MARCO TEORICO
2.1. CONCEPTO DE MODOS DE CRIANZA
La palabra crianza viene del latín creare, que significa orientar, instruir y dirigir.
Mientras más avanzada en su evolución es una especie, mayor será su proceso de
crianza; por ello, los seres humanos somos de crianza prolongada: aproximadamente un
tercio de la vida del ser humano transcurre durante su proceso de crianza.
El ser humano
durante su crianza debe adquirir: autonomía, autoestima, solidaridad, creatividad y
dignidad entre otros
La dignidad, acompañante indispensable de los procesos de crianza y educación, que
buscan como objetivo el crecimiento de los niños en dignidad, esto es, en el respeto por
sí mismos y por los demás.
Entre los elementos que podemos aportar durante el proceso
de crianza, para que la dignidad y el decoro se incorporen definitivamente al diario vivir
de las personas, están: Los adultos como modelos, es este el mas importante, ya que este
se traspasa de generación.
Las prácticas de crianza hacen parte de las relaciones familiares y en ellas se resalta el
papel que juegan los padres en la formación de sus hijos. Estos, generalmente, tienen
una noción espontánea, no muy elaborada, de la manera como se debe criar a los hijos y
además son capaces de desarrollar teorías sobre la mejor forma de realizar esta tarea.
Las prácticas deben concebirse como acciones, esto es, como comportamientos
intencionados y regulados, “... es lo que efectivamente hacen los adultos encargados de
ver a los hijos e hijas . Son acciones que se orientan a garantizar la supervivencia del
infante, a favorecer su crecimiento y desarrollo psicosocial, y a facilitar el aprendizaje de
conocimientos que permita al niño reconocer y interpretar el entorno que le rodea”
(Aguirre, 2000).
Un rasgo de las prácticas lo constituye el hecho de que son acciones aprendidas, tanto
dentro de las relaciones de crianza en las cuales se vieron involucrados los adultos, como
por referencia a comportamientos de otros padres de familia, esto quiere decir que las
acciones que manifiestan los padres frente al comportamiento de sus hijos no son el
resultado de la maduración biológica, dependen de las características de la cultura a la
cual se pertenece.
Por otro lado, las prácticas se manifiestan de una manera particular
para atender comportamientos específicos de los niños, por ejemplo frente a la
alimentación, ante la demanda de afecto o como respuesta a conductas disfuncionales, y
pueden tomar la forma de conductas motoras complejas, de expresiones verbales o de
gesticulaciones voluntarias.
Respecto a la pauta, ésta tiene que ver el canon que dirige las acciones de los padres,
esto es, con el orden normativo que le dice al adulto qué se debe hacer frente al
comportamiento de los niños. “Se refiere a lo esperado en la conducción de las acciones
de los niños. Es el vínculo directo con las determinaciones culturales propias del grupo
de referencia.
En tanto que es un canon del actuar, por lo general, la pauta se presenta
como una circunstancia restrictiva y poco flexible, lo cual no quiere decir, que no pueda
modificarse en el transcurso del tiempo” (Aguirre, 2000).
En las pautas prima una representación social de niño, que condiciona la interpretación
de los diferentes órdenes normativos, que pueden asumir formas bastante restrictivas o
muy tolerantes, dándose entre estas una variedad, que depende de los rasgos culturales
del grupo, tal como lo resalta Jensen (1995).
Así por ejemplo, cuando se tiene la idea del
niño como “un buen salvaje” y un individuo sin mayor conciencia, al cual se debe
domesticar, las pautas de crianza se tornan directivas y coercitivas, por el contrario, si se
tiene una representación social más liberal, como es el caso cuando se concibe al niño
como sujeto con plenos derechos, al que se adscribe la capacidad de autorregulación y
participación en la dinámica familiar, las pautas de crianza se hacen más permisivas y
tolerantes.
Una manifestación que caracteriza los ideales de la sociedad moderna, centrada en una
forma de vida más democrática y participativa. En términos de los dichos populares, los
padres pueden regirse por el adagio “prescinde del palo y echa a perder al niño” y al
mismo tiempo reconocer que el castigo físico es muy nocivo para el desarrollo psíquico
del niño (Aguirre, 2000; Himelstein et al 1991). Esta coexistencia de normas que exigen
al individuo un acatamiento no reflexivo a la autoridad y una dependencia con respecto
al adulto, con aquellas otras que centran la atención en la autonomía de los niños, hace,
en la realidad cotidiana, que los padres de familia entren en serias contradicciones, tanto
internas como externas, cuando intentan controlar y orientar el comportamiento de sus
hijos.
Finalmente, las creencias se refieren a las explicaciones que dan los padres sobre la
manera como orientan las acciones de sus hijos. Se trata de un conocimiento básico del
modo en que se deben criar a los niños; son certezas compartidas por los miembros de
un grupo, que brindan fundamento y seguridad al proceso de crianza.
Como lo afirma
Myers (1994) se trata de explicaciones “... de por qué las pautas y prácticas son como
son o como deberían ser”. “Estas creencias permiten a los padres justificar su forma de
proceder y la cual se legitima en tanto que hacen parte del conjunto de creencias de la
sociedad”. (Aguirre, 2000). Además, en las creencias confluyen tanto conocimientos
prácticos acumulados a lo largo del tiempo, como valores expresados en escalas que
priorizan unos valores frente a otros.
Algunos padres pueden querer que sus hijos sean obedientes, lo cual les permite
justificar sus acciones restrictivas; otros pueden preferir estimular la independencia, por
lo que explican y justifican la demanda que hacen a sus hijos de caminar prontamente y
de poder orientarse con destreza en los espacios públicos. En fin, otros más pueden
valorar la agresividad, lo cual les permite dar sentido al apoyo que dan a los niños para
que reaccionen violentamente ante cualquier tipo de agresión, en este último caso, es
frecuente encontrar expresiones tales como “defiéndase, deles patadas o puños, no sea
bobo, no se deje”, y justifican estas expresiones acudiendo a una razón: “lo duro que es
la vida” y que por lo tanto “deben aprender a defenderse de los vivos”. Como se puede apreciar en este breve resumen, las prácticas de crianza, el cuidado y la orientación de
los niños, son un fenómeno muy complejo y muestran una gran variabilidad. Además,
son altamente sensibles a las determinaciones socioculturales y al modo particular como
los interpreta y usa un padre de familia concreto.
2.2. MODOS DE CRIANZA
“Por modos de crianza se entiende, a las conductas paterna y materna
que percibe y recibe el individuo en la etapa de crecimiento y desarrollo (infancia y
adolescencia), las cuales actúan en forma directa y/o indirecta en la conducta del hijo al
ser internalizada (repetidas y mantenidas)”13
Los modelos de padre y madre son visualizados por el niño desde la tierna infancia. El
niño y adolescente no se forma un juicio de valor acerca del comportamiento de sus
padres durante la primera infancia, este juicio aparecerá con el correr de los años. Pero el
ejemplo proporcionado por los padres, sea este positivo o negativo, individualmente deja
una huella respecto a las conductas que se imitaran posteriormente.
Schaeffer (1959), define que el comportamiento pedagógico se describe en dos
dimensiones; una de ellas se refiere a la libertad de movimiento, tanto físico como
psíquico en el niño y adolescente , esta dimensión se halla dada por la limitación y
permisividad, los mismos que a la vez se relacionan con adjetivos calificativos también
extremos, como ser frio o caluroso.14
Con relación a la limitación, se da en padres, cuyos métodos de educación, están
encerrados en la rigidez, es decir, el escoge el área donde el niño debe desenvolverse, y....
13 Monckeberg, Fernando, Modos Parentales, universidad de Chile. Santiago Chile; 1979
14 Mariaca, Armando, Actitudes Pedagógicas de los padres de dos medios socioeconómicos diferentes, La
Paz – Bolivia; 1980
...aplica sus reglas. En el caso de la permisividad, el padre actúa de manera mas
democrática con su hijo, se elaboran reglas convenientes para ambos y su sistema deja
de ser rígido.
En cuanto a los otros aspectos, una actitud Calurosa, se constituye en un
comportamiento del niño, basado en unja total aceptación y comprensión, pocas veces se
utiliza el castigo físico, y se emplean elogios y refuerzos positivos de conductas
adecuadas.
En relación a la frialdad se puede decir que, la actitud del progenitor muestra un
desinterés afectivo, por lo cual, los modos de educación y normas son escasos o
inexistentes.
La combinación de valores extremos de las dos dimensiones, dan como resultado, cuatro
tipos de Modos de Crianza:
2.2.1. MODO DE CRIANZA PERMISIVO CALUROS
Muchas veces pueden ser desobedientes sobre en todo en casa, debido a que puede
permitirse él esta conducta, y no tiembla por las consecuencias de la misma. Es mas
difícil manejar a este tipo de niños, porque estos no están bajo un sistema rígido, pero
esto se compensa por una relación amistosa, libre de conflicto que le permite desarrollar
una personalidad autónoma y sentimiento de auto-confianza.
Finalmente estos niños garantizan el proceso de identificación con los modelos adultos.
2.2.2. MODO DE CRIANZA PERMISIVO FRIO
Este comportamiento pedagógico coadyuva a la aparición de la agresión en los niños. El
padre a acusa de su actitud rechaza crudamente el acercamiento del niño proveniente de
la necesidad de dependencia, no se preocupa de su hijo y aplicación castigos físicos.
Ante esta hostilidad, responde también con hostilidad la cual expresa en su comportamiento con una actitud apática. La relación afectiva con los padres es
inexistente, no encuentra en ellos personas que le ayuden o aconsejen, se aleja de ellos.
Además no demuestran simpatía ni cariño con nadie, así generalizan su conducta
inadecuada con todos con los que le rodean.
La actitud permisiva fría tiene como consecuencia una ansiedad de dependencia, un
comportamiento agresivo abierto, lo que conduce al niño a grupos antisociales.
2.2.3. MODO DE CRIANZA LIMITADOR CALUROSO
Se caracteriza por padres sobre protectores, los cuales manifiestan una afectividad
exagerada hacia sus hijos. Estos progenitores determinan la vida del niño, por ejemplo:
cuando sale de casa, determina con exactitud de minutos, cuando tienen que estar de
retorno, y que por media de atraso le aplican un grave castigo. Esto produce en el niño
que su personalidad se desarrolle en dirección a la ansiedad y en otros casos agresividad.
Este tipo de niños, es poco creativo, conformista, esto se debe a que nunca a podido
tomar una decisión por si mismo, siempre sus progenitores han actuado por ellos. La
sobreprotección excesiva puede ser causa de rebeldía, o por lo contrario la actitud de
Laissez-fire o sea “dejar hacer” puede determinar la adquisición de una identidad
negativa en la adolescencia, época en que se carece de identidad con respecto al tiempo,
a si mismo, al otro sexo, al trabajo, a la autoridad, y a la polarización ideológica que
debe asumir el joven adolescente si quiere acceder al mundo adulto satisfactoriamente.
2.2.4. MODO DE CRIANZA LIMITADOR FRIO
Schaeffer señala que en la actitud fría limitadora, los padres utilizan castigos físicos muy
fuertes, rechazan la necesidad de dependencia de los niños y adolescentes e intervienen
mínimamente con ellos. Las consecuencias de esta actitud sobre estos son, que no
pueden ser canalizadas.
Los padres encierran la vida de sus hijos en limites muy pocos soportables, toda
manifestación de libertad es reprimida, mientras expresan, su tremendo sacrificio que es mal recompensado. De esta forma, el niño vive una dualidad. Por un lado, el sentimiento
de culpa por su respuesta pobre y, por otro, una agresividad no canalizada que termina
muchas veces en una autoagresión o agresión a los demás, bajo nivel de autovaloración,
poca seguridad y mucho sentimiento de culpa.
En estos casos, es muy frecuente la tendencia suicida, Fontana (1979) sostiene respecto
al tema de la relación Progenitor-Filial, que el progenitor intenta mantener la doctrina de
la autoridad paterna absoluta, tratando a sus hijos en la forma deseada, que abarca desde
descargar en ellos su odio, hasta ignorarlos, lo cual, demuestra el rechazo hacia ellos.15
2.3. DIMENSIONES DE LOS DIFERENTES TIPOS DE FAMILIA
Kalhom y Bruse (1975), en cuanto a su actitud relacional de los padres hacia los hijos,
sugieren tres dimensiones independientes que describen los diferentes tipos de familia,
donde existen distorsiones en el tipo de relación que se establece, por una parte la
primera dimensión es la de:
Aceptación rechazo; esta dimensión esta relacionada con el grado de afecto, el
cual la falta de cariño determina rasgos de introversión, establecimiento de la
fantasía y la negación de la realidad, si se presenta la súper afectividad el niño
tendrá características extrovertidas y dependientes.
La segunda dimensión es la de Posesión – Desprendimiento; esta relacionado con
el grado de protección ante situaciones traumáticas y de peligro. En este sentido,
la sobreprotección determina una personalidad débil, mientras que la carencia de
la protección determina una personalidad dura y automática.
Finalmente, la tercera de las dimensiones es la de Democracia – Autocracia; lo
autocrático es lo dictatorial y no toma en cuenta las necesidades del menor. Esto
provoca en el niño tener una hostilidad latente, son rígidos y reaccionan de
maneja tajante y dicotomizada.
15 Ajuria Guerra, I, Manual de Psiquiatría Infantil, Editorial Masson, México; 1983
Otros autores, también se han referido a la educación democrática y autoritaria, ha
expuesto tres tipos de Actitudes o Métodos educativos bien diferenciadas cuyo
resultado, será individuos que difieran en la forma de abordar los conflictos que
enfrenten en su adolescencia.16
2.4. MODO DE CRIANZA AUTORITARIO
Donde los padres son autoritarios, estos consiguen sus objetivos imponiendo sus
criterios mediante presiones, tratando a sus hijos como seres sin discernimiento,
frustrándolos a cada momento cuando los hijos intentan la resolución personal de sus
propios problemas. La obediencia, la disciplina y el orden rigen las relaciones
personales.
El niño educado autoritariamente es muy dependiente, se le ha acostumbrado a ver todas
las sus dificultades aparentemente resueltas, sus deseos han sido sopesados de acuerdo
con el modelo paterno, sin tenerle en cuenta como persona capaz de pensar y de desear.
Convertido en adolescente el niño tiene dos posibilidades, una de ellas es revelarse
contra toda autoridad, pudiendo llegar a conductas antisociales, pues vivirá en mundo
hostil y represor de todos sus deseos, entonces buscara satisfacción en grupos
marginados que no le servirán para modificar su visión infantil y crecer afectivamente.
La otra postura pude consistir en adaptarse a la falta de criterio propio, a las normas
paternas. El miedo a la autoridad predomina, el muchacho no podrá conseguir una
independencia, ya que pensar y decir por cuenta propia es vivido como algo malo, que
no puede alcanzarse porque siempre ha estado vetado. Este autoritarismo funciona como
defensa ante la propia fragilidad e inseguridad.
16 Manual de psicología infantil; (1991); editorial océano
De acuerdo a este método autoritario, tomando en cuenta la teoría de Schaeffer, tendrá
relación con las actitudes o modos de crianza Limitadora Calurosa, porque la disciplina
rígida, la forma en que los padres toman decisiones por los hijos, es la que prevalece,
haciendo del niño un individuo inseguro y falto de confianza en si mismo para tomar
decisiones en su propia vida.
2.5. MODO DE CRIANZA ANTI-AUTORITARIO
Al contrario del primero, procura evitar todo tipo de presión. Deja al niño con eterna
libertad para que sea el quien decida sus cosas con un temprano espíritu critico. No
existen modelos paternos, ni normas, el niño deberá aprender de sus éxitos y de sus
fracasos, tomando así su propio criterio. Este niño cuando se haga adolescente crecerá
sin ningún modelo de identificación, carente de normas mínimas para enfrentarse al
mundo que lo rodea, entonces esto muchas veces le podría provocar desilusiones y
frustraciones al comprobar que las cosas no son tal como se las había imaginado, esto
por que no ha sido ayudado en el plano afectivo a valorar y conocer los diferentes
aspectos humanos.
La carencia de modelos de identificación y valores en que ampararse podría convertirlo
en un inadaptado, por esto tendrá que recurrir a comunidades pequeñas que le permitan
llevar el ritmo de vida que le apetezca, desplazando su frustración social. De acuerdo a
este método Schaeffer lo relaciona con la actitud Permisiva Fría, donde el niño, vive una
ausencia de métodos de educación y afecto por parte de los padres.