Se estudian las manifestaciones de la conducta antisocial y delictiva en dos grupos de adolescentes
hombres y mujeres, entre los 12 y los 18 años de edad. La muestra estuvo conformada por 179
adolescentes, 72 infractores de ley y 107 no infractores. La edad promedio de la muestra fue de 15.0
años, con una desviación estándar de 1.828. Los resultados muestran que existen diferencias en la
frecuencia de comportamientos antisociales y delictivos entre los dos grupos de adolescentes. Los
adolescentes no infractores informaron una mayor frecuencia de conductas antisociales y delictivas en
comparación con los infractores. En cuanto a la edad, se observa que existen diferencias significativas
entre los adolescentes de 12 a 13 años y los de 16 a 17 años y 18 años, siendo los últimos quienes
más presentaron estos comportamientos; datos que muestran el inicio temprano y progresivo del
comportamiento. Los varones adolescentes presentan una media mayor en la conducta antisocial y
en la conducta delictiva comparada con las mujeres, diferencias estadísticamente significativas. Se
sugiere tener en cuenta, en estudios similares, las diferencias biológicas y evolutivas que puedan estar
influyendo en la manifestación de estos tipos de comportamientos, y en consecuencia, la generación
de programas que puedan prevenir su manifestación, teniendo en cuenta su carácter progresivo y, en
algunos grupos, persistente en el tiempo.
Palabras clave: conducta delictiva, conducta antisocial, adolescencia, infractor y no infractor.
Abstract
Expressions of anti-social and criminal conduct with two groups of adolescent males and females
between 12 and 18 years of age are studied. The sample was made up of 179 adolescents, 72 of whom
were law-breakers and 107 who were not. The average age of the sample was 15, with a standard
deviation of 1.828. The results showed that that there were differences in the frequency of antisocial
and criminal behavior between the two adolescent groups. The non-law-breaking adolescents
reported a higher frequency of antisocial and criminal conduct in comparison with the law-breakers.
With reference to age, there were significant differences between the 12-13 year-old adolescents, and
those of 16, 17 and 18, the latter being the group with the highest incidence of this type of behavior.
These results showed the early commencement and progressive nature of this behavior. Adolescent
males showed a higher average of antisocial conduct and criminal behavior compared with females,
which are statistically significant differences. We suggest that similar future studies take account of biological and evolutionary differences which could be affecting the expression of this type of
behavior and therefore the preparation of prevention programs, bearing in mind its progressive nature
and some groups which are persistent over time.
Key words: criminal conduct, antisocial conduct, adolescence, offender and non-offender.
Resumo
Se estudam as manifestações da conduta anti-social e delitiva em dois grupos de adolescentes homens
e mulheres entre os 12 e os 18 anos de idade. A mostra esteve conformada por 179 adolescentes, 72
infratores de lei e 107 não infratores. A idade média da amostra foi de 15.0 anos, com um desvio
standard de 1.828. Os resultados mostram que existem diferenças na freqüência de comportamentos
anti-sociais e comportamentos delitivos entre os dois grupos de adolescentes. Os adolescentes não
infratores informaram uma maior freqüência de condutas anti-sociais e delitivas em comparação com
os infratores. Quanto à idade se observa que existem diferenças significativas entre os adolescentes
de 12 a 13 anos e os adolescentes de 16 a 17 anos e 18 anos, sendo os últimos que mais apresentaram
estes comportamentos; dados que mostram o início cedo e progressivo do comportamento. Os varões
adolescentes apresentam uma meia maior na conduta anti-social e na conduta delitiva comparada
com as mulheres, com diferenças estatisticamente significativas. Se sugere levar em conta em
estudos similares diferenças biológicas e evolutivas que possam estar influindo na manifestação
destes tipos de comportamentos e em conseqüência a geração de programas que possam prevenir sua
manifestação, levando em conta seu caráter progressivo e em alguns grupos persistente no tempo.
Palavras chave: conduta delitiva, conduta anti-social, adolescência, infrator e não infrator.
Introducción.
Tradicionalmente, la adolescencia ha
representado un periodo crítico en el inicio y/o
incremento de problemas del comportamiento,
específicamente en el antisocial y delictivo,
temas que atraen el interés de los científicos.
Este interés se extiende si se cuentan los últimos
datos de prevalencia de la población adolescente
colombiana. En ésta se observa, por ejemplo, que
en la última década se han duplicado los casos
de conductas delictivas emitidas por jóvenes
menores de 18 años (cada hora, cinco menores
son detenidos en el país, 2007, marzo 08).
En Colombia, la Procuraduría General de la
Nación (2007) reportó, en el año 1998, 18.784
actos delictivos emitidos por menores de 18 años.
En el año 2008, según el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar [ICBF] se cometieron más de
29.000 actos delictivos, entre ellos homicidios y
hurtos por parte de menores de edad (2009). En
Santiago de Cali, en el año 2003, hubo 3.677
jóvenes que presentaron conductas delictivas,
siendo el hurto el acto delictivo más prevalente en ambos sexos (Sanabria y Uribe, 2007).
En el año 2005, en esta misma ciudad, 4.066
jóvenes menores de edad fueron detenidos por
emitir diferentes actos delictivos (Procuraduría
General de la Nación, 2007)).
La alta participación de jóvenes en actos
antisociales y delictivos es una amenaza potencial
para el desarrollo individual, social y económico
de un país (Morales, 2008; Organización
Mundial de la Salud [OMS], 2003). Un costo
individual por el aislamiento y el rechazo
social al que se ven expuestos los jóvenes
delincuentes. Adicionalmente, los jóvenes con
estas características atraviesan sin éxito por los
procesos de educación formal, debido a ello se
involucran en actividades marginales y de alto
riesgo psicosocial (Moffitt y Caspi, 2001).
El costo de la delincuencia implica familias
desintegradas y relaciones y valores, en el
núcleo familiar, deteriorados; jóvenes muertos
prematuramente, y con ello, pérdida del capital
humano y de vidas humanas productivas, y un
precio económico debido a la alta y costosa atención de las emergencias derivadas de la
delincuencia, como por ejemplo, los costos para
la atención de la salud y de programas educativos
y de rehabilitación. Al respecto, el ICBF, entre
los años 2003 y 2007, pagó 114.102 millones
de pesos para cubrir ésta atención, ejecutada
por diferentes centros para menores infractores
(ICBF, citado por El Tiempo, 2007).
La significancia del comportamiento
antisocial y delictivo en los adolescentes y/o
menores de edad, es que mientras algunos
comportamientos antisociales son considerados
normales en ciertas edades del desarrollo del
menor, son estos comportamientos en conjunto
y durante un periodo de la adolescencia que
sirven como altos predictores de problemáticas
de ajuste psicológico individual y social,
incluyendo el comportamiento delincuencial
durante la edad adulta (Kohlberg, Ricks, y
Snarey, 1984). Del 40% al 75% de jóvenes que
son detenidos por actos delincuenciales y/o en
quienes se encuentran criterios psiquiátricos
para el trastorno de conducta son detenidos en la
edad adulta (Harrington, Fudge, Rutter, Pickles,
y Hill, 1991; McCord, 1991).
Los adolescentes, quienes presentan
comportamientos antisociales y delictivos en
edades tempranas y por tiempo prolongado
(niños pequeños y/o preadolescentes), entran a
ser parte de un grupo en alto riesgo para continuar
con las mismas conductas y de mayor gravedad
durante la edad adulta (Gendreau, Little, y
Goggin, 1996). Estos mismos jóvenes también
estarían en alto riesgo para otros problemas,
como dificultades académicas, consumo de
sustancias psicoactivas y comportamientos
sexuales de riesgo.
Actualmente, existe una multiplicidad de
términos para hacer referencia a la conducta
antisocial, como las conductas agresivas e
impulsivas y los trastornos o problemas de la
conducta, entre otros.
Para este estudio, el término
conducta antisocial hace referencia a “diferentes
comportamientos que reflejan trasgresión de las
reglas sociales y/o sea una acción contra los
demás”, en este caso por parte de adolescentes
y jóvenes (Kazdin y Buela-Casal, 1996, p.19).
En concreto, se exploran hechos que incluyen
trasgresión de normas sociales en relación con
la edad, tales como romper objetos de otras
personas en lugares públicos o la calle, el cine,
autobuses; golpear, agredir a otras personas;
falsificar notas, no asistir al colegio o llegar
tarde intencionalmente, copiar en un examen;
ensuciar las calles y las aceras rompiendo
botellas o vertiendo las basuras; tirar piedras a la
gente, casas o autos; hasta conductas delictivas
como robar y agredir a otras personas, entre otras
(Garaigordobil, 2004; 2005; Garaigordobil,
Álvarez y Carralero, 2004).
Por su lado, la conducta delictiva se define
como la “designación legal, basada generalmente
en el contacto con las leyes de justicia del país en
que se encuentra el niño o adolescente” (Kazdin
y Buela-Casal, 1996, p. 31).
En este punto, es importante mencionar que
“la conducta o acto delictivo no es un constructo
psicológico, sino una categoría jurídico-legal,
bajo la cual no es posible agrupar a todos los
delincuentes existentes, pues éstos son muy
diferentes entre sí, y el único elemento común
a todos ellos es la conducta o el acto mismo
de delinquir”. “Esta conducta o acto reúne un
conjunto de variables psicológicas organizadas
consistentemente, configurando un patrón de
conducta, al cual los psicólogos denominan
comportamiento antisocial” (Morales, 2008,
p.134), estudiado desde variables como la edad
y el género (Farrington, 1983; Iza, 2002).
El comportamiento antisocial tiene
un inicio temprano en los jóvenes. Rechea
(2008) realizó un estudio con metodología
criminológica, con el objetivo de conocer mejor
los comportamientos antisociales y delictivos de
4.152 jóvenes españoles escolarizados entre los
12 y los 17 años. Se encontró, entre otros datos,
que era a partir de los 13 años cuando los jóvenes
comenzaban a presentar estos comportamientos,
la mayoría de los participantes, manifestaron
haber cometido alguna vez en su vida un
comportamiento antisocial y delictivo; de éstos
el 72% lo había hecho en el último año.
Por otro lado, en Colombia, en el año 2005,
Uribe realizó un estudio con 2.206 jóvenes entre los 13 y los 18 años; entre los objetivos,
se encontraban evaluar el comportamiento
antisocial y delictivo, encontrando diferencias
significativas en el comportamiento antisocial,
pero no en el comportamiento delictivo.
Además, los jóvenes de 13 a 14 años fueron los
que menores puntuaciones presentaron para el
comportamiento antisocial, y los jóvenes entre 15
y 16 años los que mayor puntuaron, reduciendo
su manifestación a la edad de 17 y 18 años. Lo
anterior sugiere la presencia de comportamientos
problemáticos a edades tempranas.
Si bien, diferentes conductas antisociales se
reducen con la edad en la mayoría de los chicos
y chicas normales, algunas de esas conductas
también son relativamente estables (Klevens,
2000). Investigaciones longitudinales de
conducta antisocial con jóvenes de 12 a 18 años
han observado una estabilidad de la conducta
antisocial hasta los 21 años (Kazdin, 1995;
Olweus, 1979).
La estabilidad en este contexto
se refiere a la correlación entre la conducta del
niño evaluada en dos o más ocasiones durante
su desarrollo y con pocos años de diferencia.
La correlación refleja el grado en que los niños
siguen presentando conductas antisociales en
diversas situaciones en relación con su grupo de
compañeros. Una correlación elevada sugiere
que las personas identificadas como antisociales
en la infancia lo son a una edad posterior en
igual o diferentes situaciones (Moffit, 1993;
Rutter, Giller y Hagell, 2000).
En este sentido, Moffitt (1993) propuso
la existencia de dos grupos de adolescentes
antisociales: (1) limitados a la adolescencia
(adolescencelimited) y (2) persistentes a través de
la vida (life-coursepersistent).
El primer grupo,
corresponde a la minoría dentro de la población
de delincuentes, se caracterizan por la aparición
temprana (incluso desde la edad preescolar)
y persistente de un conjunto de problemas
de comportamiento que irían escalando en
frecuencia y severidad. Si bien cambian en sus
manifestaciones según la edad, correspondía
al mismo tipo de problema (continuidad
heterotípica). Por ejemplo, la agresión en la
edad preescolar podría manifestarse como
rabietas, en la edad escolar como destructividad
y como agresión hacia otros en la adolescencia.
Por el contrario, Moffitt (1993) postula que los
autolimitados a la adolescencia corresponden a
la gran mayoría de jóvenes que alguna vez se
han involucrado en actividades delincuenciales
y se distinguen porque carecen de problemas
de conducta notorios durante su niñez.
La
confluencia de estos dos grupos explicaría
por qué se observan tasas de participación en
delincuencia y violencia especialmente altas
durante la adolescencia. La desaparición del
grupo de autolimitados explicaría el descenso
que se observa en estas tasas luego de la
adolescencia.
Por otro lado, investigaciones han mostrado
que existen diferencias en la manifestación de
la conducta antisocial en función del género.
Algunas plantean que es el sexo masculino el que
más presenta este comportamiento. Estadísticas
de diferentes países muestran la participación
de adolescentes hombres en diferentes hechos
antisociales y delictivos en muchas más
ocasiones que las mujeres (Sanabria y Uribe,
2007; Serrano, 1983; Smith, 1995; Uribe, 2005).
Otras plantean que en general la prevalencia
de conducta antisocial de las mujeres es muy
similar a la de los hombres, aunque ligeramente
inferior. No obstante, cuando el análisis se
centra en las conductas más graves, el número
de chicas involucradas en las mismas es siempre
menor (Herrero, Ordóñez, Salas y Colóm, 2002;
Rechea, 2008). En este sentido, es importante
valorar la participación que cada vez más tienen
las adolescentes mujeres en hechos antisociales
y delictivos, sugiriendo un mayor nivel de
participación de las chicas y también un aumento
en sus conductas antisociales y delictivas
(Scandroglio et al. 2002). Sin embargo, pese a
los cambios evidenciados, aún siguen existiendo
diferencias entre los dos sexos.
Finalmente, se encuentran los indicadores
de la manifestación de la conducta antisocial y
delictiva.
En apariencia, los datos no muestran
la realidad de la situación ya que el número
de capturas no necesariamente da cuenta del
nivel existente de delitos. Por ejemplo, la Oficina de Gestión de Paz del Municipio de
Cali estima que cerca de dos mil jóvenes,
menores de edad, viven del sicariato y del
robo, y que en la ciudad hay identificadas más
de 150 pandillas armadas que han cometido
algún delito “aunque la cifra se puede quedar
corta” (Gobernación del Valle del Cauca,
2007, parr. 3); ello no indica necesariamente
que los menores hayan sido detenidos alguna
vez.
Lo anterior, muestra el incremento en los
últimos años del comportamiento delictivo de la
población juvenil y que un gran porcentaje de
jóvenes se involucra en actividades criminales o
ha participado alguna vez en su vida en un acto
antisocial y delictivo.
En este sentido y con el fin de contribuir
a la detección, conocimiento y prevención de
dificultades interpersonales en la adolescencia,
se ha buscado abordar el comportamiento
antisocial y delictivo manifestado por
adolescentes infractores y no infractores,
así como establecer la correlación de estos
comportamientos teniendo en cuenta la variable
género y edad.
Método
Participantes.
La muestra fue seleccionada con un
diseño de muestreo aleatorio simple y estuvo
conformada por 179 adolescentes entre 12
y 18 años. Participaron 107 adolescentes
no infractores (59,8%), estudiantes de una
institución educativa pública, y 72 adolescentes
infractores (40,2%), quienes se encontraban
con medida de internamiento y privados de la
libertad en dos centros especializados y privados
para menores infractores de Cali, Colombia.
Los adolescentes presentaron una edad
media de 15.0 años, con una desviación típica de
1,8. El 28,5 % de los adolescentes se encontraba
entre los 14 y 15 años; el 27,9% tenía 18 años;
el 26,3%, entre los 12 y 13 años, y el 17,3%,
entre los 16 y 17 años. El 56,4 % correspondió a
adolescentes del sexo masculino y el 43,6%, del
sexo femenino.
En el grupo de 72 adolescentes infractores,
El 72% correspondió al sexo masculino y el 27,8,
% al sexo femenino. En este grupo, la mitad
(50%) se encontraba en un nivel de escolaridad
entre sexto y séptimo, el 33,4% entre octavo y
noveno y el porcentaje restante en el décimo
grado.
En el grupo de 109 adolescentes no
infractores, el 45,8% correspondió a los hombres
y el 54,2 %, a las mujeres adolescentes. El
40,2% se encontraba en un nivel de escolaridad
entre octavo y noveno, el 34,6% entre sexto y
séptimo, y, el porcentaje (25,2%) restante en
décimo grado.
Diseño
Es un estudio no experimental, descriptivo
y correlacional (Montero y León, 2005 y 2007).
Instrumentos
Cuestionario de Conductas Antisociales
y Delictivas [A-D] de Seisdedos (1995).
Este cuestionario contiene dos subescalas: la
Conducta Antisocial (20 ítems) y la Conducta
Delictiva (20 ítems). La tarea consiste en leer
las frases e informar si se han realizado las
conductas que describen las frases. Utiliza un
formato de respuesta “sí” o “no. Del citado
cuestionario se realizó la adaptación colombiana
por Uribe, Bermúdez y Buela-Casal (2005).
Adicionalmente, los autores realizaron un
análisis factorial que confirmó la estructura de
la escala y un análisis de confiabilidad con un
alfa de Cronbach 0,90 para el instrumento en
general.
Cuestionario de Variables Demográficas
(Uribe y Sanabria, 2007). Construido ad-hoc,
que indaga sobre la edad, el sexo y la frecuencia
de detención del adolescente.
Procedimiento
Previamente se obtuvieron las autorizaciones
legales para el ingreso y aplicación en las
dos instituciones privadas para menores infractores
y los consentimientos informados de los
padres de los dos grupos de adolescentes de la
institución pública. Los adolescentes tuvieron
conocimiento previamente sobre la confidencialidad
y anonimato de la información que se obtuviera. Además, se les informó que su participación
era totalmente voluntaria y que podrían
dejar de contestar el cuestionario en cualquier
momento. Los adolescentes contestaron el cuestionario
en el aula de clase de cada institución.
Dos psicólogas estuvieron aclarando dudas y
dando las instrucciones a los menores dentro de
las aulas.
Análisis de datos
Se realizó un análisis estadístico descriptivo
para la edad, el sexo y la frecuencia de detención
y un análisis de varianza (Anova) de un factor
para comparar los grupos respecto a la variable
dependiente, conducta antisocial y conducta
delictiva. Los resultados fueron analizados en el
paquete estadístico SPSS versión 15.0.
Resultados
Inicialmente se presentan los resultados
de la conducta antisocial y la delictiva en
adolescentes infractores y los adolescentes no
infractores. Posteriormente, los resultados de
la conducta antisocial y delictiva en función
del sexo y la edad. Finalmente, la frecuencia de
detención de la muestra estudiada.
Conducta antisocial y delictiva en
adolescentes infractores y no infractores.
Para la presentación de los resultados de
la conducta antisocial y delictiva se realizan
dos tipos de análisis, uno descriptivo y otro
univariado (Anova), en adolescentes infractores
y no infractores. Previamente se efectuó la
prueba de homogeneidad de la muestra con
las pruebas robustas de igualdad de las medias
Brown-Forsythe, siendo significativas. Se
realiza una descripción de cada una de las escalas
del Cuestionario de Conductas Antisociales y
Delictivas AD (Seisdedos, 1995). Se calcularon
las puntuaciones mínima y máxima de cada una
de las escalas, su media y su desviación típica.
El análisis realizado indica diferencias
significativas en infractores y no infractores
en la conducta antisocial F (1,179)=84.596;
p<0 .000="" .="" 12.5="" 16="" 18="" 4.0="" 5.2="" 5.4="" 5.7="" 50.712="" 8="" adolescentes="" antisocial="" comparaci="" con="" conducta="" de:="" de="" del="" delictiva="" diferencia="" edia="" en="" font="" grupo="" infractores="" j="" la="" los="" mayor="" n="" no="" p="" presentaron="" promedio="" quienes="" significativamente="" un="" venes="" y="">0>
En los adolescentes que asisten a las
instituciones privadas o infractores, se observa
mayor frecuencia en la Escala Antisocial, las
conductas relacionadas con romper o tirar al
suelo cosas que son de otra persona (60,0 %);
alborotar o silbar en una reunión, lugar público
o de trabajo (58,3 %); ensuciar las calles / aceras
rompiendo botellas o volcando cubos de basura
(54,2 %), y arrancar o pisotear flores o plantas
en un parque o jardín (52,8 %). Y con relación a las conductas de la Escala
Delictiva, robar ropa de un tendero o cosas de los
bolsillos de ropa colgada en un gancho (81,4 %);
entrar en una tienda que está cerrada, robando o
sin robar algo (80,0 %); forzar la entrada de un
almacén, garaje, guardamuebles o quiosco (75,7
%); robar cosas de los carros (73,9 %), y coger
el carro o la moto de un desconocido para dar
un paseo, con la única intención de divertirse
(71,4%).
Los indicadores más frecuentes de la
conducta antisocial en los adolescentes no
infractores en la Escala Antisocial fueron
molestar a personas desconocidas o hacer daños
en lugares públicos (87,7%); entrar en un sitio
prohibido (jardín privado, casa vacía) (83,0%);
ensuciar las calles/aceras rompiendo botellas o
volcando cubos de basura (82,2); alborotar o
silbar en una reunión, lugar público o de trabajo
(82,2%); romper o tirar al suelo cosas que son
de otra persona (82,1%); arrancar o pisotear
flores o plantas en un parque o jardín (81,7%),
y contestar mal a un superior o autoridad
(trabajo o calle) (81,1%).
Y en la conducta delictiva, las principales
conductas fueron relacionadas con el hurto y el
daño público, emitidas por los adolescentes no
infractores, coger la bicicleta de un desconocido
y quedarse con ella (92,5%); robar cosas de
grandes almacenes, supermercados, etc., estando
abiertos (92,4%); planear de antemano entrar
en un casa/chalet/etc. para robar cosas de valor
(y hacerlo si se puede) (91,4%); entrar en una
tienda que está cerrada, robando o sin robar algo
(90,7%), y destrozar o dañar cosas en lugares
públicos (90,5 %).
Resultados de la conducta antisocial y
delictiva en función del sexo.
Las medias y las desviaciones típicas de
las variables dependientes conducta antisocial
y delictiva se recogen en la Tabla 4. El análisis
realizado indica diferencias significativas en
función del sexo en la conducta delictiva F
(1,156)=12,842; MSE=358.65; p<0 adolescentes="" antisocial.="" antisocial="" comparada="" con="" conducta="" delictiva="" en="" font="" la="" las="" los="" mayor="" media="" mujeres.="" presentan="" una="" varones="" y="">0>
Resultados de la conducta antisocial y
delictiva en función de la edad
El análisis realizado indica diferencias
significativas en función de la edad en la conducta
antisocial F (3,157)=9,233; MSE=353,81;
p<0 .="" 12="" 13="" 14="" 15="" 16="" 17="" 18="" 6="" 7="" a="" adolescentes="" an="" antisocial="" ase="" con="" conducta="" de="" delictiva="" diferencias="" dsm="" el="" en="" encontraron="" entre="" f="" font="" la="" lisis="" los="" ltimos="" m="" mayor="" mayores="" mediante="" mse="150,55;" n="" nimas="" os.="" os="" p="" post-hoc="" prueba="" puntuaci="" respecto="" se="" significativas="" stos="" tabla="" y="">0>
Resultados de la frecuencia de detención en
adolescentes infractores y no infractores
La frecuencia de detención es más alta en
los adolescentes infractores en contraste con el
grupo de adolescentes que asisten a instituciones
públicas. Siendo detenidos desde una vez hasta
más de cinco veces (30,8%) en el primer grupo,
y en el segundo grupo han sido detenido desde
1 vez (53,3%) hasta 4 veces (13,3%).
Discusión
Los resultados evidencian la existencia
de diferencias significativas entre adolescentes
infractores y no infractores de la ley, en la escala
de conducta antisocial y de la delictiva. Los
adolescentes no infractores informaron haber
realizado más conductas antisociales y conductas
delictivas que los adolescentes infractores que
se encuentran en el centro de formación. Estos
datos apoyan lo propuesto por Moffit (1993),
quien plantea que actualmente una gran cantidad
de adolescentes alguna vez se ha involucrado en
actividades violentas, participando activamente
en manifestaciones relacionadas con actos
antisociales y delincuenciales.
Lo preocupante
de la problemática es que de los adolescentes
que informan haber presentado conductas
antisociales y/o conductas delictivas, algunos
se limitarán a presentarlos en la adolescencia,
disminuyendo éstos en la edad adulta
(adolescencelimited), pero otros, por el contrario
y de manera preocupante, seguirán manifestando
dichas conductas hasta edades adultas de manera
persistente (life-coursepersistent). En este
sentido, es objetivo de las investigaciones aunar
esfuerzos para identificar la existencia de un
patrón de comportamiento antisocial persistente
y no persistente en los jóvenes, como evidencia para implementar un sistema de atención y
prevención de este comportamiento.
Los datos muestran la urgencia de identificar
el patrón de persistencia de tales conductas.
Sobre
todo, si se tiene en cuenta el costo económico
(Morales, 2008; Organización Mundial de la
Salud [OMS], 2003), el costo social (ICBF, 2006
citado por El Tiempo, 2007) y, especialmente,
el impacto negativo que sobre el desarrollo del
joven tiene su manifestación, el rechazo social,
familiar, escolar y las dificultades que para sus
procesos educativos y de aprendizaje pueda
tener (Moffitt y Caspi, 2001).
En los adolescentes infractores y no
infractores, la presencia de conductas antisociales
es igual casi para la totalidad de las conductas
que presentan.
Sin embargo, el asistir a un sitio
prohibido, hacer daños en lugares públicos,
molestar a personas desconocidas y contestar
mal a un superior o autoridad son las variables
que presentan los adolescentes no infractores, en
comparación con los adolescentes infractores.
En conductas delictivas, los dos grupos de
adolescentes presentan similitud en el tipo y
número.
Por otra parte, se observan diferencias
significativas en función de la edad en las
escalas Antisocial y Delictiva. En este punto
conviene señalar que es en el grupo de 16 a 17
y 18 años, donde aparecen las puntuaciones
más altas respecto a la presencia de conductas
antisociales y delictivas.
Sin embargo, aunque en
edades tempranas, 12 a 13 años y 14 a 15 años,
se observa una baja puntuación de este tipo de
comportamiento respecto a los adolescentes más
grandes, es relevante reconocer la participación
temprana en hechos antisociales y delictivos
por parte de los jóvenes; teniendo en cuenta
que la mayoría de los jóvenes participantes
manifestaron haber cometido alguna vez en su
vida un acto antisocial y/o delictivo.
Lo anterior,
coincide con diferentes estudios, como los
realizados por Rechea (2008), Sanabria y Uribe
(2007), con jóvenes españoles y colombianos,
respectivamente, cuyas conclusiones sugieren
que los jóvenes comienzan a presentar las
conductas antisociales y delictivas a edades
tempranas y que éstas aumentan con la edad,
alcanzando un nivel máximo a la edad de 16-
17 años, lo que sugiere el carácter gradual en
la manifestación de estos comportamientos
(Kazdin, 1995; Klevens, 2000; Moffit, 1993;
Moffitt y Caspi, 2001; Olweus, 1979).
Los datos obtenidos en este estudio señalan
una mayor participación de los adolescentes
del sexo masculino en conductas antisociales y
en conductas delictivas en relación con el sexo
femenino.
Respecto a la conducta delictiva,
estos resultados concuerdan con investigaciones
que señalan las diferencias en la manifestación
de estos comportamientos entre hombres y
mujeres; siendo los primeros, los que más
participaron en hechos delictivos (Sanabria
y Uribe, 2007; Serrano, 1983; Smith, 1995;
Uribe, 2005); sin embargo, aunque las mujeres
presentan menor puntuación en la presentación
de estos comportamientos, la evidencia sugiere
la participación activa de las mujeres en estos
hechos (Scandroglio et al. 2002). Respecto a
la conducta antisocial, los resultados muestran
diferencias significativas en este tipo de
comportamiento, siendo los varones quienes
presentan una media mayor en esta conducta
en comparación con las mujeres, datos que no
coinciden con investigaciones que plantean
que tanto hombres como mujeres adolescentes
manifiestan comportamientos antisociales en
iguales proporciones (Herrero, et al. 2008,
Rechea, 2008).
Los anteriores datos muestran la
manifestación de la conducta antisocial y
delictiva entre adolescentes infractores y
no infractores en función de la edad y el
sexo. Dejan la puerta abierta a la discusión
sobre las diferencias biológicas y evolutivas,
entre hombres y mujeres, que puedan estar
influyendo en la manifestación de estos tipos
de comportamientos, así como la manifestación
persistente y no de las conductas.
Se sugiere
la necesidad de estudiar a profundidad esta
población con relación a estos comportamientos
que se han duplicado en los últimos diez años
(Cada hora, cinco menores son detenidos en el
país, 2007, marzo 08; Procuraduría General de la Nación, 2007), observados desde diferentes
perspectivas que permitan su conocimiento y, en
consecuencia, la generación de acciones para su
prevención.
Adicionalmente, se sugiere abrir la
discusión sobre la participación que alguna vez
han tenido los adolescentes en hechos delictivos,
y que no necesariamente se refleja en el número
de capturas que se realizan en esta población
(Gobernación del Valle del Cauca, 2007).
Los dos grupos manifestaron haber sido
detenidos alguna vez. Sin embargo, es relevante
el aumento en el número de detenciones en
el grupo de infractores, lo que sugiere la
persistencia del acto delictivo, en comparación
con los no infractores, quienes informaron
haber sido detenidos en menor frecuencia.
Por
ello, los responsables de políticas escolares
e institucionales relacionadas con jóvenes
deben tomar conciencia de la importancia que
como recurso preventivo tiene la identificación
temprana de este comportamiento. Ya que es la
persistencia de este comportamiento en conjunto
y durante un periodo de la adolescencia que sirven
como altos predictores de problemáticas de ajuste
psicológico individual y social, incluyendo el
comportamiento delincuencial durante la edad
adulta (Kohlberg, Ricks, y Snarey, 1984). Con
programas educativos y preventivos se aumenta
la probabilidad de que jóvenes que son detenidos
por actos delincuenciales disminuyan el riesgo
de continuar con las mismas conductas y de
mayor gravedad en una edad adulta (Harrington
et al. 1991; McCord, 1991).
Finalmente, el aporte de este estudio es el
análisis del comportamiento antisocial y delictivo
en dos grupos de adolescentes escolarizados
no infractores y adolescentes infractores que
asisten a centros de formación, así como las
diferencias por sexo y por grupos de edad en la
manifestación de estos comportamientos.
Sin
embargo, teniendo en cuenta que el tamaño de
la muestra no permite hacer generalizaciones a
la población de Santiago de Cali, sería necesario
replicar este estudio teniendo en cuenta una
muestra representativa de la población en
cuestión, con el fin de generalizar los resultados
a toda la población e incrementar la validez
y la confianza en los resultados obtenidos.
No obstante, la muestra fue seleccionada
aleatoriamente y los resultados de este estudio
son interesantes desde el punto de vista de la
exploración del comportamiento antisocial y el
delictivo y su relación con variables evolutivas
y demográficas, en los adolescentes y jóvenes.
Como conclusiones finales, se señala que:
a) existen diferencias en la presencia de comportamientos
antisociales y comportamientos
delictivos entre los adolescentes infractores y no
infractores. Los adolescentes no infractores es el
grupo que más informa presentar comportamientos
antisociales y delictivos en comparación con
los adolescentes infractores.
b) Un gran porcentaje
de jóvenes se involucra en actividades antisociales
o ha participado alguna vez en su vida
en un acto delictivo. Esta situación constituye
una preocupación que requiere la comprensión
de este tipo de comportamiento.
c) En cuanto a
la edad se observa que existen diferencias significativas
entre los grupos de adolescentes de
12 a 13 años y los de 16 a 17 y 18 años, siendo
los últimos quienes más presentaron estos comportamientos.
Sin embargo, los primeros ya han
presentado alguna conducta antisocial y/o delictiva
lo que sugiere el inicio temprano del comportamiento
así como su carácter progresivo.
d)
Según los resultados obtenidos cabe pensar que
los hombres son quienes más participan en actos
delictivos y en actos antisociales en comparación
con las mujeres.
Tablas: http://revistas.javerianacali.edu.co/index.php/pensamientopsicologico/article/view/126/374
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