GILBERT DIATKINE (1990)
Introducción.
Los trastornos del comportamiento se refieren a instancias en las que l@s adolescentes evidencian un patrón de comportamiento antisocial, que supone una significativa dificultad casi diariamente para su funcionamiento en casa o en la escuela, o cuando el comportamiento es referido como inmanejable de forma significativa por las personas de referencia.
A este concepto hay que decir PERO: ¿Cuándo el problema de comportamiento es una variación exagerada propia del desarrollo normal? O ¿El trastorno de comportamiento representa un síndrome clínico con diferentes cuadros clínicos y expresiones evolutivas? Y ¿Cuándo el problema de comportamiento es un síntoma clínico de un trastorno de comportamiento disocial o de una personalidad antisocial?
Contestar a estas tres preguntas representa la dificultad fundamental para realizar un correcto diseño terapéutico y establecer cuál de las diferentes tendencias psicoterapéuticas es la que obtiene mejores resultados.
Contenidos terapéuticos básicos en los trastornos del comportamiento en la adolescencia.
Frick (2001) señala que existen diferentes tipos de intervenciones utilizadas en tratar a niñ@s y adolescentes con TC, pero desafortunadamente la mayoría de estas técnicas tienen una eficacia limitada y, en algunos casos, han mostrado efectos yatrogénicos. La mayoría de estos fracasos se deben a que los tratamientos no se dirigen a los mecanismos causales implicados en el desarrollo de los TC. Si bien es cierto que se precisa intervenir con el adolescente que presenta el TC, no es menos cierto que se necesita incluir la mayor parte de factores posibles que hayan sido identificados en la aparición y mantenimiento de los síntomas, incluyendo los diferentes trayectos del contexto social que han llevado al adolescente a presentar ese TC.
El planteamiento terapéutico general tiene que contemplar los siguientes aspectos, siguiendo la guía clínica que en su día estableció la American Academy Child and Adolescent Psychiatry (ACPA, 1997):
1. El tratamiento se planteará como un continuum de cuidados que se desarrollará en la práctica con modalidades flexibles y aplicado por un equipo coherente y cohesionado.
2. El tratamiento ambulatorio debe incluir no sólo la intervención individual, sino también la intervención familiar, la escolar y con el grupo de pares.
3. Los trastornos del comportamiento presentan un predominio de los síntomas de externalización en varios ámbitos del funcionamiento del sujeto, lo que apela a la inclusión de modalidades psicoeducativas para mejorar la relación interpersonal.
4. Los trastornos del comportamiento representan una afección crónica, por lo que requieren un tratamiento prolongado y un seguimiento a largo plazo.
5. Los pacientes con TC grave es muy frecuente que posean afecciones co-mórbidas que requieren, además, un tratamiento específico y prolongado de ellas.
El tratamiento familiar.
Las intervenciones familiares en los TC en la adolescencia incluyen tanto el consejo familiar como la terapia familiar. Técnicamente este trabajo presenta su dificultades y comporta los siguientes aspectos:
1. Identificar y trabajar con los aspectos positivos parentales. Evita la descalificación de la intervención terapéutica, les permite recomponerse por la culpabilidad sentida y, sobre todo,
mejora de forma manifiesta la posibilidad de encarar un posible cambio en el seno de la familia y en la relación con el adolescente que presenta el TC. Este tipo de trabajo permite favorecer el desarrollo de factores de resiliencia y recuperar su narcisismo como padres, permitiéndoles encarar de forma mejor los nuevos retos del desarrollo de su hij@.
2. Entrenar a las figuras parentales para que puedan establecer de forma consistente y definan de forma conveniente las consecuencias tanto positivas como negativas de sus propias acciones. Elementos a trabajar de forma prioritaria es todo lo relativo con aceptar la frustración, la norma y la forma de trasmitirla, tanto entre ellos mismos como hacia los hij@s.
3. Incluir el tratamiento de la psicopatología parental, cuando exista. Este tratamiento y abordaje conveniente es tan manifiesto que Kazdin & Wassell (2000) han puesto de manifiesto que en la mayoría de los casos la psicopatología de las figuras parentales hace de «barrera» para que el tratamiento ambulatorio de los hij@s con TC tenga el éxito deseado, siendo mayor su influencia en la calidad de vida y en la capacidad para reconocer los cambios que el tratamiento produce en sus hij@s.
A lo largo de este tratamiento familiar surgen dificultades parentales que deben ser planteadas para superar durante el tratamiento. Una serie de estas dificultades son comunes con la asistencia a las consultas de Psiquiatría Infancia y Adolescencia, tales como la herida narcisista por el hecho de consultar. Pero también hay algunas más específicas de los TC: ya que las figuras parentales, al menos una de ellas, pueden tener la vivencia de convertirse en acusadores de sus hij@s.