La evaluación de variables de tipo familiar continúa siendo hoy un área objeto de estudio dentro de la
prevención de la conducta problema en los adolescentes. En este trabajo se presenta un cuestionario
dirigido a evaluar las dimensiones de conflicto, comunicación y estilo educativo parental. Los datos
muestran la relación de las variables evaluadas con las conductas problemáticas entre los adolescentes.
Además, los análisis factoriales confirmatorios realizados demuestran que el instrumento de evaluación
que se presenta contiene una estructura óptima para la evaluación de estas variables. Tal estructura
contempla la importancia de recurrir a distintos informantes como fuente de recopilación de
datos. En consecuencia, el instrumento propuesto nos parece de gran utilidad a aquellos investigadores
que en sus estudios decidan utilizar un único método evaluativo y varias fuentes de información
como estrategia de evaluación de las relaciones familiares dentro de la prevención de la conducta desviada
durante la adolescencia.
An assessment proposal of family variables for prevention of problem behavior in adolescence. Assessment
of family variables is still an object of great attention in prevention of adolescent problem behavior.
This paper presents a questionnaire which proves to be valid as a measure of conflict, communication
and parental style. Results show that this family dimensions are related with problem behaviors
in adolescents. Moreover, results from confirmatory factor analysis reveal that this instrument exhibit
an optimal structure to assess this variables. This structure point out the importance of having different
informants as sources of data. Therefore, we believe that the instrument proposed will be useful
to those researchers who want to use one only method and several data sources as a way to assess family
relations in problem behavior prevention.
En la última década se ha generado una gran cantidad de trabajos
que vinculan la conducta desviada del adolescente con las características
relacionales del núcleo familiar del que procede (véase
Tolan, Guerra y Kendall, 1995; Muñoz-Rivas y Graña, 2001). En
tales trabajos, los aspectos que mayor atención han recibido por
parte de los investigadores han sido los constructos «conflicto» y
«comunicación» dentro de la familia y «estilo educativo parental».
Con respecto a la influencia del primero de ellos, «conflicto familiar»,
en la literatura más actual encontramos investigaciones
sobre la relación entre las conductas problemáticas en el adolescente
y la pertenencia a familias en las que predomina un ambiente
familiar «tenso» y «conflictivo» (McCuller, Sussman, Dent y
Teran, 2001; Bray, Adams, Getz y Baer, 2001). En ellas se corrobora
que los/as adolescentes que pertenecen a hogares en los que
las relaciones entre ambos padres y entre éstos y el hijo o la hija
son conflictivas y la vinculación afectiva es escasa o inexistente
están en riesgo de involucrarse tanto en conductas delictivas como
en el consumo de drogas. Por otra parte, se ha demostrado también
que las relaciones afectivas dentro del hogar tienen efectos indirectos
sobre la conducta problema, así, la existencia de un clima
familiar inadecuado influye en la afiliación de los adolescentes a
grupos de amigos desviados (Fergusson y Horwood, 1999), en la
baja autoestima familiar, la ausencia de valores sociales y el escaso
rendimiento y apego escolar (Hops, Davis y Lewin, 1999).
En relación a la influencia del segundo de los constructos aludidos,
«comunicación familiar», se ha comprobado que una comunicación
pobre es propia de las relaciones familiares de los adolescentes
en los que está presente la conducta problema (véase Baer
y Bray, 1999). En este caso, los datos evidencian que los adolescentes
que consumen drogas o se involucran en otras conductas
antisociales perciben a sus familias como distantes y poco unidas,
a sus padres como menos involucrados en sus actividades y a la relación
que mantienen con ellos caracterizada por un patrón de comunicación
deficiente. Igualmente, esta variable tiene efectos indirectos
sobre este fenómeno, ya que potencia la asociación de los
adolescentes con iguales desviados, el uso temprano de sustancias,
el bajo desempeño académico y la escasa involucración en actividades
prosociales, los cuales se acaban convirtiendo, asimismo, en
elementos de riesgo para el desarrollo de la conducta desviada.
Atendiendo al tercer constructo familiar mencionado, «estilo educativo parental», es necesario hacer alusión al trabajo realizado por la investigadora D. Baumrind, cuya conceptualización del estilo educativo parental sigue vigente actualmente (Baumrind y Black, 1967). El soporte empírico y conceptual sobre los que está basada ha permitido consolidar su clasificación de los estilos educativos como «estilo autoritario», «estilo con autoridad» y «estilo permisivo». El estilo educativo «con autoridad» tiene un carácter protector ante los problemas de conducta en los hijos (Baumrind, 1991). Por el contrario, la falta de control o «permisividad» de padres y madres característica del estilo «permisivo» actúa como factor de riesgo, ya que favorece el incremento de los niveles de consumo de drogas y otras conductas problemáticas en los adolescentes. Más recientemente se ha examinado, igualmente, la importancia de las prácticas parentales permisivas como predictor de la conducta problema en la adolescencia (Dishion, Andrews y Crosby, 1995; Cohen y Rice, 1997).
Este tipo de variables tienen gran importancia durante la infancia
y los primeros estadios de la adolescencia. Por ello, son de especial
relevancia para las intervenciones preventivas de carácter
universal. Las intervenciones preventivas universales están dirigidas
a la población general o a grupos concretos no seleccionados en
base al riesgo de padecer un determinado problema (ej.: estudiantes
de una escuela, familias o jóvenes de una ciudad). En este sentido,
la finalidad de la intervención preventiva universal es actuar
sobre una variedad de variables que se consideran predictoras del
uso de sustancias y la conducta antisocial en un contexto social en
el que no están presentes tales fenómenos, aunque sí puedan existir
otras problemáticas relacionadas con ellas. La evaluación de variables
familiares dentro de la prevención universal se relaciona directamente
con la preferencia de los investigadores por la medida
de los factores sobre los que se actúa directamente en la intervención
preventiva (los factores predictores), los cuales, por otra parte,
son los que se espera que cambien en primer lugar como consecuencia
de la actuación. En este sentido, la pretensión de esta investigación
es la de proporcionar una propuesta de evaluación de
las variables familiares para la prevención de conductas problemá-
ticas entre los adolescentes que sea válida para la medida de dimensiones
de relación familiar susceptibles de ser contempladas en
las intervenciones preventivas dirigidas a la población general.
En concreto, los objetivos de estudio serían: 1) Elaborar un
cuestionario para el análisis de las dimensiones de conflicto, comunicación
y estilo educativo parental; y 2) Analizar la estructura
de los ítems seleccionados para la evaluación de las dimensiones
de funcionamiento familiar relevantes en la investigación.
Método
Muestra
Las familias evaluadas, un total de 1.818 dentro de la población
general, pertenecen a siete provincias españolas (Cáceres, Valencia,
Alicante, Málaga, Madrid, Zaragoza y Santander).
En esas localidades se obtuvo una muestra de 1.818 adolescentes
de 1º y 2º de E.S.O., pertenecientes a 14 centros escolares pú-
blicos, en los que la Dirección y la Asociación de Padres de Alumnos
mostraron su interés en participar en el programa «Construyendo
Salud. Promoción de habilidades parentales». El 45,8%
eran alumnos de 1º y el 54,2% restante de 2º. La media de edad de
esta muestra fue de 12,9 años, siendo el 53% varones y el 47%
mujeres. El número de padres que participaron en la evaluación
fue de 1.446: 826 madres y 620 padres. La edad de las madres osciló
entre 28 y 56 años (M= 40,2; DT= 5,2) y la de los padres entre
29 y 59 años (M= 43,2; DT= 5,4).
Procedimiento de evaluación
La evaluación contenida en este estudio se llevó a cabo entre los meses de enero y febrero de 2001 y fue realizada por personal colaborador que había sido formado para la aplicación del programa «Construyendo Salud. Promoción de habilidades parentales». Estas personas eran miembros de la APA de los centros y además de llevar a cabo la evaluación también fueron las responsables de aplicar el programa mencionado dirigido a la población general de padres y madres.
La prueba para adolescentes fue aplicada en los centros escolares
de forma colectiva en los grupos de clase y dentro del horario
escolar. Entre las instrucciones del cuestionario se hacía hincapié
en la confidencialidad y anonimato de las respuestas. La prueba para
los padres y las madres se envió al hogar a través de los adolescentes.
El procedimiento a seguir para su devolución era entregarla
en un sobre cerrado en el centro escolar a través de sus hijos o
depositarla en los buzones que las APAs tienen a disposición de los
padres en los centros. El 45,4% de las madres y el 34,1% de los padres
cubrieron y devolvieron la prueba. En el 43,45% de los casos
fueron devueltas las pruebas cubiertas por los padres y/o madres.
Variables e instrumentos de evaluación.
Evaluación de las variables familiares
Para la evaluación de las variables familiares se partió de tres
de las escalas más empleadas en el campo: la Escala de Clima Familiar
(Family Environment Scale, FES) (Moos y Moos, 1994); el
Cuestionario de Conducta Conflictiva (Conflict Behavior Questionnaire,
CBQ) (Prinz, Foster, Kent y O’Leary, 1979); y la Escala
de Relación Familiar (Family Relationship Scale, FRS) (Gorman-Smith,
Tolan, Zelli y Huesmann, 1996).
Ante la dificultad de pasar estas escalas en su totalidad, se procedió
a realizar una selección y adaptación de ítems para ser utilizados
en la presente investigación. Esta selección y adaptación fue
realizada por jueces independientes que, siguiendo el criterio racional,
escogieron aquellos que, dentro de los cuestionarios mencionados,
mejor reflejan las dimensiones familiares de interés en
este trabajo. El resultado de este proceso de elaboración de la
prueba de evaluación se corresponde con la obtención de los 21
ítems que pretenden medir las dimensiones familiares de «Conflicto
familiar», «Comunicación familiar» y «Estilo educativo parental».
Dentro de la dimensión «Estilo educativo parental» se han
obtenido tres ítems para medir el «Estilo permisivo», cuatro ítems
para evaluar el «Estilo con autoridad» (aquí denominado «Estilo
cooperativo») y dos ítems que miden el «Estilo autoritario». La redacción
de todos los ítems de la prueba fue ajustada a los informantes
a los que se dirigen (padre/madre o adolescente). Una
muestra de los ítems en su versión para adolescentes se muestra en
la tabla 1.
Evaluación del consumo de drogas adolescente
Por otra parte, se han obtenido medidas de la conducta de consumo
de drogas en la muestra de adolescentes. Concretamente, la
información aportada por los adolescentes al respecto hace referencia
a variables como «intención de consumo de drogas», «actitudes
hacia las drogas» y «frecuencia de consumo de tabaco, alcohol
y cannabis». Los instrumentos de evaluación de estas variables se corresponden con versiones de tres cuestionarios: el cuestionario
sobre actitudes propuesto por Escámez (1990) (versión reducida
de la escala compuesta por 14 ítems), el cuestionario para medir
actitudes elaborado por Maciá (1995) (versión de la escala formada
por 9 ítems) y el Cuestionario de Consumo de Drogas elaborado
por Luengo, Otero, Mirón y Romero (1995) (selección de
las preguntas referidas a la frecuencia de consumo de tabaco y alcohol
en el último mes y la existencia de consumo de otras drogas
ilegales).