Ha
sido difícil decidir si les voy a seleccionar un tema específico o un panorama
general sobre narcisismo, tal como veo el tema en la actualidad. He decidido
dar un panorama general, eso significa tocar una multitud de temas. El peligro
está en quedarse en la superficie y ser dogmático por no tener tiempo de
desarrollar el tema en profundidad; pero, por otro lado por lo menos les da una
visión a vuelo de pájaro de lo que pienso. En la discusión podrían hacer preguntas,
confrontadas con críticas, lo que permitiría profundidad en el tema.
Para
empezar por la base:
Definiciones
Hay
dos definiciones de narcisismo. Una, a nivel metapsicológico, psicoanalítico:
el narcisismo es el investimiento del Yo (o del Self) con líbido. Una definición
breve y elegante, que oculta todo tipo de problemas. En primer lugar, el hecho
de que lo que llamamos el Yo, incluye lo que ahora modernamente se considera el
Self, es decir, el Yo, no como una estructura abstracta, metapsicológica, (Yo,
Ello y Super Yo), sino Yo también como estructura subjetiva, Yo como
integración del concepto de sí mismo, o sea el Self. Es importante tener en cuenta
que Freud siempre utilizó el concepto “ich” desde que desarrolló lo que se
llama en Europa, la segunda tópica, (en Estados Unidos, la teoría estructural).
Es decir, narcisismo, desde un plano metapsicológico, es la investidura, no
simplemente del Yo como aparato, sino del Self como estructura subjetiva.
En
el plano clínico: narcisismo se refiere a la regulación normal o patológica de
la autoestima. Desde este punto de vista, puede haber una regulación de la
autoestima normal o patológica, que a su vez depende de una serie de
estructuras psicológicas complejas. Y es ahí donde lo clínico práctico se enlaza
con la metapsicología.
No
hay una concepción única sobre narcisismo en el psicoanálisis. Existe lo que yo
llamaría la escuela francesa, (cuando hablo de la escuela francesa me refiero a
la corriente no lacaniana: Grumberger y André Green), está la escuela
Kleiniana, especialmente las contribuciones de Herbert Rosenfeld que me han
influido enormemente, está la escuela de la psicología del Self de Kohut,
frente a la cual, como ustedes saben, tengo actitudes muy críticas y, también
mi posición.
Mi
posición deriva de la escuela de la psicología del Yo americana, pero de un
subgrupo de esa escuela que incluye una teoría de relaciones de objeto,
especialmente la que comenzó con Erikson, siguió con Edith Jacobson y Margaret Mahler,
que me han influido mayormente y que corresponden por otro lado y en muchos
sentidos, a la teoría de relaciones de objeto desarrollada tanto por la escuela
Kleiniana, como por la escuela Independent group (especialmente Fairbairn) en Inglaterra.
Ustedes ya habrán reconocido en mis puntos de vista la influencia tanto de
Edith Jacobson como de Fairbairn.
Creo
que las definiciones son comunes a todas las escuelas, en tanto que las formulaciones
teóricas y las implicaciones clínicas, muy diferentes,. Desde este punto de vista
tengo que limitarme de momento a hablar de mi propia posición y lo voy a hacer
de ahora en adelante, pero estoy dispuesto a discutir los puntos de vista
alternativos, si ustedes lo desean, en la discusión que sigue.
Para
empezar desde un punto de vista clínico, yo creo que hay que diferenciar el
narcisismo normal adulto de la patología narcisista que, a su vez, es o
infantil, o una patología de inversión de la relación objetal dominante, y, por
último, la patología de la personalidad narcisista.
Debo
decir en este sentido que Freud en su trabajo inicial sobre el narcisismo,
describió las entonces llamadas neurosis narcisistas (que son las psicosis). Ya
no utilizamos el término narcisismo para eso, desde un punto de vista
descriptivo-estructural, y en cuanto a que hay problemática narcisista en toda patología,
ya el concepto deja de tener un aspecto específico, y yo trataré de hablar de
la patología específica narcisista.
Narcisismo
normal adulto
La
regulación de la autoestima normal está dada por la integración del concepto de
sí mismo que, a su vez, depende de la capacidad de desarrollar lo que, en
teoría Kleiniana, se llaman relaciones totales de objeto, e integrar
representaciones buenas e idealizadas de sí mismo con representaciones malas y
persecutorias de sí mismo. De esta integración viene el concepto del Yo normal,
y este Yo (o Self) normal es investido libidinalmente y asegura tanto una
sensación de continuidad de la experiencia subjetiva, como de valoración de sí
mismo. El narcisismo normal, entonces, está basado en la integración de libido
y agresión en las representaciones parciales de sí mismo, que están integradas
en el concepto del Self.
El
Self está protegido secundariamente por la integración a la vez de
representaciones significativas de otros; tenemos un mundo interno de
representación de las personas que queremos y que nos quieren a nosotros, un
mundo interno en nuestro corazón que nos protege libidinalmente hasta cuando externamente
estamos solos; en cambio, como veremos, en las estructuras narcisistas tenemos
un mundo interno destruido. El narcisismo normal también está protegido por un
superYo normal, una moralidad inconsciente y consciente que nos aprueba en
cuanto que vivimos a la altura de las demandas del Ideal del Yo y de las
prohibiciones (de los aspectos prohibitivos) del SuperYo. Esto también asegura
la autoestima y hace, por ejemplo, que cuando nos critican y sentimos que la crítica
es objetiva, nos sentimos mal, pero no nos provoca una melancolía. El SuperYo
normal nos protege de reacciones excesivas autoagresivas.
El
narcisismo normal también está protegido por la gratificación de nuestros
instintos: la gratificación de nuestros impulsos instintivos, la gratificación
sublimatoria de impulsos agresivos y la gratificación de impulsos sexuales,
favorece el narcisismo normal.
Narcisismo
infantil
El
primer grado de narcisismo patológico como les dije, es el narcisismo infantil,
que existe en toda la patología de carácter, en todas las neurosis, por cuanto
todos los conflictos neuróticos se basan en una fijación de conflictos
infantiles, entre impulsos infantiles y el SuperYo infantil. Puesto que el
SuperYo infantil mantiene demandas y prohibiciones infantiles, la autoestima
infantil depende de valores infantiles y por tanto el narcisismo infantil no es
el mismo que el del adulto, y toda patología neurótica contiene también una
patología narcisista en el sentido de una fijación a ese narcisismo infantil.
Ejemplo: una niñita de cuatro años se siente muy bien porque está limpia y no
tiene ninguna conducta mala sexual y no se masturba. Eso está bien para una
niñita de cuatro años, una mujer de 30 años que se rige según estos principios,
tiene muy mala situación en la vida real. En este sentido, el narcisismo
infantil es una problemática envuelta en el mantenimiento inconsciente de los valores
infantiles del SuperYo, en contraste con los valores adultos. Pero esto es una
patología no específicamente narcisista.
Más
específico, pero a un nivel intermedio de gravedad: la inversión de roles entre
sí mismo y objeto, que Freud describió como patología narcisista en su famoso
trabajo de 1914, en aquellos homosexuales masculinos que quieren a otra persona
como si fuera ellos mismos, mientras ellos se identifican con un madre y
quieren a su pareja homosexual como quisieran que la madre los hubiera querido
a ellos. Existe ahí una patología narcisista, un amor narcisista, se quiere a
la otra persona que se representa a sí misma, pero al mismo tiempo, en cuanto a
que uno se identifica con el objeto de este Yo proyectado, actúa una relación
de objeto, si bien con roles inversos, el Yo en el rol de objeto, el objeto en
el rol del Self.