lunes, 30 de julio de 2018

ESTILOS DE CRIANZA Y CONDUCTA ANTISOCIALDELICTIVA EN LOS ADOLESCENTES DEL CENTRO JUVENIL JOSE QUIÑONES GONZALES – PIMENTEL - 2016. Br. Cabanillas Guerrero, Amalia Yanet Br. Vásquez Benavides, Tony Yerson (Extracto de Tesis)

RESUMEN 
La presente investigación describe los resultados de un estudio que se buscó la relación de los estilos de crianza y la conducta antisocial – delictiva en los adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel - 2016. En concreto, se realizó un estudio de carácter correlacional - causal - cuantitativo con datos provenientes de un centro de reclusión para menores de edad entre los 12 años hasta los 19 años, encontrándose que el 37.6% de los adolescentes manifestaron que sus padres tienden a ser autoritarios por ende los adolescentes presentan conductas antisociales, por otro lado, el 25,9% cuentan con padres negligentes y el 9,4% presentan padres permisivos en donde ambos manifiestan conductas delictivas. A partir de esto, se refiere que los estilos de crianza influyen en el desarrollo de la conducta antisocial con comportamientos delictivos. Por lo tanto, en esta población, los padres que presenta los estilos de crianza autoritario, negligente y permisivos sus hijos se encuentra vulnerables a la realización de las conductas antisocial – delictiva. 
Palabras clave: estilos de crianza, conducta antisocial, conducta delictiva. 

ABSTRACT 
This research paper describes results of a study that sought to the relationship of parenting styles and antisocial behavior – criminal in teenagers of the youth center José Quiñones Gonzales – Pimentel – 2016. In specific a correlational, causal and quantitative study with data from a detention center for minors between the ages of 12 and 19 years old, it was found that 37.6% of teens expressed their parents tend to be authoritarian so the adolescents have antisocial behavior, on the other hand, 25,9% tell with neglectful parents and 9.4% have permissive parents where both manifest criminal behavior. Based on this, refers to parenting styles influence the development of antisocial behavior with criminal behavior. Therefore, in this population, parents who present the styles of authoritarian, neglectful and permissive parenting their children are vulnerable to the realization of antisocial behavior - criminal. 
Key words: parenting styles, antisocial behavior, criminal behavior  

INTRODUCCIÓN 
La conducta antisocial que se comprueba realmente, es de gran nerviosismo ya que implican a corto y largo plazo perturbando a niños, adolescentes y adultos, de manera que originan una percusión vital en la humanidad, evidenciándose este comportamiento de modo recurrente en los púbers que no poseen regulación en su ambiente familiar, relacionándose ello con los estilos de crianza que ejercen los progenitores dentro de su círculo o vinculo familiar.

Actualmente, es considerable el aumento de este comportamiento en los púberes pues tienden a transgredir la ley, las reglas y normas en el entorno social. Cabe recalcar que la familia forma socialmente a los individuos, es decir, los padres otorgan las pautas para integrarse a un sistema social en interacción con otras personas. Cada una la ejecuta con su propio marco pero al mismo tiempo, comparten cualidades; además, siguen siendo escenarios sustanciales del desarrollo del individuo. De acuerdo con lo que se vive, se aprende y se obtenga en su núcleo, el individuo adquirirá herramientas y patrones de conducta que utilizará para su desenvolvimiento en diferentes niveles sociales. 
Algunas conductas de los padres y algunas que se llevan a cabo en la escuela se relacionan con la presencia o ausencia de conductas antisociales; por ejemplo, formas de apego en ambos ámbitos disminuyen su presencia, en tanto que familias y escuelas disfuncionales dificultan la posibilidad de transmitir normas prosociales con cierto distanciamiento de los padres y de la escuela están asociados con el consumo de drogas ilegales.

Navarrete (2011) menciona que los estilos de Crianza son un conjunto de conductas ejercidas por los padres hacia los hijos. Los padres son los principales responsables del cuidado y protección de los niños, desde la infancia hasta la adolescencia. Esto significa que los padres son los principales transmisores de principios, conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que una generación pasa a la siguiente. De esta manera, la familia constituye el agente de socialización primaria en donde se aprenden normas y conductas sociales así como conductas desviadas.
Dentro del ámbito familiar, se puede destacar a los estilos y prácticas parentales como factores que tienen una influencia significativa sobre las conductas problema (Baumrind, 1991).

Las prácticas parentales están asociadas con resultados conductuales positivos o negativos en los adolescentes. Asimismo, Quiroz. (2007) señalan que las prácticas negativas de disciplina y prácticas de crianza ineficaces intervienen en el desarrollo del comportamiento antisocial. 
En la actualidad, los problemas en el núcleo familiar y el entorno escolar son recurrentes, de manera que los jóvenes buscan alternativas a su situación encontrando apoyo frecuentemente en los grupos de pares que llegan a incurrir en conductas riesgosas. Por ende, se vuelve importante conocer las prácticas, hábitos y formas de relación que los padres establecen con sus hijos adolescentes, así como las consecuencias que desencadenan Igualmente relevante resulta distinguir lo que ocurre dentro de la escuela respecto de lo que ofrece a los estudiantes para que se sientan motivados a asistir, al igual que reconocer el impacto que tienen sus diferentes expectativas hacia la escuela sobre las conductas antisociales.

Por otra parte, existen cuestiones a tomar en cuenta a la hora de tratar a las conductas problemáticas y de riesgo particularmente en los adolescentes, como son el adecuado manejo de las normas, la autoridad, la supervisión y la autonomía, dado su carácter estructural y regulativo en las relaciones sociales. 
Los padres y la escuela representan un papel trascendente en la transmisión de tales cuestiones en la medida que juegan un rol contenedor y formativo que permea las actitudes de los adolescentes y su desenvolvimiento en el entorno social. No obstante, existen situaciones que obstruyen dicho manejo y dicho rol, apuntando la necesidad de fortalecer los valores y los vínculos con los jóvenes, así como el establecimiento de límites claros marcados con el ejemplo. A la vez, es necesario que se señale la responsabilidad que tienen los adolescentes respecto de sus actos y decisiones para que ellos mismos aprendan a definir sus propios límites en aras de prevenir conductas de riesgo que resulten perjudiciales.
  
CAPÍTULO I: 
PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 
1.1. Situación Problemática 
La naturaleza humana esta constituido por limitaciones biológicas, psicológicas y sociales que son inseparables. Por el contrario, interactúan entre si las cuales finalmente darán fundamento a las particularidades comportamentales de las personas y, además, están relacionadas a los estilos de crianza que trasmiten los padres (valores, roles, principios, hábitos, actitudes) en el ámbito familiar de cada adolescente. Por ende la psicología y las ciencias sociales se esfuerzan por explicarlas conductas evidenciadas en nuestro entorno, tales como rompimiento de reglas, hurtos, acciones agresivas, entre otras. Por lo expuesto se puede inferir que dichas acciones son de gran preocupación para la sociedad en general, ya que, existe una multiplicidad de actos que van en contra a nivel social y los derechos de los demás (personas, animales o propiedades).

Según Córdova y Pérez (2013), aquellos muchachos y adolescentes que desde la muy temprana edad (niñez y pubertad) han sido aventurados a una secuencia de obstáculos e inconvenientes a lo largo de su progreso, tales como cuidados negligentes, una carencia estimulación temprana, y asi mismo, acumula una serie de déficits neuropsicológicos verbales y motores, asociados a desórdenes severos del desarrollo, como déficit atencional e hiperactividad; tienen mayor expectativa de evolucionar una trayectoria o pauta de conducta antisocial permanente a lo largo del ciclo de su supervivencia. 

Según el diario Perú 21 en la actualidad (2013) los adolescentes han cambiado los videojuegos por los diferentes tipos de armas y su ingenuidad por una impresionante sangre fría para matar. Así, menores de entre 15 y 17 años son expertos de ejecutar los más aterradores crímenes por petición y de esto se aprovechan las organizaciones criminales. El empleo de matones juveniles se ha hecho muy habitual en el país de una manera perturbador y argumento de ello es que más de 150 adolescentes están prisioneros por homicidio. Así mismo, se observa cantidades en el Poder Judicial, de los cuales 2,477 son internos que residen en los 9 reformatorios a nivel nacional, el 6.34% (es decir, 157) cometieron el delito de homicidio. 

Cabe mencionar, que dichos actos delictivos se encuentran operando principalmente en el norte del país, siendo los centros de rehabilitación que acogen los infractores son los de lima (Maranguita) y de Trujillo (La Floresta). En general, las organizaciones delictivas saben el castigo o la pena que recibe un menor homicida es de 6 años, es por ello, que utilizan menores de edad para su propósito. 
De igual modo, para Manuel Saravia (psicólogo del Instituto Gestalt - 2013) describe el perfil del joven homicida en la cual muestra caracterisiticas de personalidad antisocial y disocial muy agresivos, que gozan violar las normas y buscan confrontarse a la autoridad. Además menciona, “En la mayoría de casos provienen de hogares disfuncionales. Esto origina en los adolescentes trastornos de personalidad que nunca llegan a superar”. Por su parte, Veronique Henry, representante en el Perú de la Fundación Tierra de Hombres, la misma que trabaja con el Ministerio Público para restablecer a la sociedad a menores infractores, remarcó que los crímenes graves cometidos por menores de 18 años representan un pequeño porcentaje. Al mismo tiempo, refiere que “solo algunos adolescentes tienden a desarrollar una conducta delictiva persistente en la vida adulta, en donde cometen crímenes serios. Ellos necesitan un tratamiento especializado” (Peru21, 2013).

Según Bardales (2014), en la entrada de Lambayeque se está volviendo bastante común ser testificador o afectada de un hecho de violencia en el que están implicados los adolescentes, atentar tanto a la propiedad pública como privada, atracos a peatones y disputas callejeras entre bandas o cuadrillas. Dichas transgresiones se extienden cada año en el distrito de José Leonardo Ortiz. Durante el 2010 se intervino a un total de 75 jóvenes de 14 a 16 años que cometieron hurto agravado; cifra que se ha ido duplicando con el tiempo revelando un incremento en los índices de delincuencia juvenil. 
En tal sentido, en base a lo expuesto es pertinente investigar como los estilos de crianza guardan relación con la conducta antisocial - delictiva, por la cual existe escasa investigación en nuestro medio social en relación a las variables, ya mencionadas, en dicho tema de estudio. 
Finalmente, es inevitable la necesidad e interés de desarrollar la investigación Estilos de Crianza y Conducta Antisocial-Delictiva en Adolescentes del Centro Juvenil José Quiñones Gonzales – Pimentel - 2016.

 1.2. Formulación del Problema ¿Existe relación significativa entre estilos de crianza y conducta antisocial-delictiva en los adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzales – Pimentel - 2016?

1.3. Delimitación del problema: Dicha investigación se realizó en el centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel, donde la investigación que se realizo es de tipo correlacional - causal, por la cual se aplicó dos pruebas psicológicas (Escala de Estilos de Crianza de L. Steinberg; adaptación del cuestionario de conductas antisociales- delictivas A- D) a una población de 170 adolescentes recluidos en dicho centro juvenil, por último, el periodo de tiempo que se tomó dicho estudio fue de 8 meses.

1.4. Justificación e importancia La presente investigación nace de la motivación por conocer los estilos de crianza y conducta antisocial-delictiva en los estudiantes de la región Lambayeque y en el centro juvenil José Quiñones Gonzales, donde se muestra una incidencia de victimización y percepción de inseguridad ciudadana, siendo los adolescentes los protagonistas en la actualidad, es por ello, importante contribuir con la investigación de la problemática psicosocial antes aludida, con la intención de conseguir una apertura competente del fenómeno a investigar.

Los descubrimientos facilitara información sobresaliente a la Gerencia Regional de Educación-Lambayeque (GREL), en la cual se conocerá la incidencia de las conducta antisocial - delictivas y la relación con los estilos de crianza, con el propósito de actualizar la información y así implementar los lineamientos en el ámbito educativo para el adecuado desarrollo de los estudiantes. 
Así además los resultados del actual análisis, serán útiles para las jefaturas de dicho centro juvenil, debido a que les permitirán transformar un diagnóstico en origen a los datos logrados, para poder tomar medidas que favorezcan a la residentes, a través del plan y realización de programas de prevención e intervención psicopedagógica, correspondiente a las conductas antisocial - delictiva y las formas de crianza de las figuras parentales, de tal modo que faciliten desarrollar estrategias, destrezas y habilidades para fortalecer conductas adaptadas, para afrontar eficazmente situaciones relacionadas al medio social, escolar y familiar.

Además, la investigación a realizar es indispensable para la Universidad Señor de Sipán y la Escuela Profesional Académico de Psicología, porque le permite averiguar, explicar e interpretar las diferentes cuestiones psicosociales en la región Lambayeque, a través de la investigación, como también en la proyección social, la misma que facilitara, tener datos válidos, fácticos y confiables sobre la cuestión mencionada, extendiendo las acciones y estrategias preventivo promocionales. 
No obstante se justifica desde el punto de vista teórico, el estudio contribuirá a profundizar en la temática, y comprobar hipótesis, por consiguiente desde una perspectiva metodológica, se utilizará diversas técnicas entre ellas la observación directa y la psicométrica, mediante la utilización de instrumentos de recolección de datos. 
Finalmente, la investigación potenciara a los profesionales competentes de de la salud mental llenar un vacío en el conocimiento y enriquecer las precedentes investigaciones.  

1.5. Limitaciones del Problema En este punto, fueron escasos los antecedentes sobre muestras variables de estudio en relación a los estilos de crianza y conducta antisocial – delictiva, además de escasos recursos bibliográficos de fuentes primarias por lo que el marco teórico de la presente investigación ha sido extraída de fuentes secundarias. 
En la investigación, desde el proyecto, hubo circunstancias negativas desde la coordinación de nuestros horarios e incluso en la determinación de algunas decisiones para la realización del proyecto, así mismo, durante la aplicación de las pruebas psicológicas nos restringían el acceso al centro juvenil José Quiñones Gonzáles, ya que la encargada o jefa del área de psicología se encontraba en diligencias judiciales, en la cual tomo un periodo de un mes para dicho acceso y seguir en nuestras actividades. 

1.6. Objetivos 
1.6.1. Objetivo General Determinar la relación entre los estilos de crianza y conducta antisocialdelictiva en adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel - 2016. 1.6.2. Objetivos Específicos Determinar la relación entre la conducta antisocial con los estilos de crianza en adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel - 2016. 

CAPÍTULO II: 
MARCO TEÓRICO 
2.1. Antecedentes de la investigación: 
2.1.1. Internacional 
Navarrete (2011) en su tesis titulada: “Estilos de crianza y calidad de vida en padres de preadolescentes que presentan conductas disruptivas en el aula”. Mostrando una metodología de carácter cuantitativo, descriptivo, correlacional, teniendo en cuenta el Cuestionario de Calidad de Vida Familiar, Cuestionario de Estilos de Crianza y el Cuestionario de Comportamiento Parental para Niños CRPBI. Trabajaron con una población de 46 familias en las que se incluye tanto progenitores como hijos preadolescente de entre 11 y 13 años de edad que estudian sexto o séptimo año básico en un colegio particular; teniendo como resultados que se halla una correlación positiva y significativa entre la calidad de vida familiar tanto en su grado de consideración como en su nivel de satisfacción y el estilo de crianza con autoridad, esto se verifica frente a la percepción de los progenitores.

Raya (2008) en su tesis titulada: “Estudio sobre los estilos educativos parentales y su relación con los trastornos de conducta en la infancia”. Evidenciándose una metodología correlacional, para ello se utilizó el cuestionario para obtener los datos socio-demográficos generales de padres y madres y del entorno familiar, el Cuestionario de Crianza Parental (PCRI-M) de Roa y del Barrio (2001) y el Sistema de Evaluación de la Conducta de Niños y Adolescentes (BASC); en la cual presento una muestra constituida de 432 participantes, ante todo ello, se llegó a obtener como resultados que existe mucha relación entre los estilos educativos parentales y los trastornos de conducta.

Alarcón (2012) en su tesis titulada: “estilos parentales de socialización y ajuste psicosocial de los adolescentes: un análisis de las influencias contextuales en el proceso de socialización”, para ello se utilizó los siguientes instrumentos: Variables Demográficas, Parenting Scales, Escala de Control Psicológico, S-Embu, Escala de Socialización Parental en la Adolescencia, Escala Multidimensional de Autoconcepto AF5, Personality Assessment Questionnaire, Escala de Competencia Social Logro Académico, Consumo de Sustancias (Drogas y Alcohol), Conducta Antisocial, Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido, Cohesión y Desorden Social en el Barrio. Trabajaron con una muestra constituida de 1115 participantes, formado por 487 varones (12 – 15 años) y 628 mujeres (15 – 17 años), en la cual se obtuvo como resultado que existe diferencia significativa en relación a la socialización y los ajustes psicosociales.

Ovalle (2015) en su tesis titulada: “rasgos de personalidad y conducta antisocial en hijos adolescentes de madres solteras”, en la cual se utilizó como instrumentos como el test psicométrico k-72 y el cuestionario A-D, trabajando con una muestra jóvenes adolescentes de ambos sexos, comprendidos entre las edades de 13-16 años de edad, obteniendo como resultados que los peculiaridades de personalidad en adolescentes hijos de madres solteras son sociabilidad, emotividad, actividad, resonancia, dominio, reflexión y control voluntario un dato interesante es que los adolescentes en mención no presentan conducta antisocial.

Sanabria y Uribe (2010) en su tesis titulada: “Factores psicosociales de riesgo asociados a conductas problemáticas en jóvenes infractores y no infractores*”, se evidencia en una investigación es de tipo ex post facto y para ello se utilizó el Cuestionario de Conducta Antisocial - Delictivas [A-D] de Seisdedos, y se aplicó en una muestra estuvo conformada por 179adolescentes, 72 infractores de ley y 107 no infractores, que oscilan entre las edades de 12 – 18 años, obteniendo como resultados manifiestan que los adolescentes que se localizan recluidos en dos instituciones para menores infractores muestran una mayor frecuencia de exposición a los factores de riesgo, asociados con la conducta antisocial y delictiva, en semejanza con los adolescentes no infractores que asisten a una institución pública, en los niveles exosistema, microsistema y macrosistema.

Leticia (2011) en su tesis titulada: “Propensión a Conductas Antisociales y Delictivas en Adolescentes Mexicanos”, por lo cual se empleo el cuestionario A-D, conductas antisociales- delictivas (Seisdedos, 1995), y se aplicó a una muestra que Participaron 150 estudiantes de secundaria y preparatoria, de entre 12 y 20 años de edad. Dicha investigación se obtuvo como resultado muestran que los varones son más predispuestos que las mujeres a desarrollar conductas antisociales y delictivas, así como un comportamiento antisocial más agresivo.


Peña (2010) en su tesis titulada: “conducta antisocial en adolescentes: factores de riesgo y de protección”, donde se observa la utilización el instrumentos de la Escala de conducta antisocial (ASB) de Silva, Martorell y Clemente (1986), el Cuestionario de Agresión (AQ); la Escala de búsqueda de 24 sensaciones para niños y adolescentes (EBS-J) y, finalmente, la Escala de impulsividad, afán de aventura y empatía(IVE-J), en la cual se aplicó a una muestra de 1.629 participantes (786 hombres y 843 mujeres), con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años de edad, obteniendo como resultados la prevalencia de la conducta antisocial, en todas sus manifestaciones, es significativamente mayor en el caso de los varones, excepto para el consumo de tabaco y anfetaminas que presentan mayores índices en el caso de las mujeres, y el patrón de comportamientos antisociales (violencia y consumo de sustancias) de las mujeres presenta cada vez menos diferencias respecto al de los varones.

Cabrera & otros (2010) en su tesis titulada: “conducta antisocial y delictiva en adolescentes de un centro de reclusión en el Quindío, período 2008-2010”. En donde se practico una investigación de carácter descriptivocuantitativo de corte transversal con datos procedentes de un centro de reclusión, localizandose que el 62,5% de la muestra indica un riesgo alto con presencia de conducta delictiva, en tanto que el 54% de la misma se observa también un riesgo alto en conducta antisocial, desembocando a una conclusión que la alta presencia de conducta antisocial equivale a una alta vulnerabilidad respecto a la realización de conductas delictivas.

Por lo analizado, se concluye que los estudios realizados a nivel internacional existe una gran significancia relacionado como los estilos de crianza y la conducta antisocial – delictiva, ya que cada progenitor tiene su propia perspectiva para educar a sus hijos, y además, interviene diversos factores que influyen en el desarrollo del adolescente.

2.1.2. Nacional: Merino & otros (2004) en su tesis titulada: “Validación del inventario de conductas parentales: Un análisis factorial confirmatorio”, para la realización del estudio tienen en cuenta el cuestionario o Inventario de Conducta Parental(ICP), en la cual se aplicó a una población de 148 adultos apoderados de niños de entre 5 y 6 años de edad provenientes de colegios estatales, llegando al resultado que convergen con otros de la literatura, en que las emociones negativas predominantes de las madres están asociadas moderadamente con los estilos parentales de interacción.

Huamán (2012) en su tesis titulada: “relación entre el malestar asociado a la sintomatología obsesivo compulsiva y la crianza percibida en adolescentes de una institución educativa escolar de Lima”, utilizando dos instrumentos, la Escala de Estilos de Crianza de Steinberg (Lamborn, Mounts, Steinberg & Dornbusch, 1991) adaptada por Merino (2004) y El Inventario de obsesiones y compulsiones (Foa et al., 2002) adaptada por Fullana et al. (2005) y Malpica (2009), y aplicando a una población 181 alumnos, 83 varones y 98 mujeres, de 4to y 5to año de secundaria, por ultimo, se obtuvo como resultado que existe relación entre la crianza y el malestar asociado a la sintomatología obsesivo compulsiva.

Morales (2013) en su tesis titulada:“Comportamiento antisocial persistente y limitado a la adolescencia entre infractores institucionalizados”, teniendo en cuenta el instrumento del Millon Adolescent Clinical Inventory – MACI (adaptada por Iza, 2002), y se aplicó en una muestra de tipo no probabilística compuesta por un total de 172 adolescentes varones entre 13 y 26 20 años de edad, obteniendo como resultados diferencias significativas en aquellas escalas de personalidad relevantes al comportamiento antisocial que integran la prueba. 
Finalmente se observa que, nuestro país no es ajeno a problemas sociales, motivo por el cual, la variable estilos de crianza lo podemos encontrar de manera universal, dependiendo de dicha variable aparecerán o se desarrollaran las diversas conductas ya sean positivas o negativas en el niño o adolescente, posteriormente, el desarrollo de la personalidad.

2.1.3. Regional. 
Morales & Wilson (2014) en su tesis titulada: “Conductas AntisocialesDelictivas y Estilos de Pensamiento en Estudiantes de una Institución Educativa del Distrito de Tumán, 2014”, por la cual se utilizaron dos instrumentos, Conductas Antisociales-Delictivas de Seisdedos (1988) y Estilos de Pensamiento de Sternberg-Wagner (1999), obteniendo como resultados que existe relación inversa muy débil altamente significativa entre la conducta antisocial y estilos de pensamiento: ejecutivo, judicial, jerárquico, local y conservador. 
Bardales & La serna (2015) en su tesis titulada:”estilos de crianza y desajuste del comportamiento psicosocial en adolescentes de una institución educativa estatal, Chiclayo – 2014”, en donde se aplicaron dos diversos materiales, uno de ellos es la escala de crianza implantada por Steinberg y el Inventario de desajuste del comportamiento psicosocial (INDACPS) creado por Reyes y Sánchez, disponiendo con una cantidad de 262 adolescentes de ambos sexos entre 14 y 17 años. 

Finalmente, se obtuvo como resultados que no existe relación entre los variables estilos de crianza y desajuste del comportamiento psicosocial; por lo que se sustenta que ambas variables de estudio son independientes. Finalmente, en nuestra región aún no se observa con gran significancia entre los estilos de crianza y conducta antisocial, pero no está merced de la influencia de dichas variables, es por ello, el interés de dichas variables.

2.2. Estado de Arte: 
2.2.1. Estilos de Crianza 
2.2.1.1. Definiciones TEORIA INTEGRADORA ENTRE LA PSICOLOGIA SOCIAL Y PSICOLOGICA 
DEFINICIONES 
Según Navarrete (2011 p. 23) los estilos de Crianza se refiere: Es un cúmulo de conductas desempeñadas por los progenitores hacia los descendientes. Es decir, los progenitores son los principales encargados de la custodia y protección de los niños, desde la infancia hasta la adolescencia. Esto simboliza que los padres son los principales transmisores de principios, conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que pasa de una generación a otra. Según Darling y Steinberg (citado por Bardales, 2015 p. 12) los estilos de crianza son: “Una serie de actitudes hacia los niños y que en conjunto, aportan a la creación de un clima emocional, el cual pone de manifiesto comportamientos de los padres”.

APORTES 
En relación a los estilos de crianza podemos mencionar, según Godoy (2010), desde el enfoque sistémico la familia es la base de la sociedad, en donde los miembros de la familia van a proporcionar afecto, seguridad, compañía y sin dejar de lado la comunicación para satisfacer las inquietudes o interrogantes de los hijos, además, encontramos otras implicaciones como las tradiciones, normas, los diferentes estilos parentales (incluyendo limites) en la cual se observa las conductas aprendidas o transmitidas en el hogar, con el objetivo de lograr el desarrollo emocional y social de los miembros de la familia. Según Jiménez (2010 p. 7), Baumrind es uno de los ejemplares modelos y el más producido acerca de los estilos parentales. Con estas enseñanzas, se pretendía comprender el impacto de los estilos de conductas familiares en la identidad del niño. 

En un investigación anterior, de 1967, dividió a los niños en tres tipos de estructura personal según su conducta: Estructura I: eran los más capacitados, satisfechos e individualistas, optimistas en sí mismos y manifestaban conductas exploratorias. Estructura II: eran medianamente seguros y competentes de controlarse así mismos y, en cierto modo, inestables y desconfiados. Estructura III: se expresan inmaduros y 30 dependientes, con menos cabida de control y seguridad en sí mismos. Por tanto, Steinberg (citado por Bardales, 2015, p. 13) comenta que en el periodo de la adolescencia se determina tres presencias de estilos de crianza que están sostenido de manera hipotética y concreta: Compromiso: Es la condición en que los pubers divisa conductas de proximidad emocional, sentimientos e interés que proceden de los progenitores; Autonomía Psicológica: Es la categoria en que los progenitores manipulan tácticas democráticas, no restrictivas y favorecen la singularidad y la emancipación de los hijos; Control conductual: Es la categoria en que el progenitor es observado como inspector o supervisor de la conducta del puber. 

SIMILITUDES 
En el ambiente de la sociología y psicología, son abundantes las indagaciones sobre los aportes educativos de los progenitores y el dominio que influye en el desarrollo infantil. No se muestran modelos puros, sino que se esconden, ya que las formas educativas acostumbran ser mixtos y se transforman con el evolución del niño. Al mismo tiempo, intervienes algunas limitaciones de acuerdo a diversas variables, como son: el sexo, edad, lugar que ocupa entre los hermanos, etc. Por ello, es necesario examinar las normas educativas en el entorno de los cambios sociales, valores predominantes, entorno de cada generación o las condiciones evolutivas en que se ubica el niño o la niña.

DEFERENCIAS 
Al inicio de los estudios de los estilos parentales se encontraron grandes diferencias de acuerdo a los autores, sin embargo, con el transcurrir del tiempo la psicología ha ido evolucionando las diversas teorías llegando a integrarlas para una mejor comprensión de cada una de ellas ya que depende de si mismas, es decir, tomando en cuenta las variables (el sexo, edad, lugar que ocupa entre los hermanos, etc.) que influyen en los estilos de crianza y como los padres son capaces de interactuar con sus hijos a nivel, emocional, psicológico y social. 

2.2.2. Conducta Antisocial - Delictiva Teoría Social Teoría Psicológica 
DEFINICIONES 
Así mismo, podemos tener en cuenta, según Seisdedos ( citado por Astudillo y otros, 2014 p. 8) la definición de conducta antisocial esta dada como: “Comportamiento caracterizado por realizar Garaigordobil (citado por Andújar, 2011 p. 23) define conducta antisocial - delictiva con las siguientes palabras: Es cualquier conducta que refleje infringir reglas sociales y/o sea una acción contra los demás. acciones perjudiciales y dañinas contra los demás, implicando agresión física y verbal, manipulacióne irresponsabilidad. A si mismo evidencia la transgresión de normas sociales en relación con la edad”. 

Por consiguiente, Seisdedos (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 8) también, hace referencia que la conducta delictiva le define como: “Son comportamientos que están fuera de la ley por hurtar, pertenecer a pandillas, chantajear, violar, extorsionar y todo lo que implica participar en uso de estupefacientes”. En concreto, se exploran conductas antisociales asociadas al gamberrismo y a conductas de trasgresión de normas sociales en relación con la edad tales Como romper objetos de otras personas o romper objetos de lugares públicos en la calle, el cine, autobuses..., golpear, pelearse o agredir a personas, fumar, beber, falsificar notas, no asistir al colegio o llegar tarde intencionalmente, copiar en un examen, Robar, colarse cuando hay que esperar un turno, ensuciar las calles y las aceras, destrozando botellas o vaciando la basuras, lanzar piedras a las personas, tirar piedras a las viviendas, autos o Trenes.

APORTES
 En la conducta antisocial, Según Seisdedos (1988), enmarca los siguientes indicadores: Irresponsabilidad: Tendencia a vivir el presente, sin tener en cuenta el pasado o futuro. Se evidencia incapacidad para continuar rutinas o mantener responsabilidades; Violación a la privacidad: Relativo a conducta encantadora, denota simpatía, engaño y manipulación, se aprecia aparente arrepentimiento, ante actitudes inadecuadas, generando Según Lykken, (citado por Andújar, 2011 pp. 28, 29) hay dos caminos para desarrollar un comportamiento antisocial. Un sociópata es cuando se está expuesto a una socialización deficiente a causa de una práctica familiar negligente, en cambio, un psicópata es una persona que expresa desde su infancia un nivel alto de una sucesión de rasgos temperamentales podría ser inconsciente a un empeño socializador normal y excusas y sentimientos de culpa; Rompimiento de las normas sociales: Se refiere a un historial de dificultades con las autoridades educativas y la ley. 

A pesar de las dificultades suscitadas y de los castigos recibidos, persiste la conducta antisocial sin anticipar las consecuencias de sus acciones; Agresividad: Acción o actitud potente y auto-afirmativa que se expresa de forma física verbal o simbólica. Presencia de agresión por medio del desafío y la búsqueda de atención. Se denota carencia de habilidades para solucionar problemas, expresar sentimientos y asumir responsabilidad de desarrollarse sin conciencia alguna. La postura de Eysenck 1964, 1987 (citado por Andújar, 2011 p. 34), postula que la personalidad de la conducta delictiva puede describirse en base a tres dimensiones primordiales configuradas por diversos rasgos de personalidad: Extraversión cuyos rasgos serían sociabilidad, vitalidad, actividad, dogmatismo, búsqueda de sensaciones, despreocupación, dominancia, urgencia y aventura; Neurotismo: ansiedad, sentimientos de culpa, baja autoestima, tensión, irracionalidad, timidez, tristeza, emotividad; 35 sus actos. Por tanto se observa inmadurez y pobre suficiencia cognitiva. 

En la conducta delictiva, Seisdedos (1988), presenta los siguientes indicadores: Impulsividad: Conducta que denota intoleranciaa la frustración, falta de consideración por los derechos y necesidades de los demás. Limitada capacidad para pensar en las consecuencias de sus acciones; Rompimiento de Las normas sociales: Presencia de un historial de dificultades con las autoridades educativas y la ley, sin embargo a pesar de las dificultades suscitadas y castigos recibidos, Psicoticismo: agresividad, frialdad, egocentrismo, impulsividad, baja sociabilidad, baja empatía, creatividad, incomodidad. no anticipan las consecuencias de sus actos; Hurto: Apropiarse de las pertenencias ajenas, sin intimidación o violencia; Uso de estupefacientes: Uso y abuso de drogas, se aprecia disminución de sus facultades sociales y cognitivas, así como presencia de reacciones físicas y reducción de la capacidad de respuesta (Seisdedos, 1988).

SIMILITUDES 
En el ámbito de lo social y psicología, son bastante numerosos los trabajos sobre la conducta antisocial – delictiva en los adolescentes y cómo influye de manera negativa en el desarrollo del adolescente. No obstante, el estudio de la conducta antisocial al combinar lo individual y lo social desde una proximidad multimodal y multinivel, que compromete, por un lado, los componentes de orden cognitivo, emocional y comportamental y, por otro, las áreas que intervienen en el comportamiento del individuo, la familiar, la académica o laboral en su caso, y la socio-comunitaria. Esta aproximación psicosocial se muestra prometedor, a nuestro juicio, no sólo para separar aquellas causas que subyacen a la elaboración de la conducta adaptada o inadaptada, sino también para dirigir la aceptación de estrategias eficientes, tanto en el nivel preventivo como de intervención.

DIFERENCIAS
Si empezamos analizar nuestra temática desde lo “externo o social”, partiendo de la idea de que la conducta antisocial se genera siempre dentro de un contexto social determinado, nos encontraríamos con el enfoque sociológico, que explicaría el comportamiento antisocial función exclusivamente de influencia de variables externas al individuo o relativas a su mundo social, centrándose básicamente los factores macrosociales o más lejanos al individuo y minimizando, por Si comenzamos desde la parte “interna o individual”, es decir, aquellos autores que defienden Que el comportamiento delincuente o antisocial se explica en función de la existencia de variables Internas al propio individuo, nos encontraríamos primero con aquellas teorías que integran exclusivamente factores biológicos y psicológicos como fenómenos explicativos de la conducta antisocial. Dentro de este enfoque psicobiológico, las tanto, el papel de los factores biológicos y psicológicos en la aparición de la conducta antisocial. teorías más representativa es la Teoría de Eysenck (1964) y la teoría de Lykken (1995).


2.3. Bases Teóricas Científicas: 
2.3.1 ESTILOS DE CRIANZA: 
2.3.1.1 Definición: Para empezar con este trabajo de investigación se definirá, según Navarrete (2011) los estilos de Crianza se refiere: Es un conglomerado de comportamientos practicadas por los progenitores hacia los hijos. Los familiares son los encargados del cuidado y seguridad de los niños, desde la infancia hasta la adolescencia. Esto simboliza que los progenitores son los primeros transmisores de principios, conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que pasa de una generación consecuente.

Además, se toma en cuenta, Darling y Steinberg (citado por Bardales, 2015 p.12) los estilos de crianza son: “Una serie de actitudes hacia los niños y que en conjunto, aportan a la creación de un clima emocional, el cual pone de manifiesto comportamientos de los padres”. Dicho de otra forma, estos comportamientos implica tanto las conductas a través de las cuales los progenitores desenvuelven sus propias responsabilidades 39 de paternidad, como cualquier otro modelo de conductas: gestos, cambios en el tono de voz y expresiones espontáneas de afecto. 
Caballo y Rodrigo (citado por Bardales, 2015 p.11) desde su punto de vista, manifiestan que: “Los estilos de crianza, se enfocan a las tendencias globales de comportamiento, a las praxis más frecuentes, con ello no se intenta decir que los progenitores utilizan siempre las mismas estrategias con todos sus hijos, ni en todas las situaciones, sino que los padres, dentro de un conjunto de tácticas, suelen ser flexibles en las pautas educativas que ejercen”.

 En general, no hay que olvidar que dichos estilos de crianza de los progenitores se enfocan principalmente en el control y las exigencias hacia los hijos; la existencia o no de normas y la disciplina que ejercen ya sea dentro o fuera del hogar y el grado de exigencia a los hijos en relación a los estudios escolares o académicos. Finalmente, también existen dimensiones como el afecto y la comunicación que es el grado de apoyo y el estima explícito hacia los hijos. Además, existen factores que determinan los estilos de crianza y la interacción que se relaciona con los padres y sus hijos, en las cuales podemos mencionar la edad, sexo, características de personalidad, orden de nacimiento, experiencia previa de los progenitores en relación con los otros hijos, nivel educativo, características físicas de la vivienda, contexto histórico, cultura, costumbres, entre otras; todo ello, se mencionara más adelante para tener una perspectiva más completa de la realidad en relación a dinámica familiar que existe actualmente. (Navarrete, 2011). 

2.3.1.2. El Modelo De Diana Baumrind 
Según Jiménez (2010), Baumrind es uno de los ejemplares medelos y más producidos acerca de los estilos parentales. Con estas investigaciones, se ambiciona comprender el impacto de los estilos de conducta familiares en la personalidad del niño. En un estudio anterior, de 1967, dividió a los niños en tres tipos de estructura personal según su conducta: 
Estructura I: estaban los más idoneos, divertidos e independientes, optimistas en sí mismos y manifestaban conductas exploratorias. 
Estructura II: eran aceptablemente optimistas y capaces de controlarse así mismos y, en cierto modo, indecisos y miedosos. 
Estructura III: se demuestran novatos y dependientes, con menos lucidez de dominio y confianza en sí mismos. 

Según Raya (2008), cabe mencionar que Baumrind en sus primeras investigaciones se basaron en la influencia de los estilos de crianza en las primeras etapas del proceso evolutivo de los niños; en la cual, al inicio estructuro y amplifico la concepción de control parental, partiendo, de la existencia de diferentes formas como el uso de explicaciones, la firmeza de la corrección, la rectitud y el uso de castigos físicos. Además, menciona que lo progenitores manifestaban un interés en socializar a los hijos con la intención de formar parte o integrar al niño al entorno familiar y social, cumpliendo, de esta manera, comportamiento o conductas socialmente aceptadas. En general, a partir de lo mencionado, dicha investigadora comenzó a formar las distintas tipologías en relación a los estilos de crianza como así también brindo la definición de los patrones conductuales propios de cada estilo: el estilo de crianza con autoritario, el estilo de crianza autoridad y el estilo de crianza permisivo; y cada uno de ellos, se evidenciaba en los padres de manera muy afectuosos, otros eran muy fríos y críticos o existía problemas de comunicación.

En conclusión, lo más resltante de este modelo es que se analiza desde el punto de vista de socialización como dinámico. Específicamente, plantearon que el estilo parental empleado, es la influencia en la abertura de los hijos hacia los propósitos de socialización de los progenitores. 

2.3.1.3. El Modelo de Maccoby y Martin
Según Bardales (2015); apoyándose en las primeras investigaciones llevadas a cabo por Baumrind, los progenitores, según su estilo de crianza, fueron categorizados de acuerdo a lo mencionado anteriormente, sin embargo, Maccoby y Martin han incorporado un estilo parental distinto llamado como estilo parental negligente, en la cual es definido mediante un bajo nivel en las dos dimensiones. Además, se tiene en cuenta que es una prolongación del ejemplar fabricado por Baumrind, y; sustentan que la modificación de las tipologías de Baumrind dio lugar a los primeros estudios que intentaban diversificar dicho modelo a poblaciones muy opuestos con las cuales se elaboro desde un comienzo. 

Según Jiménez (2010 p. 10), MacCoby y Martin reformularon, en 1983, las investigaciones de Baumrind interpretando las dimensiones básicas propuestas por ésta, teniendo en cuenta dos aspectos: “El control o exigencia que los padres ejercen sobre sus hijos en la consecución de metas y objetivos, y el grado de afecto o sensibilidad de los padres ante las necesidades de sus hijos, principalmente en el terreno emocional.”  

2.3.1.4. El Modelo de Steinberg
 Según Raya (2008) estructurando y organizando los tres diferentes estilos iniciando desde autoritativo, autoritario y permisivo, aclarando que dichos modelos se basan en el tipo de control que ejercen los padres hacia sus hijos. Tomando esta base como referencia aparecen los investigadores Maccoby y Martín en donde establecieron e incluyeron un modelo más elaborado, añadiendo otra dimensión que se llama estilo parental negligente. Finalmente, también Bardales, (2015 p.13) menciona que a partir de los estudios mencionados aparece otro estudioso llamado Steinberg, logrando examinar, dichos estilos, la relación que existe con las conductas o comportamientos en adolescentes, llegando a la conclusión una distribución más completa abarcando los estilos de crianza autoritaria, autoritativa, permisiva indulgente, negligente y mixto; todo ello, se enfoca principalmente en familias con hijos adolescentes y que estas escalas son utilizadas actualmente para investigaciones. 

2.3.1.5. Aspectos de los Estilos de Crianza 
Por tanto, Steinberg (citado por Bardales, 2015, p. 13) comenta que en el periodo de la adolescencia se determina tres presencias de estilos de crianza que están sostenido de manera hipotética y concreta: Compromiso: Es la categoria en que el puber observa comportamientos de acercamiento emocional, interés y la sensibilidad que provienen de sus progenitores; Autonomía Psicológica: Es el nivel en que los progenitores aplican tácticas democráticas, no restrictivas y respaldan la individualidad y autonomía en los hijos; Control conductual: Es el, como ya hemos visto  anteriormente, que a partir de los modelos de los estilos de crianza de Baumrind, nos interesa como fue Nivel en que el progenitor es apreciado como controlador o supervisor de las conductas del puber. 

2.3.1.6. Tipos de Estilos de Crianza 
2.3.1.6.1. Padres Autoritativos. 
Bardales (2015), habla que en este estilo autoritativo o también llamado democrático, se observa como los padres son guías y como muestran cierta flexibilidad en relación con sus hijos, es decir, su orientación está dada de manera razonable, tomando en cuenta, la comunicación bidireccional y haciendo participe de los hijos en la toma de decisiones a nivel familiar, además, respetando sus opiniones o perspectivas que tienen de un tema determinado, en la cual va conllevar a la autonomía e independencia de los hijos. Si bien es cierto, los progenitores que usan este estilo son exigentes con las reglas establecidas en el hogar, y se evidencia una combinación de afecto, mostrándose cálidos y afectuosos. Por último, aquí no se muestra el castigo físico sino marcan límites y están preparados a atender y a llegar a una alianza con sus hijos sin perder la ideología ya establecida.

Por otro lado, Alarcón (2012), hace referencia que los padres que generan este estilo de crianza existe consecuencias educativas positivas sobre los hijos, en la cual se menciona que los niños o adolescentes desarrollan una adecuada capacidad de empatía, una alta autoestima, madurez psicológica, son alegres y espontáneos, presentan motivación, autocontrol, competencia social, son responsables en sus actividades y autoconcepto realista.  

2.3.1.6.2. Padres Autoritarios. 
Según Henao y García 2009 (citado por Huamán, 2012 p. 14) hace mención que, dentro de los estilos de crianza que se han tomado en cuenta, dicho estilo se basa como: Patrón restrictivo de crianza, en el que los adultos son quienes imponen muchas reglas, esperando una obediencia estricta, y casi nunca explican al niño (a) los motivos por la necesidad de obedecer todo; que a menudo se basan en tácticas punitivas enérgicas, es decir, ya sea en la afirmación del poder o retiro del amor, para que se consiga la obediencia. Estos padres no se sensibilizan ante los puntos de vista en conflicto de un niño (a), teniendo que aceptar como ley y se respete lo que loa padres ordenaron.

En este sentido, Alarcón (2012), hace referencia que los padres que generan este estilo de crianza existe consecuencias educativas negativos sobre los hijos, en la cual se menciona que los niños o adolescentes desarrollan baja autoestima, agresividad e impulsividad, menos alegres y espontáneos, escasa competencia social, baja autonomía y creatividad, además, no cumplen con las normas sociales, bajo rendimiento académico y sobre todo dificultad para la soluciones de problemas. 

2.3.1.6.3. Padres Permisivos. 
En este estilo, según Bardales (2015), podemos observar que son llamados también indulgentes o no directivos, en otras palabras, son aquellos progenitores en donde se evidencian la escasa imposición de reglas, además, que casi nunca advierten los límites ya sea dentro como fuera del hogar, por consiguiente, permiten que los hijos organicen sus propias actividades con poca inferencia de los padres. 
Por consiguiente, Alarcón (2012) comenta que los padres en este estilo van a generar en sus hijos escasa competencia social, inmadurez, bajo control de impulsos, agresividad, escasa motivación y capacidad de esfuerzo, además, de problemas escolares tanto a nivel conductual como educativo. En general, estos progenitores consienten que sus hijos demuestren con liberación sus sentimientos e impulsos y pocas veces ejercen un dominio firme sobre el conducta de los mismos. 

2.3.1.6.4. Padres Negligentes 
Aquí los padres, según Raya (2008), facilitan un entorno familiar totalmente desorganizado y desequilibrado, evidenciándose en la falta de responsabilidades que son ejercidas por los mismos progenitores y de transmitirlas a otras figuras que no pertenecen la dinámica familiar que comúnmente se conoce, por ejemplo, al colegio. Además, se puede confirmar, los comentarios de Bardales (2015, p.15), en donde se observa la falta de obligación, como rol, hacia sus hijos, y, que obvian colocar limites, ya que no encuentran sentido al hacerlo, ante todo esto, no hay que olvidar el nivel bajo de afectividad hacia sus hijos.

Ante lo mencionado, Alarcón (2012), hace referencia cuales son las consecuencias educativas, si es que los padres muestran este estilo evidenciándose en sus hijos baja autoestima, baja competencia social, escasa motivación, inestabilidad emocional, escaso respeto a personas y normas, baja autoestima e inseguridad, finalmente, bajo rendimiento escolar. 

2.3.1.6.5. Padres Mixtos 
Bardales (2015, pp.15, 16), hace comenta acerca de este punto y dice lo siguiente: Es la combinación que utilizan los padres de los estilos de crianza antes mencionados, son quienes no cuentan con un determinado estilo de crianza, sino que se desenvuelven en diferentes maneras de relacionarse con los hijos. Es decir, éste tipo de padres son inestables, ya que un día pueden manifestarse de modo autoritario, al rato o al otro día permisivos y así mismo indiferentes. 

2.3.1.7. Estilo Parental En La Actualidad 
En la actualidad, hemos observado, en los distintos ambientes familiares que es evidente que existe gran número de progenitores que anhelan que sus hijos actúen o se comporten de una forma deseada y agradable en los diferentes ambientes donde se desenvuelven habitualmente. Sin embargo, la mayoría de veces los padres suponen que la cuestión de la disciplina es algo que forma parte del centro educativo o escuela que debe ejercer esas funciones principales, es por ello, que hoy se observa como los padres de familia prefieren instalar, a sus hijos, más horas de estudio sin pensar en su estado emocional, generando, problemas de conducta, falta de afecto, escasa comunicación familiar, entre otras carencias ya sea a nivel familiar, social y psicológico. 

Rubio (2012, p. 42) menciona que: 
La familia forma parte de una influencia muy importante en el niño o adolescente, lo que va permitir configurar y moldearla personalidad, ya sea de manera positiva o negativa. Sin embargo, la familia que forma parte de un sistema de disciplina estricto y correctivo (Autoritario), en donde los niños y adolescentes presentan límites muy rígidos, y que dichos resultados de la desobediencia o incumplimiento de las normas son negativos, van a conllevar, que tengan un control sobre la vida de sus hijos, generando seres inferiores incapaces de tomar decisiones, además que sus sentimientos y emociones son ignorados, en la cual ha provocado que se genere ansiedad ocasionada por las conductas abusivas o severas. Según Barocio, 2004 (citado por Rubio, 2012 pp. 43, 44) menciona, en lo anterior: “con esto no quiere decir, que se tenga que llegar al lado opuesto de la permisividad donde los niños o adolescentes se les da la plena libertad de hacer cualquier cosa, ya que de esta manera tampoco se está logrando una disciplina efectiva”. 

En referencia a lo anterior, mencionamos, que las conductas agresivas o severas en su mayoría suelen ser de las practicas disciplinarias que se caracterizan con mayor frecuencia el uso del castigo físico, que se observa en los primeros años de vida y se extienden hasta la adolescencia, originando primero conductas hostiles en donde luego se ve acompañada más delante de conductas antisociales en la edad escolar de nivel secundaria.

Tomando en cuenta en lo anterior, Straus, 2001 (citado por Rubio, 2012 p. 44) nos muestra una definición acerca de la palabra castigo físico: “Como el uso de la fuerza física con intención de causar dolor al niño pero no lesiones con el propósito de corregir o controlar la conducta del niño”. Un estudio de Pichardo et al. 2009 (citado por Rubio 2012) se ha encontrado que niños entre los 3 y 5 años cuyos progenitores con más continuidad utilizan el castigo físico para controlar su conducta, tienden más problemas de adaptación social. Esto mismo, otros estudios relacionados entre castigo físico y problemas de conducta a estas edades se observaron especialmente entre niños y no entre niñas. Esto llega a la conclusión, que el sexo 48 es una variable que parece moderar el efecto de las praxis disciplinarias sobre la conductual infantil u adolescente.

Hasta ahora, hemos ilustrado las diferentes y diversos estilos parentales y como este influyen en la conducta de los hijos. No obstante, los diferentes modelos de socialización propuestos durante varios años se observan demasiada rigidez y, a la vez, muy simplista en los distintos entornos que se desarrolla la familia en la actualidad, ya que no tienen en cuenta los mecanismos de influencia sobre los hijos, en la cual encontramos tres limitaciones. En primer lugar, existe una ideología de los estilos de crianza fundamentada en una autoridad unidireccional y la evidencia del comportamiento de los padres sobre el desarrollo de los hijos. En segundo lugar, se observa la mínima consideración que se le ha brindado a las influencias genéticas y de otros factores externos de los descendientes. En tercer lugar, la poca valoración en el entendimiento por parte de los padres de las situaciones negativas y la aportación de los hijos en el proceso de los estilos de crianza que se ejerce en el entorno familiar (Bardales 2015). 

Cabe mencionar, que dichos modelos establecidos no toman la importancia debida a la evolución de los niños o adolescentes ni a sus características particulares al momento de considerar la adecuación de los estilos de crianza o la explicación que los sucesores hacen de los mismos. Así mismo, se da por entendido que el comportamiento de los progenitores tiene una elevada duración a lo largo del tiempo, y así mismo, que se admita que cada determinación que cogen los padres es una determinación consciente y argumentada.

En general, en la contemporaniedad se están realizando algunas aportaciones con el propósito  de llegar a un mejor entendimiento de los estilos de crianza y su influencia que conllevan a sus hijos a tener conductas positivas o negativas. Según el modelo de paternidad consciente de Duncan, Coatsworrth y Greenberg, 2009 (citado por Rubio p. 105) sugiere que a partir de este modelo se pone en base la atención consciente de los progenitores como instructores a la conexión con sus hijos, al mismo tiempo hacen mención lo siguiente: “La calidad de las interacciones entre padre e hijos pueden mejorarse promoviendo y mejorando la capacidad de los primero para tomar consciencia de la crianza de los niños”

 En definitiva, Rubio (2012), parece que los modelos actuales teóricos acerca de la crianza infantil o adolescente, se debe tener en cuenta, que esta debe cubrir no solo las necesidades de tipo físico, sino, además, la importancia de cubrir el de tipo afectivo, así como permitir las condiciones de exploración, el aprendizaje y las experiencias que impulsan el avance de la niñez. En general, desde nuestro punto de vista, los teóricos consideran los estilos de crianza como una difícil composición por la multiplicidad de elementos vinculados con la custodia o vigilancia de los hijos, en la creación de las normas y con el método ante el incumplimiento de estas, además, se toma en cuenta las creencias, los valores, conocimientos, actitudes y las conductas precisas de los procreadores que la agrupación con esta conglomeración van a modular la calidad de vida (desarrollo) y de aclarar cada uno de los componentes que forman el complicado entorno social, así como sus funciones y su relación con en el progreso de los niños o adolescentes. 

2.3.1.8. Factores que Intervienen en los Estilos Parentales 
2.3.1.8.1. Estatus Socioeconómico. 
En este punto, Raya (2008), observa como los progenitores crían a sus hijos, teniendo en cuenta el mundo o la comunidad en particular en que viven o se encuentran desarrollando ya sea a niveles económicos normales o medias. Por un lado, existen circunstancias ventajosas para los hijos, en el extremo opuesto, encontramos padres que por determinadas causas (personales, sociales, y económicas) padecen algunas desventajas socioeconómicas que afectan el crecimiento y desarrollo de los hijos. De manera tradicional, en el ámbito de la psicología de niños y adolescentes, se sustenta que las individuos que vienen de ambientes socioeconómicos deprimidos tienden a tener mayor problemas conductuales y emocionales; en este sentido, existe estudios que muestran que la pobreza y la calamidad social están fuertemente ligadas con los problemas del comportamiento, además, provoca ruptura familiar, enfermedades mentales de los padres, violencia familiar, negligencia parental entre otros factores que se encuentran asociados con carencia o pobreza. 

Esto conlleva a confirmar estudios de esta sociedad entre el nivel socioeconómico y estilo parental han sido encaminados a cabo, en diferentes territorios, lo que señala cierta solidez en la relación independientemente del contexto cultural. Entre ellos, podemos subrayar una investigación llevado a cabo en Egipto, donde se descubrió que las madres con menor nivel de instrucción manifestaban un estilo menos autoritativo que las madres con un mayor nivel instructivo (Raya, 2008). 

Otro estudio según Belsky et al. 2006 (citado por Rubio, 2012 p.107) llegan a la siguiente conclusión: Las variables socioeconómicas correlacionaban positivamente con las prácticas de crianza y con la salud infantil. Además los resultados de esta investigación indicaban que las prácticas de crianza reducían el poder predictor de la mayoría de variables socioeconómicas, sugiriendo que esta variable constituye un factor mediador del impacto de los factores socioeconómicos sobre la salud de los niños, el desarrollo de conductas delictivas y el éxito académico.

Por otro lado, según Hoff et al., 2002 (citado por Raya 2008 p. 35) podemos hace alusión también en este ocasión a las praxis parentales, resulta atractivo recolectar una clasificación de tres grupos de prácticas parentales en relación con el estatus socioeconómico implantada por: Prácticas de control directo: en la interacción con sus herederos, las madres de inferior estatus socioeconómico son más controladoras, delimitadas y establecen una considerable descalificación que las madres de más alto estatus; Interacción verbal: la totalidad y la esencia de las interacciones verbales que guardan relación entre los progenitores e hijos se diferencian en función del estatus socioeconómico, existiendo mayor entre las familias de estatus superior. Así mismo, el tema de las interacciones es más variado, con mayor número de interpretaciones; Control directivo: los progenitores de gran nivel socioeconómico son también los que proporcionan mayor variedad de estímulos a sus hijos como juguetes y materiales, actividades de ocio, deporte, cultura y consumen más momentos con ellos. 
Para finalizar, es necesario conocer la importancia el estado actual del nivel socioeconómico de las familias y cuáles son las condiciones psíquicas que se encuentran los progenitores para la realización o ejecución de los estilos de crianza cuando vienen de diferentes ambientes culturales, ya sea tanto educativo como instructivo. 

2.3.1.8.2. Factores Psicosociales y De Personalidad. 
En muchas ocasiones escuchamos hablar de estudios relacionados entre estilo parental y sus consecuencias, sin embargo no han sido tan estudiadas las peculiaridades personales que pueden ejercer como precedentes de este estilo parental, por ejemplo según, Pulkkinen,1999 (citado por raya, 2008) afirmaba que las madres diagnosticadas con depresión estaban vulnerables a determinar una expresión más crítica y menos constructiva con sus hijos y a manifestar escasos niveles de supervisión, y limitado grado de acuerdo con el estilo autoritativo, además, significativos niveles de estrés en la crianza.

Además, Raya (2008) se encontró que el autoconcepto de los progenitores estaba ligado con sus praxis de crianza, de tal forma que los padres con deficiente autoconcepto incorporan un estilo más autoritario que aquellos que tienen un autoconcepto más alto. Como se puede inferir las variables que han sido vinculadas con el estilo parental, no se da de forma individual, sino que está establecido por una serie de eventualidades personales y contextuales que van a superditar el empleo de unas praxis educativas u otras. En general, la totalidad de las investigaciones señalan que las familias de estatus socioeconómico bajo muestran menos conductas adecuadas.

En lo que respecta, Alarcón (2012), al sexo del progenitor, los datos no están tan claros, sin embargo, la edad del hijo sí viene ser un componente indispensable y determinante respecto al estilo educativo usado por sus progenitores, los escritores han revelado un estilo más autoritario con los hijos primogénitos, que con los más pequeños. Es por ello que el ambiente familiar es una variable que aún se necesita ser indagada con mayor profundidad, debido a que el estilo parental puede involucrase multiples cambios en función de determinados componentes, ya sea, contextual y personal.

2.3.1.9. Efectos Del Estilo Parental Sobre Distintos Aspectos Del Desarrollo Del Niño o Adolescente. 
2.3.1.9.1 Sobre La Competencia Académica En actualidad, Rubio (2012), numerosos estudios se muestran como los padres tratan de identificar en sus hijos el nivel cognitivo que presentan cada uno de ellos en relación al entorno escolar y el entorno familiar, además, cuáles son las expectativas que ellos tienen hacia dichas capacidades de sus hijos. Por otro lado, es marcada la atención que recibe el entorno escolar y el entorno familiar, debido a ello, es que los investigadores se han concentrado en las praxis concretas que utilizan los progenitores para apoyar a un mejor progreso educativo de sus hijos, ademas, distintos autores se han enfocado en el ajuste de unos estilos parentales frente a otros para fomentar resultados positvos académicos y otros han tratado de fusionar las dos tendencias. 

En cuanto a las prácticas parentales, los aspectos que han sido más estudiados según Spera, 2005 (citado por Raya, 2008. p.47) son los siguientes: La supervisión de las tareas: involucra prácticas como supervisar la realización de los deberes en el hogar, verificar que se hayan culminado, 54 controlar las labores con los compañeros e indagar sobre la evolución en la escuela. Está claro que la supervisión de las tareas académicas está acoplada con el éxito académico; La implicación de los padres: contiene actividades como reunirse con el tutor, auxiliar al chico con los compromisos, involucrarse en los órganos del plantel y contribuir en las ocupaciones extracurriculares. Por ende, existe una fuerte relación entre la participación de los progenitores y los resultados escolares; Las metas, valores y aspiraciones de los padres respecto al hijo: las metas y aspiraciones están involucrados con los resultados deseados que los progenitores anhelan que sus hijos posean y estas a su vez, influyen en los comportamientos hacia ellos. 

Por otro lado, los valores, hacen referencia a la importancia que se les da a los resultados académicos. 
Cabe resaltar que la influencia de los padres sobre la competencia académica de sus hijos puede tener también una influencia indirecta a través del profesor, pues, como señalan García y Rosel, 1999 (citado por Raya, 2008.) los docentes tienden a unificar la información que tienen de la familia y del alumno, de manera que la participación de los progenitores como medio de enlace entre la familia y la escuela juega un papel representativo en la valoración que los docentes hacen de un determinado alumno. 

Años después, Baumrind ,1967 (citado por raya, 2008) se realizo una investigación longitudinal en donde encontró que los sucesores de progenitores autoritativos eran más independientes, activos, prosociales, maduros y conseguían mejores productos académicos que los hijos de progenitores no autoritativos, por otro lado, los hijos de progenitores permisivos registran un escaso nivel en autocontrol, competencia y autoconfianza,. 

Un análisis desarrollado por Aunola, Stattin y Nurmi (2000) en Finlandia  se puede evidenciar que son menos dociles, y que además manifiestan reacciones más complicadas que los demás (Alarcón, 2012). Según Eisenberg, y otros, 2005 (citado por Raya, 2008) hace mención que los padres que muestran afecto crían a hijos más adaptados y menos propensos a experimentar ira o frustración y a expresar problemas como la agresión. 
Además Patterson, 2002 (citado por Raya, 2008). Menciona que el primer mecanismo para la explicación de un comportamiento antisocial en el niño o adolescente es la percepción de un estilo parental coercitivo, entendiéndose esta conducta como abusiva y agresiva la cual se puede evidenciar mediante la violencia emocional o física. 

Esta hipótesis plantea que un estilo parental coercitivo es ideal para facilitar al niño o adolescente las razones y los beneficios para instruirse y colocar en praxis comportamientos antisociales, en lugar de cultivar y desarrollar habilidades sociales. Afirmando que los estilos de crianza en la familia son la primordial categoría en la conducta antisocial en el niño o adolescente, mediante un mecanismo fundamental nombrado condicionamiento de escape, en donde el ser humano aprende a responder de forma aversiva, proporcionando así fin a los comportamientos agresivos de sus padres o hermanos. Otros indagadores han tratado de explicar semejanzas relacionados a los estilos y prácticas parentales relacionadas con la conducta antisocial y los dificultades externas en los chicos. 
En una exploración encaminada por Eisenberg y Valiente, 2002. 
Citan los siguientes: Supervisión: hace mención al conocimiento que presentan los progenitores sobre qué está haciendo y con quién está su hijo. Entonces podemos inferir que los jóvenes poco controlados se inclinan a llevar a  cabo más conductas antisociales o agresivas; Consistencia de la disciplina: es un método frágil que impulsa la agresividad y la delincuencia, porque se fortalece en la indisciplina del niño. Estilo parental coercitivo: como ya se refirió anteriormente el niño asimila las conductas antisociales a través de las métodos restrictivas de sus progenitores; Afecto y negatividad: los bajos niveles de afecto junto con altos niveles de ira y Hostilidad distinguen a los padres de hijos agresivos y con problemas de conducta; Castigo físico: los progenitores que utilizan este recurso configuran la conducta de su hijo, de manera que estos adoptaran este mismo técnica para modificar la conducta de los demás; Factores contextuales: algunos variables como el estatus socioeconómico se han relacionado con la violencia y la agresividad a través de los estilos y manejos parentales; Conflicto interparental: está agrupado con los problemas externos, por medio de su influencia en la seguridad emocional del niño. Con todo lo expuesto anteriormente podríamos decir que el aprendizaje de los niños acerca de cómo establecer relaciones con sus pares, basadas en conductas sociales adecuadas, tales como valores, empatía, tolerancia y respeto, están relacionadas al estilo o forma de crianza de los padres. Así mismo, la autoridad de los padres para educar a los hijos requiere de firmeza y de cumplimiento de reglas y normas establecidas. 

Finalmente los padres deben asumir principalmente el rol y protagonismo en la educación de sus hijos, llegando aliarse con las personas que conforman los diferentes niveles de la entidad educativa, promoviendo así logros de aprendizaje y desarrollo en la adquisición de valores y normas de convivencia.

2.3.1.9.3. Sobre Los Problemas Internos 
Los problemas internos contienen determinados condiciones como la angustia, depresión o la somatización, que son componentes difícilmente de distinguir en la conducta observable. Termino denominada como conducta “excesivamente controlada” según Achenbach y Edelbrock, 1978. Según Reynolds y Kamphaus, 2004 (citado por Raya, 2008) al contrario que ocurre con los adolescentes con tasas elevadas de dificultades externos, los pubers con alta puntuación en alteraciones internos no suelen afectar la actividad de los otros y tienden a ser muy auto-controlados y sumisos, lo que hace que sus problemas puedan pasar desapercibido. Por otro lado, varias investigaciones enfocan cierta relación entre las características del estilo parental como podrían ser el exceso de control, sobreprotección, y problemas de tipo internos como los trastornos de ansiedad por parte del niño. Para finalizar, algunas autoras explican que una asociación de control psicológico y estimación, pueda ocasionar a cierta dependencia en el heredero y absoluta identificación con el clima emocional en su ambiente familiar, en daño de sus mismos sentimientos y emociones, y a la indudable ansiedad debido al menor control sobre su comportamiento que percibe el niño o adolescente.

2.3.1.9.4. Sobre El Consumo De Sustancias.
 La ingesta de sustancias es considerada por la totalidad de los literarios como un enigma externo más que se observa en edades más desarrolladas del joven y que, en diversos asuntos, es una constancia de dificultades en la relación familiar ya evidentes en la primera infancia. 

Según Pons y Buelga, 1994 (citado por Fantin y García, 2011) enfatizan la influencia del grupo familiar como uno de los componentes de riesgo que con más frecuencia se desarrolla en estudios sobre adicciones. “... La presencia de conflictos en la relación familiar, las repercusiones en el ambiente familiar y las diferentes variables personales de los hijos, ha destacado, su influencia en la ingesta de sustancias adictivas 195 aproximaciones, como uno de los importantes desencadenantes del incremento de la frecuencia de la ingesta de bebidas alcohólicas”. En el asunto de socialización apropiado en donde los progenitores e sucesores se conectan y comunican va a establecer un clima de respeto y confianza en sus relaciones, pues poseen efectos elementales en el desarrollo de las conductas del chico o puber, según Baumrind, 1999 (citado por Raya, 2008) refiere que el utilización de sustancias por parte de los chicos podría estar relacionado con la calidad de las relaciones padres-hijo.

Las consideraciones bibliografías sobre la socialización familiar en coincidencia con el empleo de tabaco y alcohol demuestran que abundantes investigaciones se concentran en los dos aspectos fundamentales del método parental, como son el apego y el control, en donde alcanzamos señalar que el escaso nivel de ayuda junto con un control por parte de los progenitores está vinculado con un alto empleo de estas sustancias. Otras investigaciones más últimas también proporcionan un soporte a estos descubrimientos, indicando que una satisfactoria supervisión parental está ligada a un escaso ingesta de sustancias por parte de los hijos.

Según Coombs y otros, 1988 (citado por Fantin y García 2011), han llegado a relacionar entre los miembros de la familia y el exceso de drogas. Donde 60 remarcan componentes relacionados a la conexión familiar (aislamiento del pubers de la familia, escasa relaciones con sus progenitores, carencia de reconocimiento, confianza y afecto, rechazo de los progenitores, vínculos de dependencia, figura parental no implicado en la familia); conflictos (matrimonial, irresponsabilidad, aposento infeliz, esposa infeliz, discordia familiar, hijos implicados en enfrentamiento matrimonial, alto grado de estrés, trauma); divorcio y separación familiar (hogar roto, progenitores ausentes, hogar de un solo progenitor); disciplina (autocrática, falta de normas claras o límites, exagerado uso del castigo); moralidad hipócrita (doble ética, negación de los problemas personales de los padres); vacío de comunicación (falta de capacidades de comunicación del adolescente, poca expresión de los progenitores con el adolescente).

 Además, debemos tener en cuenta que una limitada disciplina y bajo control sobre el comportamiento del niño o el pubers en la primera etapa desemboca en determinadas dificultades de conducta que, durante la infancia, produce desapruebo por parte del grupo de pares y frustración en diferentes contextos como el escolar, que a su vez manifiestan el descubrimiento de más conductas inadecuadas. La implicación de todo ello es que el niño, que se ve rodeado en esta espiral de dificultades y hostilidad, se relaciona con los pares que exteriorizan las propias complicaciones de adaptabilidad social, siendo el uso de drogas una de las más frecuentes actitudes inadaptadas que pueden transmitirse en este contorno.

Por último, en lo que refiere al estatus socioeconómico sobre la ingestión de sustancias y el estilo parental, vemos que el estatus socioeconómico bajo ha favorecido la formación de comportamientos inapropiados como la ingesta de  determinadas sustancias. No obstante, los progenitores de estatus socioeconómico medio y alto, en su anhelo por conquistar el éxito social y laboral en sus hijos, logran aflojar aspectos importantes del desarrollo como son la formación personal y afectiva y enfrentarlos a niveles de exigencia desmedidos, avocándolos al fracaso y a la llegada de conductas inapropiadas como el consumo de sustancias. 

2.3.2.CONDUCTA ANTISOCIAL – DELICTIVA 
2.3.2.1. Definición: 
Para entrar al tema de conducta antisocial – delictiva es necesario partir desde su origen y evolución desde la niñez y adolescencia, en donde existe más evidencia de dichas acciones o comportamientos hostiles, además, como afecta en el desarrollo cognitivo, emocional, familiar y social del niño o adolescente. A partir de ahora, en este trabajo de investigación se conocerá las diferentes definiciones de los diversos autores y como dichas actitudes indeseables son manifestadas.

Antes de comenzar se iniciara con una definición de adolescencia, en la cual según Erickson, 1992 (citado por Leticia & Galvanovskis, 2011 p. 48) refiere que: 
La adolescencia es un periodo de transformación continua que requiere ajustes a cambios biológicos, emocionales y sociales del propio desarrollo. Cuando los factores anteriores se combinan, pueden influir a que los jóvenes presenten problemas de comportamiento, particularmente conductas antisociales, y que lleguen a involucrarse en actos delictivos. Por otro lado, según Salinas, 2003 (citado por Andújar, 2011 p. 14) menciona lo siguiente: 
La adolescencia es una etapa en la que el individuo se encuentra en continuo cambio. En muchos manuales se la trata, como el inicio de la vida adulta o como el final de la infancia y no como una fase diferente con aspectos y referencias específicas y claramente distintas de la infancia y la vida adulta. 

Además, Sanabria y otros (2009) resalta que es necesario recalcar que la adolescencia significa una etapa crítica desde los cambios físicos, psicológicos y sociales, en la cual, parte del inicio o aumento de obstáculos en la conducta, específicamente a nivel antisocial y delictivo, motivo que tiene por interés para el área de la investigación científica. Esta tendencia se expande si se toma la importancia de los últimos datos que existe en nuestra población a nivel social y familiar. En ésta se observa, que en los últimos años existe una multiplicidad de casos de conductas delictivas en nuestro país, siendo una amenaza latente para el progreso de una sociedad tanto individual, social y económico. 

Garaigordobil (citado por Andújar, 2011 p. 23) define conducta antisocial - delictiva con las siguientes palabras: Es cualquier conducta que refleje infringir reglas sociales y/o sea una acción contra los demás. En concreto, se exploran conductas antisociales asociadas al gamberrismo y a conductas de trasgresión de normas sociales en relación con la edad tales como romper objetos de otras personas o romper objetos de lugares públicos en la calle, el cine, autobuses..., aceras rompiendo botellas o vertiendo las basuras, tirar piedras a la gente, tirar piedras a casas, coches o Trenes 

Así mismo, podemos tener en cuenta, según Seisdedos (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 8) la definición de conducta antisocial está dada como: “Comportamiento caracterizado por realizar acciones perjudiciales y dañinas contra los demás, implicando agresión física y verbal, manipulación e irresponsabilidad. A si mismo evidencia la transgresión de normas sociales en relación con la edad”. Por consiguiente, Seisdedos (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 8) también, hace referencia que la conducta delictiva le define como: “Son comportamientos que están fuera de la ley por hurtar, pertenecer a pandillas, chantajear, violar, extorsionar y todo lo que implica participar en uso de estupefacientes”.

Por último, Kazdin y Buela-Casal, 2002 (citado por Peña, 2010 p. 13) comenta que cuando: Una conducta que se catalogue como antisocial, puede depender de juicios acerca de la severidad de los actos y de su alejamiento de las pautas normativas, en función de la edad del niño, el sexo, la clase social y otras consideraciones. No obstante, el punto de referencia para la conducta antisocial, siempre es el contexto sociocultural en que surge tal conducta; no habiendo criterios objetivos para determinar qué es antisocial y que estén libres de juicios subjetivos acerca de lo que es socialmente apropiado.

2.3.2.2. Características de la Conducta 
Para tener más conocimiento de este tema, según López (2008, pp. 22,23), refiere que para comentar la gravedad clínica de dicha conducta, debemos conocer las características que van a estar asociadas al comportamiento antisocial. De manera específica mencionaremos las siguientes características: La frecuencia o el nivel en que un niño se ve incluido en conductas antisociales: obviamente no es lo mismo un robo o disputa eventual que el niño se vea envuelto continuamente en este tipo de conductas.

Además, la intensidad o importancia de las consecuencias de una conducta cuando esta tiene lugar: conductas como prender fuego o agresión con objetos contundentes pueden ser de baja frecuencia, pero la gravedad de estos actos y la magnitud de sus consecuencias obliga a una atención especial por parte de instancias clínicas o legales. Por consiguiente, la cronicidad o persistencia de la conducta antisocial: hace referencia a la repetición y prolongación del historial de la conducta en el espacio y el tiempo.

Un ejemplo de conducta aislada puede no llamar la atención de los demás hacia el niño, pero la repetición de la misma a lo largo del tiempo y en diferentes contextos confiere a las conductas una mayor significación. Finalmente, la magnitud o constelación de conductas antisociales: es decir, cuando distintas conductas antisociales se presentan juntas, de tal forma que a mayor variedad de conductas antisociales peor pronóstico.

Ante lo mencionado, el mismo autor López (2008), coloca su punto de vista al tomar estas características de mucha importancia para determinar la desviación, es decir, los niños o adolescentes que presentas conductas antisociales, a través de estas características se pueden identificar de manera rápida en qué nivel se encuentran y como se va desarrollando con el transcurrir del tiempo, afectando la evolución del menor con quien tiene más contacto a nivel social, ya sea con los padres, los profesores o compañeros. 

2.3.2.3. Teoría de Seisdedos (1988) 
2.3.2.3.1. Conducta Antisocial 
Según Seisdedos (1988), se trata de actos no deliberadamente delictivos, pero si desviados de las pautas sociales, apreciados indeseables. Incorpora conductas como: tocar la puerta de alguna vivienda y marchar corriendo, ensuciar las vías, quebrar botellas, derribar cubos de basura y coger frutas ajenas. Dentro de los cuales se enmarcan los siguientes indicadores: Irresponsabilidad: Tendencia a vivir el presente, sin tener en cuenta el pasado o futuro. Se evidencia incapacidad para continuar rutinas o mantener responsabilidades; Violación a la privacidad: Relativo a conducta encantadora, denota simpatía, engaño y manipulación, se aprecia aparente arrepentimiento, ante actitudes inadecuadas, generando excusas y sentimientos de culpa; Rompimiento de las normas sociales: Se refiere a un historial de dificultades con las autoridades educativas y la ley.

A pesar de las dificultades suscitadas y de los castigos recibidos, persiste la conducta antisocial sin anticipar las consecuencias de sus acciones; Agresividad: Acción o actitud potente y auto-afirmativa que se expresa de forma física, verbal o simbólica. Presencia de agresión por medio del desafío y la búsqueda de atención. Se denota carencia de habilidades para solucionar problemas, expresar sentimientos y asumir responsabilidad de sus actos. Por tanto, se percibe inmadurez y pobre capacidad cognitiva (Seisdedos, 1988). 

2.3.2.3.2. Conducta Delictiva 
Seisdedos (1988), hace referencia a a reincorporación de comportamientos que sencillamente caen fuera de la ley, semejantes como: robar cosas, portar algún arma (puñal o navaja), potenciar vandalismo, grescas y obtener dinero de forma ilícita. Presenta los siguientes indicadores: Impulsividad: Conducta que denota intolerancia a la frustración, falta de consideración por los derechos y necesidades de los demás. Limitada capacidad para pensar en las consecuencias de sus acciones; Rompimiento de las normas sociales: Presencia de un historial de dificultades con las autoridades educativas y la ley, sin embargo a pesar de las dificultades suscitadas y castigos recibidos, no anticipan las consecuencias de sus actos; Hurto: Apropiarse de las pertenencias ajenas, sin intimidación o violencia; Uso de estupefacientes: Uso y abuso de drogas, se aprecia disminución de sus facultades sociales y cognitivas, así como presencia de reacciones físicas y reducción de la capacidad de respuesta (Seisdedos, 1988). 

2.3.2.4. Causas y Factores de Riesgo de La Conducta Antisocial 
Según Peña (2010), hace mención que un factor de riesgo es una peculiaridad a nivel personal, familiar, grupal, social; en donde la aparición incrementa la posibilidad de que se origine un determinado fenómeno. Además, Andújar (2011), nos explica que como el factor de riesgo es una peculiaridad que admite adelantarse en la fase de la conducta antisocial, es decir, es una variable que dispone en el ser humano una actitud de debilidad hacia este tipo de  conductas. Ante esto, podemos mencionar que esta conducta es ocasionada por una multiplicidad de agentes o componentes.

En la actualidad, según Garaigordobil, 2005 (citado por Andújar, 2011 p. 29) menciona lo siguiente en relación a la conducta antisocial: Asimismo, se acepta la influencia de variables socio-ambientales, por ejemplo, la influencia del grupo de iguales, en la adquisición, desarrollo y mantenimiento de la conducta antisocial. Sin embargo, desde la década de los 80, diversos estudios han reactivado y recuperado el énfasis en el estudio de variables de personalidad que pueden interactuar con variables sociales y ambientales en la realización de conductas antisociales. 

Variables de personalidad tales como impulsividad, empatía, hostilidad, inteligencia o estabilidad emocional. Ahora bien, con respecto a los diversos factores existe escasa información sobre las causas de dicha conducta, en la cual mencionaremos los que juegan un papel importante en los seres humanos, tales como: Factores genéticos: parece demostrado que en los niños/adolescentes con este tipo de trastornos y conductas antisociales, existen factores heredados de tipo neurofisiológico, psicofisiológico y bioquímico, que predispondrían a los menores a manifestar conductas disruptivas y dificultades de aprendizaje.

Se ha encontrado relación, en adolescentes adoptados, con el padre biológico antisocial o alcohólico, y la existencia en el hijo descendiente de conductas antisociales; Factores ambientales: un papel importante en la raíz y desarrollo de los trastornos de conducta lo juegan estos factores. Una de las variables aceptadas por la comunidad científica respecto a los determinantes de la conducta antisocial, es el  ambiente familiar y el tipo de patrones de aprendizaje que este emplea en la crianza de los hijos. Por esto, que ocurran ciertos fenómenos en el entorno familiar puede tener una relación causal en la aparición de los trastornos de conducta (Andújar, 2011 p. 30). 

2.3.2.5. Factores Individuales 
2.3.2.5.1. Rasgos de Personalidad 
En los últimos años se ha tomado en cuenta las relaciones que existen entre la conducta antisocial junto con la personalidad del adolescente, partiendo desde la agresividad, prejuicios étnicos y, finalmente, con la impulsividad. La postura de Eysenck 1964, 1987 (citado por Andújar, 2011 p. 34), refiere que la personalidad se describe en base a tres dimensiones básicas configuradas por diversos rasgos de personalidad: Extraversión cuyos rasgos serían sociabilidad, vitalidad, actividad, dogmatismo, búsqueda de sensaciones, despreocupación, dominancia, urgencia y aventura; Neurotismo: ansiedad, sentimientos de culpa, baja autoestima, tensión, irracionalidad, timidez, tristeza, emotividad; Psicoticismo: agresividad, frialdad, egocentrismo, impulsividad, baja sociabilidad, baja empatía, creatividad, incomodidad.

Mientras que Lykken, (citado por Andújar, 2011 pp. 28, 29) menciona que hay dos aspectos que llevan a desarrollar un comportamiento antisocial. 
Un sociópata es cuando se está expuesto a una socialización deficiente a causa de una práctica familiar negligente, en cambio, un psicópata es una persona que expresa desde su infancia un nivel elevado de una serie de rasgos temperamentales podría ser insensible a un esfuerzo socializador normal y crecer sin desarrollar una conciencia. 69 Se observa que los rasgos de personalidad, se relacionan con la conducta antisocial, y existen diferencias de mucha importancia. La variable que se encuentra estrechamente relacionada con la delincuencia es el psicoticismo siendo la psicopatía primaria, mientras que las anteriores, se relaciona con la psicopatía secundaria, debido a los rasgos temperamentales que manifiesta el adolescente desde el entorno familiar con un estilo de crianza autoritario (Andújar, 2011). 

2.3.2.5.2. Autoestima. 
Según Peña (2010) existen investigaciones que han señalado relación negativa entre conducta antisocial y autoconcepto-autoestima, es decir, son factores que se encuentran en el origen de la conducta desviada. Además, se han observado, en la realidad, que tanto niños como adolescentes que presentan alta autoestima manifiestan pocas actitudes antisociales, a diferencia de los adolescentes con baja autoestima los cuales presentan más conductas amenazantes e intimidatorias hacia su ámbito, por lo tanto las dimensiones de la autoestima muestran una agrupación negativa con la conducta desviada. 
Lo que implica que los bajos niveles de autoestima se ven implicadas en las actividades delictivas. 

2.3.2.5.3. La Empatía. 
Aquí, según López (2008 p. 86), el autor nos muestra una definición en relación a la empatía, la cual dice lo siguiente: Es la habilidad personal más importante. Estriba en reconocer las emociones de los demás, en sintonizar con los deseos y necesidades de otras personas. Pero a menudo, estos sentimientos no son explícitos, requieren de la capacidad de intuir o traducir señales sociales ambiguas, por lo tanto cuanto más abiertos estamos a nuestros sentimientos (más nos conocemos) más hábiles somos en entender los sentimientos ajenos, de leer mensajes no verbales, y de fijarnos en el contenido y no tanto en la forma de lo comunicado.

Por otro lado, mientras que Peña (2010 p. 114) nos menciona que en el área delincuencial se han generado amplias líneas de trabajo en torno a un integrante específico de la habilidad social como la empatía, además, dicha habilidad se define como: “Una respuesta afectiva para la aprehensión y comprensión del estado emocional del otro o la capacidad para ponerse en lugar del otro”. 

2.3.2.6. Variables Familiares. 
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010) comentan que los factores familiares incurren en la tendencia de desarrollar conductas disruptivas, violentas e infractoras en los niños y adolescentes. Sin duda el papel que cumplen los progenitores del entorno familiar es indiscutible, ya que es donde se da el proceso de sociabilización, el cual es definitivo en la primera etapa de la juventud, por ende el entorno familiar se encuentra relacionado a las futuras conductas que emiten los adolescentes. Para tener más conocimiento de estos factores es necesario conocer diferentes aspectos que se encuentran relacionados con el aspecto familiar, tales como: 

2.3.2.6.1 Ciclo vital de la familia: 
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010) en este apartado, es el primer proceso en donde se establece, se sostiene y se desarrolla la pareja y la familia, en la cual va enmarcar y determinar la vida familiar en un hogar, para ello, está determinado un conjunto de etapas que debemos seguir y conocer, en las cuales solo mencionaremos y son los siguientes: Formación de la pareja, Matrimonio sin hijos, Nacimiento del primer hijo, Familia con hijos en edad pre-escolar (0 a 5 años), Familia con hijos en edad escolar (6 a 12 años), Familia con hijos adolescentes (13 a 18 años), Emancipación de los hijos: nido vacío (20 años en adelante, los hijos se han ido)Retiro, envejecimiento y muerte (mayores de 65 años). 

Desde nuestra perspectiva, dichas fases evolutivas antes mencionadas nos van a permitir identificar y conocer los objetivos que cada familia que debe alcanzar e incluyendo las diversas necesidades que tiene cada miembro para poder satisfacerlas.

2.3.2.6.2 Construcción Familiar: 
Actualmente, el concepto tradicional de una familia constituida por padre, madre e hijos ha ido cambiando y superado en los últimos años, en la cual está constituyendo de diferente manera. Además, aquí se encuentra incluido los grupos familiares que por razones económicas, viven varias generaciones compartiendo el espacio, gasto e incluso responsabilidades (familia extensa), así mismo, se toma en cuenta los grupos que solo existe un progenitor, ya sea la máxima autoridad y responsable económica (familia uniparental), y, también se incluye las familias con hijos adoptivos; familias que se onforman luego de haber disuelto un vínculo, en otras palabras familias reconstituidas, o las familias alternativas, formadas por nuevos individuos de relación interpersonal como tíos y sobrinos, abuelos y nietos, parejas de convivientes, etc. (Gobierno Federal Mexicano 2010) 
De acuerdo, con este tipo de construcción familiar llegamos a la conclusión que no es en sí mismo un factor de riesgo que sea de mucha importancia. Sin embargo, el riesgo surge a raíz de que los miembros no se adaptan a las reglas de convivencia, no asumen su función y responsabilidad y además se ve implicada la disciplina que se imparte en el entorno familiar. 

2.3.2.6.3 Métodos de Crianza: 
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010 p. 10) en el proceso de crianza se busca satisfacer las necesidades de los hijos concerniente a sus cuidados, sustento tanto físico y emocional, protección, educación lo cual implica formación de hábitos, transmisión de valores y adquisición de recursos para la habituación a partir de la escolarización, control, orientación, acompañamiento, afecto, empatía y amor; no obstante, cuando estos aspectos no se cumplen, la familia ahora no es percibida por sus miembros como un proyecto común y solidario, el afecto es insuficiente y las relaciones al interior del grupo se convierten en factores de peligro. 

Así mismo los métodos de crianza, que pueden ser tomados como factores de riesgo son: El estilo de crianza autoritaria e inflexible, en la cual se integran frecuentemente violencia y maltrato, pretexto por el que niños y pubers tienden a manifestar dificultades de personalidad y temperamento, como una escasa inestabilidad, rebeldía, autoestima o incluso, variaciones en su capacidad para poner paciencia ante la frustración e insatisfacción para la resolución de sus condiciones afectuosas.

El método de crianza permisivo-protector se enfoca a determinar los factores de riesgo como la inseguridad en niños y adolescentes, limitado contacto social y un escaso desarrollo en sus habilidades, además, una insuficiente capacidad para demorar las gratificaciones y una escasa tolerancia a la frustración, entre otros.

La adopción del método de crianza denominado indiferente considera que un escaso contacto afectivo entre los integrantes de la familia puede dar origen que los hijos posean problemas para mejorar su autoconfianza y para llevar a cabo la capacidad del autocontrol; asi mismo, sus emociones de pertenencia y apego familiar pueden encontrarse afectados. 

2.3.2.6.4 Conflictos Matrimoniales 
Cabe citar que la presencia de relaciones tensas y conflictivas que se da en el ámbito familiar entre los progenitores del hogar, ha sido emparejada con la exteriorización de actividades antisociales por parte de los hijos; estas conductas se observan en familias que cuentan con la presencia de ambos progenitores igualmente en hogares rotos, es decir donde solo se encuentra un progenitor. Por otro lado, cabe mencionar que los individuos que han estado expuestos y/o presentes a episodios violentos entre sus progenitores serán más violentos en su etapa adulta, ya que influye mucho el ser testigo de violencia en el entorno familiar, lo cual es aun más perjudicial que recibir la violencia directamente. Así mismo se confirma que la exposición a conflictos incrementa el riesgo de violencia 

Según Thornberry, 2004 (citado por Peña, 2010) afirma que los infractores infantiles o de inicio temprano suelen tener antecedentes de familias muy conflictivas y con alto grado de hostilidad entre ellos mismos, a diferencia de los infractores que se inician en la adolescencia. 74 2.3.2.6.5. Clase Social En relación a la clase social, se puede mencionar que tanto la pobreza como la delincuencia son términos que muchas personas lo identifican como factores interrelacionados. 

Al parecer las personas con un nivel socioeconómico bajo delinquen más que, los pertenecientes a clase media o alta. Pues según investigaciones se puede corroborar que el desempleo y la desigualdad desataron crisis económica, lo cual aumento la pobreza infantil desde 1960 hasta 1990, cifras que han ido aumentando con el pasar de los años. Con dicha información podemos reafirmar que los niños y jóvenes pertenecientes a clases sociales bajas están más propensos a delinquir, que los pertenecientes a las clases media y alta, en donde se evidencian delitos con más frecuencia y con daños más graves. Finalmente Van DUSEN confirma que la clase social tiene ciertos rasgos genéticos en relación a conducta delictiva, y sobre todo, referidos a experiencias vividas, por ello tanto los rasgos genéticos y las experiencias vividas predisponen a los niños y adolescentes a implicarse en actos delictivos. Esto significa, que “la clase social baja se relaciona con varias características facilitadoras del delito, con menor estimulación intelectual y logro académico, una mayor disparidad entre oportunidades y aspiraciones, y una mayor probabilidad de asociaciones con delincuentes” (Vásquez, 2003). 

2.3.2.6.6. Relaciones al Interior de la Familia. 
En el momento que los progenitores se vinculan con sus hijos con frialdad, distantes, o con rechazo, se obstaculiza su desarrollo afectivo, debido a la ausencia de afecto en el entorno familiar. Estos aspectos pueden convertirse en factores de riesgo los cuales dan origen a acoplamientos familiares débiles, insatisfactorios, sentimientos de desesperanza y desprotección, dificultades para  originar y optimar afecto. 

Dichas interacciones propias de los progenitores que han preferido por un sistema de crianza apoyandose en la apatía, se interpretan como evasión por los sentimientos, necesidades y percepciones de niños, jóvenes y adolescentes, así como en pobre estimulación positiva, limitada paciencia y tolerancia, dichas condiciones pueden llevar a que los pubers comprendan el mundo como hostil e impredecible, por lo tanto, pueden generar sensaciones que les imposibilitan instaurar adecuados procesos de socialización (Gobierno Federal Mexicano 2010). Ante lo mencionado, podemos finalizar que la ausencia de dialogo deteriora la relación y predispone a los adolescentes a ciertas conductas delictivas, debido a que no verbalizan sus sentimientos, ignorar los pensamientos de ellos mismos y se dirigen hacia los hijos de manera crítica y hostil, en la cual tiene como consecuencia la perdida mutua de la confianza, limites inconsistentes pocos claros e intransigentes. 

2.3.2.7. Otros Factores 
2.3.2.7.1. Influencia de los Medios de Comunicación 
Es necesario verificar que tipos de programas son observados en casa, debido a la magnitud de mensajes subliminales que envían cada programa de televisión, ya que muchos de ellos solo emiten violencia, los cuales, sin lugar a duda, en todos los programas se visualiza que la violencia es algo habitual desde la infancia, ya que los programas televisivos se han convertido en prioridad para los niños. Schneider (citado por Vásquez, 2003. P.26) menciona que existen diferentes estudios empíricos los cuales han llegado a la conclusión que:  “la permanente contemplación de la violencia en la televisión por niños tiene un efecto muy negativo ya que puede provocar comportamientos violentos y delictivos cuando son jóvenes y adultos”. La repetición permanente de violencia en la televisión (y en el cine) trae como consecuencia “la capacidad emocional de reaccionar a la violencia disminuye y que se aceptan más y más actitudes y valores agresivos, lo que favorece el desarrollo de un ambiente violento en la sociedad”. 

2.3.3.La Familia Desde La Teoría Sistémica: El conjunto familiar es visualizado como un ente social complejo y organizado que está compuesta por un conjunto de subsistemas en mutua interacción entre ellas, en las cuales dichas unidades se pueden comprender como individuos, que constituyen una unidad diferente al medio externo, además que cada integrante o individuo cumplen una función determinada al intervenir en ellas, afectándolo de manera positiva o negativa al sistema familiar (Godoy, 2010). 

Por otro lado, los principios básicos de la teoría de sistemas en el ámbito familiar, según Sánchez y Gutiérrez (citado por Alvarado y Cruz 2004 p. 28,29) se centran en cinco puntos: 
1.-Todo sistema familiar es una unidad organizada a través de reglas propias, donde la interacción se rige por la predicción y consistencia; el comportamiento de un individuo no se puede comprender de manera aislada; 
2.-La estructura sistémica familiar está conformada por subsistemas, se habla de los subsistemas parentales, subsistema fraterno y subsistema de familia extensa, los cuales están delimitados por jerarquías que determinan sus obligaciones y responsabilidades; 
3.-Los patrones que rigen el sistema familiar son circulares y no lineales, esto es, la familia se ve como un sistema de retroalimentación donde el comportamiento de A es consecuencia e influye en el comportamiento de B, C, D, etc. teniéndose entonces que la patología se encuentra en la estructura familiar y no en el paciente identificado; 
4.-Los sistemas familiares mantienen su estabilidad por el mecanismo de homeostasis, sin embargo, rompen su equilibrio no sólo por entropía o destrucción, sino también por crecimiento o morfogénesis. Por tanto se rigen por principios dinámicos.; 
5.-El sistema familiar evoluciona gracias a la interacción con un mundo de estímulos y cambios continuos. En general, la familia, desde nuestra perspectiva, es la base de un grupo social, en la cual se va a proporcionar a sus miembros protección, seguridad, compañía, siendo la familia el primer ente de socialización de los adolescentes; es decir, comparten normas, reglas, tradiciones, formas de relación y conductas aprendidas que son los procesos de los diferentes estilos de crianza, partiendo desde los primeros inicios de la escuela hasta seguir el curso de la formación de cada miembro de la familia.

2.3.3.1. Tipos de Familia: 
Según Miranda (citado por Godoy, 2010) existe una amplia tipología respecto a la familia, pero con el transcurrir del tiempo han evolucionado surgiendo nuevos conceptos, por el simple hecho de su dinamismo en la sociedad, las cuales mencionada las siguientes: Familia nuclear: conformada por una pareja, un varón, una mujer y sus hijos en donde existe lazo de consanguinidad y genera vínculos de apego e identificación con sus miembros. Familia extensa o conjunta: también 7denominada familia trigeneracional, es decir, aquí viven mínimo tres generaciones.

 Este tipo de familia está conformada por varios integrantes: por una pareja con o sin hijo, mas parientes consanguíneos ascendentes, descendientes o colaterales. Familia ampliada: este tipo de familia, similar a la anterior con la diferencia que se integran personas que no poseen lazos de consanguinidad. Familia simultanea: antes denominada superpuesta o reconstituida, está caracterizada por permanecer a ellas personas que viven con un vínculo marital disuelto, donde la pareja posee hijos de otros padres, se unen formando una nueva unión, siendo la mayor parte de los casos uniones de hecho.

Familias con un progenitor o monoparentales: como su propio nombre lo dice, solo un miembro de familia se hace cargo de los hijos, él o ella.

2.4. Definición De Términos Básicos: 
Definición de estilos de crianza: 
Según Darling y steinberg, 2009 (citado por Bárdales, 2015 p. 12) menciona que son un conjunto de comportamientos globales que se enfocan en los niños o adolescentes, en la cual los progenitores crean un clima emocional positiva con la supervisión de ellos mismos, y desarrollando así sus propios deberes de paternidad y la propia personalidad de sus hijos. Definición de conducta antisocial Según Seisdedos, 1995 (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 7) se refiere como un conjunto de comportamientos que se realiza a través de acciones dañinas, en la cual son aprendidas y detectadas a nivel social, y se manifiestan en conductas agresivas físicas y verbales transgrediendo las normas sociales en relación a la edad.

Definición de conducta delictiva Según Seisdedos, 1995 (citado por Astudillo y otros, 2014 p.7) se refiere como comportamientos o conductas ilegales efectuadas por jóvenes o adolescentes de la misma edad, que se encuentran fuera de la ley por chantajear, extorsionar, hurtar y pertenecer a grupos de pandillas, además, implica participar en el consumo de estupefacientes.

1 comentario:

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