Dos investigadoras de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) han estudiado la relación entre las metas en la adolescencia y los comportamientos antisociales. Los resultados muestran que la principal meta de los jóvenes es la finalización de los estudios y la emancipación.
Quienes son más antisociales conceden mayor importancia al logro de popularidad ante los demás. “Las metas a las que dan más importancia los adolescentes son las emancipativas o profesionales y las educativas, es decir, las relacionadas con finalizar los estudios y logros académicos”, explica a SINC Laura López Romero, coautora del estudio junto a Estrella Romero, e investigadora de la USC.
“Las metas antisociales serían engañar, robar o saltarse las reglas de la ley pero tomadas no solo como medio para lograr un fin, sino como fin en sí mismas. Es decir, el hecho de participar en este tipo de comportamientos constituye una meta para los adolescentes porque les permite el logro de reconocimiento social así como el establecimiento de una identidad y reputación antisocial que les reporta cierta popularidad ante los demás”, afirma López Romero.
El objetivo del trabajo que acaba de publicar el Spanish Journal of Psychology era analizar cómo se estructuran las metas de los adolescentes y qué relación existe entre éstas y la conducta antisocial, a partir de cuestionarios entregados en seis centros de enseñanza pública de la comunidad gallega sobre una muestra de 488 participantes de entre 12 y 18 años.
El alumnado debía valorar la importancia que le daba a cada meta, en una escala de seis alternativas. “Luego analizamos la implicación de los jóvenes en conductas antisociales”, puntualiza la experta. El estudio parte de los datos. Las investigadoras también analizaron los roles de género en la relación metas-conducta antisocial.
El condicionamiento de los roles de género
De los adolescentes entrevistados, 233 eran chicos (47,8 %) y 254 chicas (52,2%). “Las diferencias que se observan entre ambos grupos son muy clásicas. Las chicas dan más importancia a metas de tipo educativo y relacionadas con aspectos interpersonales-familiares, mientras que los chicos establecen más metas antisociales o relacionadas con logros deportivos”, declara López Romero.
La única variable que no presenta diferencia alguna son las metas emancipativas. “Las aspiraciones de ambos grupos para lograr autonomía y libertad están igualadas”, apunta la experta
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