18/07/2010.Aunque salen de la correccional, no hay intentos de escape. Como lo hacen muchos adolescentes yucatecos en estos días, el quinceañero José Francisco despierta temprano todos los días y aborda el autobús para dirigirse a su trabajo. Entrando la noche, después de hacer diversos quehaceres en la carpintería en la que trabaja, José Francisco toma el camión de regreso.
A diferencia de los demás adolescentes que tienen que trabajar a temprana edad, José Francisco no regresa a su casa, sino a la correccional, lugar en el que está recluido desde hace un par de años.
El es uno de los cinco internos de ese centro de reclusión juvenil que participan en un programa especial de rehabilitación que permite a algunos jóvenes trabajar fuera de ahí.
A más de tres años de aplicarse este programa, ninguno de los jóvenes trabajadores ha aprovechado las salidas para escaparse, pese a que acuden a laborar sin custodia.
Para ir a trabajar, los jóvenes reciben dinero para su transportación.
Edwin Chuc Can, director del reclusorio juvenil —llamado oficialmente Centro Especializado en la Aplicación de Medidas para Adolescentes (Ceama)— asegura que este programa laboral para los internos es un estímulo para los propios jóvenes, pues tienen la posibilidad de salir del lugar en el que han estado recluidos algún tiempo.
Como José Francisco, otros cuatro internos salen a trabajar todos los días.
Uno de ellos, explica, labora como jardinero ayudando a su padre y otros en empresas legalmente establecidas.
Los jóvenes, añade, no pueden trabajar en negocios cuyos giros estén relacionados con la venta de alcohol y otros considerados de riesgo para la rehabilitación.
El funcionario explica que se hace una selección meticulosa de quiénes pueden obtener este beneficio, lo que garantiza que no se escapen estando fuera.
Además, deben reunir varios requisitos, como haber purgado como mínimo el 40% de su estada obligada en el reclusorio juvenil.
Autorización
Para poder ingresar al programa, los padres deben firmar una carta compromiso en la que aceptan las condiciones y se hacen responsables de la conducta de sus hijos.
El dinero que obtienen por los trabajos que realizan es para ellos mismos, aunque generalmente se lo dan a sus padres.
Según Chuc Can, el programa laboral constituye una actividad encaminada a la rehabilitación de los jóvenes que por algún motivo han sido recluidos en ese centro.Actualmente hay 76 varones y una mujer internados.
Los reclusos pueden estar en el Ceama hasta los 24 años. Las leyes permiten trabajar a adolescentes desde los 14 años, pero siempre y cuando sea con permiso de sus padres.
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