Basado en el Cuestionario de Personalidad de Eysenck para jóvenes (EPQ-J), se
analizan los tipos de personalidad y su relación con la agresividad y la
conducta antisocial en una muestra de estudiantes (N = 1416) de entre 11 y 15
años de edad (edad media = 13,32; DT = 1,22). Mediante análisis de clúster se
hallaron tres tipos de personalidad que se relacionaron con la hipótesis de
Eysenck sobre la conducta antisocial y el nivel de agresividad evaluado
mediante del Aggresion Questionnaire (AQ)
de Buss y
Perry (1992) en
su versión reducida(Bryant y
Smith (2001). El
perfil del tipo infracontrolado confirmó la hipótesis de
la conducta antisocial, siendo también el tipo más agresivo. Los tipos infracontrolado
y supracontrolado estaban implicados en acoso escolar, aunque de manera
diferente. El tipo resiliente mostró un perfil más adaptativo y mejor
rendimiento académico. Ambos sexos fueron diferentes en dimensiones de
personalidad y agresión. Se destaca la importancia de la agresión entre jóvenes
adolescentes y la necesidad de más investigación sobre esta problemática.
Palabras clave: Tipos de personalidad, adolescencia, conducta antisocial, acoso escolar, agresividad.
Palabras clave: Tipos de personalidad, adolescencia, conducta antisocial, acoso escolar, agresividad.
Personality
types, aggression and antisocial behavior in adolescents
ABSTRACT:
Based on the Junior Eysenck’s Personality Questionnaire (EPQ-J), the types of
personality and its
relationship with aggressiveness and
the antisocial behavior
is analyzed in a
student’s sample (N = 1416) with ages between 11 y 15 years old (average age =
13,32; SD= 1,22). Cluster analysis using the reduced version (Bryant y Smith
(2001) of the Aggression Questionnaire(AQ)(Buss y Perry, 1992) revealed three
personality types that were related to Eysenck’s hypothesis of
antisocial behavior and
the level of
aggressiveness. The under
controlled profile confirmed the
Eysenck’s hypothesis of antisocial behavior in early adolescence, and was also
found to be the most aggressive prototype. The under controlled and over
controlled types were implicated in bullying, but in different ways.
Furthermore, the resilient people were found to have an adaptive profile
combined with the best academic achievement. Gender differences were also found
in personality dimensions and aggression. The importance of aggression among
young adolescents and the necessity of further research on this topic are
emphasized.
Keywords:
Personality types; adolescence; antisocial behavior; bullying; aggressiveness.
Correspondencia:
Consuelo Morán Astorga, Universidad de León. Departamento de Psicología,
Sociología y Filosofía.
Facultad de Educación. Campus de Vegazana, s/n. 24071 León (España). E-mail: mcmora@unileon.es
Introducción
En
el marco del maltrato entre iguales que aparece en contextos escolares, la
conducta agresiva se muestra como un
fenómeno persistente entre los agresores, pudiendo ser una característica
estable de la personalidad (Buss, 1961). En cuanto alos distintos tipos de
comportamientos agresivos, los investigadores distinguen tres clases de niños o
adolescentes agresivos: los agresores
proactivos, reactivos y
relacionales (Griffin y
Gross, 2004). La agresión
proactiva la practican
sujetos que están
seguros de que
la agresión les
aporta beneficios con facilidad, que creen aumentar su autoestima al
sentirse dominadores de otros, y que creen que el sometimiento de los demás se
va a producir sin que ello conlleve graves daños (Crick y Dodge, 1996), como
reflejan también Sánchez, Ortega y Menesini (2012) quienes concluyen que los
agresores reconocen sentirse bien por lo que hacen. Por su parte, la agresión
relacional puede incluir conductas o amenazas, como las frecuentes de excluir a
otra persona del grupo de iguales, ignorarla o hacerle daño en las relaciones
con sus compañeros a través de rumores y murmuraciones (Ortega, Elipe y
Calmaestra, 2009). En definitiva, se trata de intentar dañar la autoestima de
otra persona, sus amistades o estatus social (Anderson y Bushman, 2002).
En un estudio con 384 adolescentes de 12-14 años, Ojanen, Findley y Fuller
(2012) investigaron
la agresión física y la agresión
relacional en su asociación con variables de personalidad y de metas sociales.
Los varones se implicaban en la agresión física por metas de dominancia y
narcisismo, en tanto que en la agresión relacional se implicaban ambos sexos
por metas de dominancia. La frustración y la afiliación se asociaban a la
agresión relacional. Ojanen et al. (2012) concluyen que sus hallazgos apoyan y
amplían la investigación anterior, al tiempo que sugieren que la personalidad y
las metas sociales se hallan en estrecha asociación con la agresión física y la
relacional en un contexto de iguales. En el estudio de Ramírez, Díaz y López
(2015) también aparecen diferencias por género siendo los varones quienes
utilizan el maltrato directo (insultos, amenazas y acoso sexual) en tanto que
las mujeres utilizaban más el maltrato indirecto (e.g.: ignorar, hablar mal y
difundir rumores).
Las
personas que tienen dificultad con su autocontrol es poco probable que se
contengan aunque sus conductas resulten antisociales y agresivas. De hecho, un
fallo en el autocontrol se caracteriza por la tendencia a reaccionar a las
situaciones sin haber pensado en las consecuencias posteriores. Según esto, las
variables de personalidad caracterizadas por fallo en la auto-regulación es muy
probable que estén asociadas a niveles altos de conducta agresiva
(e.g.,Bettencourt, Talley, Benjamin y Valentine, 2006; Block y Block, 1980).
Se
ha comprobado, en el estudio de los principales modelos de personalidad, que
éstos tienen dimensiones asociadas a actos antisociales. En el modelo de los
Big Five (Egan, 2009), los individuos bajos en A (amabilidad) y en C
(responsabilidad) son potencialmente más violentos, o ya actúan con mayor
violencia real, sean niños, adultos, hombres o mujeres. Se acentúa aún más la
asociación de las dimensiones A y C (bajas) con agresión, si a ellas se añade N
(neuroticismo) alto. En cambio, E (extraversión) y O (apertura a la
experiencia) no están relacionadas con agresión. Con este mismo Modelo de los
Cinco Factores, y edades entre 18 y
55 años, Grumm
y von Collani
(2009) caracterizaron al
tipo de bajo
autocontrol (infracontrolado) principalmente por su baja amabilidad y su
baja responsabilidad; este tipo fue el que más puntuó en el Cuestionario de
Agresión de Buss-Perry (1992) en esa investigación. Los individuos
clasificados como infracontrolados en
el estudio de
Klimstra, Hale III, Raaijmakers,
Branjey Meeus (2010), en una muestra de 923 adolescentes entre 12 y 16 años,
mostraron las puntuaciones más bajas en las dimensiones A y C a lo largo de
todas las edades de la muestra. Además, los infracontrolados eran los que
presentaban los niveles más altos de delincuencia. Los adolescentes
delincuentes eran en general más desinhibidos y más agresivos que los
adolescentes bien adaptados (Eklund, Liljeberg y Klinteberg, 2011). Otro
estudio realizado por Mendoza, Morales y Arriaga (2015) con 1263 estudiantes de
bachiller del estado de Méjico concluye que los escolares que participan como
acosadores manifiestan más conductas antisociales, tienen menos amigos y
presentan más conductas disruptivas en el aula y más conflictos en la
interacción con los profesores.
Una
asociación particularmente fuerte se establece entre la dimensión P
(psicoticismo) y la agresión, en el modelo de personalidad de Eysenck (Egan,
2009).Conviene recordar que para Eysenck
(1992) las dimensiones
amabilidad y responsabilidad del
modelo de los
Cinco Factores
son en realidad facetas del psicoticismo.El modelo de personalidad de Eysenck
se basa
en la concepción de que las manifestaciones fenotípicas de la conducta reflejan
rasgos subyacentes de origen biológico (Eysenck, 1997).
Al
modelo de Eysenck se le conoce como modelo PEN, debido a sus tres dimensiones o
factores de la personalidad: Psicoticismo (P), Extraversión (E) y Neuroticismo (N). Estas
dimensiones
de la personalidad tienen carácter continuo y son supuestamente independientes.
El neuroticismo (N) se considera que refleja la tendencia a experimentar
emociones negativas, inestabilidad
emocional e ideas más irracionales en el nivel cognitivo. La extraversión
expresa rasgos
como sociabilidad, actividad, vitalidad, asertividad, indicando las
puntuaciones bajas en extraversión mayor predominio de los rasgos de
introversión. El psicoticismo incluye rasgos de agresividad y de conducta
antisocial. Las puntuaciones bajas en psicoticismo indican que los individuos
se hallan dentro de la normalidad y que en ellos predomina el control de
impulsos. Se viene informando de que la dimensión psicoticismo, en sus
puntuaciones altas, predice mala adaptación y conductas antisociales y
delictivas (Center, Jackson y Kemp, 2005; López y López, 2003).
La
estrategia de investigar en grupos normales el comportamiento antisocial supone
que se entiende éste en sentido amplio, incluyendo muchas formas del mismo de
suyo menos serias que otras agresiones o transgresiones. La teoría de Eysenck
predice que los individuos altos en la dimensión psicoticismo estarán
predispuestos a desarrollar conducta antisocial (Eysenck, 1997).Un
individuo que puntúa alto tanto en extraversión como en psicoticismo estará
predispuesto a desarrollar una conducta antisocial, especialmente agresiva, ya
que ésta se asocia con arousal cortical bajo. Esto es lo que ocurre en los
altos en extraversión, quienes poseen un sistema nervioso escasamente reactivo
y no aprenden las conductas gobernadas por reglas tan fácilmente como lo hacen
los individuos con un nivel de base más alto de arousal cortical.
Cuando estos individuos son también altos en neuroticismo, se añade un carácter emocional e irracional a su conducta en las mismas circunstancias (Center et al., 2005). Todavía hay una puntuación aportada por la escala S –sinceridad- (L de Lie, en inglés) en el Cuestionario de Personalidad de Eysenck para adolescentes (Eysenck y Eysenck, 1998). Los individuos antisociales típicamente puntúan más alto que los demás en insinceridad o disimulo (L). En consecuencia, la conducta antisocial vendrá asociada a puntuaciones altas en extraversión, en neuroticismo, y, sobre todo enpsicoticismo y en insinceridad. Ésta es la forma más fuerte de la hipótesis de Eysenck sobre la conducta antisocial (Center et al., 2005).
Cuando estos individuos son también altos en neuroticismo, se añade un carácter emocional e irracional a su conducta en las mismas circunstancias (Center et al., 2005). Todavía hay una puntuación aportada por la escala S –sinceridad- (L de Lie, en inglés) en el Cuestionario de Personalidad de Eysenck para adolescentes (Eysenck y Eysenck, 1998). Los individuos antisociales típicamente puntúan más alto que los demás en insinceridad o disimulo (L). En consecuencia, la conducta antisocial vendrá asociada a puntuaciones altas en extraversión, en neuroticismo, y, sobre todo enpsicoticismo y en insinceridad. Ésta es la forma más fuerte de la hipótesis de Eysenck sobre la conducta antisocial (Center et al., 2005).
La
presente investigación, con amplia muestra de adolescentes españoles entre los
11 y 15
años de edad, se propone comprobar con niños y adolescentes normales la
hipótesis de la conducta antisocial de Eysenck (Eysenck y Eysenck, 1985). Se
espera validar internamente en la
muestra estudiada los tres principales prototipos de la personalidad, los
cuales ya vienen replicándose
desde hace varios años, por ejemplo en Robins et al. (1996). Por su parte, se
espera que se confirme la hipótesis de Eysenck sobre la conducta antisocial
(CA) en adolescentes, dentro de su modelo biosocial PEN de la personalidad. Se
espera que la variable psicoticismo (Eysenck y Eysenck, 1985) destaque en el
prototipo infracontrolado. Esperamos que las diferencias entre los tres
prototipos en psicoticismo se mantengan estables desde los 11 a los 15 años. Es
decir, si psicoticismo es una dimensión estable o más bien varía con la edad.
Por último, con respecto a la validación externa, esperamos que los ANOVAs
separados para diversas variables dependientes, como las cuatro subescalas de
agresión, diferencien también a los prototipos de personalidad en
predisposición a conductas antisociales agresivas, así como también en
conductas de adaptación escolar, en especial, en rendimiento académico.