Existen
muchas causas para la conducta humana en toda su diversidad, y lo mismo aplica
específicamente a la conducta criminal. El incremento de la violencia a nivel
global, así como de los delitos y actos criminales, recibe ya atención
prioritaria. Es así como la Convención Anual de Psiquiatría, APA -American
Psiquiatric Association-, realizada en Pensilvania en el 2002, estudió la
relación de los trastornos mentales con la violencia y la conducta agresiva.
Otras profesiones, gobiernos, países y organizaciones, como la Organización
Mundial de la Salud se han visto obligados a atender urgentemente el fenómeno
dado su amenazante y constante incremento. En Puerto Rico, ya desde el 1983 se
había celebrado el Primer Congreso sobre la Criminalidad en el Colegio de
Abogados auspiciado por el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP). En este
ensayo quiero resumir estudios e identificar variables de causa-etiología desde
las perspectivas biológicas, sociológicas y psicológicas. No pretendo ser
exhaustiva proveyendo profundidad de análisis sino limitarme a identificar en
un solo ensayo algunas de las principales variables asociadas con la conducta
criminal.
Causas
biológicas
Estamos
en un momento histórico crucial donde la nueva tecnología investigativa habrá
de ayudar a entender mejor -con evidencia clara y contundente- el verdadero
espectro de posibilidades en variables de índole biológica, orgánica,
congénitas o heredadas (tome por ejemplo el Proyecto del Genoma Humano).
No
creo que la biología pueda darnos la explicación total a la conducta criminal,
pero igualmente creo que es obligatorio que todo profesional del campo de las
Ciencias Sociales se actualice en estos nuevos descubrimientos e hipótesis, por
cuanto es objetivo y competente reconocer aquellas condiciones fisiológicas,
neurológicas, cromosómicas y anatómicas que puedan determinar algunos de los
muchos casos de conducta criminal.
La
gran cantidad de estudios para explicar la criminalidad en la perspectiva
biológica no es un evento, moda o patrón nuevo. No obstante, hoy día las
investigaciones giran explorando nuevas, o más específicas, variables que
incluyen una variedad enorme de factores físicos tales como los niveles
alterados de serotonina (perspectiva bioquímica; desbalances químicos),
alteraciones en el lóbulo frontal, ADD (desorden de déficit de atención),
niveles altos de testosterona combinados con niveles bajos de serotonina,
niveles bajos de colesterol, el efecto en general de los andrógenos, el efecto
de diversas drogas auto-inducidas (ingeridas), los efectos de las dietas
(enfoque nutricional), alteraciones por cobre y zinc, el efecto de traumas y
accidentes, el efecto de traumas en guerras o eventos de estrés en desastres
naturales (síndrome post-traumático), el efecto de la contaminación ambiental y
las toxinas, hiperactividad, problemas cognitivos, el efecto del tabaquismo en
la madre sobre los hijos (as), efecto del ácido úrico, la predisposición genética,
y la relación entre estados emocionales alterados (depresión y ansiedad) y la
conducta criminal, entre muchos otros.
A
continuación presento un breve resumen de algunos de los muchos estudios que
están siendo realizados en esta área de estudio en la relación entre factores
orgánicos y conducta criminal.
En
cuanto a trastornos bioquímicos: Serotonina (serotonina)
Richard
Wurtman (Crime Times, Vol 1, 1995) ha encontrado que dietas de alto
carbohidratos y bajas proteínas afectan los niveles normales de la serotonina,
neurotransmisor natural que cuando está en niveles alterados o anormales tiene
efectos cerebrales asociados con tendencias suicidas, agresión y violencia,
alcoholismo y conducta impulsiva. Las funciones normales de la serotonina son
la regulación de la excitación, los estados de ánimo, la actividad sexual, la
agresión y el control de los impulsos. Algunos estudios asocian niveles bajos
de serotonina con la conducta violenta-aberrante. Jeffrey Halperin (1995, en
American Journal of Psychiatry) comparó varones agresivos con no agresivos,
ambos con diagnósticos de ADD (déficit de atención) combinado con diagnósticos
de hiperactividad. Se les administró la droga fenfluramina, que provoca
respuestas en el sistema serotonergénico. Los resultados mostraron cambios
positivos en los niños agresivos al bajarle los niveles de serotonina. Matti
Virkkunen (1994) cree haber identificado variaciones genéticas específicas que
predisponen algunos individuos hacia la conducta suicida. Tomando casos de jóvenes
ofensores violentos, descubrió que una variante del gen THP (tryptophan
hydroxylase) cuyos códigos producen una enzima necesaria para la biosíntesis de
la serotonina, estaba asociada fuertemente con los intentos suicidas
irrespectivo a si los jóvenes eran, o no, impulsivos. Un segundo estudio,
demostró que bajos niveles del metabolito 5-HIAA (localizado en el líquido
cerebro espinal) están asociados con pobre control de la conducta impulsiva
(sobre todo en alcohólicos). Por último, estudios en monos consistentemente
demuestran altos niveles de agresividad cuando los niveles de serotonina son
bajos (Kyes, 1995).
Condiciones
congénitas: Síndrome fetal alcohólico
Estudios
realizados por Ann Streissguth (1991) encontraron que el 6.2% de los
adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal
adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome Fetal Alcohólico. Esta
conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los
demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También
mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social
y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque
siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta,
también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre.
Estudios realizados por Theodore Cicero (1994) encontraron que los hijos de
hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las
destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado
con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice
que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en
los tests de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener
niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas muestran niveles
hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma
distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de
padres alcohólicos.