Con motivo del aniversario de la Implementacion de LRPA, es bueno señalar algunas precisiones . Hoy aparecen algunos connotados señalando que dicha ley no debiera haberse implementado, ya que las condiciones de infraestructura y conocimientos de los que debían implementarlas no estaban a las alturas de las necesidades. Es cierto que al comienzo de dicha ley no se contaba con aquello, pero no por eso, no se debía implementarla. Es mas, como lo he señalado en reiterados documentos, y en este articulo que precede, lo he manifestado en reiteradas ocasiones, que en países que la han implementado, han tardado mas de 10 años en observar los logros de aquella decisión política, es así como Canada, EEUU, España, Alemania e Inglaterra, así se observa en sus cifras que dan a conocer, y ninguno de ellos partió con todo hecho.
Por ultimo como lo he señalo, el salir desde el concepto de la ley del asistencialismo y pasar a la rehabilitación , es un paso tremendo, que por cierto implica capacitar a aquellos que deben cambiar ese paradigma, que nunca es fácil , al contrario. Mas bien aquellos que sostienen que no se habría haber implementado, sin lugar a dudas son parte del problema.
Para terminar, el paso siguiente y que se comenzó a gestar hace unos años atrás, del cual fui parte, es el de separar administrativamente en la institucionalidad actual, a los adolescentes infractores de los infanto adolescentes que están con medidas de protección.
Es bueno señalar que articulo que pongo a vuestra disposicion fue publicado hace 2 años, el cual hoy le incorporado nuevos antecedentes.
El Comienzo e Implementacion de la nueva ley penal juvenil (LRPA 2007) en Chile, nos obliga a observar la producción de conocimiento que se esta produciendo en la actualidad referido al tema, como así mismo la experiencia en curso que se esta desarrollando.
El Comienzo e Implementacion de la nueva ley penal juvenil (LRPA 2007) en Chile, nos obliga a observar la producción de conocimiento que se esta produciendo en la actualidad referido al tema, como así mismo la experiencia en curso que se esta desarrollando.
Es
interesante observar los avances en dicho conocimiento, como así mismo las
tendencias de dichas investigaciones. Hoy, la comunidad científica esta
preocupada -como los gobiernos- de las causas, razones e intervención de la
conducta infractora infanto adolescente, el que motiva al sujeto a tener este
vinculo infractor con la sociedad.
El presente Documento es una mirada, una revisión
bibliografía actualizada a las
investigaciones que está
produciendo el ambiente científico preocupado
de los adolescentes violentos; entendía
como violencia aquellas conductas como:
la agresión, el hurto, la agresión sexual, las adicciones, alcoholismo, y
otras. La pretensión de observar los
avances científicos modernos tiene como objeto entregar pautas, orientaciones y
tendencias de lo que se esta ejecutando y como se esta actuando en lo referido
a las causas de dicha conducta.
No
cabe duda que con la Implementacion de
la nueva Ley Penal Juvenil (Junio 2007), se termina la época del sólo
Asistencialismo, y se pasa concretamente a una de, Prevención y
Rehabilitación; es bueno señalar que en
todos los países donde ya se está implementado las nuevas leyes penales
juveniles, producto de los acuerdo de la Convención Internacional
de Derechos del Niño(1989), han debido
realizar profundos cambios en su forma de entender y actuar ante esta
problemática o están en eso, cambios que significan grandes esfuerzos por parte de los gobiernos y sus
instituciones publicas y privadas, en donde los resultados solo se observaran
dentro de los próximos años.
En
nuestro país ha existido preocupación por parte de investigadores; Mettifogo,
Sepulveda (La situación y el tratamiento de jòvenes infractores de ley en
Chile.2004 y, Trayectorias de Vida de jóvenes infractores de ley. 2005, CESC),
Paz Ciudadana, Vanderschueren, Lunecke (Prevención de la delincuencia juvenil, análisis
de experiencias internacionales 2004). Alarcon, Vinet y Savio (Estilos de
Personalidad y desadaptación social durante la adolescencia U. de La Frontera 2005), R.
Florenzano con respecto a los trastornos disociales en los infanto
adolescentes. De la Barra ,
Toledo y Rodriguez, (Predictores tempranos de problemas conductuales y
cognitivos 2003). y otros con respecto a
estos temas; hace unos años que todos ellos vienen planteando el observar lo que esta haciendo el mundo desarrollado con estos
adolescentes infractores, es más, han propuestos revisar algunas técnicas que
se están ejecutando en los países del primer mundo. Espero en un próximo
trabajo describir las técnicas que se están utilizando en profundidad, me
refiero a la técnica Cognitiva Conductual, de gran proveedora de programas y comprobada eficacia cientifica. Destaco reciente Investigación implementada por Sename ( Estudio Diagnostico de la Situación Actual de La Atención en Salud Mental y Psiquiatría para la Población de Adolescentes que Cumplen condena en CIP-CRC,2012., Castillo,Abarca,Piñol,San Martin,Mellado.Tierra de Esperanza).
Esta ultima investigación viene a suplir una tremenda necesidad en el abordaje de adolescentes, que dice en relación a su salud mental, por lo tanto el objeto de estudio se presenta con mas claridad para su rehabilitacion. Lo anterior lo sostienten, como imprescindible, el trabajo de Santiago Redondo Illescas.( Manual para el Tratamiento Psicológico de los Delincuentes.2008,Piramide).
Esta ultima investigación viene a suplir una tremenda necesidad en el abordaje de adolescentes, que dice en relación a su salud mental, por lo tanto el objeto de estudio se presenta con mas claridad para su rehabilitacion. Lo anterior lo sostienten, como imprescindible, el trabajo de Santiago Redondo Illescas.( Manual para el Tratamiento Psicológico de los Delincuentes.2008,Piramide).
Inicios, Causas y
Razones.
Existe
en la actualidad en la investigación científica internacional evidencia
relacionada con la violencia doméstica o intrafamiliar y la violencia
ejercida por fuera del hogar.
En
primer lugar, una tendencia a la reproducción de la violencia doméstica, de tal
modo que se ha podido establecer la existencia de un proceso de transmisión
intergeneracional de este tipo de violencia ( Straus, Gelles, y Steinmetz,1980;
Huesmann,2002, Eron, Lefkwitz y Walter 1984; Widom 1989; Dodge,
Bates&Pettit 1990 y 1997; Kalmus 1994; Huesmann, 2002).
En
Segundo lugar, también se ha encontrado evidencia empíricas que señalan una tendencia a reproducir por
fuera del hogar la violencia vivida en la familia. Diversos estudios realizados
a nivel internacional han hallado una correlación positiva entre la
exposición a la VIF y el desarrollo de
comportamientos criminales y violentos por fuera del hogar (Mc Cord,
1979;Widom, 1989; Margoliny Gordis,2000).
En
tercer lugar, algunos estudios también han puesto en evidencia la tendencia a
una transmisión intergeneracional de la criminalidad. En efecto, Nagin (1999)
reporta un estudio realizado en Londres en el cual se constató que los jóvenes
cuyos padres registraban antecedentes
criminales tenían más probabilidades de
ser arrestados que los otros. Si la madre también tenía antecedentes criminales, el riesgo
aumentaba aún más. Farrington (1996)
cita siete estudios longitudinales realizados en Estados Unidos, Canadá y Gran
Bretaña que arrojan evidencias sobre esta tendencia.
Los
hallazgos señalados, nos informan que la etiología o génesis del tema que nos
ocupa y nos ocupara en adelante, se producen en muchos casos durante la niñez,
en el seno de la familia. Diversos estudios han demostrado que la agresión
excesiva en la primera infancia, concretamente la agresión física, es un
elemento predictor importantísimo de conductas o comportamiento violento
en la adolescencia y en la juventud,
(Dodge,2003;Nagin y Treblay, 1999; Klevens,2000).
Como
se ha señalado, los estudios longitudinales que se han realizado sobre el
tema informan la relación de continuidad
que existe entre la agresión en la infancia y las conductas violentas en la
adolescencia (Huesmann, Eron, Lefkowitz y Walter,1984; Tremblay et.al;1996;
Farrington y Hawkins,1991); tambièn se ha podido demostrar que la agresión física
a los seis años de edad es predictiva de muchos comportamientos posteriores
como la sexualidad precoz, deserción escolar y el consumo de alcohol y drogas
(Nagin, 1999) , de ahí que muchos investigadores recomiendan que los esfuerzos
de prevención deben ser orientados a limitar la trayectoria de desarrollo hacia
la violencia y delincuencia
interviniendo los primeros años de vida; como así mismo, recomiendan que
en el proceso de rehabilitación se deben tener en cuenta cuales fueron los
factores de riesgo que permitieron la aparición de la conducta antisocial, ya
que el entrecruzamiento de ellos o prevalencia determinan ciertas y no otras
conductas se muestren, por lo tanto, el saber los orígenes y causas prometen
una mejor rehabilitación. Aquí es importante señalar, en el proceso de
diagnostico se debe incorporar la necesidad de observar en forma sistemática
los factores de riesgo.
Desde
el punto de vista de la
Psicología Dinámica , la valoración de una conducta como
antisocial o infractora debe basarse más en sus motivaciones que en criterios
externos. Se puede considerar la infracción infanto adolescente determinada por
la superposición de tres tipos de factores o variables que interceden:
a)
se
relaciona con una predisposición particular de la personalidad o estructura del
adolescente que corresponde al “carácter antisocial o infractor latente”.Este
tipo de personalidad o característica se gestaría en las primeras relaciones e
identificaciones infantiles con sus padres y su medio;
b)
la
gravitación de las influencias sociales y familiares durante la latencia y
adolescencia, son capaces de transformar la infracción latente en delincuencia
manifiesta;
c)
por
último se puede considerar como un fenómeno directamente ligado a la
adolescencia, no solamente por la edad en que se manifiesta (la infracción),
sino también, porque en ella (la adolescencia) se expresan los conflictos
tìpicos de este período, emergiendo en algunos casos de forma patológica. Los
problemas y conflictos psicológicos por lo que atraviesa el adolescente pueden
hacerlo más vulnerable a conductas antisociales.
Las
investigaciones realizadas indican que, en las interacciones que
progresivamente los niños van estableciendo con los demás a partir
del nacimiento, el comportamiento agresivo aparece muy tempranamente. En
efecto, Lady y Peters(1992) señalan manifestaciones de agresión en respuesta a emociones intensas en niños de cinco
meses (por ejemplo tirarse el pelo). De
acuerdo con Tremblay a la edad de 17
meses cerca de la mitad de los niños/as
que ellos estudiaron empujaban a otros y
el 25% daba patadas. A los 2 años, alrededor del 80% de los niños habían sido
alguna vez físicamente agresivos con otros. De esta forma, se considera que la
agresión es normal y común en la primera infancia.
Se
logro constatar (Tremblay 2002) que la agresión
física se incrementa durante los
30 primeros meses de vida, presenta su índice
más alto a los 2 años y medio, y comienza a declinar. Menos niñas que niños
alcanzan los niveles más altos de agresión
y las niñas tienden a reducir la frecuencia de su comportamiento agresivo más temprano.
De todas formas hace notar – este autor- el uso espontáneo
de la agresión en la muy temprana
infancia y señala que los años pre-escolar constituyen el período en el que los niños aprenden a
regularla. En efecto, durante la primera infancia generalmente el contexto
social socializa a los niños para modificar sus comportamientos agresivos y
contribuye a que desarrollen competencias que incrementan su capacidad para regular sus emociones y desarrollar
conductas alternativas a la agresión. Cuando por diversos factores los niños no desarrollan estas competencias, presentan un déficit
considerable en sus relaciones sociales con sus cuidadores y pares. A juicio de
Keenan (2002), los niños pre-escolar que fallan
en el desarrollo de competencias que regulan su agresión están en un alto riesgo de
presentar problemas de conducta y un comportamiento agresivo y antisocial
crónico.
Algunos
investigadores consideran que la
agresión se configura como un problema
de comportamiento cuando es persistente y los niños la exhiben en diferentes
contextos (Klevens, 2000). Ademàs de las conductas agresivas, estos niños
presentan otras características como impulsividad, desobediencia,
comportamiento oposicionista, reacciones agresiva a la frustración como las “pataletas y rabietas”, las mentiras
o trampas, errores en la interpretación
de los estímulos con tendencia a
atribuirles hostilidad, híper vigilancia y alta
sensibilidad a los estímulos negativos, repertorio limitado de
alternativas frente a soluciones de conflicto y percepción de las soluciones violentas como las más
efectivas. Es frecuente que los niños con problemas de comportamiento agresivo
presenten también hiperactividad y déficit de atención, así como algunos de los
trastornos del aprendizaje que inciden en el rendimiento académico. Campbell
(1995) plantea que en los estados Unidos, en un grupo de niños de edad
pre-escolar, entre el 7% y el 15% presentan este tipo de problemas. Sostiene,
que no todos se vuelven adultos violentos o delincuentes pero su probabilidad
es alta.
El
problema es, que pasa cuando estos niños no logran aprender a regular su
agresión en la primera infancia?. Lamentablemente la proyección que se puede
hacer es muy negativa, están expuestos a sufrir una serie de problemas, dentro
de estos están –como se señalo antes- pobre desempeño académico, deserción
escolar, consumo de alcohol, adicciones,(el 63% de los infanto adolescentes
infractores o delincuentes presentan consumo de drogas, (Paz Ciudadana),
precocidad y promiscuidad sexual, infracciones de transito, inestabilidad
laboral y afectiva, violencia
intrafamiliar, delincuencia y criminalidad adulta (Klevens 2000). No
esta demás señalar la importancia de prevenir este tipo de comportamiento, no
solo teniendo en cuenta la situación de quienes la viven, sino tambièn por los
efectos psicosociales y costos económicos que generan en la sociedad y, como se
ha señalado al principio, los grados de inseguridad que producen en la
sociedad.
Siguiendo
con el esquema anterior, cabe preguntarse, el porque algunos de estos niños
no logran o no aprenden a controlar esta agresión, cual es la causa que
los lleva o influye a desarrollar este
tipo de comportamiento. En la investigación
moderna, actual, hay certeza que existe un conjunto de factores que interactúan y que aumentan la probabilidad de que un niño presente trastornos de conducta agresiva, que por lo demás
tienen carácter de acumulativas (Domitrovic y Greenberg, 2003). Es por eso que
muchos autores e investigadores abordan el problema con un enfoque ecológico,
pues sostienen, que los factores asociados con los problemas de conducta tienden a agruparse y a influir
de manera interrelacionada, así como a aumentar el riesgo en etapas del
desarrollo subsiguientes.
Durante
la niñez y fundamentalmente durante la adolescencia, aparecen y consolidan
patrones de comportamiento de gran trascendencia para la salud del resto de la vida. Una buena
parte de los problemas de conducta en la adolescencia comienzan y se cronifican en la infancia.
Igualmente una buena proporción de
problemas en la vida adulta tienen su inicio en cambios drásticos
acaecidos durante la adolescencia. Por
lo tanto la necesidad de intervención temprana parece obvia; llama la atención
sobre una característica particular de los comportamientos de riesgo en la adolescencia, como es la evidencia de las
interrelaciones existentes entre sus
diversos tipos. Las conductas de riesgo tienden a covariar sistemáticamente en
su ocurrencia, de tal modo que existe una alta probabilidad de encontrar varias
conductas de riesgo presente en un mismo adolescente, pudiéndose tomar cada una
de ellas como predictoras de las demás.
Esta
co variación llevó a formular el Síndrome de la Conducta de Riesgo,
definido como una constelación organizada de comportamientos en un mismo
individuo que supondría riesgos para la salud, y que se presentan de forma
conjunta en lugar de como conductas aisladas o independientes. Este patrón de
comportamiento se mostraría durante la adolescencia (12-18).
Existe
un amplio consenso entre los investigadores, acerca de la naturaleza
multicausal de la conducta infractora o antisocial. Recomiendan que cualquier abordaje preventivo y/o
rehabilitador de estas conductas debe asentarse necesariamente en la
identificación y evolución de cuáles son los factores de riesgo
responsable del inicio y mantenimiento
de las mismas.
Frente
a lo anterior, y recurriendo a la literatura existente, que es muy amplia,
tratare de caracterizar los principales Factores de Riesgo: Individuales,
Familiares, Escolares y Sociales que podemos observar como asociados al
desarrollo o aparición de
comportamientos agresivos y violentos en los niños y adolescentes. También se
señalaran los Factores Protectores de los mismos.
En
relación a los Individuales, hay certezas en la evidencia empírica desarrollada
por investigadores, que existen algunas características individuales que se observan a muy temprana edad en los niños y que, éstas
influyen en la aparición de comportamientos
agresivos. El Género, como característica individual, los problemas
neurocognitivos y algunos rasgos de personalidad.
El
género pareciera ser un factor influyente, ya que los hombres, en especial los jóvenes
son una gran mayoría tanto victimas como los agresores de todo tipo de
violencia, (no obstante que las ultimas cifras han aumentado en relación a la
presencia femenina en hechos de violencia). Este predomino aparece desde los primeros años de vida y se
considera que nos es atribuible únicamente
a razones biológicas, sino también a los procesos de socialización y a factores culturales (Kleven 2000).Las estadísticas
oficiales de todos los países muestran como los varones son arrestados y
hallados culpables de delitos en más ocasiones que las mujeres. Los varones son
más agresivos físicamente que las mujeres en la mayoría de los escenarios
naturales (Eagly y Steffen,1986).
Campbell
señala que la agresividad de los varones es un mecanismo para afianzar su
dominio y poder, mientras que en las mujeres serviría para expresar sentimientos negativos. La
cultura de los chicos y chicas difiere notablemente existiendo un espectro de
factores que juegan una indudable influencia en posible desarrollo de conductas
antisociales.
1.-
desde la infancia, los niños tienden a jugar en lugares abiertos a diferencia
de las niñas preferentemente en lugares cerrados.
2.-los
niños juegan en grupos grandes, mientras que las niñas se juntan en díadas y/o
triadas.
3.-
el juego de los varones es de mayor contacto físico y rudeza en comparación con las niñas.
4.-hay
más peleas en los grupos de varones.
5.-los
encuentros sociales entre los varones tienden a estar orientados a la dominación
o formación jerárquica.
6.-el
liderazgo en las mujeres es visto como algo favorable, imitable y que permite
obtener buenos resultados, sin embargo, en los varones es visto como dominante
y con tendencia a tomar formas agresivas o de humillación.
7.-
el concepto de amistad es distinto en las mujeres que en los varones,
predominando en ellas relaciones más profundas y emotivas.
8.-
no queda claro si es más fácil entrar en grupos de varones o de mujeres.
9.-el
contenido del discurso en las mujeres tiende a crear y mantener relaciones y,
en caso de criticas, las realizan de forma aceptable frente al estilo más
agresivo de los varones.(Lever, et al. 1976).
La
impulsividad, la hiperactividad, el déficit de atención y bajos niveles de
inteligencia, se encuentran dentro de los problemas neurocognitivos, los cuales
constituyen rasgos de temperamento o rasgos que presentan inestabilidad, (Hein,
Barrientos, 2004), señalan que el síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención
se asocian indiscutiblemente con las conductas o comportamiento agresivo. El
síntoma hiperactivo del tipo impulsivo, es la causa de desajustes sociales que
le significan al niño establecer relaciones personales muy pobres con su
entorno, padres, profesores y amigos. El comportamiento de estos
adolescentes produce rechazo entre sus
pares, lo cual repercute en ellos negativamente.
La
búsqueda de sensaciones representa la necesidad de buscar y experimentar
sensaciones novedosa, variadas y complejas, de las que pueden derivarse riesgos
físicos y/o sociales (Zuckerman, 1979). Este autor relaciona la búsqueda de
sensaciones con el componente impulsivo de la extraversión, la carencia de acuerdo con las normas sociales, la baja
responsabilidad y tener poco auto-control. La agresividad, se ha encontrado
continuidad entre el comportamiento antisocial y las muestras de agresividad temprana
con respecto al posterior ejercicio de conductas violentas
Con
respecto a la inteligencia, es donde se muestra en estos niños un dèficit,
Moffit (1993) revisó 47 estudios sobre
factores relacionados con la delincuencia. En esta revisión encontró que uno de
los factores consistentemente asociados es el bajo cociente intelectual (C.I.),
y que este déficit se encuentra especialmente en la inteligencia verbal y, que
la asociación es independiente del estrato socioeconómico. Otros Investigadores
sugieren que el déficit se encuentra en
la baja capacidad para manejar conceptos abstractos, y para explicar la asociación
que se ha encontrado entre bajos niveles de inteligencia y delincuencia, Hein y
Barrientos plantean que la tendencia hacia la delincuencia puede explicarse
porque los individuos presentan una baja capacidad para reflexionar y predecir
las consecuencias de sus comportamiento, en esto último hay consenso con
respecto
a
ellos, es más, las actuales legislaciones penales juveniles parten de este
criterio con respecto a su enjuiciamiento.
En
lo que dice a los rasgos de personalidad, Farrington y Hawkins (1991) encontraron en su investigación longitudinal una mayor propensión entre los niños identificados como más
temerarios a ser posteriormente delincuentes. Tremblay (1999) informa que en un estudio realizado en Montreal se
encontrò que aquellos que en
pre-escolar tenían una alta búsqueda de estímulos
y sensaciones, (no temían a nada), eran los que
más alto riesgo tenían de ser antisociales posteriormente.
Por
el contrario, aquellos niños que también
tenían una alta búsqueda de sensaciones y tampoco le temían a las experiencias, pero que se
diferenciaban de los primeros porque eran dependientes de lo social, tenían menor riesgo de presentar problemas de
comportamiento. Tremblay sugiere que la sensibilidad a la gratificación social,
y por ellos la empática y la
prosocialidad, son factores protectores y mediadores que disminuyen el riesgo
de desarrollar comportamientos agresivos.
Con
respecto a los factores familiares existe acuerdo entre los investigadores en
cuanto a que las características de la familia pueden proteger o predisponer al
desarrollo de comportamientos agresivos y violentos en los niños y los
adolescentes, de hecho la tendencia mundial es a trabajar con los grupos de
familia de estos niños, las características que más se destacan son el nivel socioeconómico, los estilos y practicas
de crianza, la exposición a la violencia
intrafamiliar como victima o como testigo, las familias separadas o desmembradas
y el conflicto entre los padres, las características de los vínculos afectivos
con los padres y la perdida o separación
de alguno de ellos, así como los antecedentes criminales de los padres.
El
bajo nivel socioeconómico de la familia es un factor informado por muchos
investigadores (Webster-Stratton-Klevens-Dodge-Hein-Barrientos). El sufrir de
situaciones de marginalidad o pobreza es una fuente de stress, que afecta a la dinámica
familiar, en donde se manifiestan depresiones parentales, la hostilidad
parental y la desorganización general de
las funciones familiares, al resentirse la estructura familiar impacta
en el desarrollo del adolescente. Sin embargo es difícil aislar- sostienen- la
influencia de este factor, condiciones de pobreza producen una situación de
vulnerabilidad que, junto con otros factores, predisponen al desarrollo del
comportamiento agresivo. Klevens y otros sostienen o sugieren que la pobreza parece actuar a través de su influencia sobre la calidad y cantidad de las
interacciones de los padres con los
hijos.
En
relación al rol que juega la crianza, es importante señalar el proceso de socialización
que viven los niños y tener presente que
el aprendizaje de la regulación de la agresión durante la primera infancia comprende un
amplio abanico de procesos. En Forma ideal éste comienza con la responsabilidad de los tutores,
cuidadores o padres, y se extiende hasta incluir la socialización del autocontrol del comportamiento – tema que
se vio antes-, las respuestas empáticas
y pro sociales y las habilidades para resolver problemas. Los padres y
cuidadores que tienen respuestas inadecuadas a la regulación emocional y
comportamental de los niños, incrementan
el riesgo de futuros problemas de agresividad (Keenan y otros).
Investigadores
han evaluado a niños pre-escolares con
problemas y niños sin problemas (conducta agresiva), hacia el fin de la
infancia los niños con padres pasivos y
permisivos presentaban los peores resultados, por lo tanto las disciplinas erráticas
e inconsistentes y la actitud pasiva o
negligente de los padres son factores
asociados a las conductas agresivas (Bates, Pettit, Dodge, otros).
Es
comprobado, producto de la experiencia,
que un niño esta en alto riesgo de desarrollar un comportamiento
agresivo cuando sus padres u otros responden de forma inapropiada a conductas del niño, especialmente cuando el
niño tiene un carácter difícil. La
evidencia a logrado demostrar que los padres de niños con problemas de conducta tienden a tener
mayores dificultades para contener el comportamiento de sus hijos. Algunos son
mas permisivos o inconsistentes en su
disciplina y toleran comportamientos como la desobediencia, las pataletas y la agresión,
en cambio otros son muchos más hostiles
o punitivos o castigadores como respuestas a las conductas del niño, en todo
caso se pueden dar las dos formas combinadas; Patterson habla de conducta
coercitiva, en donde los padres responden en forma violenta, punitiva, (psicológica
y física), esto contribuye al surgimiento de
agresión en el niño.
El
maltrato físico severo, el maltrato en general en la infancia, ejercido por el
padre o padrastro, es considerado un factor ligado en forma importante al
desarrollo de comportamientos agresivos y delictuales, ya se ha planteado la
consistencia de los hallazgos de distintas investigaciones que le dan soporte empírico a lo que se
conoce como la transmisión intergeneracional de la violencia intrafamiliar, así
como a la tendencia a reproducirla por fuera del hogar. La vivencia de maltrato produce sentimientos
negativos conllevando respuestas
agresivas a los conflictos. Los padres de infanto adolescentes infractores emplean
la fuerza, aplican o amenazan con el castigo físico, su disciplina es drástica y se caracteriza por la perdida del control
emocional, y exhiben irracionalmente la fuerza y las palizas repentinas. El
castigo se aplica de forma inconsistente, con una manifestación errática que
combina restricciones excesivas y
tolerancia inadecuada. (Patterson, 1984).
Se
ha podido establecer dentro de las prácticas de crianza y de socialización, que
la falta de supervisión de los padres
juega un papel muy importante. Tremblay y otros, encontraron que la ausencia de
supervisión de los padres aumentaba la probabilidad de desarrollar
comportamientos antisociales y, en la adolescencia este factor estaba mediado
por las características de los amigos. Estos investigadores señalan que la
falta o ausencia de supervisión paterna
o materna, establece la posibilidad de amistades con pares vinculados a la delincuencia, y
justamente por el estadio evolutivo de ellos, la adolescencia, los pares tienen
una fuerte influencia, y por lo tanto, pueden sin lugar a dudas incidir en
conductas antisociales. La influencia de los grupos de pares ha sido motivo de
numerosos estudios.
Adolescentes
con conductas infractoras tienden a tener amigos con las mismas
características. Todos los comportamientos
se adquieren en un medio social, de ahí que se sostiene que las conductas
que se muestran son las obtenidas en un contexto social. Si los amigos tienen
tendencia a conductas de riesgo serán negativamente influenciados los
adolescentes.
Las
prácticas de crianza se implementan en el marco del vínculo afectivo que establecen
los padres con sus hijos desde el momento del nacimiento, e incluso desde el
momento de la concepción. Es por eso que muchos autores e investigadores
plantean la importancia de la relación
que el niño establece con su madre o sustituta en sus primeros años de vida
(Ajuriaguerra. 1979). En esta diada madre hijo de los primeros años, la relación
que se establece depende de la
sensibilidad de la madre con respecto a las necesidades del niño y por cierto a
la capacidad de responder a ellas, a
partir de ahí, el niño construye una imagen positiva o negativa de esa relación
o vinculo (el apego) y por consiguiente también se instaura una imagen propia
de él, de los otros y del mundo, a partir de ahí se instaura
el sentimiento básico de confianza o desconfianza, de seguridad o inseguridad,
determinando la forma como interactúa con los demás y el mundo.
Un
vínculo insensible, inconsistente o negligente puede llevar a ese niño a
percibir el mundo como hostil impredecible y por consiguiente desarrollar una predisposición
de desconfianza. Aquello niños que presenta una conducta agresiva, presentan
déficit en su interpretación de los estímulos y tienden a codificarlos como
hostiles o agresivos. Klevens señala que
estos niños son hipervigilantes e
hipersensibles a los estímulos negativos, reaccionando de manera impulsiva y
agresiva. Bowlby sostiene, que una atención distante, rechazante o abusiva y
frìa conduce al desarrollo de vínculos
afectivos inseguros del niño con su
madre o cuidador; Ajuriaguerra lo caracteriza como un patrón de interacción evitativo, desorganizado, que se asocia con
retraso en el desarrollo mental, baja tolerancia a la frustración,
despreocupación por los sentimientos y sufrimientos de los otros,(la psicología
dinámica señala que desaparece la
culpa), comportamiento oportunista, agresión,
y por lo tanto mayor probabilidad de delincuencia. De este vínculo se
construye el modelo mental sobre si mismo y sobre los demás, cuando priman las características
negativas, antes señaladas, puede conducir
al desarrollo de comportamientos agresivos y antisociales.
Diferentes
investigadores sostienen que, el desarrollarse en una familia desmembrada es un
factor de riesgo para el desarrollo de
comportamiento antisocial en la infancia y adolescencia. Esta asociación entre
familia desmembrada y comportamiento agresivo en los niños – sostienen- se hace
evidente en los niños agresivos con madres adolescentes y de familia monoparental.
También
sostienen que estas características de la familia se presentan simultáneamente
en hogares de bajos ingresos, no es posible determinar si lo que influye es la
estructura de la familia o la situación socioeconómica del hogar , pareciera
–señalan- que esta asociación tiende a
marcarse más cuando la ruptura familiar se produce por los conflictos entre la
pareja y no cuando se da por la muerte de algunos de los padres, se ha
planteado que lo que subyace a la relación
entre familia desestructurada y el desarrollo de comportamientos
agresivos es estar expuesto al conflicto entre los padres.(Gonzalez, Fernandez,
Secales, 2004)
Con
respecto a los antecedentes criminales de los progenitores, se ha señalado que
constituyen un factor de riesgo de gran envergadura (Nagin), hay bastante
evidencia empírica con respecto a este factor. La conducta criminal y el
alcoholismo del padre, en particular, han sido algunos de los factores más potentes en el aumento del riesgo de
comportamiento antisocial.
La
escuela tiene abundantes elementos positivos como institución social y pedagógica:
los buenos modales de comportamiento del profesorado, las expectativas de los
alumnos adecuadamente altas con una respuesta eficaz, una enseñanza interesante
y bien organizada, un buen uso de las tareas para la casa y seguimiento del
progreso, buenas ocasiones para que los alumnos asuman responsabilidad, la
atmósfera ordenada y un estilo de liderazgo que proporcione dirección pero sea
receptivo a las ideas de los demás y
promueva una elevada moral en el personal (docente y Administrativo) y en los
alumnos.
Es indudable
que la presencia de estos factores incrementa el apego y el vínculo del
infanto adolescente con la escuela, reduciendo la posibilidad de aparición de conductas
antisociales. Asimismo, las relaciones de apoyo mutuo entre el hogar y el
colegio también son importantes. Desde las teorías del control social se ha
enfatizado en la importancia del apego o
compromiso hacia la escuela como
importante factor protector contra la
violencia. La evidencia disponible apoya la hipótesis de que el bajo nivel de
apego a la escuela predice un posterior comportamiento antisocial.
En
relación a los factores de riesgo en la escuela, si bien no existe una gran
producción frente a este tema. Se ha
descrito que los motivos màs recurrentes de abandono escolar de jóvenes
infractores, corresponden a problemas de conducta, a problemas económicos y
falta de interés, aquí aparece algo interesante, algunos investigadores
sostienen que los jóvenes que abandonan el colegio por problemas económicos
presentan menos posibilidades de tener conductas infractoras, no así aquellos
que abandonan por aburrimiento o desmotivación. Se sostiene que el tipo de practica disciplinarias de los
maestros, tanto las punitivas y coercitivas, como las laxas o inconsistentes,
pueden influir en el comportamiento agresivo de los niños, al igual que la
falta de retroalimentación positiva y la
ausencia de normas claras y de información
precisa sobre las consecuencias
que puede traer infringirlas (Klevens, 2000).
Los
niños que presentan elevados niveles de agresión, especialmente en
distintos contextos, están más propensos
a tener un proceso difícil en la escuela y dificultades de aprendizaje. Los
niños que son temporalmente más impulsivos, desatentos e hiperactivos con
frecuencia reciben menos estímulos y apoyo por parte de sus profesores, y son
castigados con mayor frecuencia. Estos niños presentan pobres competencias
sociales y emocionales que los ponen en riesgo de ser aislados y rechazados por
sus pares, por lo tanto su comportamiento difícil, o negativo les afecta su habilidad para tener una buena relación
con sus profesores.
El
comportamiento negativo, la pobreza en sus relaciones, el rechazo de los
profesores y de los demás niños influyen en el desempeño académico y en el
proceso de aprendizaje, por lo tanto estos pobres logros se convierten en un
factor de riego que se agregan y asocian con desajustes futuros.
Hay
variados estudios que han abordado la relación
de la violencia y el lugar donde
se vive o barrio donde habitan quienes
presentan comportamientos antisociales, arrojan luces sobre algunos factores de tipo social y
contextual que pueden incidir en el desarrollo del comportamiento agresivo. La
alta concentración de delincuencia y violencia ha llevado a deducir que existen
algunas características de dichas áreas que estimulan o influyen en el
comportamiento de riesgo adolescente. Se ha observado que cuando el joven
abandona esas áreas bajan en forma importante sus conductas de riesgo, a pesar
de mantenerse otros factores de riesgo. Se ha propuesto que para entender la
delincuencia y la reproducción social de
la violencia, es necesario tomar en
cuenta las variables del contexto como
el barrio y el vecindario, considerando que éstas interactúan con otros microsistemas como son la familia y
el grupo de pares y amigos.
Llorente
(2005) comenta que estudios realizados en Chicago y otras ciudades de EEUU. 1942 y 1969 que
indicaron que las tasas de delincuencia
infanto adolescente eran muy superiores
en las zonas del centro caracterizadas por el deterioro físico, desorden
en el barrio y una alta movilidad de los residentes. Estudios posteriores desarrollaron
la teoría de las “ventanas
rotas”, según la cual un entorno con deterioro físico, caracterizado por edificios
y parques abandonados, calles oscuras, graffitis, así como de deterioro social,
es decir, con alta frecuencia de peleas callejeras, gente en la calle,
prostitución y bandas juveniles, favorece el desarrollo de la delincuencia. Sin
embargo, algunos autores consideran que esta relaciòn entre entorno desordenado y delincuencia es
espuria, ya que ambas variables tienen causas comunes o están mediadas por
otros factores como las condiciones de pobreza y falta de capital social, es
decir, se derivan de la ausencia de
redes y conexiones sociales y de bajos niveles de regulación social, en el
sentido que la comunidad ejerce un bajo control sobre los comportamientos de
sus miembros.
Dada
la dificultad –como se señalo anteriormente- que existe para aislar la contribución de los factores contextuales al desarrollo
del comportamiento antisocial, desde la perspectiva ecológica se considera que
los factores de distinto nivel que se
han presentado antes, median en esta relación. Se cree que en las comunidades
en que existe deterioro físico y social también se concentran familias conflictivas con presencia de
violencia intrafamiliar, así como hogares
monoparentales con jefatura maternal y bajos ingresos, lo cual incide
negativamente en el control que ejercen los padres sobre los hijos, en parte
debido a que muchos casos se trata de
mujeres solas que deben salir a trabajar y dejar a sus hijos sin supervisión.
Dentro
de los factores sociales, se ha analizado la influencia que la televisión ejerce sobre la conducta
agresiva. Los estudios demuestran que una fuerte exposición a mensajes televisados saturados con
contenidos violento está asociado con la aceptación de la violencia como un
elemento consustancial a las relaciones humanas.(OMS, y otros). Se señala que
los niños tienden a imitar las acciones violentas que ven en televisión, a ser
más tolerantes con la agresividad y a
aceptarla mejor, así como, a desarrollar otras formas de agresión aunque no se hayan presentado como modelos en
la pantalla. Se ha observado que en las
familias en las que se ha instaurado un patrón agresivo de interacción, los
padres y los niños escogen preferentemente programas con contenidos violentos y
que hay más niños que niñas adictos a
este tipo de programación.
Los
niños y los jóvenes son consumidores importantes del material difundido por los
medios de comunicación, tales como los
programas de entretenimiento y
publicidad. Los estudios efectuados en los Estados Unidos han encontrado
que el hábito de ver televisión comienza a menudo a los 2 años de edad. Y que
en promedio, los jóvenes entre 8 y 18 años ven unos 10.000 actos de violencia
al año en la televisión. Varios Meta-anàlisis de los estudios sobre la repercusión de los medios de comunicación en la agresión y la violencia han llegado a la
conclusión de que la violencia exhibida
en los medios está positivamente
relacionada con la agresión hacia otras personas.(OMS 2003).
Factores de Riesgo relacionados con conductas-problema.
Factores
Individuales. Contextuales/familiares
-Dificultad
en el manejo de conflictos
-Pobreza
-Habilidades sociales deficitarias -Delincuencia
-Impulsividad -Enfermedad mental parental
-Trastornos
de Atenciòn (TDA II)
-Abuso parental de drogas
-Bajo
CI
-Estresores
-Problemas
maritales
Factores de los Padres.
-Madres adolescentes
-Practicas
de disciplina
-Supervisiòn
baja
Factores Escolares-Pares.
-Baja
estimulaciòn
-Baja
educación
-Conductas ineficaces del
docente o profesor
-Conductas
agresivas
-Rechazo de pares
-Asociación pares
desviados
Factores Protectores en
Infancia.
Caracteristicas
del niño. Caracteristicas de la familia y del ambiente.
-Buena
salud -Vivir con los padres
-Ser
Niña -Familias sin muchos niños
-temperamento
facil -Cohesiòn familiar
-Desarrollo
Controlado -Disciplina
consistente
-Nivel
de actividad moderado -Nivel
socioeconomico estable
-Desarrollo
normal del lenguaje -Apoyo a la familia
-Locus
de control Interno
-Empleo estable
-No
ser primogènito -Bajo estrès
-Estrategias
de afrontamiento flexibles
-Habilidades
sociales buenas
-Apego
seguro
-Ejecuciòn
acadèmica buena
-Alta
autoestima
Caracterìsticas
de los Padres.
-Buen
ajuste psicològico
-Educaciòn
superior
-Padres
sensibles y responsables -Inteligencia alta o normal
-Alta
autoestima
-Madre madura
-Estilo
de afrontamiento flexible -Disponibilidad
-Conocimiento
del desarrollo
-Buenos modelos
-Buena
salud
-Supervisiòn cercana
-Disciplina
clara, flexible con limites
Factores Protectores en
Adolescencia
Factores Asociados a Escuela con
Exitos
-Cuidados
estables
-Los niños pasan màs tiempo con material
-Adultos
competentes acadèmico
-Buen
aprendizaje
-Se implican en forma efectiva (tareas)
-Habilidades
en solucion de problemas -Evaluaciòn
directa, individual y frecuente
-Control
del estrès
-Entrenamiento hasta que aprenden
-Autoestima
alta
-Aplicaciòn de lo aprendido
-Valores
claros
-La direcciòn invierte màs tiempo en
-Relaciones
sociales tareas pedagògicas que
adminìstrativas
-Facilidad
para contraponerse a la
presiòn del grupo
-Responsabilidad
social
-Competencia
social y eficacia
percibida
-Estrategias
de enseñanza efectivas
-Buen
estudiante
-Hogares
intactos
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