RESUMEN
La presente investigación describe los resultados de un estudio que
se buscó la relación de los estilos de crianza y la conducta antisocial – delictiva
en los adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel -
2016. En concreto, se realizó un estudio de carácter correlacional - causal -
cuantitativo con datos provenientes de un centro de reclusión para menores de
edad entre los 12 años hasta los 19 años, encontrándose que el 37.6% de los
adolescentes manifestaron que sus padres tienden a ser autoritarios por ende
los adolescentes presentan conductas antisociales, por otro lado, el 25,9%
cuentan con padres negligentes y el 9,4% presentan padres permisivos en
donde ambos manifiestan conductas delictivas. A partir de esto, se refiere que
los estilos de crianza influyen en el desarrollo de la conducta antisocial con
comportamientos delictivos. Por lo tanto, en esta población, los padres que
presenta los estilos de crianza autoritario, negligente y permisivos sus hijos se
encuentra vulnerables a la realización de las conductas antisocial – delictiva.
Palabras clave: estilos de crianza, conducta antisocial, conducta delictiva.
ABSTRACT
This research paper describes results of a study that sought to the
relationship of parenting styles and antisocial behavior – criminal in teenagers of
the youth center José Quiñones Gonzales – Pimentel – 2016. In specific a
correlational, causal and quantitative study with data from a detention center for
minors between the ages of 12 and 19 years old, it was found that 37.6% of
teens expressed their parents tend to be authoritarian so the adolescents have
antisocial behavior, on the other hand, 25,9% tell with neglectful parents and
9.4% have permissive parents where both manifest criminal behavior. Based on
this, refers to parenting styles influence the development of antisocial behavior
with criminal behavior. Therefore, in this population, parents who present the
styles of authoritarian, neglectful and permissive parenting their children are
vulnerable to the realization of antisocial behavior - criminal.
Key words: parenting styles, antisocial behavior, criminal behavior
INTRODUCCIÓN
La conducta antisocial que se comprueba realmente, es de gran
nerviosismo ya que implican a corto y largo plazo perturbando a niños,
adolescentes y adultos, de manera que originan una percusión vital en la
humanidad, evidenciándose este comportamiento de modo recurrente en los
púbers que no poseen regulación en su ambiente familiar, relacionándose ello
con los estilos de crianza que ejercen los progenitores dentro de su círculo o
vinculo familiar.
Actualmente, es considerable el aumento de este comportamiento en
los púberes pues tienden a transgredir la ley, las reglas y normas en el entorno
social. Cabe recalcar que la familia forma socialmente a los individuos, es
decir, los padres otorgan las pautas para integrarse a un sistema social en
interacción con otras personas. Cada una la ejecuta con su propio marco pero
al mismo tiempo, comparten cualidades; además, siguen siendo escenarios
sustanciales del desarrollo del individuo. De acuerdo con lo que se vive, se
aprende y se obtenga en su núcleo, el individuo adquirirá herramientas y
patrones de conducta que utilizará para su desenvolvimiento en diferentes
niveles sociales.
Algunas conductas de los padres y algunas que se llevan a
cabo en la escuela se relacionan con la presencia o ausencia de conductas
antisociales; por ejemplo, formas de apego en ambos ámbitos disminuyen su
presencia, en tanto que familias y escuelas disfuncionales dificultan la
posibilidad de transmitir normas prosociales con cierto distanciamiento de los
padres y de la escuela están asociados con el consumo de drogas ilegales.
Navarrete (2011) menciona que los estilos de Crianza son un conjunto
de conductas ejercidas por los padres hacia los hijos. Los padres son los principales responsables del cuidado y protección de los niños, desde la
infancia hasta la adolescencia. Esto significa que los padres son los
principales transmisores de principios, conocimientos, valores, actitudes, roles
y hábitos que una generación pasa a la siguiente. De esta manera, la familia
constituye el agente de socialización primaria en donde se aprenden normas y
conductas sociales así como conductas desviadas.
Dentro del ámbito familiar, se puede destacar a los estilos y prácticas
parentales como factores que tienen una influencia significativa sobre las
conductas problema (Baumrind, 1991).
Las prácticas parentales están
asociadas con resultados conductuales positivos o negativos en los
adolescentes. Asimismo, Quiroz. (2007) señalan que las prácticas negativas
de disciplina y prácticas de crianza ineficaces intervienen en el desarrollo del
comportamiento antisocial.
En la actualidad, los problemas en el núcleo familiar y el entorno escolar
son recurrentes, de manera que los jóvenes buscan alternativas a su situación
encontrando apoyo frecuentemente en los grupos de pares que llegan a
incurrir en conductas riesgosas. Por ende, se vuelve importante conocer las
prácticas, hábitos y formas de relación que los padres establecen con sus
hijos adolescentes, así como las consecuencias que desencadenan
Igualmente relevante resulta distinguir lo que ocurre dentro de la escuela
respecto de lo que ofrece a los estudiantes para que se sientan motivados a
asistir, al igual que reconocer el impacto que tienen sus diferentes
expectativas hacia la escuela sobre las conductas antisociales.
Por otra parte, existen cuestiones a tomar en cuenta a la hora de tratar
a las conductas problemáticas y de riesgo particularmente en los adolescentes, como son el adecuado manejo de las normas, la autoridad, la
supervisión y la autonomía, dado su carácter estructural y regulativo en las
relaciones sociales.
Los padres y la escuela representan un papel trascendente en la
transmisión de tales cuestiones en la medida que juegan un rol contenedor y
formativo que permea las actitudes de los adolescentes y su
desenvolvimiento en el entorno social. No obstante, existen situaciones que
obstruyen dicho manejo y dicho rol, apuntando la necesidad de fortalecer los
valores y los vínculos con los jóvenes, así como el establecimiento de límites
claros marcados con el ejemplo. A la vez, es necesario que se señale la
responsabilidad que tienen los adolescentes respecto de sus actos y
decisiones para que ellos mismos aprendan a definir sus propios límites en
aras de prevenir conductas de riesgo que resulten perjudiciales.
CAPÍTULO I:
PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
1.1. Situación Problemática
La naturaleza humana esta constituido por limitaciones biológicas,
psicológicas y sociales que son inseparables. Por el contrario, interactúan
entre si las cuales finalmente darán fundamento a las particularidades
comportamentales de las personas y, además, están relacionadas a los estilos
de crianza que trasmiten los padres (valores, roles, principios, hábitos,
actitudes) en el ámbito familiar de cada adolescente. Por ende la psicología y
las ciencias sociales se esfuerzan por explicarlas conductas evidenciadas en
nuestro entorno, tales como rompimiento de reglas, hurtos, acciones
agresivas, entre otras. Por lo expuesto se puede inferir que dichas acciones
son de gran preocupación para la sociedad en general, ya que, existe una
multiplicidad de actos que van en contra a nivel social y los derechos de los
demás (personas, animales o propiedades).
Según Córdova y Pérez (2013), aquellos muchachos y adolescentes
que desde la muy temprana edad (niñez y pubertad) han sido aventurados a
una secuencia de obstáculos e inconvenientes a lo largo de su progreso, tales
como cuidados negligentes, una carencia estimulación temprana, y asi mismo,
acumula una serie de déficits neuropsicológicos verbales y motores, asociados
a desórdenes severos del desarrollo, como déficit atencional e hiperactividad;
tienen mayor expectativa de evolucionar una trayectoria o pauta de conducta
antisocial permanente a lo largo del ciclo de su supervivencia.
Según el diario Perú 21 en la actualidad (2013) los adolescentes han
cambiado los videojuegos por los diferentes tipos de armas y su ingenuidad por una impresionante sangre fría para matar. Así, menores de entre 15 y 17
años son expertos de ejecutar los más aterradores crímenes por petición y de
esto se aprovechan las organizaciones criminales. El empleo de matones
juveniles se ha hecho muy habitual en el país de una manera perturbador y
argumento de ello es que más de 150 adolescentes están prisioneros por
homicidio. Así mismo, se observa cantidades en el Poder Judicial, de los
cuales 2,477 son internos que residen en los 9 reformatorios a nivel nacional,
el 6.34% (es decir, 157) cometieron el delito de homicidio.
Cabe mencionar,
que dichos actos delictivos se encuentran operando principalmente en el norte
del país, siendo los centros de rehabilitación que acogen los infractores son los
de lima (Maranguita) y de Trujillo (La Floresta). En general, las organizaciones
delictivas saben el castigo o la pena que recibe un menor homicida es de 6
años, es por ello, que utilizan menores de edad para su propósito.
De igual modo, para Manuel Saravia (psicólogo del Instituto Gestalt -
2013) describe el perfil del joven homicida en la cual muestra caracterisiticas
de personalidad antisocial y disocial muy agresivos, que gozan violar las
normas y buscan confrontarse a la autoridad. Además menciona, “En la
mayoría de casos provienen de hogares disfuncionales. Esto origina en los
adolescentes trastornos de personalidad que nunca llegan a superar”. Por su
parte, Veronique Henry, representante en el Perú de la Fundación Tierra de
Hombres, la misma que trabaja con el Ministerio Público para restablecer a la
sociedad a menores infractores, remarcó que los crímenes graves cometidos
por menores de 18 años representan un pequeño porcentaje. Al mismo tiempo,
refiere que “solo algunos adolescentes tienden a desarrollar una conducta delictiva persistente en la vida adulta, en donde cometen crímenes serios. Ellos
necesitan un tratamiento especializado” (Peru21, 2013).
Según Bardales (2014), en la entrada de Lambayeque se está volviendo
bastante común ser testificador o afectada de un hecho de violencia en el que
están implicados los adolescentes, atentar tanto a la propiedad pública como
privada, atracos a peatones y disputas callejeras entre bandas o cuadrillas.
Dichas transgresiones se extienden cada año en el distrito de José Leonardo
Ortiz. Durante el 2010 se intervino a un total de 75 jóvenes de 14 a 16 años
que cometieron hurto agravado; cifra que se ha ido duplicando con el tiempo
revelando un incremento en los índices de delincuencia juvenil.
En tal sentido, en base a lo expuesto es pertinente investigar como los
estilos de crianza guardan relación con la conducta antisocial - delictiva, por la
cual existe escasa investigación en nuestro medio social en relación a las
variables, ya mencionadas, en dicho tema de estudio.
Finalmente, es inevitable la necesidad e interés de desarrollar la
investigación Estilos de Crianza y Conducta Antisocial-Delictiva en
Adolescentes del Centro Juvenil José Quiñones Gonzales – Pimentel - 2016.
1.2. Formulación del Problema
¿Existe relación significativa entre estilos de crianza y conducta
antisocial-delictiva en los adolescentes del centro juvenil José Quiñones
Gonzales – Pimentel - 2016?
1.3. Delimitación del problema:
Dicha investigación se realizó en el centro juvenil José Quiñones
Gonzáles – Pimentel, donde la investigación que se realizo es de tipo
correlacional - causal, por la cual se aplicó dos pruebas psicológicas (Escala de
Estilos de Crianza de L. Steinberg; adaptación del cuestionario de conductas
antisociales- delictivas A- D) a una población de 170 adolescentes recluidos en
dicho centro juvenil, por último, el periodo de tiempo que se tomó dicho estudio
fue de 8 meses.
1.4. Justificación e importancia
La presente investigación nace de la motivación por conocer los estilos
de crianza y conducta antisocial-delictiva en los estudiantes de la región
Lambayeque y en el centro juvenil José Quiñones Gonzales, donde se muestra
una incidencia de victimización y percepción de inseguridad ciudadana, siendo
los adolescentes los protagonistas en la actualidad, es por ello, importante
contribuir con la investigación de la problemática psicosocial antes aludida, con
la intención de conseguir una apertura competente del fenómeno a investigar.
Los descubrimientos facilitara información sobresaliente a la Gerencia
Regional de Educación-Lambayeque (GREL), en la cual se conocerá la
incidencia de las conducta antisocial - delictivas y la relación con los estilos de
crianza, con el propósito de actualizar la información y así implementar los
lineamientos en el ámbito educativo para el adecuado desarrollo de los
estudiantes.
Así además los resultados del actual análisis, serán útiles para las
jefaturas de dicho centro juvenil, debido a que les permitirán transformar un diagnóstico en origen a los datos logrados, para poder tomar medidas que
favorezcan a la residentes, a través del plan y realización de programas de
prevención e intervención psicopedagógica, correspondiente a las conductas
antisocial - delictiva y las formas de crianza de las figuras parentales, de tal
modo que faciliten desarrollar estrategias, destrezas y habilidades para
fortalecer conductas adaptadas, para afrontar eficazmente situaciones
relacionadas al medio social, escolar y familiar.
Además, la investigación a realizar es indispensable para la Universidad
Señor de Sipán y la Escuela Profesional Académico de Psicología, porque le
permite averiguar, explicar e interpretar las diferentes cuestiones psicosociales
en la región Lambayeque, a través de la investigación, como también en la
proyección social, la misma que facilitara, tener datos válidos, fácticos y
confiables sobre la cuestión mencionada, extendiendo las acciones y
estrategias preventivo promocionales.
No obstante se justifica desde el punto de vista teórico, el estudio
contribuirá a profundizar en la temática, y comprobar hipótesis, por
consiguiente desde una perspectiva metodológica, se utilizará diversas técnicas
entre ellas la observación directa y la psicométrica, mediante la utilización de
instrumentos de recolección de datos.
Finalmente, la investigación potenciara a los profesionales competentes
de de la salud mental llenar un vacío en el conocimiento y enriquecer las
precedentes investigaciones.
1.5. Limitaciones del Problema
En este punto, fueron escasos los antecedentes sobre muestras
variables de estudio en relación a los estilos de crianza y conducta antisocial –
delictiva, además de escasos recursos bibliográficos de fuentes primarias por lo
que el marco teórico de la presente investigación ha sido extraída de fuentes
secundarias.
En la investigación, desde el proyecto, hubo circunstancias negativas
desde la coordinación de nuestros horarios e incluso en la determinación de
algunas decisiones para la realización del proyecto, así mismo, durante la
aplicación de las pruebas psicológicas nos restringían el acceso al centro
juvenil José Quiñones Gonzáles, ya que la encargada o jefa del área de
psicología se encontraba en diligencias judiciales, en la cual tomo un periodo
de un mes para dicho acceso y seguir en nuestras actividades.
1.6. Objetivos
1.6.1. Objetivo General
Determinar la relación entre los estilos de crianza y conducta antisocialdelictiva
en adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel -
2016.
1.6.2. Objetivos Específicos
Determinar la relación entre la conducta antisocial con los estilos de
crianza en adolescentes del centro juvenil José Quiñones Gonzáles – Pimentel
- 2016.
CAPÍTULO II:
MARCO TEÓRICO
2.1. Antecedentes de la investigación:
2.1.1. Internacional
Navarrete (2011) en su tesis titulada: “Estilos de crianza y calidad de vida
en padres de preadolescentes que presentan conductas disruptivas en el
aula”. Mostrando una metodología de carácter cuantitativo, descriptivo,
correlacional, teniendo en cuenta el Cuestionario de Calidad de Vida Familiar,
Cuestionario de Estilos de Crianza y el Cuestionario de Comportamiento
Parental para Niños CRPBI. Trabajaron con una población de 46 familias en
las que se incluye tanto progenitores como hijos preadolescente de entre 11 y
13 años de edad que estudian sexto o séptimo año básico en un colegio
particular; teniendo como resultados que se halla una correlación positiva y
significativa entre la calidad de vida familiar tanto en su grado de
consideración como en su nivel de satisfacción y el estilo de crianza con
autoridad, esto se verifica frente a la percepción de los progenitores.
Raya (2008) en su tesis titulada: “Estudio sobre los estilos educativos
parentales y su relación con los trastornos de conducta en la infancia”.
Evidenciándose una metodología correlacional, para ello se utilizó el
cuestionario para obtener los datos socio-demográficos generales de padres y
madres y del entorno familiar, el Cuestionario de Crianza Parental (PCRI-M)
de Roa y del Barrio (2001) y el Sistema de Evaluación de la Conducta de
Niños y Adolescentes (BASC); en la cual presento una muestra constituida de
432 participantes, ante todo ello, se llegó a obtener como resultados que existe mucha relación entre los estilos educativos parentales y los trastornos
de conducta.
Alarcón (2012) en su tesis titulada: “estilos parentales de socialización y
ajuste psicosocial de los adolescentes: un análisis de las influencias
contextuales en el proceso de socialización”, para ello se utilizó los siguientes
instrumentos: Variables Demográficas, Parenting Scales, Escala de Control
Psicológico, S-Embu, Escala de Socialización Parental en la Adolescencia,
Escala Multidimensional de Autoconcepto AF5, Personality Assessment
Questionnaire, Escala de Competencia Social Logro Académico, Consumo de
Sustancias (Drogas y Alcohol), Conducta Antisocial, Cuestionario de Apoyo
Comunitario Percibido, Cohesión y Desorden Social en el Barrio. Trabajaron
con una muestra constituida de 1115 participantes, formado por 487 varones
(12 – 15 años) y 628 mujeres (15 – 17 años), en la cual se obtuvo como
resultado que existe diferencia significativa en relación a la socialización y los
ajustes psicosociales.
Ovalle (2015) en su tesis titulada: “rasgos de personalidad y conducta
antisocial en hijos adolescentes de madres solteras”, en la cual se utilizó como
instrumentos como el test psicométrico k-72 y el cuestionario A-D, trabajando
con una muestra jóvenes adolescentes de ambos sexos, comprendidos
entre las edades de 13-16 años de edad, obteniendo como resultados que los
peculiaridades de personalidad en adolescentes hijos de madres solteras son
sociabilidad, emotividad, actividad, resonancia, dominio, reflexión y control
voluntario un dato interesante es que los adolescentes en mención no
presentan conducta antisocial.
Sanabria y Uribe (2010) en su tesis titulada: “Factores psicosociales de
riesgo asociados a conductas problemáticas en jóvenes infractores y no
infractores*”, se evidencia en una investigación es de tipo ex post facto y para
ello se utilizó el Cuestionario de Conducta Antisocial - Delictivas [A-D] de
Seisdedos, y se aplicó en una muestra estuvo conformada por
179adolescentes, 72 infractores de ley y 107 no infractores, que oscilan entre
las edades de 12 – 18 años, obteniendo como resultados manifiestan que los
adolescentes que se localizan recluidos en dos instituciones para menores
infractores muestran una mayor frecuencia de exposición a los factores de
riesgo, asociados con la conducta antisocial y delictiva, en semejanza con los
adolescentes no infractores que asisten a una institución pública, en los niveles
exosistema, microsistema y macrosistema.
Leticia (2011) en su tesis titulada: “Propensión a Conductas Antisociales
y Delictivas en Adolescentes Mexicanos”, por lo cual se empleo el cuestionario
A-D, conductas antisociales- delictivas (Seisdedos, 1995), y se aplicó a una
muestra que Participaron 150 estudiantes de secundaria y preparatoria, de
entre 12 y 20 años de edad. Dicha investigación se obtuvo como resultado
muestran que los varones son más predispuestos que las mujeres a desarrollar
conductas antisociales y delictivas, así como un comportamiento antisocial más
agresivo.
Peña (2010) en su tesis titulada: “conducta antisocial en adolescentes:
factores de riesgo y de protección”, donde se observa la utilización el
instrumentos de la Escala de conducta antisocial (ASB) de Silva, Martorell y
Clemente (1986), el Cuestionario de Agresión (AQ); la Escala de búsqueda de
24
sensaciones para niños y adolescentes (EBS-J) y, finalmente, la Escala de
impulsividad, afán de aventura y empatía(IVE-J), en la cual se aplicó a una
muestra de 1.629 participantes (786 hombres y 843 mujeres), con edades
comprendidas entre los 14 y los 17 años de edad, obteniendo como resultados
la prevalencia de la conducta antisocial, en todas sus manifestaciones, es
significativamente mayor en el caso de los varones, excepto para el consumo
de tabaco y anfetaminas que presentan mayores índices en el caso de las
mujeres, y el patrón de comportamientos antisociales (violencia y consumo de
sustancias) de las mujeres presenta cada vez menos diferencias respecto al de
los varones.
Cabrera & otros (2010) en su tesis titulada: “conducta antisocial y
delictiva en adolescentes de un centro de reclusión en el Quindío, período
2008-2010”. En donde se practico una investigación de carácter descriptivocuantitativo
de corte transversal con datos procedentes de un centro de
reclusión, localizandose que el 62,5% de la muestra indica un riesgo alto con
presencia de conducta delictiva, en tanto que el 54% de la misma se observa
también un riesgo alto en conducta antisocial, desembocando a una conclusión
que la alta presencia de conducta antisocial equivale a una alta vulnerabilidad
respecto a la realización de conductas delictivas.
Por lo analizado, se concluye que los estudios realizados a nivel
internacional existe una gran significancia relacionado como los estilos de
crianza y la conducta antisocial – delictiva, ya que cada progenitor tiene su
propia perspectiva para educar a sus hijos, y además, interviene diversos
factores que influyen en el desarrollo del adolescente.
2.1.2. Nacional:
Merino & otros (2004) en su tesis titulada: “Validación del inventario de
conductas parentales: Un análisis factorial confirmatorio”, para la realización del
estudio tienen en cuenta el cuestionario o Inventario de Conducta
Parental(ICP), en la cual se aplicó a una población de 148 adultos apoderados
de niños de entre 5 y 6 años de edad provenientes de colegios estatales,
llegando al resultado que convergen con otros de la literatura, en que las
emociones negativas predominantes de las madres están asociadas
moderadamente con los estilos parentales de interacción.
Huamán (2012) en su tesis titulada: “relación entre el malestar asociado
a la sintomatología obsesivo compulsiva y la crianza percibida en adolescentes
de una institución educativa escolar de Lima”, utilizando dos instrumentos, la
Escala de Estilos de Crianza de Steinberg (Lamborn, Mounts, Steinberg &
Dornbusch, 1991) adaptada por Merino (2004) y El Inventario de obsesiones y
compulsiones (Foa et al., 2002) adaptada por Fullana et al. (2005) y Malpica
(2009), y aplicando a una población 181 alumnos, 83 varones y 98 mujeres, de
4to y 5to año de secundaria, por ultimo, se obtuvo como resultado que existe
relación entre la crianza y el malestar asociado a la sintomatología obsesivo
compulsiva.
Morales (2013) en su tesis titulada:“Comportamiento antisocial
persistente y limitado a la adolescencia entre infractores institucionalizados”,
teniendo en cuenta el instrumento del Millon Adolescent Clinical Inventory –
MACI (adaptada por Iza, 2002), y se aplicó en una muestra de tipo no
probabilística compuesta por un total de 172 adolescentes varones entre 13 y
26
20 años de edad, obteniendo como resultados diferencias significativas en
aquellas escalas de personalidad relevantes al comportamiento antisocial que
integran la prueba.
Finalmente se observa que, nuestro país no es ajeno a problemas
sociales, motivo por el cual, la variable estilos de crianza lo podemos encontrar
de manera universal, dependiendo de dicha variable aparecerán o se
desarrollaran las diversas conductas ya sean positivas o negativas en el niño o
adolescente, posteriormente, el desarrollo de la personalidad.
2.1.3. Regional.
Morales & Wilson (2014) en su tesis titulada: “Conductas AntisocialesDelictivas
y Estilos de Pensamiento en Estudiantes de una Institución
Educativa del Distrito de Tumán, 2014”, por la cual se utilizaron dos
instrumentos, Conductas Antisociales-Delictivas de Seisdedos (1988) y Estilos
de Pensamiento de Sternberg-Wagner (1999), obteniendo como resultados
que existe relación inversa muy débil altamente significativa entre la conducta
antisocial y estilos de pensamiento: ejecutivo, judicial, jerárquico, local y
conservador.
Bardales & La serna (2015) en su tesis titulada:”estilos de crianza y
desajuste del comportamiento psicosocial en adolescentes de una institución
educativa estatal, Chiclayo – 2014”, en donde se aplicaron dos diversos
materiales, uno de ellos es la escala de crianza implantada por Steinberg y el
Inventario de desajuste del comportamiento psicosocial (INDACPS) creado
por Reyes y Sánchez, disponiendo con una cantidad de 262 adolescentes de
ambos sexos entre 14 y 17 años.
Finalmente, se obtuvo como resultados que no existe relación entre los variables estilos de crianza y desajuste del
comportamiento psicosocial; por lo que se sustenta que ambas variables de
estudio son independientes.
Finalmente, en nuestra región aún no se observa con gran significancia
entre los estilos de crianza y conducta antisocial, pero no está merced de la
influencia de dichas variables, es por ello, el interés de dichas variables.
2.2. Estado de Arte:
2.2.1. Estilos de Crianza
2.2.1.1. Definiciones
TEORIA INTEGRADORA ENTRE LA PSICOLOGIA SOCIAL Y
PSICOLOGICA
DEFINICIONES
Según Navarrete (2011 p. 23) los estilos de Crianza se
refiere:
Es un cúmulo de conductas desempeñadas por los
progenitores hacia los descendientes. Es decir, los
progenitores son los principales encargados de la
custodia y protección de los niños, desde la infancia
hasta la adolescencia. Esto simboliza que los padres son
los principales transmisores de principios, conocimientos,
valores, actitudes, roles y hábitos que pasa de una
generación a otra.
Según Darling y Steinberg (citado por Bardales, 2015 p.
12) los estilos de crianza son:
“Una serie de actitudes hacia los niños y que en
conjunto, aportan a la creación de un clima
emocional, el cual pone de manifiesto
comportamientos de los padres”.
APORTES
En relación a los estilos de crianza podemos
mencionar, según Godoy (2010), desde el enfoque sistémico
la familia es la base de la sociedad, en donde los miembros
de la familia van a proporcionar afecto, seguridad, compañía
y sin dejar de lado la comunicación para satisfacer las
inquietudes o interrogantes de los hijos, además,
encontramos otras implicaciones como las tradiciones,
normas, los diferentes estilos parentales (incluyendo limites)
en la cual se observa las conductas aprendidas o
transmitidas en el hogar, con el objetivo de lograr el
desarrollo emocional y social de los miembros de la familia.
Según Jiménez (2010 p. 7), Baumrind es uno de los
ejemplares modelos y el más producido acerca de los estilos
parentales. Con estas enseñanzas, se pretendía comprender
el impacto de los estilos de conductas familiares en la
identidad del niño.
En un investigación anterior, de 1967,
dividió a los niños en tres tipos de estructura personal según
su conducta:
Estructura I: eran los más capacitados, satisfechos e
individualistas, optimistas en sí mismos y manifestaban
conductas exploratorias. Estructura II: eran
medianamente seguros y competentes de controlarse
así mismos y, en cierto modo, inestables y
desconfiados. Estructura III: se expresan inmaduros y
30
dependientes, con menos cabida de control y seguridad
en sí mismos.
Por tanto, Steinberg (citado por Bardales, 2015, p. 13)
comenta que en el periodo de la adolescencia se determina
tres presencias de estilos de crianza que están sostenido de
manera hipotética y concreta:
Compromiso: Es la condición en que los pubers divisa
conductas de proximidad emocional, sentimientos e
interés que proceden de los progenitores; Autonomía
Psicológica: Es la categoria en que los progenitores
manipulan tácticas democráticas, no restrictivas y
favorecen la singularidad y la emancipación de los
hijos; Control conductual: Es la categoria en que el
progenitor es observado como inspector o supervisor
de la conducta del puber.
SIMILITUDES
En el ambiente de la sociología y psicología, son
abundantes las indagaciones sobre los aportes educativos de
los progenitores y el dominio que influye en el desarrollo
infantil. No se muestran modelos puros, sino que se
esconden, ya que las formas educativas acostumbran ser
mixtos y se transforman con el evolución del niño. Al mismo
tiempo, intervienes algunas limitaciones de acuerdo a
diversas variables, como son: el sexo, edad, lugar que ocupa
entre los hermanos, etc. Por ello, es necesario examinar las normas educativas en el entorno de los cambios sociales,
valores predominantes, entorno de cada generación o las
condiciones evolutivas en que se ubica el niño o la niña.
DEFERENCIAS
Al inicio de los estudios de los estilos parentales se
encontraron grandes diferencias de acuerdo a los autores,
sin embargo, con el transcurrir del tiempo la psicología ha ido
evolucionando las diversas teorías llegando a integrarlas
para una mejor comprensión de cada una de ellas ya que
depende de si mismas, es decir, tomando en cuenta las
variables (el sexo, edad, lugar que ocupa entre los hermanos,
etc.) que influyen en los estilos de crianza y como los padres
son capaces de interactuar con sus hijos a nivel, emocional,
psicológico y social.
2.2.2. Conducta Antisocial - Delictiva
Teoría Social Teoría Psicológica
DEFINICIONES
Así mismo, podemos
tener en cuenta, según
Seisdedos ( citado por Astudillo
y otros, 2014 p. 8) la definición
de conducta antisocial esta
dada como:
“Comportamiento
caracterizado por realizar
Garaigordobil (citado por
Andújar, 2011 p. 23) define
conducta antisocial - delictiva
con las siguientes palabras:
Es cualquier conducta
que refleje infringir reglas
sociales y/o sea una
acción contra los demás. acciones perjudiciales y
dañinas contra los demás,
implicando agresión física
y verbal, manipulacióne
irresponsabilidad. A si
mismo evidencia la
transgresión de normas
sociales en relación con la
edad”.
Por consiguiente, Seisdedos
(citado por Astudillo y otros,
2014 p. 8) también, hace
referencia que la conducta
delictiva le define como:
“Son comportamientos que
están fuera de la ley por
hurtar, pertenecer a pandillas,
chantajear, violar, extorsionar
y todo lo que implica participar
en uso de estupefacientes”.
En concreto, se
exploran conductas
antisociales asociadas al
gamberrismo y a
conductas de trasgresión
de normas sociales en
relación con la edad
tales Como romper
objetos de otras personas
o romper objetos de
lugares públicos en la
calle, el cine,
autobuses..., golpear,
pelearse o agredir a
personas, fumar, beber,
falsificar notas, no asistir
al colegio o llegar tarde
intencionalmente, copiar
en un examen, Robar,
colarse cuando hay
que esperar un turno,
ensuciar las calles y las
aceras, destrozando
botellas o vaciando la
basuras, lanzar piedras a las personas,
tirar piedras a las
viviendas, autos o
Trenes.
APORTES
En la conducta
antisocial, Según Seisdedos
(1988), enmarca los siguientes
indicadores:
Irresponsabilidad:
Tendencia a vivir el
presente, sin tener en
cuenta el pasado o futuro.
Se evidencia incapacidad
para continuar rutinas o
mantener
responsabilidades;
Violación a la
privacidad: Relativo a
conducta encantadora,
denota simpatía, engaño y
manipulación, se aprecia
aparente arrepentimiento,
ante actitudes
inadecuadas, generando
Según Lykken, (citado
por Andújar, 2011 pp. 28,
29) hay dos caminos para
desarrollar un comportamiento
antisocial.
Un sociópata es
cuando se está
expuesto a una
socialización deficiente
a causa de una práctica
familiar negligente, en
cambio, un psicópata es
una persona que
expresa desde su
infancia un nivel alto de
una sucesión de rasgos
temperamentales
podría ser inconsciente
a un empeño
socializador normal y excusas y sentimientos de
culpa; Rompimiento
de las normas sociales:
Se refiere a un historial de
dificultades con las
autoridades educativas y
la ley.
A pesar de las
dificultades suscitadas y
de los castigos recibidos,
persiste la conducta
antisocial sin anticipar las
consecuencias de sus
acciones; Agresividad:
Acción o actitud potente y
auto-afirmativa que se
expresa de forma física
verbal o simbólica.
Presencia de agresión
por medio del desafío y la
búsqueda de atención. Se
denota carencia de
habilidades para
solucionar problemas,
expresar sentimientos y
asumir responsabilidad de
desarrollarse sin
conciencia alguna.
La postura de Eysenck 1964,
1987 (citado por Andújar, 2011
p. 34), postula que la
personalidad de la conducta
delictiva puede describirse en
base a tres dimensiones
primordiales configuradas por
diversos rasgos de
personalidad:
Extraversión cuyos
rasgos serían
sociabilidad, vitalidad,
actividad, dogmatismo,
búsqueda de
sensaciones,
despreocupación,
dominancia, urgencia y
aventura; Neurotismo:
ansiedad, sentimientos
de culpa, baja
autoestima, tensión,
irracionalidad, timidez,
tristeza, emotividad;
35
sus actos. Por tanto
se observa inmadurez y
pobre suficiencia
cognitiva.
En la conducta delictiva,
Seisdedos (1988), presenta los
siguientes indicadores:
Impulsividad: Conducta
que denota intoleranciaa
la frustración, falta de
consideración por los
derechos y necesidades
de los demás. Limitada
capacidad para pensar
en las consecuencias de
sus acciones;
Rompimiento de Las
normas sociales:
Presencia de un historial
de dificultades con
las autoridades
educativas y la ley, sin
embargo a pesar de las
dificultades suscitadas y
castigos recibidos,
Psicoticismo:
agresividad, frialdad,
egocentrismo,
impulsividad, baja
sociabilidad, baja
empatía, creatividad,
incomodidad. no anticipan las
consecuencias de sus
actos; Hurto: Apropiarse
de las pertenencias
ajenas, sin intimidación o
violencia; Uso de
estupefacientes: Uso y
abuso de drogas, se
aprecia disminución de
sus facultades sociales y
cognitivas, así como
presencia de reacciones
físicas y reducción
de la capacidad de
respuesta (Seisdedos,
1988).
SIMILITUDES
En el ámbito de lo social y psicología, son bastante
numerosos los trabajos sobre la conducta antisocial – delictiva en
los adolescentes y cómo influye de manera negativa en el
desarrollo del adolescente. No obstante, el estudio de la
conducta antisocial al combinar lo individual y lo social desde
una proximidad multimodal y multinivel, que compromete, por un
lado, los componentes de orden cognitivo, emocional y
comportamental y, por otro, las áreas que intervienen en el comportamiento del individuo, la familiar, la académica o laboral
en su caso, y la socio-comunitaria. Esta aproximación psicosocial
se muestra prometedor, a nuestro juicio, no sólo para separar
aquellas causas que subyacen a la elaboración de la conducta
adaptada o inadaptada, sino también para dirigir la aceptación de
estrategias eficientes, tanto en el nivel preventivo como de
intervención.
DIFERENCIAS
Si empezamos
analizar nuestra temática desde
lo “externo o social”, partiendo
de la idea de que la
conducta antisocial se genera
siempre dentro de un
contexto social determinado,
nos encontraríamos con el
enfoque sociológico, que
explicaría el comportamiento
antisocial función
exclusivamente de influencia
de variables externas al
individuo o relativas a su
mundo social, centrándose
básicamente los factores
macrosociales o más lejanos
al individuo y minimizando, por
Si comenzamos desde
la parte “interna o individual”,
es decir, aquellos autores
que defienden Que el
comportamiento delincuente o
antisocial se explica en
función de la existencia de
variables Internas al propio
individuo, nos encontraríamos
primero con aquellas
teorías que integran
exclusivamente factores
biológicos y psicológicos
como fenómenos explicativos
de la conducta
antisocial. Dentro de este
enfoque psicobiológico, las tanto, el papel de los
factores biológicos y
psicológicos en la aparición
de la conducta antisocial.
teorías más representativa es
la Teoría de Eysenck (1964)
y la teoría de Lykken (1995).
2.3. Bases Teóricas Científicas:
2.3.1 ESTILOS DE CRIANZA:
2.3.1.1 Definición:
Para empezar con este trabajo de investigación se definirá, según
Navarrete (2011) los estilos de Crianza se refiere:
Es un conglomerado de comportamientos practicadas por los progenitores
hacia los hijos. Los familiares son los encargados del cuidado y seguridad
de los niños, desde la infancia hasta la adolescencia. Esto simboliza que
los progenitores son los primeros transmisores de principios,
conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que pasa de una
generación consecuente.
Además, se toma en cuenta, Darling y Steinberg (citado por Bardales,
2015 p.12) los estilos de crianza son:
“Una serie de actitudes hacia los niños y que en conjunto, aportan a la
creación de un clima emocional, el cual pone de manifiesto
comportamientos de los padres”.
Dicho de otra forma, estos comportamientos implica tanto las conductas a
través de las cuales los progenitores desenvuelven sus propias responsabilidades
39
de paternidad, como cualquier otro modelo de conductas: gestos, cambios en el
tono de voz y expresiones espontáneas de afecto.
Caballo y Rodrigo (citado por
Bardales, 2015 p.11) desde su punto de vista, manifiestan que:
“Los estilos de crianza, se enfocan a las tendencias globales de
comportamiento, a las praxis más frecuentes, con ello no se intenta decir
que los progenitores utilizan siempre las mismas estrategias con todos sus
hijos, ni en todas las situaciones, sino que los padres, dentro de un
conjunto de tácticas, suelen ser flexibles en las pautas educativas que
ejercen”.
En general, no hay que olvidar que dichos estilos de crianza de los
progenitores se enfocan principalmente en el control y las exigencias hacia los
hijos; la existencia o no de normas y la disciplina que ejercen ya sea dentro o
fuera del hogar y el grado de exigencia a los hijos en relación a los estudios
escolares o académicos. Finalmente, también existen dimensiones como el afecto
y la comunicación que es el grado de apoyo y el estima explícito hacia los hijos.
Además, existen factores que determinan los estilos de crianza y la interacción
que se relaciona con los padres y sus hijos, en las cuales podemos mencionar la
edad, sexo, características de personalidad, orden de nacimiento, experiencia
previa de los progenitores en relación con los otros hijos, nivel educativo,
características físicas de la vivienda, contexto histórico, cultura, costumbres, entre
otras; todo ello, se mencionara más adelante para tener una perspectiva más
completa de la realidad en relación a dinámica familiar que existe actualmente.
(Navarrete, 2011).
2.3.1.2. El Modelo De Diana Baumrind
Según Jiménez (2010), Baumrind es uno de los ejemplares medelos y más
producidos acerca de los estilos parentales. Con estas investigaciones, se
ambiciona comprender el impacto de los estilos de conducta familiares en la
personalidad del niño. En un estudio anterior, de 1967, dividió a los niños en tres
tipos de estructura personal según su conducta:
Estructura I: estaban los más idoneos, divertidos e independientes,
optimistas en sí mismos y manifestaban conductas exploratorias.
Estructura II: eran aceptablemente optimistas y capaces de
controlarse así mismos y, en cierto modo, indecisos y miedosos.
Estructura III: se demuestran novatos y dependientes, con menos lucidez
de dominio y confianza en sí mismos.
Según Raya (2008), cabe mencionar que Baumrind en sus primeras
investigaciones se basaron en la influencia de los estilos de crianza en las
primeras etapas del proceso evolutivo de los niños; en la cual, al inicio estructuro
y amplifico la concepción de control parental, partiendo, de la existencia de
diferentes formas como el uso de explicaciones, la firmeza de la corrección, la
rectitud y el uso de castigos físicos. Además, menciona que lo progenitores
manifestaban un interés en socializar a los hijos con la intención de formar parte o
integrar al niño al entorno familiar y social, cumpliendo, de esta manera,
comportamiento o conductas socialmente aceptadas. En general, a partir de lo
mencionado, dicha investigadora comenzó a formar las distintas tipologías en
relación a los estilos de crianza como así también brindo la definición de los
patrones conductuales propios de cada estilo: el estilo de crianza con autoritario,
el estilo de crianza autoridad y el estilo de crianza permisivo; y cada uno de ellos, se evidenciaba en los padres de manera muy afectuosos, otros eran muy fríos y
críticos o existía problemas de comunicación.
En conclusión, lo más resltante de este modelo es que se analiza desde el
punto de vista de socialización como dinámico. Específicamente, plantearon que
el estilo parental empleado, es la influencia en la abertura de los hijos hacia los
propósitos de socialización de los progenitores.
2.3.1.3. El Modelo de Maccoby y Martin
Según Bardales (2015); apoyándose en las primeras investigaciones
llevadas a cabo por Baumrind, los progenitores, según su estilo de crianza, fueron
categorizados de acuerdo a lo mencionado anteriormente, sin embargo, Maccoby
y Martin han incorporado un estilo parental distinto llamado como estilo parental
negligente, en la cual es definido mediante un bajo nivel en las dos dimensiones.
Además, se tiene en cuenta que es una prolongación del ejemplar fabricado por
Baumrind, y; sustentan que la modificación de las tipologías de Baumrind dio
lugar a los primeros estudios que intentaban diversificar dicho modelo a
poblaciones muy opuestos con las cuales se elaboro desde un comienzo.
Según Jiménez (2010 p. 10), MacCoby y Martin reformularon, en 1983, las
investigaciones de Baumrind interpretando las dimensiones básicas propuestas
por ésta, teniendo en cuenta dos aspectos:
“El control o exigencia que los padres ejercen sobre sus hijos en la
consecución de metas y objetivos, y el grado de afecto o sensibilidad de los
padres ante las necesidades de sus hijos, principalmente en el terreno
emocional.”
2.3.1.4. El Modelo de Steinberg
Según Raya (2008) estructurando y organizando los tres diferentes estilos
iniciando desde autoritativo, autoritario y permisivo, aclarando que dichos modelos
se basan en el tipo de control que ejercen los padres hacia sus hijos. Tomando
esta base como referencia aparecen los investigadores Maccoby y Martín en
donde establecieron e incluyeron un modelo más elaborado, añadiendo otra
dimensión que se llama estilo parental negligente.
Finalmente, también Bardales, (2015 p.13) menciona que a partir de los
estudios mencionados aparece otro estudioso llamado Steinberg, logrando
examinar, dichos estilos, la relación que existe con las conductas o
comportamientos en adolescentes, llegando a la conclusión una distribución más
completa abarcando los estilos de crianza autoritaria, autoritativa, permisiva
indulgente, negligente y mixto; todo ello, se enfoca principalmente en familias con
hijos adolescentes y que estas escalas son utilizadas actualmente para
investigaciones.
2.3.1.5. Aspectos de los Estilos de Crianza
Por tanto, Steinberg (citado por Bardales, 2015, p. 13) comenta que en el
periodo de la adolescencia se determina tres presencias de estilos de crianza que
están sostenido de manera hipotética y concreta:
Compromiso: Es la categoria en que el puber observa comportamientos
de acercamiento emocional, interés y la sensibilidad que provienen de sus
progenitores; Autonomía Psicológica: Es el nivel en que los progenitores
aplican tácticas democráticas, no restrictivas y respaldan la individualidad y
autonomía en los hijos; Control conductual: Es el, como ya hemos visto anteriormente, que a partir de los modelos de los estilos de crianza de
Baumrind, nos interesa como fue Nivel en que el progenitor es apreciado
como controlador o supervisor de las conductas del puber.
2.3.1.6. Tipos de Estilos de Crianza
2.3.1.6.1. Padres Autoritativos.
Bardales (2015), habla que en este estilo autoritativo o también llamado
democrático, se observa como los padres son guías y como muestran cierta
flexibilidad en relación con sus hijos, es decir, su orientación está dada de manera
razonable, tomando en cuenta, la comunicación bidireccional y haciendo participe
de los hijos en la toma de decisiones a nivel familiar, además, respetando sus
opiniones o perspectivas que tienen de un tema determinado, en la cual va
conllevar a la autonomía e independencia de los hijos. Si bien es cierto, los
progenitores que usan este estilo son exigentes con las reglas establecidas en el
hogar, y se evidencia una combinación de afecto, mostrándose cálidos y
afectuosos. Por último, aquí no se muestra el castigo físico sino marcan límites y
están preparados a atender y a llegar a una alianza con sus hijos sin perder la
ideología ya establecida.
Por otro lado, Alarcón (2012), hace referencia que los padres que generan
este estilo de crianza existe consecuencias educativas positivas sobre los hijos,
en la cual se menciona que los niños o adolescentes desarrollan una adecuada
capacidad de empatía, una alta autoestima, madurez psicológica, son alegres y
espontáneos, presentan motivación, autocontrol, competencia social, son
responsables en sus actividades y autoconcepto realista.
2.3.1.6.2. Padres Autoritarios.
Según Henao y García 2009 (citado por Huamán, 2012 p. 14) hace
mención que, dentro de los estilos de crianza que se han tomado en cuenta, dicho
estilo se basa como:
Patrón restrictivo de crianza, en el que los adultos son quienes imponen
muchas reglas, esperando una obediencia estricta, y casi nunca explican al niño
(a) los motivos por la necesidad de obedecer todo; que a menudo se basan en
tácticas punitivas enérgicas, es decir, ya sea en la afirmación del poder o retiro del
amor, para que se consiga la obediencia. Estos padres no se sensibilizan ante los
puntos de vista en conflicto de un niño (a), teniendo que aceptar como ley y se
respete lo que loa padres ordenaron.
En este sentido, Alarcón (2012), hace referencia que los padres que
generan este estilo de crianza existe consecuencias educativas negativos sobre
los hijos, en la cual se menciona que los niños o adolescentes desarrollan baja
autoestima, agresividad e impulsividad, menos alegres y espontáneos, escasa
competencia social, baja autonomía y creatividad, además, no cumplen con las
normas sociales, bajo rendimiento académico y sobre todo dificultad para la
soluciones de problemas.
2.3.1.6.3. Padres Permisivos.
En este estilo, según Bardales (2015), podemos observar que son llamados
también indulgentes o no directivos, en otras palabras, son aquellos progenitores
en donde se evidencian la escasa imposición de reglas, además, que casi nunca
advierten los límites ya sea dentro como fuera del hogar, por consiguiente,
permiten que los hijos organicen sus propias actividades con poca inferencia de
los padres.
Por consiguiente, Alarcón (2012) comenta que los padres en este estilo van
a generar en sus hijos escasa competencia social, inmadurez, bajo control de
impulsos, agresividad, escasa motivación y capacidad de esfuerzo, además, de
problemas escolares tanto a nivel conductual como educativo.
En general, estos progenitores consienten que sus hijos demuestren con
liberación sus sentimientos e impulsos y pocas veces ejercen un dominio firme
sobre el conducta de los mismos.
2.3.1.6.4. Padres Negligentes
Aquí los padres, según Raya (2008), facilitan un entorno familiar totalmente
desorganizado y desequilibrado, evidenciándose en la falta de responsabilidades
que son ejercidas por los mismos progenitores y de transmitirlas a otras figuras
que no pertenecen la dinámica familiar que comúnmente se conoce, por ejemplo,
al colegio. Además, se puede confirmar, los comentarios de Bardales (2015,
p.15), en donde se observa la falta de obligación, como rol, hacia sus hijos, y, que
obvian colocar limites, ya que no encuentran sentido al hacerlo, ante todo esto, no
hay que olvidar el nivel bajo de afectividad hacia sus hijos.
Ante lo mencionado, Alarcón (2012), hace referencia cuales son las
consecuencias educativas, si es que los padres muestran este estilo
evidenciándose en sus hijos baja autoestima, baja competencia social, escasa
motivación, inestabilidad emocional, escaso respeto a personas y normas, baja
autoestima e inseguridad, finalmente, bajo rendimiento escolar.
2.3.1.6.5. Padres Mixtos
Bardales (2015, pp.15, 16), hace comenta acerca de este punto y dice lo
siguiente: Es la combinación que utilizan los padres de los estilos de crianza antes
mencionados, son quienes no cuentan con un determinado estilo de
crianza, sino que se desenvuelven en diferentes maneras de relacionarse
con los hijos. Es decir, éste tipo de padres son inestables, ya que un día
pueden manifestarse de modo autoritario, al rato o al otro día permisivos y
así mismo indiferentes.
2.3.1.7. Estilo Parental En La Actualidad
En la actualidad, hemos observado, en los distintos ambientes familiares
que es evidente que existe gran número de progenitores que anhelan que sus
hijos actúen o se comporten de una forma deseada y agradable en los diferentes
ambientes donde se desenvuelven habitualmente. Sin embargo, la mayoría de
veces los padres suponen que la cuestión de la disciplina es algo que forma parte
del centro educativo o escuela que debe ejercer esas funciones principales, es
por ello, que hoy se observa como los padres de familia prefieren instalar, a sus
hijos, más horas de estudio sin pensar en su estado emocional, generando,
problemas de conducta, falta de afecto, escasa comunicación familiar, entre otras
carencias ya sea a nivel familiar, social y psicológico.
Rubio (2012, p. 42) menciona que:
La familia forma parte de una influencia muy importante en el niño o
adolescente, lo que va permitir configurar y moldearla personalidad, ya sea
de manera positiva o negativa. Sin embargo, la familia que forma parte de
un sistema de disciplina estricto y correctivo (Autoritario), en donde los
niños y adolescentes presentan límites muy rígidos, y que dichos
resultados de la desobediencia o incumplimiento de las normas son
negativos, van a conllevar, que tengan un control sobre la vida de sus hijos, generando seres inferiores incapaces de tomar decisiones, además que
sus sentimientos y emociones son ignorados, en la cual ha provocado que
se genere ansiedad ocasionada por las conductas abusivas o severas.
Según Barocio, 2004 (citado por Rubio, 2012 pp. 43, 44) menciona, en lo
anterior:
“con esto no quiere decir, que se tenga que llegar al lado opuesto de la
permisividad donde los niños o adolescentes se les da la plena libertad de
hacer cualquier cosa, ya que de esta manera tampoco se está logrando
una disciplina efectiva”.
En referencia a lo anterior, mencionamos, que las conductas agresivas o
severas en su mayoría suelen ser de las practicas disciplinarias que se
caracterizan con mayor frecuencia el uso del castigo físico, que se observa en los
primeros años de vida y se extienden hasta la adolescencia, originando primero
conductas hostiles en donde luego se ve acompañada más delante de conductas
antisociales en la edad escolar de nivel secundaria.
Tomando en cuenta en lo anterior, Straus, 2001 (citado por Rubio, 2012 p.
44) nos muestra una definición acerca de la palabra castigo físico:
“Como el uso de la fuerza física con intención de causar dolor al niño pero
no lesiones con el propósito de corregir o controlar la conducta del niño”.
Un estudio de Pichardo et al. 2009 (citado por Rubio 2012) se ha
encontrado que niños entre los 3 y 5 años cuyos progenitores con más
continuidad utilizan el castigo físico para controlar su conducta, tienden más
problemas de adaptación social. Esto mismo, otros estudios relacionados entre
castigo físico y problemas de conducta a estas edades se observaron
especialmente entre niños y no entre niñas. Esto llega a la conclusión, que el sexo
48
es una variable que parece moderar el efecto de las praxis disciplinarias sobre la
conductual infantil u adolescente.
Hasta ahora, hemos ilustrado las diferentes y diversos estilos parentales y
como este influyen en la conducta de los hijos. No obstante, los diferentes
modelos de socialización propuestos durante varios años se observan demasiada
rigidez y, a la vez, muy simplista en los distintos entornos que se desarrolla la
familia en la actualidad, ya que no tienen en cuenta los mecanismos de influencia
sobre los hijos, en la cual encontramos tres limitaciones. En primer lugar, existe
una ideología de los estilos de crianza fundamentada en una autoridad
unidireccional y la evidencia del comportamiento de los padres sobre el desarrollo
de los hijos. En segundo lugar, se observa la mínima consideración que se le ha
brindado a las influencias genéticas y de otros factores externos de los
descendientes. En tercer lugar, la poca valoración en el entendimiento por parte
de los padres de las situaciones negativas y la aportación de los hijos en el
proceso de los estilos de crianza que se ejerce en el entorno familiar (Bardales
2015).
Cabe mencionar, que dichos modelos establecidos no toman la importancia
debida a la evolución de los niños o adolescentes ni a sus características
particulares al momento de considerar la adecuación de los estilos de crianza o la
explicación que los sucesores hacen de los mismos. Así mismo, se da por
entendido que el comportamiento de los progenitores tiene una elevada duración
a lo largo del tiempo, y así mismo, que se admita que cada determinación que
cogen los padres es una determinación consciente y argumentada.
En general, en
la contemporaniedad se están realizando algunas aportaciones con el propósito de llegar a un mejor entendimiento de los estilos de crianza y su influencia que
conllevan a sus hijos a tener conductas positivas o negativas.
Según el modelo de paternidad consciente de Duncan, Coatsworrth y
Greenberg, 2009 (citado por Rubio p. 105) sugiere que a partir de este modelo se
pone en base la atención consciente de los progenitores como instructores a la
conexión con sus hijos, al mismo tiempo hacen mención lo siguiente:
“La calidad de las interacciones entre padre e hijos pueden mejorarse
promoviendo y mejorando la capacidad de los primero para tomar consciencia de
la crianza de los niños”
En definitiva, Rubio (2012), parece que los modelos actuales teóricos
acerca de la crianza infantil o adolescente, se debe tener en cuenta, que esta
debe cubrir no solo las necesidades de tipo físico, sino, además, la importancia de
cubrir el de tipo afectivo, así como permitir las condiciones de exploración, el
aprendizaje y las experiencias que impulsan el avance de la niñez.
En general, desde nuestro punto de vista, los teóricos consideran los
estilos de crianza como una difícil composición por la multiplicidad de elementos
vinculados con la custodia o vigilancia de los hijos, en la creación de las normas y
con el método ante el incumplimiento de estas, además, se toma en cuenta las
creencias, los valores, conocimientos, actitudes y las conductas precisas de los
procreadores que la agrupación con esta conglomeración van a modular la
calidad de vida (desarrollo) y de aclarar cada uno de los componentes que forman
el complicado entorno social, así como sus funciones y su relación con en el
progreso de los niños o adolescentes.
2.3.1.8. Factores que Intervienen en los Estilos Parentales
2.3.1.8.1. Estatus Socioeconómico.
En este punto, Raya (2008), observa como los progenitores crían a sus
hijos, teniendo en cuenta el mundo o la comunidad en particular en que viven o se
encuentran desarrollando ya sea a niveles económicos normales o medias. Por
un lado, existen circunstancias ventajosas para los hijos, en el extremo opuesto,
encontramos padres que por determinadas causas (personales, sociales, y
económicas) padecen algunas desventajas socioeconómicas que afectan el
crecimiento y desarrollo de los hijos. De manera tradicional, en el ámbito de la
psicología de niños y adolescentes, se sustenta que las individuos que vienen de
ambientes socioeconómicos deprimidos tienden a tener mayor problemas
conductuales y emocionales; en este sentido, existe estudios que muestran que la
pobreza y la calamidad social están fuertemente ligadas con los problemas del
comportamiento, además, provoca ruptura familiar, enfermedades mentales de los
padres, violencia familiar, negligencia parental entre otros factores que se
encuentran asociados con carencia o pobreza.
Esto conlleva a confirmar estudios de esta sociedad entre el nivel
socioeconómico y estilo parental han sido encaminados a cabo, en diferentes
territorios, lo que señala cierta solidez en la relación independientemente del
contexto cultural. Entre ellos, podemos subrayar una investigación llevado a cabo
en Egipto, donde se descubrió que las madres con menor nivel de instrucción
manifestaban un estilo menos autoritativo que las madres con un mayor nivel
instructivo (Raya, 2008).
Otro estudio según Belsky et al. 2006 (citado por Rubio, 2012 p.107) llegan
a la siguiente conclusión: Las variables socioeconómicas correlacionaban positivamente con las
prácticas de crianza y con la salud infantil. Además los resultados de esta
investigación indicaban que las prácticas de crianza reducían el poder
predictor de la mayoría de variables socioeconómicas, sugiriendo que esta
variable constituye un factor mediador del impacto de los factores
socioeconómicos sobre la salud de los niños, el desarrollo de conductas
delictivas y el éxito académico.
Por otro lado, según Hoff et al., 2002 (citado por Raya 2008 p. 35)
podemos hace alusión también en este ocasión a las praxis parentales, resulta
atractivo recolectar una clasificación de tres grupos de prácticas parentales en
relación con el estatus socioeconómico implantada por:
Prácticas de control directo: en la interacción con sus herederos, las
madres de inferior estatus socioeconómico son más controladoras,
delimitadas y establecen una considerable descalificación que las madres
de más alto estatus; Interacción verbal: la totalidad y la esencia de las
interacciones verbales que guardan relación entre los progenitores e hijos
se diferencian en función del estatus socioeconómico, existiendo mayor
entre las familias de estatus superior. Así mismo, el tema de las
interacciones es más variado, con mayor número de interpretaciones;
Control directivo: los progenitores de gran nivel socioeconómico son
también los que proporcionan mayor variedad de estímulos a sus hijos
como juguetes y materiales, actividades de ocio, deporte, cultura y
consumen más momentos con ellos.
Para finalizar, es necesario conocer la importancia el estado actual del nivel
socioeconómico de las familias y cuáles son las condiciones psíquicas que se
encuentran los progenitores para la realización o ejecución de los estilos de
crianza cuando vienen de diferentes ambientes culturales, ya sea tanto educativo
como instructivo.
2.3.1.8.2. Factores Psicosociales y De Personalidad.
En muchas ocasiones escuchamos hablar de estudios relacionados entre
estilo parental y sus consecuencias, sin embargo no han sido tan estudiadas las
peculiaridades personales que pueden ejercer como precedentes de este estilo
parental, por ejemplo según, Pulkkinen,1999 (citado por raya, 2008) afirmaba que
las madres diagnosticadas con depresión estaban vulnerables a determinar una
expresión más crítica y menos constructiva con sus hijos y a manifestar escasos
niveles de supervisión, y limitado grado de acuerdo con el estilo autoritativo,
además, significativos niveles de estrés en la crianza.
Además, Raya (2008) se encontró que el autoconcepto de los progenitores
estaba ligado con sus praxis de crianza, de tal forma que los padres con
deficiente autoconcepto incorporan un estilo más autoritario que aquellos que
tienen un autoconcepto más alto. Como se puede inferir las variables que han
sido vinculadas con el estilo parental, no se da de forma individual, sino que está
establecido por una serie de eventualidades personales y contextuales que van a
superditar el empleo de unas praxis educativas u otras. En general, la totalidad de
las investigaciones señalan que las familias de estatus socioeconómico bajo
muestran menos conductas adecuadas.
En lo que respecta, Alarcón (2012), al sexo del progenitor, los datos no
están tan claros, sin embargo, la edad del hijo sí viene ser un componente indispensable y determinante respecto al estilo educativo usado por sus
progenitores, los escritores han revelado un estilo más autoritario con los hijos
primogénitos, que con los más pequeños. Es por ello que el ambiente familiar es
una variable que aún se necesita ser indagada con mayor profundidad, debido a
que el estilo parental puede involucrase multiples cambios en función de
determinados componentes, ya sea, contextual y personal.
2.3.1.9. Efectos Del Estilo Parental Sobre Distintos
Aspectos Del Desarrollo Del Niño o Adolescente.
2.3.1.9.1 Sobre La Competencia Académica
En actualidad, Rubio (2012), numerosos estudios se muestran como los
padres tratan de identificar en sus hijos el nivel cognitivo que presentan cada uno
de ellos en relación al entorno escolar y el entorno familiar, además, cuáles son
las expectativas que ellos tienen hacia dichas capacidades de sus hijos. Por otro
lado, es marcada la atención que recibe el entorno escolar y el entorno familiar,
debido a ello, es que los investigadores se han concentrado en las praxis
concretas que utilizan los progenitores para apoyar a un mejor progreso educativo
de sus hijos, ademas, distintos autores se han enfocado en el ajuste de unos
estilos parentales frente a otros para fomentar resultados positvos académicos y
otros han tratado de fusionar las dos tendencias.
En cuanto a las prácticas parentales, los aspectos que han sido más
estudiados según Spera, 2005 (citado por Raya, 2008. p.47) son los siguientes:
La supervisión de las tareas: involucra prácticas como supervisar la
realización de los deberes en el hogar, verificar que se hayan culminado,
54
controlar las labores con los compañeros e indagar sobre la evolución en la
escuela. Está claro que la supervisión de las tareas académicas está
acoplada con el éxito académico; La implicación de los padres: contiene
actividades como reunirse con el tutor, auxiliar al chico con los
compromisos, involucrarse en los órganos del plantel y contribuir en las
ocupaciones extracurriculares. Por ende, existe una fuerte relación entre la
participación de los progenitores y los resultados escolares; Las metas,
valores y aspiraciones de los padres respecto al hijo: las metas y
aspiraciones están involucrados con los resultados deseados que los
progenitores anhelan que sus hijos posean y estas a su vez, influyen en los
comportamientos hacia ellos.
Por otro lado, los valores, hacen referencia a
la importancia que se les da a los resultados académicos.
Cabe resaltar que la influencia de los padres sobre la competencia
académica de sus hijos puede tener también una influencia indirecta a través del
profesor, pues, como señalan García y Rosel, 1999 (citado por Raya, 2008.) los
docentes tienden a unificar la información que tienen de la familia y del alumno,
de manera que la participación de los progenitores como medio de enlace entre la
familia y la escuela juega un papel representativo en la valoración que los
docentes hacen de un determinado alumno.
Años después, Baumrind ,1967 (citado por raya, 2008) se realizo una
investigación longitudinal en donde encontró que los sucesores de progenitores
autoritativos eran más independientes, activos, prosociales, maduros y
conseguían mejores productos académicos que los hijos de progenitores no
autoritativos, por otro lado, los hijos de progenitores permisivos registran un
escaso nivel en autocontrol, competencia y autoconfianza,.
Un análisis desarrollado por Aunola, Stattin y Nurmi (2000) en Finlandia se puede evidenciar que son menos dociles, y que además manifiestan
reacciones más complicadas que los demás (Alarcón, 2012).
Según Eisenberg, y otros, 2005 (citado por Raya, 2008) hace mención que
los padres que muestran afecto crían a hijos más adaptados y menos propensos
a experimentar ira o frustración y a expresar problemas como la agresión.
Además Patterson, 2002 (citado por Raya, 2008). Menciona que el primer
mecanismo para la explicación de un comportamiento antisocial en el niño o
adolescente es la percepción de un estilo parental coercitivo, entendiéndose esta
conducta como abusiva y agresiva la cual se puede evidenciar mediante la
violencia emocional o física.
Esta hipótesis plantea que un estilo parental
coercitivo es ideal para facilitar al niño o adolescente las razones y los beneficios
para instruirse y colocar en praxis comportamientos antisociales, en lugar de
cultivar y desarrollar habilidades sociales. Afirmando que los estilos de crianza en
la familia son la primordial categoría en la conducta antisocial en el niño o
adolescente, mediante un mecanismo fundamental nombrado condicionamiento
de escape, en donde el ser humano aprende a responder de forma aversiva,
proporcionando así fin a los comportamientos agresivos de sus padres o
hermanos.
Otros indagadores han tratado de explicar semejanzas relacionados a los
estilos y prácticas parentales relacionadas con la conducta antisocial y los
dificultades externas en los chicos.
En una exploración encaminada por Eisenberg
y Valiente, 2002.
Citan los siguientes:
Supervisión: hace mención al conocimiento que presentan los
progenitores sobre qué está haciendo y con quién está su hijo. Entonces
podemos inferir que los jóvenes poco controlados se inclinan a llevar a cabo más conductas antisociales o agresivas; Consistencia de la
disciplina: es un método frágil que impulsa la agresividad y la
delincuencia, porque se fortalece en la indisciplina del niño. Estilo parental
coercitivo: como ya se refirió anteriormente el niño asimila las conductas
antisociales a través de las métodos restrictivas de sus progenitores;
Afecto y negatividad: los bajos niveles de afecto junto con altos niveles de
ira y Hostilidad distinguen a los padres de hijos agresivos y con problemas
de conducta; Castigo físico: los progenitores que utilizan este recurso
configuran la conducta de su hijo, de manera que estos adoptaran este
mismo técnica para modificar la conducta de los demás; Factores
contextuales: algunos variables como el estatus socioeconómico se han
relacionado con la violencia y la agresividad a través de los estilos y
manejos parentales; Conflicto interparental: está agrupado con los
problemas externos, por medio de su influencia en la seguridad emocional
del niño.
Con todo lo expuesto anteriormente podríamos decir que el aprendizaje de
los niños acerca de cómo establecer relaciones con sus pares, basadas en
conductas sociales adecuadas, tales como valores, empatía, tolerancia y respeto,
están relacionadas al estilo o forma de crianza de los padres. Así mismo, la
autoridad de los padres para educar a los hijos requiere de firmeza y de
cumplimiento de reglas y normas establecidas.
Finalmente los padres deben
asumir principalmente el rol y protagonismo en la educación de sus hijos, llegando
aliarse con las personas que conforman los diferentes niveles de la entidad
educativa, promoviendo así logros de aprendizaje y desarrollo en la adquisición
de valores y normas de convivencia.
2.3.1.9.3. Sobre Los Problemas Internos
Los problemas internos contienen determinados condiciones como la
angustia, depresión o la somatización, que son componentes difícilmente de
distinguir en la conducta observable. Termino denominada como conducta
“excesivamente controlada” según Achenbach y Edelbrock, 1978.
Según Reynolds y Kamphaus, 2004 (citado por Raya, 2008) al contrario
que ocurre con los adolescentes con tasas elevadas de dificultades externos, los
pubers con alta puntuación en alteraciones internos no suelen afectar la actividad
de los otros y tienden a ser muy auto-controlados y sumisos, lo que hace que sus
problemas puedan pasar desapercibido. Por otro lado, varias investigaciones
enfocan cierta relación entre las características del estilo parental como podrían
ser el exceso de control, sobreprotección, y problemas de tipo internos como los
trastornos de ansiedad por parte del niño.
Para finalizar, algunas autoras explican que una asociación de control
psicológico y estimación, pueda ocasionar a cierta dependencia en el heredero y
absoluta identificación con el clima emocional en su ambiente familiar, en daño de
sus mismos sentimientos y emociones, y a la indudable ansiedad debido al menor
control sobre su comportamiento que percibe el niño o adolescente.
2.3.1.9.4. Sobre El Consumo De Sustancias.
La ingesta de sustancias es considerada por la totalidad de los literarios
como un enigma externo más que se observa en edades más desarrolladas del
joven y que, en diversos asuntos, es una constancia de dificultades en la relación
familiar ya evidentes en la primera infancia.
Según Pons y Buelga, 1994 (citado por Fantin y García, 2011) enfatizan la
influencia del grupo familiar como uno de los componentes de riesgo que con más
frecuencia se desarrolla en estudios sobre adicciones.
“... La presencia de conflictos en la relación familiar, las repercusiones en el
ambiente familiar y las diferentes variables personales de los hijos, ha
destacado, su influencia en la ingesta de sustancias adictivas 195
aproximaciones, como uno de los importantes desencadenantes del
incremento de la frecuencia de la ingesta de bebidas alcohólicas”.
En el asunto de socialización apropiado en donde los progenitores e
sucesores se conectan y comunican va a establecer un clima de respeto y
confianza en sus relaciones, pues poseen efectos elementales en el desarrollo de
las conductas del chico o puber, según Baumrind, 1999 (citado por Raya, 2008)
refiere que el utilización de sustancias por parte de los chicos podría estar
relacionado con la calidad de las relaciones padres-hijo.
Las consideraciones bibliografías sobre la socialización familiar en
coincidencia con el empleo de tabaco y alcohol demuestran que abundantes
investigaciones se concentran en los dos aspectos fundamentales del método
parental, como son el apego y el control, en donde alcanzamos señalar que el
escaso nivel de ayuda junto con un control por parte de los progenitores está
vinculado con un alto empleo de estas sustancias. Otras investigaciones más
últimas también proporcionan un soporte a estos descubrimientos, indicando que
una satisfactoria supervisión parental está ligada a un escaso ingesta de
sustancias por parte de los hijos.
Según Coombs y otros, 1988 (citado por Fantin y García 2011), han llegado
a relacionar entre los miembros de la familia y el exceso de drogas. Donde
60
remarcan componentes relacionados a la conexión familiar (aislamiento del
pubers de la familia, escasa relaciones con sus progenitores, carencia de
reconocimiento, confianza y afecto, rechazo de los progenitores, vínculos de
dependencia, figura parental no implicado en la familia); conflictos (matrimonial,
irresponsabilidad, aposento infeliz, esposa infeliz, discordia familiar, hijos
implicados en enfrentamiento matrimonial, alto grado de estrés, trauma); divorcio
y separación familiar (hogar roto, progenitores ausentes, hogar de un solo
progenitor); disciplina (autocrática, falta de normas claras o límites, exagerado uso
del castigo); moralidad hipócrita (doble ética, negación de los problemas
personales de los padres); vacío de comunicación (falta de capacidades de
comunicación del adolescente, poca expresión de los progenitores con el
adolescente).
Además, debemos tener en cuenta que una limitada disciplina y bajo
control sobre el comportamiento del niño o el pubers en la primera etapa
desemboca en determinadas dificultades de conducta que, durante la infancia,
produce desapruebo por parte del grupo de pares y frustración en diferentes
contextos como el escolar, que a su vez manifiestan el descubrimiento de más
conductas inadecuadas. La implicación de todo ello es que el niño, que se ve
rodeado en esta espiral de dificultades y hostilidad, se relaciona con los pares que
exteriorizan las propias complicaciones de adaptabilidad social, siendo el uso de
drogas una de las más frecuentes actitudes inadaptadas que pueden transmitirse
en este contorno.
Por último, en lo que refiere al estatus socioeconómico sobre la ingestión
de sustancias y el estilo parental, vemos que el estatus socioeconómico bajo ha
favorecido la formación de comportamientos inapropiados como la ingesta de determinadas sustancias. No obstante, los progenitores de estatus
socioeconómico medio y alto, en su anhelo por conquistar el éxito social y laboral
en sus hijos, logran aflojar aspectos importantes del desarrollo como son la
formación personal y afectiva y enfrentarlos a niveles de exigencia desmedidos,
avocándolos al fracaso y a la llegada de conductas inapropiadas como el
consumo de sustancias.
2.3.2.CONDUCTA ANTISOCIAL – DELICTIVA
2.3.2.1. Definición:
Para entrar al tema de conducta antisocial – delictiva es necesario partir
desde su origen y evolución desde la niñez y adolescencia, en donde existe más
evidencia de dichas acciones o comportamientos hostiles, además, como afecta
en el desarrollo cognitivo, emocional, familiar y social del niño o adolescente. A
partir de ahora, en este trabajo de investigación se conocerá las diferentes
definiciones de los diversos autores y como dichas actitudes indeseables son
manifestadas.
Antes de comenzar se iniciara con una definición de adolescencia, en la
cual según Erickson, 1992 (citado por Leticia & Galvanovskis, 2011 p. 48) refiere
que:
La adolescencia es un periodo de transformación continua que requiere
ajustes a cambios biológicos, emocionales y sociales del propio desarrollo.
Cuando los factores anteriores se combinan, pueden influir a que los
jóvenes presenten problemas de comportamiento, particularmente
conductas antisociales, y que lleguen a involucrarse en actos delictivos.
Por otro lado, según Salinas, 2003 (citado por Andújar, 2011 p. 14)
menciona lo siguiente:
La adolescencia es una etapa en la que el individuo se encuentra en
continuo cambio. En muchos manuales se la trata, como el inicio de la vida
adulta o como el final de la infancia y no como una fase diferente con
aspectos y referencias específicas y claramente distintas de la infancia y la
vida adulta.
Además, Sanabria y otros (2009) resalta que es necesario recalcar que la
adolescencia significa una etapa crítica desde los cambios físicos, psicológicos y
sociales, en la cual, parte del inicio o aumento de obstáculos en la conducta,
específicamente a nivel antisocial y delictivo, motivo que tiene por interés para el
área de la investigación científica. Esta tendencia se expande si se toma la
importancia de los últimos datos que existe en nuestra población a nivel social y
familiar. En ésta se observa, que en los últimos años existe una multiplicidad de
casos de conductas delictivas en nuestro país, siendo una amenaza latente para
el progreso de una sociedad tanto individual, social y económico.
Garaigordobil (citado por Andújar, 2011 p. 23) define conducta antisocial -
delictiva con las siguientes palabras:
Es cualquier conducta que refleje infringir reglas sociales y/o sea una
acción contra los demás. En concreto, se exploran conductas antisociales
asociadas al gamberrismo y a conductas de trasgresión de normas sociales
en relación con la edad tales como romper objetos de otras personas o
romper objetos de lugares públicos en la calle, el cine, autobuses..., aceras rompiendo botellas o vertiendo las basuras, tirar piedras a la gente,
tirar piedras a casas, coches o Trenes
Así mismo, podemos tener en cuenta, según Seisdedos (citado por
Astudillo y otros, 2014 p. 8) la definición de conducta antisocial está dada como:
“Comportamiento caracterizado por realizar acciones perjudiciales y
dañinas contra los demás, implicando agresión física y verbal,
manipulación e irresponsabilidad. A si mismo evidencia la transgresión de
normas sociales en relación con la edad”.
Por consiguiente, Seisdedos (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 8)
también, hace referencia que la conducta delictiva le define como:
“Son comportamientos que están fuera de la ley por hurtar, pertenecer a
pandillas, chantajear, violar, extorsionar y todo lo que implica participar en
uso de estupefacientes”.
Por último, Kazdin y Buela-Casal, 2002 (citado por Peña, 2010 p. 13)
comenta que cuando:
Una conducta que se catalogue como antisocial, puede depender de juicios
acerca de la severidad de los actos y de su alejamiento de las pautas
normativas, en función de la edad del niño, el sexo, la clase social y otras
consideraciones. No obstante, el punto de referencia para la conducta
antisocial, siempre es el contexto sociocultural en que surge tal conducta;
no habiendo criterios objetivos para determinar qué es antisocial y que
estén libres de juicios subjetivos acerca de lo que es socialmente
apropiado.
2.3.2.2. Características de la Conducta
Para tener más conocimiento de este tema, según López (2008, pp. 22,23),
refiere que para comentar la gravedad clínica de dicha conducta, debemos
conocer las características que van a estar asociadas al comportamiento
antisocial. De manera específica mencionaremos las siguientes características:
La frecuencia o el nivel en que un niño se ve incluido en conductas
antisociales: obviamente no es lo mismo un robo o disputa eventual que el
niño se vea envuelto continuamente en este tipo de conductas.
Además, la
intensidad o importancia de las consecuencias de una conducta cuando
esta tiene lugar: conductas como prender fuego o agresión con objetos
contundentes pueden ser de baja frecuencia, pero la gravedad de estos
actos y la magnitud de sus consecuencias obliga a una atención especial
por parte de instancias clínicas o legales. Por consiguiente, la cronicidad o
persistencia de la conducta antisocial: hace referencia a la repetición y
prolongación del historial de la conducta en el espacio y el tiempo.
Un
ejemplo de conducta aislada puede no llamar la atención de los demás
hacia el niño, pero la repetición de la misma a lo largo del tiempo y en
diferentes contextos confiere a las conductas una mayor significación.
Finalmente, la magnitud o constelación de conductas antisociales: es
decir, cuando distintas conductas antisociales se presentan juntas, de tal
forma que a mayor variedad de conductas antisociales peor pronóstico.
Ante lo mencionado, el mismo autor López (2008), coloca su punto de vista
al tomar estas características de mucha importancia para determinar la
desviación, es decir, los niños o adolescentes que presentas conductas
antisociales, a través de estas características se pueden identificar de manera rápida en qué nivel se encuentran y como se va desarrollando con el transcurrir
del tiempo, afectando la evolución del menor con quien tiene más contacto a nivel
social, ya sea con los padres, los profesores o compañeros.
2.3.2.3. Teoría de Seisdedos (1988)
2.3.2.3.1. Conducta Antisocial
Según Seisdedos (1988), se trata de actos no deliberadamente delictivos,
pero si desviados de las pautas sociales, apreciados indeseables. Incorpora
conductas como: tocar la puerta de alguna vivienda y marchar corriendo, ensuciar
las vías, quebrar botellas, derribar cubos de basura y coger frutas ajenas. Dentro
de los cuales se enmarcan los siguientes indicadores:
Irresponsabilidad: Tendencia a vivir el presente, sin tener en cuenta el
pasado o futuro. Se evidencia incapacidad para continuar rutinas o
mantener responsabilidades; Violación a la privacidad: Relativo a
conducta encantadora, denota simpatía, engaño y manipulación, se aprecia
aparente arrepentimiento, ante actitudes inadecuadas, generando excusas
y sentimientos de culpa; Rompimiento de las normas sociales: Se refiere
a un historial de dificultades con las autoridades educativas y la ley.
A
pesar de las dificultades suscitadas y de los castigos recibidos, persiste la
conducta antisocial sin anticipar las consecuencias de sus acciones;
Agresividad: Acción o actitud potente y auto-afirmativa que se expresa de
forma física, verbal o simbólica. Presencia de agresión por medio del
desafío y la búsqueda de atención. Se denota carencia de habilidades para
solucionar problemas, expresar sentimientos y asumir responsabilidad de
sus actos. Por tanto, se percibe inmadurez y pobre capacidad cognitiva
(Seisdedos, 1988).
2.3.2.3.2. Conducta Delictiva
Seisdedos (1988), hace referencia a a reincorporación de comportamientos
que sencillamente caen fuera de la ley, semejantes como: robar cosas, portar
algún arma (puñal o navaja), potenciar vandalismo, grescas y obtener dinero de
forma ilícita. Presenta los siguientes indicadores:
Impulsividad: Conducta que denota intolerancia a la frustración, falta de
consideración por los derechos y necesidades de los demás. Limitada
capacidad para pensar en las consecuencias de sus acciones;
Rompimiento de las normas sociales: Presencia de un historial de
dificultades con las autoridades educativas y la ley, sin embargo a pesar de
las dificultades suscitadas y castigos recibidos, no anticipan las
consecuencias de sus actos; Hurto: Apropiarse de las pertenencias ajenas,
sin intimidación o violencia; Uso de estupefacientes: Uso y abuso de
drogas, se aprecia disminución de sus facultades sociales y cognitivas, así
como presencia de reacciones físicas y reducción de la capacidad de
respuesta (Seisdedos, 1988).
2.3.2.4. Causas y Factores de Riesgo de La Conducta
Antisocial
Según Peña (2010), hace mención que un factor de riesgo es una
peculiaridad a nivel personal, familiar, grupal, social; en donde la aparición
incrementa la posibilidad de que se origine un determinado fenómeno. Además,
Andújar (2011), nos explica que como el factor de riesgo es una peculiaridad que
admite adelantarse en la fase de la conducta antisocial, es decir, es una variable
que dispone en el ser humano una actitud de debilidad hacia este tipo de conductas. Ante esto, podemos mencionar que esta conducta es ocasionada por
una multiplicidad de agentes o componentes.
En la actualidad, según Garaigordobil, 2005 (citado por Andújar, 2011 p.
29) menciona lo siguiente en relación a la conducta antisocial:
Asimismo, se acepta la influencia de variables socio-ambientales, por
ejemplo, la influencia del grupo de iguales, en la adquisición, desarrollo y
mantenimiento de la conducta antisocial. Sin embargo, desde la década de
los 80, diversos estudios han reactivado y recuperado el énfasis en el
estudio de variables de personalidad que pueden interactuar con variables
sociales y ambientales en la realización de conductas antisociales.
Variables de personalidad tales como impulsividad, empatía, hostilidad,
inteligencia o estabilidad emocional.
Ahora bien, con respecto a los diversos factores existe escasa información
sobre las causas de dicha conducta, en la cual mencionaremos los que juegan un
papel importante en los seres humanos, tales como:
Factores genéticos: parece demostrado que en los niños/adolescentes
con este tipo de trastornos y conductas antisociales, existen factores
heredados de tipo neurofisiológico, psicofisiológico y bioquímico, que
predispondrían a los menores a manifestar conductas disruptivas y
dificultades de aprendizaje.
Se ha encontrado relación, en adolescentes
adoptados, con el padre biológico antisocial o alcohólico, y la existencia en
el hijo descendiente de conductas antisociales; Factores ambientales: un
papel importante en la raíz y desarrollo de los trastornos de conducta lo
juegan estos factores. Una de las variables aceptadas por la comunidad
científica respecto a los determinantes de la conducta antisocial, es el ambiente familiar y el tipo de patrones de aprendizaje que este emplea en
la crianza de los hijos. Por esto, que ocurran ciertos fenómenos en el
entorno familiar puede tener una relación causal en la aparición de los
trastornos de conducta (Andújar, 2011 p. 30).
2.3.2.5. Factores Individuales
2.3.2.5.1. Rasgos de Personalidad
En los últimos años se ha tomado en cuenta las relaciones que existen
entre la conducta antisocial junto con la personalidad del adolescente, partiendo
desde la agresividad, prejuicios étnicos y, finalmente, con la impulsividad.
La postura de Eysenck 1964, 1987 (citado por Andújar, 2011 p. 34), refiere
que la personalidad se describe en base a tres dimensiones básicas configuradas
por diversos rasgos de personalidad:
Extraversión cuyos rasgos serían sociabilidad, vitalidad, actividad,
dogmatismo, búsqueda de sensaciones, despreocupación, dominancia,
urgencia y aventura; Neurotismo: ansiedad, sentimientos de culpa, baja
autoestima, tensión, irracionalidad, timidez, tristeza, emotividad;
Psicoticismo: agresividad, frialdad, egocentrismo, impulsividad, baja
sociabilidad, baja empatía, creatividad, incomodidad.
Mientras que Lykken, (citado por Andújar, 2011 pp. 28, 29) menciona que
hay dos aspectos que llevan a desarrollar un comportamiento antisocial.
Un sociópata es cuando se está expuesto a una socialización deficiente a
causa de una práctica familiar negligente, en cambio, un psicópata es una
persona que expresa desde su infancia un nivel elevado de una serie de
rasgos temperamentales podría ser insensible a un esfuerzo socializador
normal y crecer sin desarrollar una conciencia.
69
Se observa que los rasgos de personalidad, se relacionan con la conducta
antisocial, y existen diferencias de mucha importancia. La variable que se
encuentra estrechamente relacionada con la delincuencia es el psicoticismo
siendo la psicopatía primaria, mientras que las anteriores, se relaciona con la
psicopatía secundaria, debido a los rasgos temperamentales que manifiesta el
adolescente desde el entorno familiar con un estilo de crianza autoritario (Andújar,
2011).
2.3.2.5.2. Autoestima.
Según Peña (2010) existen investigaciones que han señalado relación
negativa entre conducta antisocial y autoconcepto-autoestima, es decir, son
factores que se encuentran en el origen de la conducta desviada. Además, se han
observado, en la realidad, que tanto niños como adolescentes que presentan alta
autoestima manifiestan pocas actitudes antisociales, a diferencia de los
adolescentes con baja autoestima los cuales presentan más conductas
amenazantes e intimidatorias hacia su ámbito, por lo tanto las dimensiones de la
autoestima muestran una agrupación negativa con la conducta desviada.
Lo que
implica que los bajos niveles de autoestima se ven implicadas en las actividades
delictivas.
2.3.2.5.3. La Empatía.
Aquí, según López (2008 p. 86), el autor nos muestra una definición en
relación a la empatía, la cual dice lo siguiente:
Es la habilidad personal más importante. Estriba en reconocer las
emociones de los demás, en sintonizar con los deseos y necesidades de
otras personas. Pero a menudo, estos sentimientos no son explícitos,
requieren de la capacidad de intuir o traducir señales sociales ambiguas, por lo tanto cuanto más abiertos estamos a nuestros sentimientos (más nos
conocemos) más hábiles somos en entender los sentimientos ajenos, de
leer mensajes no verbales, y de fijarnos en el contenido y no tanto en la
forma de lo comunicado.
Por otro lado, mientras que Peña (2010 p. 114) nos menciona que en el
área delincuencial se han generado amplias líneas de trabajo en torno a un
integrante específico de la habilidad social como la empatía, además, dicha
habilidad se define como:
“Una respuesta afectiva para la aprehensión y comprensión del estado
emocional del otro o la capacidad para ponerse en lugar del otro”.
2.3.2.6. Variables Familiares.
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010) comentan que los factores
familiares incurren en la tendencia de desarrollar conductas disruptivas, violentas
e infractoras en los niños y adolescentes. Sin duda el papel que cumplen los
progenitores del entorno familiar es indiscutible, ya que es donde se da el proceso
de sociabilización, el cual es definitivo en la primera etapa de la juventud, por
ende el entorno familiar se encuentra relacionado a las futuras conductas que
emiten los adolescentes.
Para tener más conocimiento de estos factores es necesario conocer
diferentes aspectos que se encuentran relacionados con el aspecto familiar, tales
como:
2.3.2.6.1 Ciclo vital de la familia:
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010) en este apartado, es el primer
proceso en donde se establece, se sostiene y se desarrolla la pareja y la familia,
en la cual va enmarcar y determinar la vida familiar en un hogar, para ello, está determinado un conjunto de etapas que debemos seguir y conocer, en las cuales
solo mencionaremos y son los siguientes: Formación de la pareja, Matrimonio sin
hijos, Nacimiento del primer hijo, Familia con hijos en edad pre-escolar (0 a 5
años), Familia con hijos en edad escolar (6 a 12 años), Familia con hijos
adolescentes (13 a 18 años), Emancipación de los hijos: nido vacío (20 años en
adelante, los hijos se han ido)Retiro, envejecimiento y muerte (mayores de 65
años).
Desde nuestra perspectiva, dichas fases evolutivas antes mencionadas nos
van a permitir identificar y conocer los objetivos que cada familia que debe
alcanzar e incluyendo las diversas necesidades que tiene cada miembro para
poder satisfacerlas.
2.3.2.6.2 Construcción Familiar:
Actualmente, el concepto tradicional de una familia constituida por padre,
madre e hijos ha ido cambiando y superado en los últimos años, en la cual está
constituyendo de diferente manera. Además, aquí se encuentra incluido los
grupos familiares que por razones económicas, viven varias generaciones
compartiendo el espacio, gasto e incluso responsabilidades (familia extensa), así
mismo, se toma en cuenta los grupos que solo existe un progenitor, ya sea la
máxima autoridad y responsable económica (familia uniparental), y, también se
incluye las familias con hijos adoptivos; familias que se onforman luego de haber
disuelto un vínculo, en otras palabras familias reconstituidas, o las familias
alternativas, formadas por nuevos individuos de relación interpersonal como tíos y
sobrinos, abuelos y nietos, parejas de convivientes, etc. (Gobierno Federal
Mexicano 2010)
De acuerdo, con este tipo de construcción familiar llegamos a la conclusión
que no es en sí mismo un factor de riesgo que sea de mucha importancia. Sin
embargo, el riesgo surge a raíz de que los miembros no se adaptan a las reglas
de convivencia, no asumen su función y responsabilidad y además se ve
implicada la disciplina que se imparte en el entorno familiar.
2.3.2.6.3 Métodos de Crianza:
Según el Gobierno Federal Mexicano (2010 p. 10) en el proceso de crianza
se busca satisfacer las necesidades de los hijos concerniente a sus cuidados,
sustento tanto físico y emocional, protección, educación lo cual implica formación
de hábitos, transmisión de valores y adquisición de recursos para la habituación a
partir de la escolarización, control, orientación, acompañamiento, afecto, empatía
y amor; no obstante, cuando estos aspectos no se cumplen, la familia ahora no es
percibida por sus miembros como un proyecto común y solidario, el afecto es
insuficiente y las relaciones al interior del grupo se convierten en factores de
peligro.
Así mismo los métodos de crianza, que pueden ser tomados como factores
de riesgo son:
El estilo de crianza autoritaria e inflexible, en la cual se integran
frecuentemente violencia y maltrato, pretexto por el que niños y pubers
tienden a manifestar dificultades de personalidad y temperamento, como
una escasa inestabilidad, rebeldía, autoestima o incluso, variaciones en su
capacidad para poner paciencia ante la frustración e insatisfacción para la
resolución de sus condiciones afectuosas.
El método de crianza
permisivo-protector se enfoca a determinar los factores de riesgo como la
inseguridad en niños y adolescentes, limitado contacto social y un escaso desarrollo en sus habilidades, además, una insuficiente capacidad para
demorar las gratificaciones y una escasa tolerancia a la frustración, entre
otros.
La adopción del método de crianza denominado indiferente
considera que un escaso contacto afectivo entre los integrantes de la
familia puede dar origen que los hijos posean problemas para mejorar su
autoconfianza y para llevar a cabo la capacidad del autocontrol; asi mismo,
sus emociones de pertenencia y apego familiar pueden encontrarse
afectados.
2.3.2.6.4 Conflictos Matrimoniales
Cabe citar que la presencia de relaciones tensas y conflictivas que se da en
el ámbito familiar entre los progenitores del hogar, ha sido emparejada con la
exteriorización de actividades antisociales por parte de los hijos; estas conductas
se observan en familias que cuentan con la presencia de ambos progenitores
igualmente en hogares rotos, es decir donde solo se encuentra un progenitor. Por
otro lado, cabe mencionar que los individuos que han estado expuestos y/o
presentes a episodios violentos entre sus progenitores serán más violentos en su
etapa adulta, ya que influye mucho el ser testigo de violencia en el entorno
familiar, lo cual es aun más perjudicial que recibir la violencia directamente. Así
mismo se confirma que la exposición a conflictos incrementa el riesgo de violencia
Según Thornberry, 2004 (citado por Peña, 2010) afirma que los infractores
infantiles o de inicio temprano suelen tener antecedentes de familias muy
conflictivas y con alto grado de hostilidad entre ellos mismos, a diferencia de
los infractores que se inician en la adolescencia.
74
2.3.2.6.5. Clase Social
En relación a la clase social, se puede mencionar que tanto la pobreza
como la delincuencia son términos que muchas personas lo identifican como
factores interrelacionados.
Al parecer las personas con un nivel socioeconómico
bajo delinquen más que, los pertenecientes a clase media o alta. Pues según
investigaciones se puede corroborar que el desempleo y la desigualdad desataron
crisis económica, lo cual aumento la pobreza infantil desde 1960 hasta 1990,
cifras que han ido aumentando con el pasar de los años. Con dicha información
podemos reafirmar que los niños y jóvenes pertenecientes a clases sociales bajas
están más propensos a delinquir, que los pertenecientes a las clases media y alta,
en donde se evidencian delitos con más frecuencia y con daños más graves.
Finalmente Van DUSEN confirma que la clase social tiene ciertos rasgos
genéticos en relación a conducta delictiva, y sobre todo, referidos a experiencias
vividas, por ello tanto los rasgos genéticos y las experiencias vividas predisponen
a los niños y adolescentes a implicarse en actos delictivos. Esto significa, que “la
clase social baja se relaciona con varias características facilitadoras del delito,
con menor estimulación intelectual y logro académico, una mayor disparidad entre
oportunidades y aspiraciones, y una mayor probabilidad de asociaciones con
delincuentes” (Vásquez, 2003).
2.3.2.6.6. Relaciones al Interior de la Familia.
En el momento que los progenitores se vinculan con sus hijos con frialdad,
distantes, o con rechazo, se obstaculiza su desarrollo afectivo, debido a la
ausencia de afecto en el entorno familiar. Estos aspectos pueden convertirse en
factores de riesgo los cuales dan origen a acoplamientos familiares débiles,
insatisfactorios, sentimientos de desesperanza y desprotección, dificultades para originar y optimar afecto.
Dichas interacciones propias de los progenitores que
han preferido por un sistema de crianza apoyandose en la apatía, se interpretan
como evasión por los sentimientos, necesidades y percepciones de niños, jóvenes
y adolescentes, así como en pobre estimulación positiva, limitada paciencia y
tolerancia, dichas condiciones pueden llevar a que los pubers comprendan el
mundo como hostil e impredecible, por lo tanto, pueden generar sensaciones que
les imposibilitan instaurar adecuados procesos de socialización (Gobierno Federal
Mexicano 2010).
Ante lo mencionado, podemos finalizar que la ausencia de dialogo deteriora
la relación y predispone a los adolescentes a ciertas conductas delictivas, debido
a que no verbalizan sus sentimientos, ignorar los pensamientos de ellos mismos y
se dirigen hacia los hijos de manera crítica y hostil, en la cual tiene como
consecuencia la perdida mutua de la confianza, limites inconsistentes pocos
claros e intransigentes.
2.3.2.7. Otros Factores
2.3.2.7.1. Influencia de los Medios de Comunicación
Es necesario verificar que tipos de programas son observados en casa,
debido a la magnitud de mensajes subliminales que envían cada programa de
televisión, ya que muchos de ellos solo emiten violencia, los cuales, sin lugar a
duda, en todos los programas se visualiza que la violencia es algo habitual desde
la infancia, ya que los programas televisivos se han convertido en prioridad para
los niños.
Schneider (citado por Vásquez, 2003. P.26) menciona que existen
diferentes estudios empíricos los cuales han llegado a la conclusión que: “la permanente contemplación de la violencia en la televisión por niños
tiene un efecto muy negativo ya que puede provocar comportamientos
violentos y delictivos cuando son jóvenes y adultos”. La repetición
permanente de violencia en la televisión (y en el cine) trae como
consecuencia “la capacidad emocional de reaccionar a la violencia
disminuye y que se aceptan más y más actitudes y valores agresivos, lo
que favorece el desarrollo de un ambiente violento en la sociedad”.
2.3.3.La Familia Desde La Teoría Sistémica:
El conjunto familiar es visualizado como un ente social complejo y
organizado que está compuesta por un conjunto de subsistemas en mutua
interacción entre ellas, en las cuales dichas unidades se pueden comprender
como individuos, que constituyen una unidad diferente al medio externo, además
que cada integrante o individuo cumplen una función determinada al intervenir en
ellas, afectándolo de manera positiva o negativa al sistema familiar (Godoy,
2010).
Por otro lado, los principios básicos de la teoría de sistemas en el ámbito
familiar, según Sánchez y Gutiérrez (citado por Alvarado y Cruz 2004 p. 28,29) se
centran en cinco puntos:
1.-Todo sistema familiar es una unidad organizada a través de reglas
propias, donde la interacción se rige por la predicción y consistencia; el
comportamiento de un individuo no se puede comprender de manera
aislada;
2.-La estructura sistémica familiar está conformada por
subsistemas, se habla de los subsistemas parentales, subsistema fraterno
y subsistema de familia extensa, los cuales están delimitados por
jerarquías que determinan sus obligaciones y responsabilidades;
3.-Los patrones que rigen el sistema familiar son circulares y no lineales, esto es,
la familia se ve como un sistema de retroalimentación donde el
comportamiento de A es consecuencia e influye en el comportamiento de
B, C, D, etc. teniéndose entonces que la patología se encuentra en la
estructura familiar y no en el paciente identificado;
4.-Los sistemas
familiares mantienen su estabilidad por el mecanismo de homeostasis, sin
embargo, rompen su equilibrio no sólo por entropía o destrucción, sino
también por crecimiento o morfogénesis. Por tanto se rigen por principios
dinámicos.;
5.-El sistema familiar evoluciona gracias a la interacción con un
mundo de estímulos y cambios continuos.
En general, la familia, desde nuestra perspectiva, es la base de un grupo
social, en la cual se va a proporcionar a sus miembros protección, seguridad,
compañía, siendo la familia el primer ente de socialización de los adolescentes; es
decir, comparten normas, reglas, tradiciones, formas de relación y conductas
aprendidas que son los procesos de los diferentes estilos de crianza, partiendo
desde los primeros inicios de la escuela hasta seguir el curso de la formación de
cada miembro de la familia.
2.3.3.1. Tipos de Familia:
Según Miranda (citado por Godoy, 2010) existe una amplia tipología
respecto a la familia, pero con el transcurrir del tiempo han evolucionado
surgiendo nuevos conceptos, por el simple hecho de su dinamismo en la
sociedad, las cuales mencionada las siguientes:
Familia nuclear: conformada por una pareja, un varón, una mujer y sus
hijos en donde existe lazo de consanguinidad y genera vínculos de apego e
identificación con sus miembros. Familia extensa o conjunta: también
7denominada familia trigeneracional, es decir, aquí viven mínimo tres
generaciones.
Este tipo de familia está conformada por varios integrantes:
por una pareja con o sin hijo, mas parientes consanguíneos ascendentes,
descendientes o colaterales. Familia ampliada: este tipo de familia, similar
a la anterior con la diferencia que se integran personas que no poseen
lazos de consanguinidad. Familia simultanea: antes denominada
superpuesta o reconstituida, está caracterizada por permanecer a ellas
personas que viven con un vínculo marital disuelto, donde la pareja posee
hijos de otros padres, se unen formando una nueva unión, siendo la mayor
parte de los casos uniones de hecho.
Familias con un progenitor o
monoparentales: como su propio nombre lo dice, solo un miembro de
familia se hace cargo de los hijos, él o ella.
2.4. Definición De Términos Básicos:
Definición de estilos de crianza:
Según Darling y steinberg, 2009 (citado por Bárdales, 2015 p. 12)
menciona que son un conjunto de comportamientos globales que se enfocan en
los niños o adolescentes, en la cual los progenitores crean un clima emocional
positiva con la supervisión de ellos mismos, y desarrollando así sus propios
deberes de paternidad y la propia personalidad de sus hijos.
Definición de conducta antisocial
Según Seisdedos, 1995 (citado por Astudillo y otros, 2014 p. 7) se refiere
como un conjunto de comportamientos que se realiza a través de acciones
dañinas, en la cual son aprendidas y detectadas a nivel social, y se manifiestan en conductas agresivas físicas y verbales transgrediendo las normas sociales en
relación a la edad.
Definición de conducta delictiva
Según Seisdedos, 1995 (citado por Astudillo y otros, 2014 p.7) se refiere
como comportamientos o conductas ilegales efectuadas por jóvenes o
adolescentes de la misma edad, que se encuentran fuera de la ley por chantajear,
extorsionar, hurtar y pertenecer a grupos de pandillas, además, implica participar
en el consumo de estupefacientes.
¿SIENTE QUE SU MATRIMONIO ESTÁ FRACASANDO/DIVORCIO/PERDIÓ EL AMOR Y BAJO FINANCIERAMENTE??? LA CASA ESPIRITUAL DE LA DR ELLEN OMIRI ES LA SOLUCIÓN A TUS PROBLEMAS. LLAMA O WHATSAPP:+2348106541486
ResponderEliminar* Poderoso hechizo de amor.
*La venganza del cuervo maldito.☎ +2348106541486
* Lanzador de hechizos de amor para recuperar a un amante perdido en 24 horas.
* Curandero tradicional para recuperar a un amante perdido (recupera a tu ex).
*Hechizos de matrimonio. Correo electrónico: ellenspellcaster@gmail.com
* Curandero local.
*Herbolario/curandero tradicional.+2348106541486
*Adivino
*Lectura de mano. Correo electrónico: ellenspellcaster@gmail.com
*Lectura psíquica.
*Locura causada por el arte de las brujas.+2348106541486
*Hechizos negros para recuperar a un amante
*Hechizos de besar/tirar.
*Niños tercos
*Niños sordos en el aula
OFRECEMOS NUESTROS SERVICIOS EN TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO LLAME/ WHATS APP:+2348106541486
CORREO ELECTRÓNICO: ellenspellcaster@gmail.com