La atribución de peligrosidad a los responsables de estos delitos violentos ha servido durante muchos años como factor explicativo y sobre todo predictivo de la reincidencia y la gravedad de las actuaciones de estos delincuentes, entre los que destacan los agresores sexuales, los homicidas y los maltratadores familiares.
La intensa preocupación social por el comportamiento violento ha demandado a la Psicología soluciones que han superado el ámbito tradicional de aplicación de la Psicología de la Delincuencia al definirse nuevos delitos como la violencia de género y especialmente por el surgimiento de las demandas atencionales que requieren las víctimas. Hoy los profesionales de la Psicología son requeridos para actuar también en la prevención, para evitar la ocurrencia y el mantenimiento de cualquier tipo de violencia. Entre estas nuevas demandas se encuentra la predicción futura de las conductas violentas que tienen una alta tasa de repetición. El atributo esencial sobre el que se ha fundamentado la predicción de la violencia ha sido la peligrosidad. La peligrosidad es un constructo con una capacidad predictiva limitada ya que no es el único determinante del comportamiento violento.
En los últimos 15 años han surgido nuevas técnicas de predicción basadas en la valoración del riesgo de violencia que han demostrado tener una mayor eficacia predictiva. Presentaremos estas nuevas técnicas de predicción de la violencia, sus propiedades y sus aplicaciones. Dichas técnicas mejoran de forma significativa la eficacia predictiva, ayudan a clarificar las bases sobre las que los profesionales sustentan sus decisiones relacionadas con el futuro del comportamiento individual y facilitan la gestión y prevención de la violencia.
Palabras
clave: Peligrosidad, Violencia, Predicción y Valoración del Riesgo.
Violent
behaviour is one of the most characteristic elements of burden and serious
crimes. The “dangerousness” is an attribution towards these violent criminals
has been used during many years as an explanatory and mostly predictive fact of
the recidivism of the criminal acts of these chronic criminals, sexual
predators, serial killers and domestic offenders.The strong social worry about
these violent behaviours have forced Psychology to find solutions that have
surpassed the traditional scope of the criminal psychology, defining new
offences such as gender violence and specially when appearing new ways of
treatment of the victims. Nowadays, professional psychologists are required in
order to take part of the prevention processes, to avoid occurrence or
reiteration of any kind of violence. The prediction of violence is amongst
these new requirements. The most important attribute in where mostly all of the
predictions of violence are based is the degree of dangerousness of the
individual, but it has a limited predictive capacity, because it isn’t the only
fact that affects violent behaviour. In these last 15 years, we’ve find new
ways to predict violence that are based on the violence risk assessment, and
their results have had a higher predictive effectiveness. In this paper we
present these new techniques of violence risk assessment, with their
characteristics and applications. These new techniques significantly improve
the predictive power, and they help to clarify the process that professionals
use to take their decisions
about
the future of the violent behaviour, facilitating violence risk management
strategies and prevention.
Key
words: Dangerousness, Violence, Prediction, Risk assessment
Algunos
casos criminales recientes muestran cómo reclusos de permiso o ex-carcelados,
maridos, ex-maridos o novios sometidos a órdenes de alejamiento de sus parejas,
jóvenes con precoces historiales violentos, o enfermos mentales dados de alta
de hospitales psiquiátricos, cometen graves actos violentos. Estos sucesos
constituyen el núcleo principal del problema de la reincidencia y evidencian el
riesgo de violencia existente en ciertos individuos (Blackburn, 1999; Buchanan,
1999; Campbell, 1995; Hart, 1998).
Estamos
muy acostumbrados a utilizar la peligrosidad como atributo clave para estimar
la probabilidad futura de realización de comportamientos violentos, pero el
desarrollo de la psicología criminológica ha mostrado que la capacidad
predictiva de la peligrosidad es limitada y su uso poco eficaz para los profesionales
que toman decisiones prospectivas en contextos forenses, clínicos o
penitenciarios (Webster et al., 1997, Andrews y Bonta, 2003, Scott y Resnick,
2006). En los últimos 15 años se han desarrollado nuevas técnicas para predecir
la conducta violenta
basadas en tres elementos principales: a) un mejor
conocimiento de la naturaleza y procesos que producen la violencia, b) la sustitución
del término “peligrosidad” por el de “riesgo de violencia”, y c) el desarrollo
de protocolos e instrumentos de uso profesional para la valoración del riesgo
de violencia (Andres Pueyo y Redondo, 2004). Analizaremos, de forma resumida,
estos aspectos para ofrecer al lector una imagen actual de la predicción de la
violencia.
La
violencia es un fenómeno interpersonal y social (Reiss, 1994) que afecta
seriamente al bienestar y la salud de los individuos. En la actualidad se ha
convertido en un problema colectivo de primer orden con graves consecuencias
sobre el desarrollo político-económico y social de los grupos humanos (Krug et
al., 2002). Esta situación ha provocado una reacción de alarma social en un
contexto de rechazo e intolerancia generalizada acerca del uso de la violencia
en las relaciones humanas. En el año 2002, Gro Harlem Burtland, directora
general OMS, afirmaba: “la violencia está presente en la vida de numerosas
personas en todo el mundo y nos afecta a todos en algún sentido” (Krug,2002;
pp.2).
La
reacción de intolerancia y rechazo social contra la violencia se acompaña de
una serie de demandas para solucionar las causas y las consecuencias de la
misma.
Estas
demandas recaen sobre todos los agentes sociales, empezando por las estructuras
político-administrativas del Estado y las demás administraciones públicas, las
organizaciones sociales, los medios de comunicación, etc. En consecuencia se ha
producido una movilización urgente de los profesionales que trabajan en tres
ámbitos de actuación concretos: la justicia, la sanidad y los servicios
sociales. Todos ellos tienen un efecto directo sobre el control y la prevención
de la violencia.
Entre
todos estos profesionales, los psicólogos y las psicólogas (1) , tenemos unas
responsabilidades muy relevantes, en primer lugar para atender a las víctimas
de la violencia y también para intervenir con los agresores y evitar en el
futuro sus comportamientos violentos. En este contexto las técnicas de
predicción de la violencia forman parte de las estrategias de prevención y
gestión del riesgo de violencia.