Delimitación
de los Conceptos de Agresividad y Agresión.
Definir
Agresividad y Agresión es una ardua tarea que han intentado científicos de
diferentes disciplinas (Etólogos como K. Lorenz, 1966; Juristas como Aroneanu,
1958; Psiquiatras como D. Lagache, 1960; Sociólogos como Felson, 1978; y
Psicólogos como Dollard y Miller, 1939; Buss, 1961; Bandura, 1973; Van Rillaer,
1978; Tedeschi, 1983, entre otros).
Con
el término Agresividad suele hacerse referencia a la tendencia o disposición
inicial que da lugar a la posterior agresión. En este sentido, Van Rillaer
(1978, p.23) la define como “disposición dirigida a defenderse o afirmarse
frente a alguien o algo “. Por otra parte, Lagache (1960) la conceptualiza como
“una disposición indispensable para que la personalidad pueda educarse, y más
ampliamente, para que el individuo adopte su sitio en el medio social y
responda a los desafias que la realidad le impone “. En otra dirección, Buss
(1961, p.l98) la define simplemente como “costumbre de atacar” y Berkowitz
(1996, pA3) afirma que la agresividad hace referencia a la “disposición
relativamente persistente a ser agresivo en diversas situaciones diferentes.
Las
definiciones anteriores tienen en común la idea de que la Agresividad es una
disposición, pero no hay acuerdo respecto a la valencia positiva o negativa de
dicha tendencia, que como tal es algo que está latente y puede no ponerse nunca
en acción, o decidir de una manera consciente y responsable sus vías de
expresión. Así se puede afirmar que la agresividad es una capacidad que tienen
la mayoría de las personas pero que a diferencia del “instinto” que demanda
satisfacción, ésta sólo es una posibilidad que puede utilizarse o no (Allport,
1953; Montagu, 1978; Van Rillaer, 1978; Berkowitz, 1996).
Algo
similar sucede con la palabra Agresión; utilizada para designar el acto en sí,
la conducta externamente observable. Con frecuencia se postula implícita o
explícitamente que la “la Agresividad es a la Agresión, lo que la disposición
es al acto” (Lagache, 1960, p.lOO). La controversia surge cuando se intenta
delimitar los comportamientos que se pueden calificar como actos agresivos,
teniendo en cuenta que la agresión tiene muchos significados y que se puede ser
agresivo tanto de forma activa (por ejemplo: amenazando, insultando, pegando o,
matando), como de forma pasiva (por ejemplo, realizando las siguientes
conductas de forma intencional: ignorar, negar una ayuda, impedir el acceso a
determinados recursos, excluir). Es decir, no se puede aislar fácilmente la agresión
y su motivación de las otras formas de comportamiento; además, “un mismo
comportamiento manJiestamente agresivo —por ejemplo matar a alguien puede
signficar intenciones muy dWerentes: vengarse, eliminar un rival, compensar
unos sentimientos de inferioridad, protegerse.... Incluso cuando el resultado
“objetivo” es idéntico, los procesos psíquicos son distintos, según los
individuos y las circunstancias. No resulta, pues, fácil dar una definición
clara de los términos agresión y agresividad” (Van Rillaer, 1978, p.2 1).
Agresividad
y Agresión en el Lenguaje Coloquial.
Etimológicamente
Agredir tiene sus raíces en el Latín aggredi, que se descompone en los
radicales ad gradi (gradus = ‘taso” y ad = “hacia’), que significa avanzar, dar
un paso hacia delante. Probablemente “agredir” adquirió el sentido de atacar al
comprobarse que el avance siempre solía ser el inicio de un ataque o contienda
(Fromm, 1987).
La
palabra agresión se puede encontrar en las lenguas románicas a partir del Siglo
XIV, mientras que la utilización del término agresividad es más reciente. Por
ejemplo, en lengua castellana se registra el uso del término agresión a partir
de 1.502, y el de agresividad sólo en la primera década de este siglo. Este
último se incorpora al Diccionario de la Real Academia a partir de la
decimosexta edición en 1939 (Van Rillaer, 1978). En la actualidad se puede
encontrar las siguientes definiciones en la vigesimoprimera edición del
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (1997):
Agresión:
1. “Acto de acometer a alguno para matarlo, herirlo o hacerle daño,
especialmente sin justificación”. 2. “Acto contrario al derecho de otro”. 3.
“Ataque armado de una nación contra otra, con violación del derecho”.
Agresivo/a:
1. “Dicese de la persona o animal que obra o tiende a obrar con agresividad”.
2. “Propenso a faltar al respeto a ofender o a provocar a los demás”. 3. “Que
implica provocación o ataque.
Agresor/a:
1. “Que comete agresión”. 2. “Se dice de la persona que viola o quebranta el
derecho de otra”. 3. “Aplicase a la persona que da motivo a una querella o
riña, injuriando, amenazando, desafiando o provocando a otra de cualquier
manera.
Agresividad:
Acometividad.
Acometividad:
1. “Propensión a acometer, atacar, embestir”. 2. “Brío, pujanza, decisión para
emprender una cosa y arrostrar sus dificultades”.
Como
se ve, en el Diccionario se recoge la idea tanto de la agresión activa como de
la pasiva, pero hace mayor énfasis en la activa. También se hace referencia a
la agresión como un problema que puede darse a niveles muy diferentes:
individual (de la persona consigo misma), interpersonal (de unas personas con
otras) e intergrupal (de unos grupos o naciones contra otros). Además se
aprecia claramente la bipolaridad del término agresividad que hace referencia
tanto a una conducta negativa de atacar, hacer daño a otro, como a una conducta
positiva de autoafirmación, coraje y toma de decisiones, que contribuye a crear
confusiones e imprecisiones en el lenguaje cotidiano.
Definición
de Conducta Agresiva en la Investigación Científica.
Cada
vez son más los investigadores que definen la agresión en función de la
motivación de hacer daño a otros. Ejemplo de ello son las siguientes
definiciones:
•
“Comportamiento que intenta herir o dañar a alguien” (Sears, Maccoby y Levin,
1957).
•
“Acto el cual ofende o irrita a otrapersona” (Eron y Huesmann, 1987).
•
“Motivación para causar daño” (Feshbach, 1970; BjÉSrkqvist y Niemelá, 1992).
•
“Conducta que intenta hacer daño a otra persona o a su sustituto” (Caprara y
otros, 1994).
•
“Algún tipo de conducta, tanto fisica como simbólica, que se ejecuta con la
intención de herir a alguien” (Berkowitz, 1996).
Sin
embargo, la definición de la agresión como intención de hacer daño “no es
universalmente aceptada y aun en la
actualidad el término “agresión” presenta diferentes signficados tanto en la
comunicación cientifica como en las conversaciones cotidianas” (Berkowitz,
1996, p.2S).
Entre
los autores que ofrecen una conceptualización no motivacional de la agresión
está Buss (1961). Definió la agresión sencillamente como la entrega de
estímulos nocivos a otro organismo, excluyendo la utilización de ideas
subjetivas como la intención, que consideraba difíciles de evaluar de forma
objetiva. Pero este planteamiento fue objeto de innumerables criticas,
precisamente por no tener en cuenta el componente de intencionalidad, sin éste
incluso hacer daño accidentalmente, sería Agresión. Para superar este problema
conceptual, se agrega a lo anterior, la necesaria intención de producir daño a
otra persona, destruirla, contrariaría o humillaría (Laplanche y Pontalis,
1971).
Frente
a estos nuevos elementos que se incorporan a la definición de Agresión, surgen
desacuerdos entre los diferentes autores. Plantean que no toda conducta
agresiva pretende lesionar a un organismo, y que se podrían considerar
igualmente agresivas aquellas conductas que no logran causar daño real pero sí
incluyen la intención de causarlo. Otro punto importante es que no se puede separar
la conducta agresiva y su motivación de las otras formas de conducta porque
“(...) no hay un solo tipo de comportamiento que no pueda ser calWcado de
“agresivo “, como no hay tampoco un proceso único para representar la
“agresión” (Jolmson, 1972, p.8).
Para
contribuir a clarificar estos desacuerdos, Van Rillaer (1978) propone una serie
de criterios que se deben tener en cuenta al hablar de conductas agresivas:
•
La intención que tiene el comportamiento (su fin).
•
Sus orígenes y antecedentes.
•
Su confirmación (su estructura).
•
El contexto en el que se produce.
Más
recientemente, Archer y Browne (1989) proponen como fórmula para superar los
desacuerdos que aún persisten, el establecer las tres características que
consideran como prototípicas de un caso de agresion:
a.
Debe existir una clara intención de causar daño, ya sea fisico, o impedir el
acceso a un recurso necesario, o de cualquier tipo.
b.
Causar daño real, no una simple advertencia.
c.
Debe existir una alteración del estado emocional, de modo que la agresión pueda
ser calificada como colérica, más allá de lo estrictamente instrumental.
Esta
propuesta tiene la ventaja de establecer unos criterios muy claros y concretos
para definir o asignar la categoría de agresión a una conducta determinada. El
problema surge cuando una o más de estas características estén ausentes en
mayor o menor grado y entonces sea más dificil aplicar dicha categoría a la
conducta de que se trate, porque si bien existe un amplio acuerdo respecto a la
intencionalidad como un componente básico y diferenciador de la conducta
agresiva, no sucede lo mismo con las otras dos características. Si se acepta
como conducta agresiva únicamente aquella que causa un daño real, no la simple
advertencia, se está dejando de lado otras formas de conducta agresiva que,
aunque sus efectos no sean tan visibles o tan inmediatos, son igualmente
negativas para la víctima (por ejemplo, el aislamiento intencional, el acoso,
las amenazas, etc.). Tampoco se puede aceptar como característica propia de un
comportamiento agresivo la alteración del estado emocional, porque gran parte
de las agresiones que suceden en la actualidad son simples conductas
instrumentales, carentes en muchas ocasiones de emociones como la ira o la
cólera (por ejemplo, los soldados que tienen que bombardear una población
simplemente se limitan a cumplir la orden de destruir un objetivo militar,
independientemente de sus emociones o sentimientos).
Lo
anterior se debe a que la agresión no es un fenómeno sencillo, sino que implica
diferentes niveles de complejidad, teniendo en cuenta que la conducta agresiva
observable es una conducta de individuos singulares mediada por procesos
cognitivos y emocionales y cuyo resultado se puede apreciar cuando analizamos
la interacción entre dos o más personas; interacción que no suele constar de
una sola conducta, sino de un conjunto de intercambios que se suceden durante
un cierto intervalo temporal y dentro de los cuales la conducta agresiva es
precisamente uno de esos intercambios (Hinde y Groebel, 1989).
Esto
significa que para avanzar en el estudio y comprensión de la conducta agresiva
es imprescindible conceptualizarla como un fenómeno interactivo y niulticausal.
Un ejemplo es la propuesta de Geen (1990) que sugiere cuatro puntos
principales:
a.
Variables internas que predisponen a las personas a agredir. Entre ellas se
pueden mencionar: el temperamento, la fisiología, las expectativas
socioculturales, la personalidad, la observación de estímulos violentos.
b.
Variables situacionales. Generan condiciones estresantes frente a las cuales la
agresión es una reacción. Aquí están incluidas: el incumplimiento de normas, la
frustración, el conflicto familiar, las tensiones ambientales y el dolor.
c.
Interpretación y Evaluación de las Variables Situacionales. La agresión sólo se
produce si las personas califican dicha condición como “arbitraria, maliciosa o
intencional”, porque sólo bajo estas condiciones se produce estrés, ira o
activación.
d.
Generación de Respuestas Alternativas. Es posible que la conducta agresiva no
se produzca si surgen nuevas y mejores soluciones alternativas para los
problemas planteados.
La
propuesta de Geen es muy importante porque:
1.
Deja claro que aunque hay un componente biológico o fisiológico, éste
únicamente predispone a las personas hacia la agresión, no las condena a
ejercerla.
2.
Reconoce la importancia del medio ambiente como generador de tensiones, frente
a las cuales la respuesta agresiva es sólo una forma de manejarlas o
solucionarías.
3.
Se aprecia claramente que la respuesta agresiva no se desencadena
automáticamente, sino que está mediada por elementos cognitivos, afectivos y
socioculturales.
4.
Enfatiza la posibilidad de no dar necesariamente una respuesta agresiva, con lo
cual desaparece la inevitabilidad de dicha respuesta, otorgando su control al
ser humano y abriendo vías muy importantes de prevención e intervención.
Estos
planteamientos, muy acertados desde mi punto de vista, van en la misma línea de
pensamiento de lo expresado por los diferentes científicos en el Manifiesto de
Sevilla (UNESCO, 1992) y también apoyan la afirmación de Bandura (1991) quien anotaba
que para avanzar en el conocimiento de la agresión debemos centramos y estudiar
sus variantes principales para aclarar los diferentes mecanismos y los efectos
asociados con cada forma de conducta. La agresión humana difiere en aspectos
fundamentales de la agresión en otras especies, y lo más importante, diferentes
formas de agresión humana, tales como: el ataque fisico, el abuso de niños y
niñas, el rapto, los insultos, la agresión política, la discriminación o el
terrorismo no se pueden reducir a un conjunto común de rasgos y origenes.
Esta
idea no es nueva. En los primeros años varios autores han manifestado las
limitaciones de considerar la agresión a escala genérica; es decir, sólo en
términos de acciones con el fin de dañar o herir a otra persona, sin analizar
las múltiples facetas, los elementos distintivos y los mecanismos reguladores.
En este momento existe un gran consenso entre los estudiosos del tema en la
necesidad de considerarla agresión desde un punto de vista ecológico; es decir,
partiendo del individuo como una totalidad y analizando las diferentes
interacciones entre éste y el medio ambiente en el que se desarrolla,
interacciones que se ven afectadas por los movimientos complejos y continuos
que se dan al interior de los diferentes sistemas y subsistemas, generando
diversos efectos debido a su continua y recíproca interacción, tal como se
planteó al revisar el enfoque ecológico del desarrollo humano (Bronfenbrenner,
1979; Belsky, 1980).
Definición
dc la Conducta Agresiva a partir de sus Objetivos.
Un
alto porcentaje de investigadores apoya la idea de que un elemento muy
importante en la conceptualización de la Agresión o Conducta Agresiva es la
función que cumple para el agresor, que está en estrecha relación con el
objetivo que pretende y que se han constituido en aproximaciones conceptuales a
este fenómeno. Pero, “(....) aunque casi todas las teorías coinciden en que la
agresión es intencionada, no existe consenso sobre los fines que persiguen los
agresores cuando tratan de herir a otros. ¿Desean los atacantes sobre todo
herir a las víctimas o están intentando hacer alguna otra cosa?. Esta es una de
las principales cuestiones en el estudio cient(fico de la agresión” (Berkowitz,
1996, p.3O).
Las
respuestas frente a este interrogante van desde la afirmación tajante de que
toda conducta agresiva tiene como objetivo fundamental hacer daño
intencionadamente a otra persona; pasando por la definición de la agresión como
un esfuerzo de coerción o una necesidad de demostrar poder y dominio hasta la
manifestación de que los agresores básicamente buscan un logro económico,
aprobación social o causar una buena impresión. A continuación se analizarán
algunos de estos objetivos que cumplen importantes funciones psicoló2icas: a)
Expresar la tensión; 1» Resolver conflictos; c) Integrarse en un grupo; d)
Obtener reconocimiento y protagonismo.
Causar
daño intencionadamente.
Los
investigadores que defienden esta hipótesis afirman que los comportamientos
agresivos tienen en común que todos intentan siempre dañar a otra persona de
forma deliberada. Un claro ejemplo es el trabajo ya clásico de Dollard y Miller
(“Frustration and Aggression “, 1939), uno de los primeros estudios científicos
realizados desde la Psicología sobre la Agresividad. En él se afirma que la
agresión es “cualquier secuencía de conducta cuya respuesta de meta es el daño
a la persona a la que se dirige” (Dollard, Miller, Doob, Mowrer y Sears, 1939,
p.l 1). En esta misma dirección, Robert Baron ofrece una definición más
elaborada y afirma que la agresión es “cualquier forma de conducta dirigida
hacia la meta de perjudicar o dañar a otro ser vivo el cual está motivado para
evitar tal tratamiento” (Baron, 1979, p.7).
La
Coerción.
Algunos
autores defienden que la conducta agresiva es esencialmente un esfuerzo de
coerción (G.R. Patterson, 1975-1979; J. Tedeschi, 1983). Según ellos, los
agresores pueden lesionar a sus víctimas pero, su objetivo prioritario no es
ese sino influir sobre la conducta de esas personas, lograr que dejen de
realizar algunos comportamientos que les molesta.
En
este sentido, Patterson (1980, 1986) propuso una Teoría del Desarrollo de la
Agresividad en la Familia. Plantea que muchos actos agresivos representan
intentos de los niños de acabar con estímulos nocivos o situaciones irritantes
causadas por los padres y hermanos (demandar atención, parar bromas, resolver
frustraciones o interrumpir la monotonía y el aburrimiento). A esta situación
de tensión familiar se suman deficiencias parentales asociadas con el
desarrollo de la agresividad: falta de supervisión, hostilidad, permisividad,
inconsistencia (Patterson y Stouthamer-Loeber, 1984), que pueden combinarse
para generar un medio ambiente en el hogar que conduce al aprendizaje de ciclos
viciosos de agresión entre los miembros de la familia. A la conducta agresiva
de los niños se le llama “coerciva” porque la afirmación que subyace se puede
resumir en la siguiente frase: Tú acabas con mi frustración o mí irritación
dándome lo que quiero o de lo contrario incrementaré mi ataque hasta que tú
cedas a mi petición.
Causar
una buena impresión.
Otro
grupo de investigadores afirma que lo más importante para las personas
agresivas es lo que los demás piensen de ellos. En trabajos llevados a cabo con
bandas de jóvenes, criminales violentos y en general con individuos altamente
agresivos, se ha encontrado que muchos están preocupados por su reputación, se
esfuerzan por crearse una imagen de hombres fuertes y osados; además, buscan y
generan situaciones en las que puedan ser observados, convirtiendo cada pelea o
encuentro agresivo en una especie de “puesta en escena” para impactar tanto a
la víctima como a la posible audiencia (Bowers, 1973; Olweus, 1978). Esta idea
de que la respuesta agresiva produce resultados positivos en el ámbito personal
también la han reportado otros autores. Encontraron que los escolares agresivos
esperan que la agresión aumente su autoestima y mantenga el estatus entre sus
pares (Bandura, 1973; Bornstein, Bellack y Hersen, 1980).
Por
otra parte, el sociólogo Felson interpreta la conducta agresiva como un intento
de las personas de controlar la impresión. Afirma que la mayoría de los seres
humanos (agresivos y no agresivos) creen que un desafio personal les llena de
una energía negativa, especialmente si han sido atacados, y que dicha energía
negativa desaparece mediante el contra ataque, demostrando “su fuerza>
competencia y coraje”, dejando de esta forma muy claro que ellos son “alguien
cuya identidad debe ser respetada” (Felson, 1978).
ObtenerPodery
Dominio.
Los
teóricos que defienden esta meta de la agresión plantean que el objetivo básico
es mantener o incrementar el poder y dominio del agresor. Esto se consigue
cuando él hace uso de su poder (mayor fuerza física, mayor estatus social,
cultural o económico) y ataca a su víctima para mostrarle su posición dominante
en la relación o para comprobar que no está subordinado a ella. Un claro
ejemplo es la conducta típica de los “matones”, quienes en general son
“agresivos, duros fuertes, y seguros de sí mismos (...) obtienen placer de su
conducta matona y tienen una fuerte necesidad de dominar” (Farrington, 1992,
p.3)
Esta
forma de interpretar la conducta agresiva se puede encontrar en la literatura
sobre Violencia Familiar, que sería una manifestación de las diferencias de
poder en una sociedad fundamentalmente dominada por los hombres, en la que las
normas sociales determinan quién tiene el poder y quién es el débil en la
familia (Pagelow, 1984; Straus & Gelles, 1990). Finkelhor (1984) afirma
que según las investigaciones sobre violencia familiar dirigidas por Straus, Gelles
y Steinmetz, un alto porcentaje de las esposas maltratadas no tenían un puesto
de trabajo remunerado, estaban alejadas del circulo de toma de decisiones
familiares y tenían poca formación profesional. Se afirma que la diferencia de
poder per se conduce al abuso, “el fuerte golpea al débil porquepuede Las
personas usarán la violencia en la familia si los costes de ser violento no
sobrepasan a las recompensas (Gelles, 1983, p. 157).
Componentes
de la Conducta Agresiva.
La
conducta agresiva, al igual que otros comportamientos humanos, está integrada
por elementos de diversa naturaleza que son imprescindibles para analizar el
qué y el por qué de este fenómeno y para diseñar estrategias de intervención.
Estos componentes son tres:
Componente
Cognitivo
Hace
referencia a las creencias, ideas, pensamientos, percepciones. Se ha encontrado
que las personas que se comportan agresivamente se caracterizan por presentar
unos determinados sesgos cognitivos que les dificulta la comprensión de los
problemas sociales y les lleva a: a) Percibir la realidad en forma absolutista
y dicotómica, b) Atribuir intenciones hostiles a los otros, c) Realizar
generalizaciones excesivas a partir de datos parciales, d) Elegir más
soluciones agresivas que prosociales y e) Cometer muchos errores en el
procesamiento de la información y en la solución de problemas, tanto
hipotéticos como en su vida real (Spivack & Shure, 1974; Deluty, 1981;
Dodge & Frame, 1982; Richard y Dodge, 1982; Huesmann y otros, 1984 a-b;
Perry, Perry y Rasmussen, 1986; Slaby & Guerra, 1988; Dodge &
Crick, 1990; Zelli, 1992).
Componente
Afectivo o Evaluativo
Está
relacionado con los afectos, sentimientos, emociones, valores y modelos de
identificación. La probabilidad de comportarse agresivamente aumenta cuando la
persona asocia agresión con poder, control, dominio y cuando tiene un fuerte
sentimiento de haber sido tratada injustamente, situación que le genera gran
hostilidad hacia los otros. Dicha hostilidad se expresa a través de la conducta
agresiva que está plenamente justificada por ella. También se incrementa cuando
se identifica con personas violentas y agresivas (Eron, 1982; Huesmann, Eron,
Klein, Brice y Fischer, 1983; Huesmann, Lagerspetz, y Eron, 1984; Diaz-Aguado,
1996).
Componente
Conductual
Hace
referencia a las comnetencias, habilidades, destrezas, estrategias. Existe un
alto consenso entre los investigadores en que las personas agresivas carecen de
muchas de las habilidades necesarias
para interactuar socialmente y para solucionar de forma prosocial los
conflictos derivados de dicha interacción. Por ejemplo, problemas para
integrarse en un grupo de forma positiva, falta de imaginación y creatividad en
los juegos, dificultades en la toma de perspectiva, rechazo por parte de sus
pares, etc.( Asher, Renshaw y Geraci, 1980; Coie & Kupersmidt, 1983;
Dodge, 1983, 1985; Huesmann y otros, 1984b; Dishion, Loeber, Stouthamer, Loeber
y Patterson, 1984; Dodge y otros 1990; Kupersmidt y Coie, 1990).
Se
ha encontrado una relativa independencia en los efectos que el proceso
educativo tiene en los anteriores componentes, así: “1) el desarrollo cognitivo
y la enseñanza influyen especialmente en el componente cognitivo; 2) las
actitudes que se observan en los agentes de socialización (compañeros, padres, profesores)
se relacionan fundamentalmente con el componente afectivo; 3) y las
experiencias especfficas que se han vivido en la solución a los conflictos
sociales influyen sobre todo en el componente conductual” (Diaz Aguado, 1996,
p.6O).
Clasificación
de la Conducta Agresiva.
La
preocupación por el estudio de la Conducta Agresiva ha estado presente en las
diferentes disciplinas científicas que han estudiado tanto cl comportamiento
humano como el animal a lo largo del devenir histórico. Una de las estrategias
para el análisis y la comprensión de un fenómeno tan complejo como el que aquí
nos ocupa, es su clasificación. Se puede afirmar que hay casi tantas
clasificaciones como definiciones de Agresión y cada autor enfatiza
determinados aspectos, dependiendo del marco teórico que subyace a sus
planteamientos.
Las
clasificaciones se han realizado teniendo en cuenta criterios relacionados con
el estímulo (por ejemplo, aversivo versus no aversivo para la agresión:
Berkowitz, 1983);eI blanco de la agresión (interpersonal versus objetos:
Hartup, 1974; interespecífica versus intraespecífica: Lorenz, 1966); el papel
de la emoción (agresión emocional u hostil versus no emocional: Berkowitz,
1989; agresión colérica o afectiva versus agresión instrumental: Geen, 1990);
la naturaleza física de la agresión (acciones fisicas como golpes y patadas o
afirmaciones verbales, respuestas con el propósito de herir, insultos o
amenazas: Bjérkqvist y otros, 1992 a y 1992 b); la forma de atacar a su
objetivo (directa versus indirecta: Feshbach, 1969; Lagerspetzy otros, 1988).
Actualmente
la mayoría de los autores diferencian de una u otra forma entre la agresión
instrumental orientada a un objetivo, a la que atribuye un mayor control
racional y otras formas de agresión que denominan reactiva, expresiva o
emocional (Feshbach, 1964; Berkowitz, 1974; Dodge y Coie, 1987; Geen, 1990,
entre otros), que estaría más bajo el influjo de las emociones, por lo tanto
sería una reacción más primaria y menos guiada por el pensamiento consciente,
hecho que podría explicar las dificultades de algunas personas para inhibir
este tipo de respuesta. Pero esta división sólo es en un plano conceptual,
teniendo en cuenta que en la práctica las personas con tendencias agresivas no
siempre se pueden clasificar fácilmente en una categoría o en otra; con
frecuencia algunas personas son bastante agresivas porque son emocionalmente
reactivas, muy temperamentales y rápidamente pueden atacar a alguien
simplemente porque creen que su agresión les reportará resultados positivos. De
esta forma la agresión reactiva se puede convertir en agresión instrumental al
conseguir sus objetivos en determinadas situaciones, especialmente si se
justifica y si la persona carece de alternativas para lograr sus propósitos de
manera diferente (Díaz-Aguado, 1996; Berkowitz, 1996). Por su parte, las
personas con una orientación más instrumental, también pueden perder el control
de vez en cuando y atacar a alguien. Así, “es útil pensar que algunos jóvenes
altamente agresivos muestran fundamentalmente una agresión emocionalmente
reactiva o una agresión instrumental” (Berkowitz, 1996, p.l 64).
Los
planteamientos anteriores nos llevan a la conclusión de que aunque las personas
agresivas difieren entre sí en la forma de expresar su conducta agresiva, ello
no significa que no existan semejanzas entre agresores instrumentales y
reactivos y lógicamente el elemento más común es que ambos intentan desarrollar
estrategias eficaces para conseguir sus objetivos.
Agresión
Instrumental.
Como
su nombre indica, es aquella conducta que utiliza la agresión como un medio
para alcanzar otro fin más importante que el daño causado a la víctima. En
palabras de Berkowitz ‘f..) hace referencia a la acción que se ejecuta con
algún fin extrínseco dferente al simple placer de (agredir) ( y por lo tanto la
conducta agresiva que tiene otro objetivo, además de causar daño recibe el
nombre de “agresión instrumental” (Berkowitz, 1996, p.34). Otro autor
complementa la definición afirmando que en la agresión puramente instrumental
predomina el cálculo y el objetivo no es causar daño sino utilizar la agresión
como un medio para otro objetivo. Como ejemplos cita la autodefensa y la
búsqueda de poder social coercitivo sobre las personas (Geen, 1990).
De
las anteriores definiciones se puede deducir que aunque un elemento fundamental
de la conducta agresiva es la intención de perjudicar a otro, hacer daño no
siempre es la meta prioritaria del agresor, tal como se analizó anteriormente
al hablar de los objetivos de la conducta agresiva. Se afirma que el
comportamiento agresivo “puede ser utilizado para responder a funciones
psicológicas y sociales cuando no se dispone de recursos positivos para ello.
Entre las que cabe destacar: 1) integración en el grupo de referencia; 2)
resolver conflictos de intereses; 3) o proporcionar experiencias de poder y
protagonismo social” (Díaz-Aguado, 1996, p.6O).
En
línea con lo expuesto anteriormente, es interesante hacer referencia a las
características que Millon (1981) ha descrito al analizar las personalidades
muy antisociales, rasgos que se pueden catalogar como instrumentales al ser la
agresión provocada deliberadamente; quizá con el fin de ponerse a prueba y
convencerse de su poder, su fortaleza, su fuerza, excluyendo los sentimientos
asociados a la ternura, el amor o la compasión, vivencias que probablemente no
han tenido oportunidad de recibir, Así, Millon (1981) plantea que estas
personas “aprendieron demasiado bien que es mejor no confiar en nadie (1.).
Negando los sentimientos de ternura, se protegen a sí mismos contra el recuerdo
de los dolorosos rechazos de sus progenitores” (p. 2l 3). Estos planteamientos
van en la misma línea de los postulados por la psicopatología evolutiva que
defiende la creación de unos modelos básicos a partir de la relación primaria
que se establece con la figura de apego, los cuales guían la propia conducta y
las interacciones sociales, tal como se expuso en el capítulo anterior.
Este
patrón conductual les lleva a generar conductas de rechazo, venganza y en
general hostilidad justificada por parte de los otros, reforzando sus creencias
de que los demás tienen intenciones negativas hacia ellos y que por tanto deben
mantenerse alerta, creándose así una espiral escalonada que les lleva a
implicarse cada vez en más actos agresivos injustificados, que tienen como
consecuenciamás rechazo por parte de los otros (Millon, 1981). Dicho
comportamiento también ha sido reportado por Dodge (1980, 1986) en niños
agresivos y por Dodge & Frame (1982) en adolescentes agresivos.
Este
tipo de agresión tiende a perpetuarse al interferir en el apprendizaje de
estrategias más complejas para el logro de las metas, y al incrementar la
activación emocional que genera reacciones violentas, situación que ayuda a
legitimarla y justificarla. Además, se afirma que las personas que utilizan
esta agresión instrumental, en muchas ocasiones tienen más tendencia a pensar
que su conducta agresiva les proporcionará resultados positivos (Perry, Perry y
Rasmussen, 1986; Crick & Ladd, 1987; Dodge & Crick, 1990). Por
ello para prevenirla se debe: a) Enseñar a condenarla de una manera abierta y
activa, defendiendo que nunca se debe justificar su utilización; b) Enseñar
diferentes estrategias no agresivas para solucionar de forma eficaz los
conflictos que puedan surgir en cualquiera de los entornos ecológicos donde se
desarrolla.
Ejemplos
de esta clase de agresión se pueden encontrar en la vida cotidiana cuando vemos
que un pequeño pega intencionadamente a otro para quitarle su juguete, una
madre o un padre castiga a su hijo para que obedezca las normas como procedimiento
de disciplina, o cuando un soldado bombardea un pueblo desconocido para hacer
gala de su patriotismo o para obtener más prestigio dentro de su grupo.
Agresión
Reactiva o Emocional.
Recibe
diferentes nombres según los autores que la estudian: “agresión hostil”
(Feshbach, 1964); “agresión reactiva” (Dodge & Coie, 1987); “agresión
emocionar’ (Berkowitz, 1989); “agresión colérica o afectiva” (Geen, 1990);
“Agresión Expresiva” (Díaz-Aguado, 1996); pero todos estos investigadores
coinciden en afirmar que se trata de una conducta que se produce como resultado
de una intensa activación interna o de un fuerte estado emocional negativo que
desborda la capacidad del individuo o del grupo para expresarse de otra manera.
Lo
anterior hace que, a veces, algunas personas piensen que causar daño a otros
seres o cosas cumple una función “catártica”, liberadora de tensiones,
afirmación que puede incrementar el riesgo de ejercer la agresión al
justificarla. Esta creencia es totalmente cuestionada por Allport expresando
que la evidencia indica lo contrario.
Observó
que durante la segunda guerra mundial, la agresión de los ciudadanos de Estados
Unidos, además de dirigirse contra los enemigos de Alemania, Japón o Italia,
también se incrementó al interior del país, creándose más disturbios que en
tiempos de paz (Allport,1953). También hay quien sostiene que la agresión
emocional puede proporcionar placer (Berkowitz, 1996), afirmando que esta clase
de agresión “genera más agresión al: 1) aumentar a medio plazo el estrés y
crispación que la provocaron; 2) y cuando se refuerza por permitir obtener a
corto plazo determinados objetivos, pudiéndose convertir así en violencia
instrumental” (Diaz-Aguado, 1996, p.59).
Ejemplo
de agresión reactiva sería el caso de una persona que está muy alterada porque
se ha quedado en el paro, llega a casa y se encuentra con una lista de cuentas
pendientes de pagar, lo que aumenta su ira hasta unos niveles que no puede
controlar y ante el más mínimo estímulo o situación que considera molesta (llanto
de los niños desacuerdos con la pareja) les agrede fisica y/o verbalmente. En
general, muchos casos de “violencia familiar” responden a este tipo de
manifestación agresiva. Para su prevención es fundamental:
a.
Diseñar acciones concretas y eficaces que ayuden a reducir los altos niveles de
tensión y dificultad que padecen algunas personas o grupos humanos.
b.
Crear y potenciar vías alternativas que faciliten la expresión de dichas
tensiones sin recurrir a la conducta agresiva.
c.
Enseñar habilidades prosociales más eficaces para manejar las situaciones
difíciles.
Afortunadamente,
cuanto más se investiga sobre estos tipos de agresión, más elementos se extraen
para su prevención, proceso que debe iniciarse desde la más tierna infancia,
considerando que hay un pleno acuerdo entre los científicos en confirmar la
hipótesis según la cual convivir en un entorno a resivo facilita el a rendizae
de más conductas agresivas, especialmente si dicha exposición, además de ser
continua, se produce en períodos evolutivos críticos como la infancia o la
adolescencia (Díaz-Aguado et al., 1995). Por tanto, es imprescindible llevar a
cabo acciones conjuntas y multidisciplinares por parte de todas las personas,
organismos e instituciones en general responsables de la salud fisica y
psicosocial de los niños y jóvenes para protegerlos de su negativa y
destructiva influencia en todos los entornos ecológicos donde crecen: familia,
escuela, lugares de recreación y ocio, medios de comunicación, pautas y valores
culturales de la sociedad en general.
Aspectos
Jurídicos o Legales de la Conducta Agresiva.
Es
muy importante destacar que los sistemas legales han distinguido entre conducta
agresiva reactiva e instrumental desde la época de los antiguos griegos
(McDowell, 1978). Un importante desarrollo para los sistemas legales modernos
llega con las Reglas de M’Naghten en 1843 (Gendin, 1973). Con estos
lineamientos hubo un cambio de las circunstancias atenuantes concretas hacia
principios más generales que incluían defectos en el razonamiento o enfermedad
mental como atenuantes de los hechos ocurridos. Esta fue la primera vez que la
noción de daño en el agresor fue reconocida como un factor atenuante (Dodge,
1991).
Con
la Ley Común Inglesa llega un reconocimiento de dichas circunstancias y se
postulan dos causas atenuantes: a) Lo súbito de la acción y b) La evidencia de
que no hubo malicia o premeditación en el hecho doloso; por lo tanto, un crimen
podría ser atenuado si era cometido solamente en reacción a una provocación y
no ejecutado a sangre fría.
En
algunos de los sistemas vigentes se diferencia, por ejemplo, entre homicidio y
asesinato en primer grado. El primero hace referencia a “un crimen de pasión”
cometido por una reacción incontrolada ante una provocación, generalmente de
una persona conocida; mientras que el asesinato en primer grado es “un crimen
acompañado de premeditación”, llevado a cabo con total control de las
facultades mentales y con frecuencia está dirigido hacia personas extrañas. Los
homicidios son más frecuentes que los asesinatos y son tratados de forma menos
severa, teniendo en cuenta que el acusado puede argumentar varios elementos en
su defensa; y además, la sentencia más frecuente suelen ser algunos años en
prisión; en contraste, para el asesinato, la sentencia puede llegar a ser
cadena perpetua o la pena de muerte en algunos países (Averilí, 1982).
En
el Código Civil Español (Edición actualizada de 1996) también se puede apreciar
tal diferenciación entre agresión reactiva o emocional y agresión instrumental.
Cuatro ejemplos de lo mencionado anteriormente son los siguientes:
Causas
que eximen de la responsabilidad criminal
En
el artículo 20 (pág. 111) se afirma que están exentos de responsabilidad
criminal:
1.
"El que a tiempo de cometer la infracción pena], a causa de cualquier
anomalía o alteración psíquica, no pueda comprender la licitud del hecho de
actuar conforme a esa comprensión. El trastorno mental transitorio no eximirá
de pena cuando hubiese sido provocado por el individuo con el propósito de
cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión.
1.
El que obre en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que
concurran los requisitos siguientes:
Primero:
Agresión ilegítima (....)
Segundo:
Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
Tercero:
Falta de provocación suficiente por parte del defensor.
Sexto:
El que obre impulsado por miedo insuperable"
De
las circunstancias que atenúan o que agravan la responsabilidad criminal.
Artículo
21: Son circunstancias atenuantes (p.I 13):
2.
“La de actuar el culpable a causa de su grave adicción a sustancias que le
producen intoxicación plena por consumo de bebidas alcohólicas (....) siempre
que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto
o debido prever su comisión (....).
3.
La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato,
obcecación u otro estado pasional de entidad semejante”.
Artículo
22: Son circunstancias agravantes (p.l 14):
1.
“Ejecutar cl hecho con alevosía. Hay alevosía cuando el culpable comete
cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la ejecución medios,
modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo
que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido.
2.
Ejecutar el hecho mediante disfraz (..•.)
3.
Ejecutar el hecho mediante precio, recompensa o promesa”.
De
la aplicación de las penas
Artículo
66: (p.l33) En la aplicación de la pena, los Jueces o Tribunales observarán,
según haya o no circunstancias atenuantes o agravantes, las siguientes reglas:
2.
“Cuando concurra sólo alguna circunstancia atenuante, los Jueces o Tribunales
no podrán rebasar en la aplicación de la pena la mitad inferior de la que fije
la Ley para el delito.
3.
Cuando concurran una o varias circunstancias agravantes, los Jueces o
Tribunales impondrán la pena en la mitad superior de la establecida por la Ley.
4.
Cuando sean dos o más las circunstancias atenuantes o una sola muy cualificada,
los Jueces o Tribunales, razonándolo en la sentencia, podrán imponer la pena
inferior en uno o dos grados a la señalada
por
la Ley (..)".
DeI
Homicidio y sus formas
Artículo
138:
(p.l65)
“El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de
prisión de 10 a 15 anos
Articulo
139: (p.l6S) “Será castigado con la pena de prisión de 15 a 20 años, como reo
de asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna de las circunstancias
siguientes:
1.
Con alevosía.
2.
Por precio, recompensa o promesa.
3.
Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido”.
Artículo
140:
(p.l
66) “Cuando en un asesinato concurran más de una de las circunstancias
previstas en el artículo anterior se impondrá la pena de prisión de 20 a 25
anos
Artículo
142: (p.l66) “El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será
castigado, como reo de homicidio imprudente, con la pena de prisión de 1 a 4
años”
Los
ejemplos anteriores indican claramente que, en el Código Penal español vigente,
todas las circunstancias relacionadas con agresión reactiva o emocional son
consideradas como atenuantes del delito, mientras que aquellas referidas a la
agresión instrumental forman parte de los agravantes, tanto para la
tipificación del delito como para las sanciones que contempla.
Agresión
y Violencia.
Igual
que con el término agresión, también resulta útil consultar el Diccionario de
la Real Academia Española (vigesimoprimera edición, 1997) para conocer algunos
de los significados de la palabra violencia en el lenguaje coloquial. Violencia:
(del latín violentia) 1 fi “Cualidad de violento”. 2. “Acción y efecto de
violentar o violentarse”. Violento/a: (del latín violentus)l. Adj. Que está
fuera de su natural estado, situación o modo. 2. Que obra con ímpetu y fuerza.
3. Dícese de lo que hace uno contra su gusto, por ciertos respetos y
consideraciones.
Las
definiciones anteriores permiten extraer dos elementos fundamentales en la
conceptualización de la violencia, los cuales son retomados por los estudiosos
del tema: el desequilibrio de fuerzas entre las personas o grupos implicados y
la magnitud de la acción. Es decir, el agresor inicia su acción violenta desde
una posición de “poder y dominio” que le facilita tener más control sobre su
víctima o víctimas, que se encuentran en un estado de indefensión, producido
tanto por la superioridad (en número, en estatus económico, social, laboral,
etc.) del atacante, como por la intensidad del acto violento.
Autores
de nuestro entorno como Ortega y Mora-Merchán, los diferencian afirmando que un
acto de agresión puede ser de responsabilidad compartida, teniendo en cuenta
que la confrontación se origina en necesidades de ambos contrincantes. La
violencia, en cambio, implica siempre la existencia de una asimetría entre los
sujetos implicados “(...) es el ejercicio de abuso de la fuerza o del estatus
social del que tiene más capacidad de maniobra contra el que, por distintas
razones, no la tiene” (Ortega y Mora-Merchán, 1997 p.12). Por su parte Moreno
Martin (1991) define la violencia como “aquellos ocios que implican la
aplicación excesiva de fuerza “. Mientras que la agresión “se refiere no sólo
al acto de fuerza en s4 sino que al mismo tiempo hay que añadirle la intención
de querer causar daño de quien lo ejecuta“, siendo la guerra “la manifestación
cumbre de la violencia y de la agresión, ya que en la misma se aplica una
excesivafuerza
destructiva
con la intención explícita de causar daño al bando enemigo” (p. 48).
Otros
autores dan mayor importancia al daño físico en sus definiciones de violencia y
así Hinde y Groebel (1989) se refieren a ella como aquella conducta que
frecuentemente intenta causar daño físico, aunque no es siempre esa su única
intención.
En
esa misma dirección, Berkowitz expresa que el término violencia lo utiliza
‘sólo para referirse a una forma extrema de agresión, un intento premeditado de
causar daño físico grave” (Berkowitz, 1996, p.33). Es decir, en la
investigación científica sobre el comportamiento agresivo humano, es frecuente
que se haga referencia a él tanto con el término agresión como violencia y se
afirma que “las definiciones concretas de Agresión y Violencia son
prácticamente interminables y muy poco unformes, constatándose en los últimos
años la ampliación, d¿ferenciación y pluralización del concepto de “violencia”
(Schubarth, 1993, p.3 1).
Una
de las diferenciaciones que se plantean es entre Violencia Directa y Violencia
Estructural La primera es la tradicional Agresión fisica directa, aquellas
conductas que se pueden reconocer y calificar como tales. La segunda es más indirecta
y oculta, está presente y es causada por determinadas estructuras sociales,
económicas, y políticas; por lo tanto, se la equipara con la injusticia social
(Galtung, 1985). En este sentido, se define la violencia como “algo evitable
que obstaculiza la autorrealización humana” (Galtung, 1981, p.96). La
autorrealización se refiere a la satisfacción de las diferentes necesidades
básicas tanto materiales como no materiales. Cuando estas necesidades no se
satisfacen, se pueden dar cuatro tipos de Violencia que coinciden plenamente
con lo que hoy se denomina “Exclusión Social”:
1.
Violencia “Clásica” de la guerra al homicidio.
2.
Pobreza y privaciones de tipo material.
3.
Represión y privación de Derechos 1-lumanos.
4.
Alienación y negación de necesidades “superiores”.
Los
planteamientos anteriores se complementan con los de Baumann (1992) que define
la Violencia teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
•
El término violencia se refiere a la conducta exteriorizada de individuos o
sistemas sociales hacia individuos, o sistemas sociales o propiedades.
•
Es física, psicológica o socialmente dañina o destructiva para la víctima de la
violencia y también para el causante.
•
La utilización de la violencia implica quebrar la voluntad de la víctima.
•
La violencia implica siempre conducta deliberada o “consciente”, aunque ello no
significa que los perpetradores cada vez que agreden se den cuenta de las
consecuencias de sus actos.
•
La violencia tiene un “propósito” para el individuo o sistema social que hace
uso de ella.
En
lo relacionado con la pluralización y ampliación del concepto de Violencia, es
fundamental tener en cuenta que en la sociedad actual se han producido cambios
cualitativos en el marco familiar, educativo y cultural, que están influyendo
en la forma como los seres humanos se perciben a sí mismos y a los demás y en
como se relacionan.
El
entorno escolar, lugar privilegiado para la interacción, es en la actualidad uno
de los ámbitos en los que con cierta frecuencia surgen conductas conflictivas,
cuya resolución, en muchos casos, implica a la conducta agresiva. Estas
situaciones nuevas han llevado a investigar el comportamiento de los
estudiantes en la escuela y en los institutos.
El
término más aplicado es “Violencia Escolar” (Smith y Sharp, 1994; Ortega, R.
1994 a; 1994b; Fotinos, 0. 1995; Fuchs, M, Lamnek, 5 y Luedtkel, J. 1996;
Campan y Lindstrtsm, 1997, entre otros).
La
Violencia Escolar se define como <‘todo el espectro de actividades y
acciones que causan dolor o lesiones fisicas o psíquicas a las personas que
actáan en el ámbito escolar, o que persiguen dañar los objetos que se
encuentran en dicho ámbito” (Hurrelmann, 1990, p.365).
En
diferentes estudios sobre Violencia Escolar realizados en Alemania, se utiliza
el término “conductas agresivas o violentas” para designar la conducta agresiva
verbal, peleas con otros escolares, difusión de mentiras sobre los compañeros,
insultos a los profesores, causar daños y pintar las propiedades de la escuela
o actos vandálicos (Funk, 1995 a, 1995b; Fuchs y otros, 1996; Schubarth, 1997).
En
Francia, en las diferentes investigaciones que han llevado a cabo el Ministerio
de Educación y la Policía Nacional, la Violencia Escolar está definida con
indicadores como las agresiones físicas (golpes y lesiones) y la agresión
verbal que sufren alumnos y profesores, las extorsiones, el número de daños
materiales y los robos cometidos contra las personas y los centros educativos
(Fotinos, 1995; Debarbieux, 1994, 1997; Ballion, 1996).
En
nuestro país, cuando investigan la violencia escolar, la definen como una
especie de maltrato grave que produce victimización, se prolonga en el tiempo y
la víctima la percibe como una vivencia muy frecuente en su vida. Las formas
más comunes son: agresión verbal, agresión fisica, robo, destrozo de
pertenencias, insultos, aislamiento, rumores y amenazas (Vieira, Fernández y
Quevedo, 1989; Ortega, 1992; 1994 a; 1994 b; Ortega y Mora-Merchán, 1995 a y
1995 b, entre otros).
Definición
en la presente Investigacion.
Teniendo
en cuenta todos los planteamientos anteriores, se puede comprobar que aún hasta
el momento actual no hay un acuerdo generalizado entre los investigadores
respecto a los términos agresión o conducta agresiva y violencia, destacándose
el hecho de que en muchos casos, como sucede con la “violencia escolar”, está
definida con indicadores de conducta agresiva, ya sea agresión fisica o
psicológica, directa o indirecta, verbal o no verbal, dirigida a las personas o
contra los objetos. Por lo tanto, para evitar confusión, no utilizaré el
término Violencia ni Violencia Escolar y durante la investigación sólo haré
referencia a la palabra Agresión o Conducta Agresiva, la que defino como
cualquier acción no accidental que produce daño fisico o psicológico, o que
representa un grave riesgo para originarIo y que puede ocurrir en todo tipo de
contextos y relaciones específicamente a hacer daño como acciones realizadas
con otra intencionalidad, en cuyo desenlace se pueden utilizar diferentes
estrategias por parte de los implicados. De tal manera, se considera agresión:
pegar, aislar intencionadamente, insultar, humillar, burlarse de alguien,
empujar, romper las cosas de alguien intencionadamente, hablar mal de otra
persona, amenazar, extorsionar, robar, etc.
Conclusiones.
De
los planteamientos expresados en este capítulo se derivan las siguientes
conclusiones para esta investigación:
1.
El concepto agresividad hace referencia a una disposición o capacidad presente
en los seres humanos, que se puede activar ante determinadas situaciones de
interacción social, dando origen a múltiples respuestas entre las que destacan
actos o comportamientos agresivos.
2.
El concepto agresión hace referencia al acto en sí, a la conducta observable,
siendo la conducta agresiva un fenómeno interactivo y multicausal, en el que
hay un componente biológico que únicamente predispone a las personas hacia la
agresión pero no las condena a ejercerla; un componente contextual donde se
generan y manifiestan las tensiones, frente a las cuales la respuesta agresiva
es sólo una de las múltiples formas de afrontamiento, en las que intervienen
como mediadores los componentes cognitivos, afectivos, emocionales y
socioculturales, que confirman el papel activo del ser humano en el control de
la conducta agresiva, potenciando su prevención e intervención y negando la
inevitabilidad de dicha respuesta.
3.
Existe un gran consenso entre los investigadores en que toda conducta agresiva
intenta dañar intencionalmente a otra persona, pero este consenso disminuye al
plantear la función que cumple dicha conducta para el agresor y los fines que
persigue cuando trata de hacer daño.
4.
Los planteamientos anteriores llevan al reconocimiento de diferentes tipos de
agresión que aunque estén integrados por componentes cognitivos, afectivos y
conductuales, éstos se combinan de diferentes maneras dando como resultado
formas distintas de conducta agresiva, entre las que destacan la agresión
instrumental y la agresión reactiva o emocional.
5.
La instrumental es la que utiliza la agresión como medio para alcanzar otro fin
más importante que el daño causado a la víctima y la reactiva o emocional es la
que se produce como resultado de una intensa activación interna que desborda la
capacidad del individuo o grupo para manifestarse de otra manera. Esta
diferenciación también es recogida en el Código Civil Español considerando
todas las circunstancias relacionadas con agresión reactiva como atenuantes del
delito y las relacionadas con agresión instrumental como agravantes tanto para
la tipificación del delito como para las sanciones que contempla.
6.
Por su parte la violencia es una modalidad de conducta agresiva caracterizada
por el desequilibrio de fuerzas entre las personas o grupos implicados y por la
intensidad del acto violento. Es decir, el agresor parte desde una posición de
poder y dominio que genera un estado de indefensión en la víctima tanto por la
superioridad (numérica, de posición social, económica, laboral, cultural, etc.)
como por la magnitud de la acción.
7.
Aunque esta investigación se realiza en el medio educativo, no utilizaré el
término “violencia escolar” con el que frecuentemente se denominan las
conductas agresivas que se producen en este entorno, sino que haré referencia a
la agresión o conducta agresiva definida a partir de las siguientes
características:
•
Intencionalidad (acción no accidental, dirigida específicamente a hacer daño, o
acciones con otra intencionalidad).
•
Consecuencias (físicas, psicológicas o grave riesgo de originarías).
•
Tipo de relaciones (tanto simétricas como no simétricas).
•
Contexto (educativo, familiar y social en general).
•
Conductas concretas (ejemplo: pegar, insultar, humillar, empujar, hablar mal de
alguien, robar, romper o dañar cosas de alguien intencionadamente, amenazar,
etc.).
•
Autores (preadolescentes y adolescentes, con edades comprendidas entre los 11 y
los 18 años), centro de atención de la segunda parte
Es una excelente publicación..
ResponderEliminarinformación importante en tu bolg. gracias
ResponderEliminarinformación importante en tu bolg. gracias
ResponderEliminarEs muy buena la tesis me gustaría saber mas de los componentes de la conducta agresiva y cuales son los títulos de los libros para poder investigar mas, megustaria aplicarlo a mis estudiantes
ResponderEliminarPuedes publicar los referentes bibliográficos por favor?
ResponderEliminarMe parece muy completa la publicacion sobre el tema de Agresión, conductas agresiva y Violencia, y muy bien soportado de acuerdo a la investigación Científica Felicidades Dra. Fabiola Muñoz las personas que nos dedicamos al área de salud mental y Desarrollo Humano debemos conocer esto de manera precisa. Elizabeth Galan Dinámica Familiar Laguna AC. Torreon Coauila, Mexico , miembros de Red Voz Pro Salud Mental www.vozprosaludmental.org
ResponderEliminary la bibliografia citada?
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