y ponderar
eventuales causas y medir su impacto específico. Objetivo: Identificar
prevalencias de patología psiquiátrica y variables individuales, educacionales
y familiares asociadas con conductas delictivas en una muestra de adolescentes
infractores de ley. Método: Estudio observacional, transversal, de
caso-control. De un universo de adolescentes entre 12 y 17 años, infractores,
recluidos en instituciones penales o de protección, se eligió una muestra por
conveniencia de 100 sujetos y una muestra control pareada por edad y nivel
socioeconómico. A ambos grupos se aplicó una batería de instrumentos, incluyendo
DISC-IV, WISC-R ó WAIS, Cuestionario de Estilos de Vida y FHS. Resultados: Un
64% de los adolescentes infractores de ley y 18% de sus pares, presentaban
algún diagnóstico psiquiátrico durante los doce meses previos a la entrevista.
Los cuadros más prevalentes en los adolescentes infractores son trastorno
disocial (46,9%), abuso de alcohol (26%) y dependencia a otras sustancias
(18%). En los adolescentes no infractores son más prevalentes el déficit
atencional con hieractividad (5%) y el trastorno disocial (5%). Hay diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos en la medición de
coeficiente intelectual, un 31%) de infractores está en el rango de
inteligencia limítrofe y un
34% en normal lento. Conclusiones: Menor capacidad intelectual, antecedentes de
repitencia, mayor número de parejas sexuales y presencia de un trastorno
disocial son las variables que mejor predicen la pertenencia al grupo de
adolescentes infractores de ley.
Palabras
clave: Adolescentes, conducta criminal, patología psiquiátrica, factores
asociados.
Introducción
La
violencia juvenil resulta desde hace varios años inquietante en nuestra región,
por el incremento sostenido que ha sufrido en el último tiempo. Esto no ha
ocurrido sólo en América Latina -región especialmente marcada por la violencia-
sino que se observa también a nivel mundial. En el año 2000, de acuerdo a datos
entregados por la OMS(1), se produjeron a nivel mundial unos 199.000 homicidios
de jóvenes (9,2 por 100.000 habitantes).
Desde
hace varios años se viene discutiendo sobre las causas de los comportamientos
antisociales de los jóvenes, considerándose finalmente la multicausalidad del
fenómeno, por lo cual se hace necesario identificar la ponderación de cada una
y su impacto específico en el tiempo. En caso contrario se llega a concluir que
sólo los cambios estructurales en materia social, que constituyen el núcleo de
muchos problemas, son los únicos relevantes para la prevención.
Sobre
la edad de inicio de las conductas disocíales, Frechette et Leblanc(2) identificaron
varios períodos en los cuales pueden comenzar en los menores de edad, pero sin
duda la preado-lescencia parece ser una edad privilegiada para el ingreso a la
delincuencia gracias al contexto de crecimiento disarmónico a menudo presente,
en el cual se mezclan aspectos de la infancia y manifestaciones de
contestación, de oposición más típicas de la adolescencia.
Corsi
y Peyrú(3), plantean que hay distintas formas de violencias sociales que crecen y
se multiplican a un ritmo acelerado. Estas conductas resultan disruptivas y
amenazan el proceso de integración en el que los adolescentes incorporan nuevas
capacidades y aptitudes. En medio de este revolucionario período de cambio
personal los adolescentes intentan formar su propio espacio y son vulnerables a
las conductas de violencias que los rodean. En este período también se
transforma la relación con el poder adulto, reelaborán-dose conceptos e
imágenes de sí mismo y del mundo, para llegar a formar su propia identidad.
Los
estudios internacionales indican la existencia de factores de riesgo(4) asociados
al desarrollo del comportamiento delictivo en jóvenes y que en algunos casos
resultan útiles para construir perfiles de riesgo que orienten la focalización
de políticas preventivas.