Psychosocial
Factors Associated to the Juvenile Delinquency
RESUMEN
Este
estudio analizó la relación entre participación social, anomia subjetiva, apoyo
social percibido, locus de control y percepción de ser objeto de prejuicio, en
relación con la variable infracción de ley. Se encontraron diferencias
significativas entre los grupos en participación social (p < 0.05), apoyo
social percibido (p < 0.001) y percepción de ser objeto de prejuicio (p <
0.05), no encontrándose diferencias en anomia subjetiva y locus de control. Se
estableció una relación lineal entre participación social, apoyo social
percibido, percepción de ser objeto de prejuicio e infracción de ley, con un
19.5% de varianza explicada. Los resultados demuestran la relevancia de dichas
variables en la dinámica analizada y la complejidad del fenómeno, requiriéndose
nuevas investigaciones que profundicen estos hallazgos.
Palabras
Clave: factores psicosociales, delincuencia juvenil.
ABSTRACT
This
study analyzed the relation between social participation, subjective anomia,
perceived social support, locus of control and perception of being object of
prejudice, in relation to the variable infraction of law. Significant
differences were found between groups in social participation (p < 0.05),
perceived social support (p < 0.001) and perception of being object of
prejudice (p < 0.05). There were no significant differences between groups
in subjective anomia and locus of control. A linear relation was found between
social participation, perceived social support, perception of being object of
prejudice and infraction of law, with a 19.5% of explained variance. The
results demonstrate the relevance of these variables in the analyzed dynamic
and the complexity of the phenomenon, requiring new investigations that deepen
these findings.
En
la actualidad es común oír hablar en determinados círculos académicos que la
delincuencia es un problema de orden multicausal, no pudiendo ser abordado
desde una única perspectiva explicativa: "la delincuencia es un fenómeno
social, dado que afecta directa o indirectamente a toda la sociedad (...) está
asociada a la dialéctica entre determinantes socioculturales y económicos,
familiares e individuales" (Araya & Garat, 1998, p. 74). Sin embargo,
tanto en las investigaciones que abordan la temática como en los discursos
sociales referentes a ésta, se suelen resaltar las dimensiones individual o
microsocial, las que en muchas oportunidades se asumen como elementos
explicativos únicos y suficientes, incluso separadamente. Por otro lado, el
fenómeno de la delincuencia generalmente es asumido de modo sesgado y
alarmista, siendo normal en nuestra sociedad plantearse desde una "lógica
militar" en la que se le visualiza como un enemigo al cual se debe
derrotar. Contrariamente a lo que se podría suponer desde estos planteamientos,
al analizar las estadísticas disponibles a nivel nacional se puede advertir que
el fenómeno de la delincuencia no es mayor que el existente en otros países: de
acuerdo a un estudio de la Fundación Paz Ciudadana (1996), Chile se encuentra
por debajo de la media en relación a otros países respecto al riesgo de ser
víctima de robo. No obstante lo anterior, según Vargas (2003), la delincuencia
entre los años 1990 al 2000 es una de las problemáticas que adquiere mayor
connotación dentro de los sondeos de opinión pública, disputando marcadamente
un puesto de relevancia con temáticas de importancia histórica tales como la
pobreza, la salud, la educación y el empleo, no obstante caer al cuarto lugar
en la reciente Encuesta de Seguridad Ciudadana (INE, 2004). A lo anterior se
suma que, de acuerdo con Paz Ciudadana (1998), en una investigación que
representó al 45% de la población del país, el 34.1% de los hogares ha
declarado haber sido víctima de robo o intento de robo durante 1998. De este
modo, se debe asumir que la delincuencia es un fenómeno de nuestra sociedad que
estaría afectando a una parte importante de la población, tanto desde la
percepción que se tiene de la misma en tanto temática relevante como desde
quienes se ven afectados directa o indirectamente por ésta. Un ingrediente de
mayor complejidad surge al momento de intentar comprender la llamada "delincuencia
juvenil", la cual necesariamente requiere de una aproximación que
considere elementos propios de la especificidad de esta problemática. Según Paz
Ciudadana (1998), la estimación del porcentaje de jóvenes que cometieron robos
o hurtos en relación al total para igual categoría ascendió al 24% en 1998, lo
que correspondería (según estimaciones de los investigadores) entre un 0.2 y
0.4% del total de jóvenes entre 14 y 18 años. Asimismo, durante el periodo
1990-1998, el porcentaje de aprehensiones de jóvenes en relación al total de
éstas fluctuó entre un 7 y un 11%; dentro de este análisis, el porcentaje de
participación de jóvenes en el total de delitos en contra de la propiedad
habría aumentado de un 13 a un 23% en iguales años, siendo a la vez la causa más
frecuente dentro de los delitos a nivel juvenil (50%). En relación a la
violencia de los delitos juveniles (según el mismo estudio), se puede apreciar
que se ha registrado una fuerte alza en la categoría de "Robo con
Violencia", desde un 18% en 1995 a un 28% en 1998, lo que indicaría que se
estaría ante una tendencia al aumento en el nivel de violencia con que
operarían los jóvenes infractores o delincuentes. Las anteriores cifras son
complementadas por un estudio realizado por Álvarez (1994), en el cual se
indicaría un incremento de las cifras de los jóvenes ingresados al sistema de
rehabilitación conductual, desde 1985 hasta 1994.
Los
aspectos reseñados permiten establecer que la problemática de la delincuencia
juvenil (en tanto cifras y en cuanto al tipo de dinámica generada) ha
registrado un aumento en la frecuencia y en el grado de violencia con que es
ejercida. Se entiende en este marco la relevancia de abordar este fenómeno en
tanto realidad emergente y persistente.
En
este contexto surge en la presente investigación la consideración de
determinadas variables asociadas a la delincuencia juvenil desde una
perspectiva psicosocial, es decir, incluidas dentro de una matriz que intente
comprender el proceso incorporando elementos del nivel social e individual de
manera conjunta: "Una perspectiva (óptica) psicosocial se sitúa en el
interjuego entre el individuo y la estructura social, concibiéndose la relación
entre lo individual y social, desde una dinámica de mutua constitución"
(Asún, Alfaro, Fernández, Báez, Pérez & Vergara, 1998, p. 25).
Factores
Psicosociales Asociados a la Delincuencia Juvenil
Los
factores asociados con la delincuencia juvenil que se someterán a análisis han
surgido como tales en diversas investigaciones y derivaciones teóricas que han
tratado de abordar la denominada "conducta desviada". Se pretende,
por una parte, estudiar la relevancia que tienen para el fenómeno de la
delincuencia juvenil dichos factores asociados, y por otra, articular estas
variables dentro de un modelo de carácter explicativo que dé cuenta de la
acción conjunta de estas dimensiones. Se propone un modelo en que la
delincuencia juvenil pueda ser entendida desde una perspectiva
multidimensional, existiendo en cada nivel factores asociados interactuantes;
esta visión permitiría enmarcar el fenómeno en los procesos propios del
contexto sociocultural en el que se desarrolla, con sus particulares
características (valores culturales dominantes, pertenencia a focos urbanos,
marginalidad social, etc.). Un esfuerzo importante en este sentido lo
constituye la Ecología del desarrollo humano de Bronfenbrenner (1987), desde la
cual se comprende la conducta humana como una relación funcional ente la
persona y su contexto, entendiendo éste como "un conjunto de estructuras
seriadas, cada una de las cuales cabe en la siguiente" (p. 23),
estructuras que a su vez son mutuamente interactuantes. Así entendido, este
modelo pretende "proporcionar un esquema conceptual unificado pero muy
diferenciado, para describir e interrelacionar estructuras y procesos, tanto en
el ambiente inmediato como en el más remoto" (p. 30). Según el autor, este
espacio ecológico está constituido por cuatro dimensiones fundamentales:
microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema, integrándose los diversos
factores de modo simultáneo.
La
presente investigación asume la reformulación que Belsky (1980) desarrolla
sobre el modelo de Bronfenbrenner (concebida para el abordaje del abuso sexual
infantil). En esta redefinición, el microsistema se identifica con el ámbito
individual-familiar, siendo el nivel con mayor proximidad para el sujeto. El
segundo nivel, denominado exosistema, se compone para el autor por la comunidad
más próxima al sistema familiar, incluyendo instancias tales como la escuela,
la iglesia, las instituciones recreativas y los organismos de control social.
Finalmente, el macrosistema lo conceptualiza en torno a los sistemas de
creencias y estilos de vida de una sociedad en particular, que afectan al
individuo aunque no se encuentre presente. Dentro del cuerpo de investigación
que relaciona este enfoque ecológico con la delincuencia juvenil, es relevante
destacar a Frías, López y Díaz (2003), quienes ponen a prueba el modelo
ecológico reformulado por Belsky (1980) como marco teórico explicativo. En
dicha investigación se estudiaron una serie de variables asociadas a los
distintos niveles ecológicos, haciéndose un análisis de la influencia entre
contextos y de éstos para con la conducta infractora; los resultados arrojan
que el microsistema es el único contexto ecológico que presenta un efecto
directo en la conducta infractora, reafirmándose asimismo la relación de mutua
influencia entre los diversos contextos, los que repercuten a través de esta
relación de modo indirecto en dicha conducta infractora.
De
acuerdo a las reflexiones anteriores, se puede abordar a la delincuencia
juvenil no sólo como un fenómeno multicausal, sino que conjuntamente
comprenderlo desde un modelo que permita una aproximación integradora de las
distintas dimensiones emergentes desde los contextos ecológicos reseñados.
Desde el enfoque psicosocial contenido en el modelo ecológico, se distinguirán
entonces en relación al fenómeno de la delincuencia juvenil diversas
"capas" en que se expresan distintas variables interactuantes, no
siendo ninguna en particular por sí sola explicativa de la complejidad total.
Asociadas a cada una de estos contextos se agrupan las variables que se han
considerado relevantes en el presente estudio: anomia subjetiva (Asún et al.,
1998; Cooper, 1988; Parry, 1997), apoyo social percibido y participación social
(Asún et al., 1998), así como locus de control (Clemente, 1987; Jessor &
Jessor, 1977; Raine et al., 1982) y percepción de ser objeto de prejuicio
(Cooper, 1988, 1999). Así entendido, la propuesta del presente estudio
relaciona el microsistema con las variables locus de control y apoyo social
percibido, al asociarse con elementos de nivel individual y de percepción de
apoyo de la red más próxima al sujeto; el exosistema se entiende relacionado con
la variable participación social, al abordarse el ambiente laboral y la
participación en organizaciones sociales; finalmente, el macrosistema se
entiende vinculado a las variables anomia subjetiva en tanto se constituye en
la dimensión subjetiva del estado de la normativa sociocultural, y percepción
de ser objeto de prejuicio, como el reflejo de las prácticas sociales
rotuladoras basadas en los estereotipos culturales acerca de la delincuencia.
Para efectos del presente estudio, se entenderá anomia subjetiva como "la
desestructuración percibida del espacio y tiempo colectivos, del orden social y
del lugar que los individuos ocupan dentro de éste" (Valenzuela, 1984, p.
24); apoyo social percibido se concebirá como el "conjunto de contactos
personales por medio de los cuales el sujeto mantiene su identidad social e
intercambia apoyo afectivo, ayuda material y otros servicios tales como
información y contactos sociales, desde los parientes, conocidos, amigos,
personas significativas e individuos vinculados a servicios" (Asún et al.,
1998, pp. 30-31); participación social se entenderá como el "nivel en el
cual el individuo hace uso de los medios sociales que le permitirán cumplir
ciertos fines" (Asún et al., 1998, p. 33); locus de control se entenderá
como una dimensión atribucional que permite categorizar las causas de los
eventos en internas (percibidas como intrínsecamente ligadas a características
propias del actor) o externas (percibidas como residiendo en otras personas o
en las características del medio) (Calderón, 1996); se entenderá percepción de
ser objeto de prejuicio a la "actitud hostil y negativa hacia un grupo
distinguible" (Aronson, 1983, p. 183) percibida por el propio grupo
prejuiciado que "suele afectar profundamente la autoconciencia del grupo
objeto de prejuicio" (Cooper, 1988, p. 145). Finalmente, se entenderá a la
delincuencia juvenil como "aquel comportamiento que infringe la ley o las
normas establecidas de manera reiterada o crónica, efectuada por parte de
menores de edad" (Araya & Garat, 1998, p. 70).
Método
Participantes
La
investigación se llevó a efecto en las comunas de La Calera, Viña del Mar y
Valparaíso, sobre una muestra de 70 jóvenes: 29 que presentan infracción de ley
en contra de la propiedad (inscritos en centros de rehabilitación conductual
diurna de Valparaíso y La Calera, dependientes del Servicio Nacional de
Menores, SENAME) y 41 jóvenes que no presentan infracción de ley (inscritos en
centros de prevención de Valparaíso y Viña del Mar, dependientes de SENAME). El
grupo que no presentó infracción de ley estaba constituido por 22 mujeres y 19
varones, cuyas edades fluctuaron entre los 14 y 17 años, con una media de 14.98
años; el grupo que presentó infracción de ley en contra de la propiedad estaba
constituido por 2 mujeres y 27 varones, cuyas edades fluctuaron entre los 13 y
los 17 años, con una media de 15.07 años.
Instrumentos
de Recolección de Datos
1.
Escala de Integración Social (IC- 10). Instrumento creado por Asún et al.
(1998), en el marco de una investigación FONDECYT destinada a diseñar un modelo
teórico-metodológico para la medición de la integración social. Tiene por
objeto la medición del grado de integración social de menores y jóvenes. Consta
de tres subescalas: apoyo social percibido, anomia subjetiva y participación
social, las que en conjunto dan como resultante la escala de integración
social. El detalle de las mismas es el siguiente:
-
Subescala de Anomia Subjetiva: obtenida a partir de la sumatoria de los 21
ítemes que la componen. Los puntajes altos en esta subescala se interpretan
como menor grado de anomia subjetiva. La confiabilidad (Alfa de Cronbach)
alcanza un valor de 0.64.
-
Subescala de Apoyo Social: obtenida a partir de 43 reactivos que la componen.
Los puntajes altos en esta escala se interpretan como mayor grado de apoyo
social. Se delimitan tres áreas de acción: apoyo social de amigos, apoyo social
de padres y apoyo social de profesores. El Alfa de Cronbach alcanza un valor de
0.89.
-
Subescala de Participación Social: esta Subescala se obtiene de los tres
primeros ítemes de la escala de integración. Su confiabilidad (Alfa de
Cronbach) no es posible de obtener en el presente estudio, dado que se trata de
variables categoriales. Se compone de tres dimensiones:
a)
Participación en el ámbito educativo formal: referido a la asistencia o no a
algún establecimiento educacional o plan de estudio homologable.
b)
Participación en el ámbito laboral: relacionado con la condición actual (si
trabaja con remuneración o no), el tiempo que lleva trabajando y la frecuencia
del mismo (estos dos últimos parámetros no se computan para el puntaje de
escala, siendo considerados sólo para fines descriptivos).
c)
Participación en organizaciones sociales: en función del número total de las
organizaciones en las que el sujeto reporta actuar.
La
validez del instrumento ha sido analizada en relación a su validez
discriminante y su validez factorial. La validez discriminante para las
subescalas de apoyo social, anomia y participación social, así como la escala
de integración social, discriminan efectivamente entre sujetos integrados y no
integrados (Asún et al., 1998). La validez factorial del instrumento indica que
las tres subescalas tienen a la base el factor común "Integración
Social", explicando el 44.7% de la varianza total, lo que es adecuado en
virtud de la complejidad del fenómeno abordado.
2.
Cuestionario de Atribución Causal. Instrumento creado por Levenson (1973). En
su versión modificada (aplicada en el presente estudio) consta de 15 ítemes que
se responden de acuerdo a una escala Likert de 5 puntos, obteniéndose un
puntaje total equivalente a la sumatoria de las respuestas a los distintos
reactivos. La interpretación de los puntajes indica que a mayor puntaje, mayor
nivel de internalidad en la atribución de causalidad. La versión modificada fue
sometida a una aplicación piloto y a juicio de expertos, diseñándose la escala
final, previa corrección en función a estos dos parámetros.
3.
Escala de Percepción de ser Objeto de Prejuicio en Jóvenes Urbanos. Instrumento
creado por el autor en el marco de la presente investigación. Pretende evaluar
el grado en que los jóvenes se autoperciben como objetos de prejuicio, tomando
3 fuentes principales del mismo: el control social (Carabineros), la clase
dominante ("Los Ricos") y el ámbito comunitario (Vecinos). Tiene como
antecedente la Escala de percepción de ser objeto de prejuicio y la Escala de prejuicio
hacia el huinca, aplicadas en una investigación acerca de la delincuencia rural
mapuche (Cooper, 1994). Al tratarse de un instrumento en proceso de
construcción y que su primera aplicación se realizará en este estudio, hasta
ahora sólo se ha podido someter a juicio de expertos. Consta de 6 reactivos,
cuya modalidad de respuesta se concreta a través de un continuo de 3 puntos,
entregando un puntaje total que equivale a la sumatoria de las respuestas a
dichos reactivos. La interpretación de los puntajes indica que a mayor puntaje
obtenido por el sujeto se le asocia mayor percepción de ser objeto de
prejuicio.
Resultados
La
Tabla 1 presenta el análisis de confiabilidad (Alfa de Cronbach) de las escalas
que se emplearon en el estudio. Como se aprecia en la Tabla 1, los valores alfa
fueron de al menos de 0.6, lo cual indica que las mediciones tienen un buen
nivel de confiabilidad (Nunnally & Berstein, 1995).
Tabla
1
Análisis
de confiabilidad escalas
En
primer lugar, y con el fin de analizar la incidencia de las variables en
estudio entre los grupos según la existencia o ausencia de infracción de ley,
se efectuó una prueba de diferencia de medias (t de Student). Los resultados se
encuentran en la Tabla 2.
Como
se desprende de los valores contenidos en la Tabla 2, existen diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos infractor y no infractor para
las variables participación social (p < 0.05), apoyo social percibido (p
< 0.001) y percepción de ser objeto de prejuicio (p < 0.05) y para la
subescala apoyo social percibido padres (p < 0.001). No existen diferencias
significativas entre los grupos para la variable anomia subjetiva (p >
0.05), locus de control (p > 0.05) y en la subescala apoyo social percibido
amistades (p > 0.05).
Tabla
2
Análisis
de diferencias de medias grupo infractor y no infractor
Para
determinar el grado de correlación existente entre las variables que permita
seleccionar aquellas que tienen la mayor relación para posteriormente realizar
un análisis conjunto de las mismas, se procedió a realizar un análisis
correlacional (r de Pearson). El resultado de dicho análisis se detalla en la
matriz de la Tabla 3.
Tabla
3
Matriz
de correlaciones entre variables
Como
se observa en la matriz, existen correlaciones significativas al 0.05 entre
infracción de ley y percepción de prejuicio, y apoyo social y anomia subjetiva.
Se observan correlaciones significativas al 0.01 entre infracción de ley y
apoyo social, y participación social y apoyo social.
Finalmente,
a objeto de configurar un modelo que integre el conjunto de variables
correlacionadas, se procedió a realizar un análisis multivariado a través de la
regresión lineal múltiple. Las variables que intervinieron en el modelo de
regresión son aquellas que obtuvieron un nivel de significancia igual o menor
al valor 0.05 en el análisis correlacional en relación a la variable
dependiente, detallado en la Tabla 31. De acuerdo a la matriz de correlaciones,
las variables ingresadas en el modelo fueron las siguientes:
-
Variables independientes: participación social, apoyo social percibido y
percepción de ser objeto de prejuicio.
-
Variable dependiente: infracción de ley en contra de la propiedad.
A
partir de la Tabla 4 se puede observar que existe una relación significativa de
carácter lineal entre las variables independientes y dependiente (p < 0.01),
lo que permite aplicar el posterior análisis de regresión.
Tabla
4
Análisis
de varianza para la regresión
De
acuerdo a lo que se aprecia en la Tabla 5, el coeficiente de correlación entre
la variable dependiente y el conjunto de las independientes es de 0.442, lo que
determina un R2 de 0.195. De esta manera, el modelo propuesto permite explicar
el 19.5% de la variación total de la variable independiente.
Tabla
5
Resumen
modelo regresión lineal
Discusión
Al
iniciar este apartado es relevante señalar algunas de las limitaciones que
presenta esta investigación. Primeramente, la dificultad en el acceso a la muestra
no permitió disponer de una cantidad mayor de sujetos, en especial del grupo
infractor; asimismo, la característica "sexo" de la muestra no es
equiparable entre los grupos, existiendo una mayor proporción de varones en el
grupo infractor en comparación con el no infractor. Todo lo anterior (aunque no
es un objetivo del estudio) podría estar afectando en algún grado la
representatividad de la muestra y por ende el grado de pertinencia de los
resultados obtenidos. Un segundo punto relevante a este respecto es la calidad
de cuestionarios "piloto" de dos de las escalas utilizadas (locus de
control y percepción de ser objeto de prejuicio) que, por su calidad de tales
(no obstante los altos niveles de confiabilidad obtenidos), son de menor calidad
que aquellos cuestionarios y escalas ya validados de antemano.
Como
se desprende del análisis de diferencia de medias (t de Student) contenido en
la Tabla 1, existen diferencias significativas en las variables participación
social, apoyo social percibido y percepción de ser objeto de prejuicio. Estas
discrepancias se encuentran ampliamente respaldadas por los estudios
anteriores, resaltándose de este modo las diferencias psicosociales existentes
entre los grupos infractor y no infractor, por una parte, y por otra, la
relevancia que dichas variables tienen en la explicación del fenómeno de la
delincuencia juvenil.
En
relación a la variable participación social, se observa un mayor puntaje en el
grupo no infractor, lo que se mediatiza en el mayor nivel de escolarización, de
integración al trabajo y de pertenencia a organizaciones sociales comunitarias
que goza dicho grupo. De lo anterior se desprende que tales indicadores
actuarían como factores protectores ante el fenómeno de la delincuencia
juvenil. Sobre este último punto es relevante indicar que, aunque no existe en
la escala una medición "pura" del aspecto del trabajo infantil,
aparentemente este elemento, en conjugación con los otros factores mencionados,
estaría facilitando antes que entorpeciendo los niveles de integración social
de los jóvenes y niños(as), a la vez que evitando (posiblemente) las
incursiones tempranas en actividades delictuales. Esto es especialmente
relevante en determinadas realidades juveniles e infantiles, en las que por un
lado, las demandas por aportar económicamente al hogar son fuertes, y por otro,
la influencia contracultural es importante.
Si
analizamos las diferencias existentes en la variable apoyo social percibido,
resalta la importancia que tiene para el fenómeno de la delincuencia juvenil el
contar con redes de apoyo efectivas, sobre todo desde el contexto familiar y de
amistades, al evidenciarse diferencias significativas en las medias favorables
al grupo no infractor. No obstante que el instrumento original no considera una
distinción entre el apoyo percibido desde los padres y desde las amistades,
para efectos del presente estudio se realizó un análisis por separado del
conjunto de ítemes correspondientes a cada dimensión. De acuerdo a este
análisis, se evidencian diferencias significativas en la percepción de apoyo de
los padres, observándose puntajes mayores para el grupo no infractor, de lo que
se desprende que los jóvenes infractores cuentan con un menor soporte apoyativo
desde sus vínculos familiares inmediatos. El estudio de la Subescala de apoyo
percibido desde las amistades arroja que no existen diferencias
estadísticamente significativas entre los grupos, de lo que se desprende que
las redes de amistades del grupo no infractor son igualmente efectivas en
brindar apoyo emocional, material y/o de consejo que su símil no infractor. En
síntesis, los jóvenes infractores presentan menos apoyo de sus padres, por lo
que el vínculo con su grupo de pares sería más relevante, a diferencia de los
jóvenes no infractores, que encontrarían recursos apoyativos en ambas fuentes.
De
acuerdo al análisis de la variable anomia subjetiva, se observa que no existen
diferencias significativas entre los grupos. Este resultado estaría en
contraposición con el conjunto de investigaciones realizadas tanto a nivel
nacional como internacional en relación al nexo existente entre la percepción
de anomia y la conducta delictiva. Antes de realizar el análisis de este
resultado, se debe indicar que, si bien la escala de anomia subjetiva (al igual
que el cuestionario de Integración Social) se encuentra validada a nivel
nacional, no existen puntajes de corte que permitan establecer, de acuerdo a un
baremo, si los valores se encuentran en niveles alto, medio o bajo para el
atributo en cuestión. Si se piensa que los puntajes estarían indicando altos
niveles de anomia para ambos grupos, se puede hipotetizar que la pertenencia de
éstos a sectores sociales de estrato socioeconómico bajo estaría equiparando la
percepción del entorno social más allá de la calidad de infractores de los
jóvenes; de esta manera, el conflicto entre los valores culturales y los medios
normalizados en pos de su consecución gatillaría una percepción del entorno
social similar en ambos grupos, cristalizada en respuestas adaptativas
diferentes. Si se considera, por otro lado, que los resultados estarían
situando la equiparidad de puntajes en torno a valores bajos o medios, se
podría considerar que la relativa dependencia de los jóvenes de su entorno
social inmediato (padres, organismos de asistencia social, etc.) podrían actuar
como factores protectores ante situaciones de quiebre de regularidades
normativas y/o generadoras de desesperanza, lo que enmascararía las agudas
contradicciones existentes entre valores y medios en los niveles sociales económicamente
más desposeídos.
Como
se concluye del análisis de diferencia de medias en torno a la variable
percepción de ser objeto de prejuicio, existen diferencias significativas entre
los grupos que indican que el grupo infractor de ley percibiría en mayor medida
ser objeto de prejuicio por parte de los organismos de control social y por el
resto de los agentes sociales identificados en el presente estudio. Este
resultado encuentra asidero tanto en las investigaciones nacionales como en el
cuerpo teórico general, resaltando de esta forma la relevancia que tiene tanto
para la etiología como para el mantenimiento del fenómeno delictual el ser
percibido y rotulado por los actores sociales como pertenecientes al
estereotipo de "delincuentes". De esta manera, en la medida que se
mantengan las acciones de rotulación social en torno a jóvenes infractores
(tanto por los organismos de control social como por los agentes comunitarios),
se contribuirá a la producción y reproducción del fenómeno delictual a nivel juvenil,
sobre todo si se realiza este proceso en etapas tempranas del desarrollo de la
personalidad, en la cual existe una menor definición respecto de la
autoidentidad y por tanto una mayor permeabilidad a definiciones y etiquetajes
externos2. En relación a lo anterior, considero relevante comentar la gravedad
que tiene al respecto la rebaja en la edad penal en jóvenes infractores, la que
pretende hacer "sujetos de derecho" y no "sujetos de
protección" a jóvenes que se vean relacionados con actividades de infracción
de ley; según la presente reflexión, tanto el proceso de judicialización de los
casos (independiente que sean sentenciados o no como "culpables")
como la concreción de la pena, lejos de disminuir la incidencia de conducta
delictual, estaría contribuyendo en un grado no especificado a la perpetuación
del fenómeno. En síntesis, la articulación de este aspecto en conjunto con una
serie de variables concurrentes (analizadas algunas en esta investigación)
tendrían un efecto de potenciación y agravamiento de una serie de situaciones
de infracción que, independientes del nivel de gravedad de la acción misma,
podrían ser abordadas de una manera más eficaz (y a menor costo) con
intervenciones psicosociales alternativas a las medidas administrativas y
represivas.
En
lo relativo a la variable locus de control, de acuerdo al análisis de
diferencia de medias es posible advertir la nula diferencia entre el grupo
infractor y no infractor. Este resultado contraviene las investigaciones que
hasta la fecha se han realizado, en donde se asocia el mayor nivel de
externalidad en la atribución de causalidad con la conducta delictiva. Una
posible explicación al respecto es que, por el rango etáreo de los sujetos de
cada grupo (en torno a los 15 años en ambos casos), se trataría de sujetos que,
por una parte, aún no han desarrollado su personalidad totalmente, y por otra,
serían aún dependientes económica y emocionalmente de sus entornos familiares
y/o de los organismos de asistencia y/o control social. Esta situación de dependencia
y de relativa "suspensión social" posiblemente estaría determinando
estilos atribucionales que se caracterizarían por hacer recaer las
responsabilidades de los actos en terceros o en el medio en el que se
desenvuelven. Aunque la variable "nivel socioeconómico" no ha sido
considerada en la investigación, lo anteriormente reseñado cobraría mayor
realce en ambientes socialmente marginados (como los de la muestra), en los
que, producto de sucesivas situaciones de desesperanza y las escasas oportunidades
de promoción social, se generaría una tendencia al desarrollo de estilos
atribucionales centrados en la externalidad; esta situación podría explicar de
modo complementario el resultado encontrado, en la medida que en estos
ambientes sociales se homogeneizarían los estilos atribucionales en el sentido
anteriormente descrito.
En
lo relativo al modelo propuesto para la presente investigación, podemos
realizar una serie de distinciones. De acuerdo al análisis de correlación, se
puede señalar que coincide con el análisis de diferencia de medias en orden a
la no incidencia en la variable infracción de ley de las variables locus de
control y anomia subjetiva. De este modo, el modelo original queda reducido a
las variables participación social, apoyo social percibido y percepción de ser
objeto de prejuicio, como variables independientes relacionadas con la variable
dependiente infracción de ley. El análisis de regresión lineal que incluye
estas cuatro dimensiones permite concluir, primeramente, que se confirma la relación
lineal existente entre estas variables y la delincuencia juvenil, lo que se
expresa en el análisis de varianza de la regresión. El porcentaje de varianza
explicado alcanza al 19.5% de la variación total de la variable dependiente, es
decir, existiría un 80.5% de varianza no explicada por las variables analizadas
que estarían incidiendo en la etiología y mantención de la delincuencia
juvenil. El porcentaje de varianza explicada relativamente bajo que da cuenta
el modelo revisado resalta la complejidad del fenómeno abordado, el que
necesariamente debe ser asumido como una aproximación al fenómeno más que un
modelo abarcativo de la totalidad del mismo. Surge la necesidad de establecer
nuevas líneas investigativas de acción con otras variables asociadas, así como
la revisión de condicionantes que expliquen los hallazgos de este estudio en
cuanto a la no relación de variables supuestamente ya asentadas en los marcos y
modelos teóricos de referencia.
La
ecuación de regresión lineal obtenida indica primeramente que existe una
relación directamente proporcional entre las variables participación social y
apoyo social percibido hacia la variable infracción de ley, así como una
relación inversamente proporcional entre la variable percepción social de ser
objeto de prejuicio y la variable infracción de ley (mayor percepción de ser
objeto de prejuicio en el grupo infractor3). El modelo resultante del análisis
de los datos se describe en la Figura 1.
Figura
1.
Modelo
de relación entre variables
Como
puede observarse en la Figura 1, existirían tres factores asociados a la
infracción de ley en contra de la propiedad. Se han eliminado del modelo
original las variables locus de control y anomia subjetiva (por los elementos
ya expuestos), quedando las variables percepción de ser objeto de prejuicio,
participación social y apoyo social percibido en relación funcional con la
variable infracción de ley en contra de la propiedad. De acuerdo a lo que se
observa en la figura, existe un impacto directo de cada contexto ecológico en
la variable infracción de ley, así como una interacción entre niveles
ecológicos microsistema y exosistema; este último aspecto sería coherente tanto
con la teoría del modelo como con resultados empíricos, respaldando la idea de
la interacción entre capas más inmediatas, no obstante no evidenciarse el mismo
fenómeno entre los contextos macrosistema y exosistema. Lo anterior se
explicaría desde las limitaciones propias del estudio en relación a la cantidad
reducida de dimensiones analizadas para cada contexto, pudiendo modificarse la
situación en la medida de incluir una mayor cantidad de variables relevantes al
modelo, contribuyéndose así al aumento del porcentaje de varianza explicada.
Cabe enfatizar al respecto que el modelo propuesto constituye una aproximación
a la explicación de la etiología de la delincuencia juvenil en nuestra
realidad, por lo que necesariamente está sujeto a revisión y a reformulaciones
posteriores.
El
modelo pretende evidenciar, en función de los resultados expuestos, la
pertinencia de concebir el fenómeno de la delincuencia juvenil en su carácter
supraindividual y multidimensional, en tanto proceso surgido de la interacción
de contextos ecológicos diversos y socialmente determinados. Asimismo, se hace
hincapié desde este enfoque el que en la medida que existan mecanismos
integrativos en torno a los aspectos de educación formal, trabajo remunerado y
participación en organizaciones sociales formales e informales (constituyentes
de la dimensión participación social), así como un apoyo efectivo de la red
social próxima de los jóvenes (apoyo social percibido), el fenómeno de la
delincuencia podría ser abordado de manera más integral. De más está el
plantear que la conjunción de la totalidad de estos elementos exigiría repensar
las condicionantes tanto estructurales como socioculturales en las que se
encuentran inmersos los jóvenes infractores y no infractores y los de la
sociedad en general. No obstante lo anterior, si bien no es posible en la
actualidad (aunque sí necesario) plantearse el abordaje conjunto de la
totalidad de las dimensiones expuestas, sí es relevante el considerarlas a la
hora de repensar las políticas integrativas y de justicia social planificadas
desde los grupos encargados de planificar y gestionar las políticas sociales
hacia la juventud y en especial hacia los jóvenes infractores de ley. De igual
manera, se hace necesario revisar los procedimientos de los organismos de
control social hacia la juventud en general y en especial hacia los jóvenes infractores,
en tanto mecanismos generadores de rotulación y estigmatización social
(asociados con la variable percepción de ser objeto de prejuicio); de modo
similar, se hace indispensable la sensibilización de la población acerca de la
realidad de la juventud en nuestro país y de la problemática de la delincuencia
juvenil entendida como un problema de todos. Sobre este último aspecto, es
imprescindible generar en el ámbito comunitario espacios de participación real
para y con los jóvenes que se encuentran en situación de alto riesgo, así como
potenciar acciones comunitarias destinadas a reinsertar a los jóvenes
infractores en su ambiente sociocultural de origen, con recursos propios y
capacidades instaladas de los entornos comunitarios. Así entendido, se comprende
que el abordaje de la delincuencia juvenil no pasa por la construcción de más
cárceles para jóvenes o por la rebaja de la edad penal, sino más bien por
brindar reales oportunidades de justicia social a los jóvenes que aún no
delinquen y opciones concretas de integración crítica a los que ya han
infringido la ley.
Notas
1
Debido a que las variables de ingreso fueron seleccionadas a través del
análisis correlacional, el procedimiento empleado para realizar la regresión
fue "Enter", que incluye en dicho análisis a todas las variables
ingresadas.
2
Cabe destacar que no se encuentra claramente establecido la relevancia de este
proceso en el caso de los adultos pertenecientes al mundo del hampa, en donde
según Cooper (1996) la calidad de ser "ladrón-ladrón" se obtiene por
un reconocimiento dentro de la contracultura, y no por la acción rotuladora de
los organismos de control social. Al parecer, una vez establecido el rótulo de
"delincuente", operarían mecanismos diferentes (o al menos complementarios)
en la mantención de la conducta delictiva.
3
La variable nominal "Infracción de Ley" fue tabulada, para efectos de
cálculo, como "1" para los infractores y como "2" para los
no infractores.
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Correspondencia
a: La correspondencia relativa a este artículo deberá ser dirigida al autor a Ramón
de La Cerda 207-B, Limache, V Región. Fono-fax institución: (33) 415160.
E-mail: borinka72@yahoo.com
Fecha
de recepción: Septiembre de 2004.
Fecha
de aceptación: Abril de 2005.
Boris
Valdenegro, Servicio Paz y Justicia (SERPAJ)
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