El
objetivo de este estudio fue evaluar los efectos de las variables relacionadas
con el funcionamiento de la familia (vigilancia de los padres, el apoyo
familiar y los conflictos familiares) en la conducta antisocial de menores, ya
sea directamente o indirectamente a través de la elección de amigos desviados.
Así, la muestra estuvo constituida por 764 adolescentes de la Comunidad
Autónoma de Galicia (España), de los centros de delincuentes juveniles (edad
media = 17,12, 87,4% varones) y los estudiantes de las escuelas locales (media
de edad = 16.06, 45.5% hombres). Las escalas de valoracion del Riesgo en
Adolescentes Infractores [del menor infractor Evaluación de Riesgos] en la
vigilancia de los padres, conflictos familiares, apoyo a la familia, grupo de
pares antisociales, y la conducta antisocial, se aplicaron. Los resultados del
modelo de ecuaciones estructurales mostró un mejor ajuste del modelo de
mediación. Los resultados se discuten en términos de sus implicaciones para la
prevención, evaluación de riesgos y la gestión de los menores infractores.
Palabras
clave: Juvenil. Comportamiento antisocial. Supervisión de los padres. Los
conflictos familiares. Apoyo familiar. Grupo de pares. Efectos de mediación.
ABSTRACT
The
aim of this study was to assess the effects of the variables related to family
functioning (parental monitoring, family support, and family conflict) on juvenile
antisocial behavior either directly or indirectly through the choice of deviant
friends. Thus, the sample consisted of 764 adolescents from the Autonomous
Community of Galicia (Spain), from juvenile offender centres (mean age = 17.12,
87.4% males) and students from local schools (mean age = 16.06, 45.5% males).
The scales of Valoración del Riesgo en Adolescentes Infractores [Juvenile
Offenders Risk Assessment] on parental monitoring, family conflict, family
support, antisocial peer group, and antisocial behavior, were applied. The
results of structural equation modelling showed a better fit of the mediation
model. The results are discussed in terms of their implications for the
prevention, risk assessment, and management of juvenile offenders.
Key
words: Juvenile. Antisocial behavior. Parental monitoring. Family conflict.
Family support. Peer group. Mediational effects.
La
investigación sobre los factores de riesgo asociados al comportamiento
antisocial y delincuente juvenil ha tendido a centrarse en variables relacionadas
con la familia o grupo de pares. La importancia atribuida a estas variables
psicosociales radica en su importancia para el proceso de desarrollo del niño y
la socialización, y su papel crucial en la internalización de actitudes y la
adquisición de conductas, la familia es el contexto de la referencia en la
infancia y el grupo de amigos en la adolescencia (Andrews & Bonta, 2010;
Granic y Patterson, 2006). Por lo tanto, los aspectos funcionales de la familia
y del grupo de pares han sido dos de los factores de riesgo empíricamente que
correlacionan más fuertemente al desarrollo de problemas de comportamiento
(Dahlberg y Simon, 2006). Por otra parte, la naturaleza dinámica de estas
variables permite que puedan ser modificados fácilmente a través de las
intervenciones (Andrews y Bonta, 2010), cuyo objetivo es prevenir y proteger a
las personas desde el desarrollo de la conducta problema. Por lo tanto, este
estudio evaluó estas variables en una población juvenil española.
Desde
la década de los años 1950, numerosos estudios han examinado el contexto
familiar como un factor de riesgo para el comportamiento antisocial y
delincuente juvenil. Hoeve et al. (2009) meta-análisis, que integra los
resultados de cientos de estudios publicados 1950-2007, confirmó la influencia
directa de las variables familiares sobre la conducta desviada de menores.
Además, esta revisión de la literatura reveló que las variables más relevantes
están relacionados con el apoyo familiar y la supervisión de los padres. En
relación con el apoyo, el cariño y la comprensión de los padres se asoció
negativamente con la expresión de la conducta delictiva, mientras que la
negligencia de los padres y el rechazo de los padres o la hostilidad hacia los
niños se relacionan positivamente con este tipo de comportamiento. En cuanto a
la vigilancia de los padres, controlar el comportamiento y conocer las
actividades y el paradero de los niños se asoció negativamente a la
participación en actividades antisociales, mientras que el control psicológico y
disciplina de los padres inconsistentes se relacionaron positivamente con la
conducta antisocial. En resumen, los estilos de crianza y habilidades eran un
poderoso factor para predecir el desarrollo de la conducta antisocial y
delictiva.
Al
mismo tiempo, en paralelo a la investigación sobre el ambiente familiar, una
línea alternativa de la investigación ha tratado de examinar la influencia del
grupo de iguales, con los resultados sobre los factores de riesgo de conducta
antisocial juvenil siendo un poco más consistente: los adolescentes que
participan en conductas desviadas tienen amigos que cometer actos desviados.
Así, varios estudios han corroborado una intensa correlación positiva entre
amigos delincuentes juveniles y la actividad delincuente juvenil (Lonardo,
Giordano, Longmore, y Manning, 2009; Moreira y Mirón, 2013).
Se
han propuesto varias hipótesis para dilucidar el efecto del grupo de iguales en
el comportamiento antisocial.La hipótesis tradicional, o hipótesis de
socialización, basado en la teoría sociológica convencional, modelos
psicosociales de la teoría de la asociación diferencial (Sutherland, 1939), y
el aprendizaje social (Akers, 1977) sostiene que la asociación con sus
compañeros desviados, y en el grupo a su vez influencia, fomentar el desarrollo
de actitudes antisociales de menores y conducta. Una hipótesis complementaria
alternativa, comúnmente conocida como la hipótesis de la selección, se basa en
supuestos tales como el modelo de la coerción de Patterson, Reid, y Dishion
(1992), que afirma que las personas con ciertos comportamientos problemáticos
anterior y actitudes selectos amigos y personas con características similares
(Luengo, Gómez-Fraguela, Garra, Romero, y Lence, 1999).
Los
resultados obtenidos en las pruebas de estudios empíricos cualquiera o ambas
hipótesis son inconsistentes.Un número de estudios han encontrado datos que
apoyan el proceso de socialización (Rodríguez, 2011), otros han encontrado el
apoyo al proceso de selección (Kemp, Scholte, Overbeek, y Engels, 2006), mientras
que todavía otros autores proponen la existencia tanto de la selección y
proceso de socialización (Burk, van der Vorst, Kerr, y Stattin, 2012). La
suposición de que ambos procesos juegan un papel complementario en el
desarrollo de la conducta antisocial es consistente con los hallazgos de
estudios longitudinales (Dishion, Veronneau, y Myers, 2010).
Cualquiera
de las hipótesis anteriores se puede entender en términos de los efectos
directos e indirectos de las variables específicas sobre el comportamiento de
los adolescentes. En el primero, la hipótesis de socialización refleja los
efectos directos de la relación del menor con sus compañeros antisociales en el
desarrollo de la conducta problemática. En comparación, la hipótesis de
selección puede ser entendida como un proceso de mediación 1, en el que
ciertas características de la adolescencia (personalidad, familiares, sociales,
etc.) influyen indirectamente el desarrollo de la conducta antisocial, que se
facilita a través del enlace a un grupo de pares desviados . Esta hipótesis
coincide con la noción de la evaluación del riesgo que implica la interrelación
de los factores de riesgo, es decir, los diferentes factores asociados a un
comportamiento específico no actúan de forma independiente, pero influyen mutuamente
(Barraca y Artola, 2006; Luengo, Gómez-Fraguela et al ., 1999).
Esto
puede explicar el aumento en las últimas dos décadas de investigación sobre los
efectos indirectos de ciertas variables, en particular de la familia y de
grupo, en la conducta antisocial de menores. Estudios recientes han corroborado
la existencia de estos efectos indirectos, con algunos estudios que informan de
los efectos de la mediación, mientras que otros han encontrado efectos
moderadores. En cuanto a los estudios sobre los efectos de mediación, Haggerty,
Skinner, McGlynn-Wright, Catalano y Crutchfield (2013) encontró habilidades
parentales (supervisión, apoyo y disciplina) no fueron significativamente
directamente relacionada con juveniles comportamiento violento, sino habilidades
parentales fueron negativamente relacionado con el vínculo con sus compañeros
antisociales, ya su vez esta predijo la expresión de la conducta violenta. Por
lo tanto, las habilidades parentales influenciados indirectamente conducta
desviada por la mediación del grupo de pares. Del mismo modo, Criss, Shaw,
Moilanen, Hitchings y Ingoldsby (2009) encontró la influencia inhibidora de
apoyo de los padres sobre la conducta antisocial fue parcialmente mediada por
grupo de pares aceptación del menor.
En
cuanto a los estudios sobre los efectos moderadores, Snyder, Schrepferman,
Bullard, McEachern, y Patterson (2012) encontró que los niños de padres con
pobres habilidades educativas tenían niveles más altos de comportamiento
problemático si tenían vínculos con un grupo de pares desviados, mientras que
para los padres buenas habilidades de los padres, tener amigos desviados no
aumentan el riesgo de comportamiento problemático. Otros autores han encontrado
que los menores con fuertes vínculos con un grupo de amigos antisociales tenían
niveles más altos de comportamiento problemático cuando los padres tenían
habilidades educativos deficientes; por el contrario, los menores no vinculados
a un grupo de pares desviados exhibieron ningún comportamiento problemático, independientemente
de las habilidades parentales (Trudeau, Mason, Randall, Spoth, y Ralston,
2012).
No
obstante lo anterior, los resultados de los efectos indirectos no están de
acuerdo con los hallazgos de otros estudios. Por ejemplo, De Kemp, Scholte,
Overbeek, y Engels (2006) no logró encontrar los efectos moderadores esperados
de las variables familiares sobre la relación entre los enlaces a sus pares
desviados y la expresión de la conducta antisocial. En este estudio, los
niveles de vigilancia de los padres, el apoyo de los padres, y el control
psicológico no median significativamente la influencia del grupo de pares en la
conducta desviada.
Esta
inconsistencia en los resultados puede deberse a la variabilidad en los
factores de riesgo en evaluación y las diferencias en los paradigmas
metodológicos. De acuerdo con el procedimiento propuesto en el método de la
MacArthur (Kraemer, Kiernan, Essex, y Kupfer, 2008; Kraemer, Stice, Kazdin,
Offord, y Kupfer, 2001), que es una reformulación de Baron y Kenny (1986) método
estándar para el análisis la influencia de terceras variables, ciertos
criterios metodológicos 2 Se requiere que los estudios de moderación y
mediación no siempre cumplen.El criterio más que afecta a estos estudios se
refiere a la independencia de las variables en el análisis de la moderación. En
otras palabras, de acuerdo con este método, la variable independiente y la
variable moderado deben tener ninguna relación entre sí. Dado que los estudios
empíricos han demostrado una relación significativa entre el contexto familiar
y los factores de riesgo del grupo de pares, el análisis de los efectos entre
estas variables moderar era injustificada. Por esta razón, este estudio se
centró en el análisis de los efectos de mediación.
Por
lo tanto, el objetivo principal de este estudio fue probar la siguiente
hipótesis: las variables de la familia tienen un efecto indirecto en la
conducta antisocial de menores a través de las relaciones con los compañeros
desviados. Modelos de ecuaciones estructurales se utilizó para analizar las
relaciones entre la vigilancia de los padres, el apoyo familiar y los
conflictos familiares a través de la conducta antisocial influencia del grupo
de pares.
Prueba
de esta hipótesis proporcionaría datos valiosos para la prevención y gestión de
riesgos, teniendo en cuenta que una mejor comprensión de las relaciones entre
dos de los factores de riesgo más relevantes para el desarrollo de la conducta
antisocial puede servir para mejorar la eficacia de las intervenciones. Al
establecer qué parte de la influencia familiar se ejerce a través del grupo de
amigos y / o el grado en que la influencia de un grupo de amigos está
determinada por variables familiares, el proceso de gestión de riesgos se puede
personalizar para las intervenciones precisas y específicas.
Método Muestra
La
muestra total, que consiste en 764 adolescentes de la Comunidad Autónoma de
Galicia (España), se subdividió en dos submuestras. La primera submuestra
incluyó los menores en los centros de delincuentes (n =182) en Galicia, rango
de edad 14 a 21 años (M = 17.12, SD = 1,52), el 87,4% varones. La segunda
submuestra consistió en estudiantes (n = 582) o bien matriculados en la
educación secundaria obligatoria, bachillerato o la formación profesional en
seis centros en toda Galicia; rango de edad de 14 a 20 años (M = 16.06, SD =
1,22), el 45,5% varones.
Mediciones
En
este estudio se evaluaron las siguientes variables: la conducta antisocial, la
delincuencia en el grupo de pares de amigos, vigilancia de los padres, el apoyo
familiar y los conflictos familiares. Estos fueron evaluados mediante las
escalas integradas de la valoracion del Riesgo en Adolescentes Infractores
protocolo [Evaluación de Riesgos de menores delincuentes] que había sido
validado previamente (VRAI; Gómez-Fraguela, Villar, y Luengo, 2011).
La
conducta antisocial comportamiento antisocial juvenil se evaluó utilizando la
versión abreviada del Cuestionario de Conducta Antisocial [Cuestionario de
Comportamiento Antisocial]. (CCA; Luengo, Otero-López, Romero, Gómez-Fraguela,
y Tavares-Filho, 1999), que consta de un total de cuatro escalas y 24
artículos, 6 artículos por escala. Todas las escalas tuvieron un formato tipo
Likert donde los participantes indicaron la frecuencia con la que habían estado
involucrados en ciertos tipos de comportamiento, con respuestas que van desde 0
(nunca) a 3 (unas cuantas veces). Por lo tanto, el comportamiento antisocial
juvenil se evaluó mediante la escala de agresión (por ejemplo, "La lucha y
golpear a alguien") y Contra el Comportamiento Escala Normas (por ejemplo,
"Pase la noche sin permiso"), una escala de robo (por ejemplo,
"Para tomar algo de la clase sin permiso con la intención de robarlo
"), y una escala de vandalismo (por ejemplo," Configuración de fuego
a algo: un cubo de basura, mesa, coche, etc. "); todas las escalas
tuvieron alta consistencia interna en el total de la muestra (alfas de Cronbach
de 0,83 a 0,90).
Delincuencia
en el grupo de pares.
Una escala que consta de 4 elementos (Gómez-Fraguela et
al., 2011) se utilizó para medir la presencia de conductas antisociales en el
grupo de pares (por ejemplo, "Mis mejores amigos se meten en problemas y
los problemas") . Cada ítem se puntuó en una escala tipo Likert de 4
puntos (0 están en desacuerdo y 3 totalmente de acuerdo; el tema "Mis
amigos están haciendo bien en la escuela", anotó la inversa). Esta escala
tiene una adecuada fiabilidad (alfa de Cronbach = 0,804, para la muestra de los
centros para delincuentes juveniles y 0.691 para la muestra de la escuela).
Supervisión parental
El control parental variable se mide en una escala de 6
ítems desarrollado en estudios anteriores (Luengo, Villar, Sobral, Romero, y
Gómez-Fraguela, 2009; Sobral, Gómez-Fraguela, Romero, Luengo, y Villar, 2012) ,
utilizando una escala de 3 puntos de Likert tipo (0-3, donde 0 es no y 3
siempre). Menores evaluó el grado de control de sus padres o representantes
tuvieron en su comportamiento (por ejemplo, "... ellos saben lo que estás
haciendo en tu tiempo libre?"). Esta escala tiene consistencia interna
adecuada (alfa de Cronbach = 0,71, para la muestra de los centros para
delincuentes juveniles y 0,79 para la muestra de la escuela).
Apoyo a la familia
Apoyo a la familia se midió en una escala de 12 ítems basada
en el Parental Bonding Instrument (PBI; Parker, Tupling, y Brown, 1979),
adaptado y utilizado en estudios previos en España (Pepe, Sobral,
Gómez-Fraguela, y Villar, 2008). Los adolescentes evaluaron la calidad de la
relación con sus propios padres al anotar el apoyo familiar en una escala tipo
Likert (0-3, 0 ser nunca más y 3 siempre; por ejemplo, "Ellos me ayudan
cuando lo necesito"), así como su ausencia (0-3, donde 0 es siempre, y 3
no; por ejemplo, "Son emocionalmente fría conmigo"). La fiabilidad de
esta escala fue alta (alfa de Cronbach = 0,918, para la muestra de los
juveniles de los centros de delincuentes, y un alfa de Cronbach = 0,906, para
la muestra de la escuela).
Familia de conflictos
Los conflictos familiares se midió utilizando la versión
abreviada del Cuestionario de Comportamiento Conflictos (CBQ-20; Robin y
Foster, 1989). Esta escala consta de 15 ítems que evalúan los conflictos
familiares mediante una escala tipo Likert (que va de 0 a 3, 0 ser nunca, y 3
siempre; por ejemplo, "En general, no creo que nos llevamos bien"), y
la ausencia de conflictos en las relaciones familiares (que va de 0 a 3, siendo
0 siempre, y 3 no; por ejemplo, "Ellos tratan de entenderme"). Esta
escala tiene una alta fiabilidad (alfa de Cronbach = 0,892, para la muestra de
centros de delincuentes juveniles y 0.858 para la muestra de la escuela).
Procedimiento
Las
escalas de este estudio están integrados en el protocolo VRAI (Gómez-Fraguela
et al., 2011), que se utiliza para obtener información de los profesionales de
cada centro y de los juveniles a sí mismos utilizando una escala de autoinforme
que consta de 26 factores de riesgo relacionados a problemas de comportamiento,
ya sea individual (por ejemplo, la impulsividad, la violencia colaborar en la
intervención, actitudes condonar) o social (por ejemplo, las prácticas
parentales inadecuadas, el rechazo por el grupo de pares, falta de ajuste a la
escuela / trabajo) y 5 factores de protección (por ejemplo, de resiliencia , el
uso saludable del tiempo libre, y hábitos de ocio). Este protocolo da prioridad
a los factores de riesgo dinámicos sobre la influencia de las relaciones
interpersonales (por ejemplo, los grupos de pares y familiares) y las
características individuales susceptibles de cambiar.
Este
estudio cumplió con los estándares éticos imperantes. En primer lugar, el
estudio fue presentado a los equipos directivos de los centros para
delincuentes juveniles y el cuerpo de la escuela de gobierno de cada escuela
para explicar los objetivos del estudio, y para solicitar su colaboración. Por
otra parte, se obtuvo el consentimiento de todos los padres o tutores legales
en todas las escuelas que participaron en el estudio. A partir de entonces, los
jóvenes se presentaron el estudio e informó que la participación era voluntaria
y que sus datos se mantendría anónima y confidencial.
El
siguiente paso fue la recopilación de datos de los menores mediante un
procedimiento para diferenciar las dos muestras de sujetos. Para los menores en
los centros de delincuentes, se utilizó una versión electrónica de la VRAI. El
personal técnico en los centros de delincuentes accede al protocolo electrónico
para personalizar cada tecla con el fin de garantizar la confidencialidad de
los datos. Los jóvenes utilizan la misma clave para responder a los
auto-informes.
Para
la muestra de la escuela, los estudiantes se aplicaron colectivamente la VRAI
en formato de papel durante su horario escolar. Para mayor anonimato
salvaguardia y la confidencialidad, los estudiantes fueron instruidos para
hacer su propia clave personal y la escribiré en cada artículo de la
auto-informe.
Análisis
de los datos
Los
datos fueron analizados mediante el paquete estadístico SPSS. En primer lugar,
se analizaron las estadísticas descriptivas y varianza grupo (centros de
delincuentes juveniles y escuelas). A continuación, un análisis de correlación
se realizó entre las variables de comportamiento antisocial, vigilancia de los
padres, apoyo a la familia, los conflictos familiares y amigos desviados. A
partir de entonces, se utilizó el programa de software AMOS para estimar dos
modelos de ecuaciones estructurales. En el primer modelo de ecuaciones
estructurales se introdujeron las relaciones directas de las variables de la
familia y grupo de amigos a la conducta antisocial (modelo directo) y en el segundo
modelo, tanto la directa y las relaciones indirectas de las variables de la
familia a la conducta antisocial mediada por el grupo de amigos antisociales
(modelo de mediación) se introdujeron.
Los
datos fueron analizados utilizando el paquete de software estadístico SPSS. En
primer lugar, se analizaron las estadísticas descriptivas y varianza grupo (los
centros para delincuentes juveniles y escuelas). A continuación, un análisis de
correlación se llevó a cabo entre las variables de comportamiento antisocial,
vigilancia de los padres, apoyo a la familia, conflictos familiares, amigos y
desviadas.
A partir de entonces, se utilizó el programa de software AMOS para
estimar dos modelos de ecuaciones estructurales. En el primer modelo de
ecuaciones estructurales que se introdujeron las relaciones directas de las
variables de la familia y grupo de amigos a un comportamiento antisocial
(modelo directo) y en el segundo modelo, tanto la directa y las relaciones
indirectas de las variables familiares a un comportamiento antisocial mediada
por el grupo de amigos antisociales (modelo de mediación) se introdujeron.
El
método ADF (Asintóticamente-Distribución libre criterio) se utilizó para
estimar estos modelos debido a la falta de normalidad multivariante ( Brown,
2006 ).
En línea con las recomendaciones de Hu y Bentler (1999) , se utilizaron
los siguientes índices de bondad de ajuste de los modelos: el tradicional χ 2 /
DF , el RMSEA y el SRMR.
Se han considerado los criterios para un ajuste óptimo
χ 2 / DF<2-3 .08="" .10="" 1999="" 2014="" 2="" a="" aceptable="" ajuste="" arce="" bentler="" df="" entre="" fari="" hu="" nbsp="" novo="" o="" para="" razonable="" rmsea="" span="" srmr="" un="" velasco="" y="">2-3>
Por último, para evitar exceder los 30 indicadores
en los modelos de ecuaciones estructurales estimados ( Bentler y Chou, 1987;
West, Finch, y Curran, 1995 ), los puntos de la escala escala de apoyo familiar
y los conflictos familiares se agruparon. A medida que estas escalas son
unifactorial, los elementos agrupados fueron distribuidos al azar, lo que
resulta en cuatro grupos con tres puntos cada uno para el apoyo y cinco grupos
con tres puntos cada uno para los conflictos. Para garantizar la agrupación
había sido adecuada, la consistencia interna de los ítems de la escala se
contrastaron con los objetos agrupados para confirmar que ambos eran similares.
Resultados
En
términos descriptivos (véase el cuadro 1), los menores en los centros de
delincuentes informaron comportamiento más antisocial, más lazos con amigos
desviados, y perciben más una atmósfera de conflicto familiar que los
estudiantes en la escuela, con diferencias significativas se observaron entre
los dos grupos. Por otra parte, los jóvenes de las escuelas reportaron mayores
niveles de vigilancia de los padres con respecto a los menores en los centros
de delincuentes, con diferencias significativas entre ambos grupos. No se
observaron diferencias significativas entre ambos grupos en el apoyo familiar
percibido.
Tabla 1. Resultados descriptivos de las variables en el total de la muestra y para cada submuestra
Un
análisis de correlación realizado por separado para la muestra de los menores
en los centros de delincuentes y otro para la muestra de los juveniles de las
escuelas reveló que las correlaciones fueron en la misma dirección y de una
fuerza similar en ambas muestras (véase la Tabla 2). En ambas muestras, tener
amigos delincuentes, es decir, enlaces a un grupo de pares desviados, fue
fuertemente significativamente relacionada con auto-informes de la conducta
antisocial. Los conflictos familiares se asoció significativamente en ambas
muestras a la conducta antisocial. Por otra parte, tanto la vigilancia familiar
y apoyo a la familia se asociaron significativamente negativamente al
comportamiento antisocial.
Tabla
2. Resultados del análisis de correlación entre las variables para los
menores en los centros de delincuentes, y los estudiantes en las escuelas
Nota.
Los valores de muestra School aparecen entre paréntesis. * P <0 .05="" o:p="" p="">0>
En
cuanto a los patrones de relaciones entre amigos delincuentes y las variables
de la familia, todos los menores con un grupo de pares desviados de amigos
fueron significativamente relacionado negativamente con la presencia de
vigilancia de los padres y positivamente con los conflictos familiares. En el
caso del apoyo a la familia, la relación negativa a los vínculos con un grupo
de pares delincuentes sólo fue significativa en los jóvenes de las escuelas.
Además,
se encontró que las variables de la familia en ambas muestras a ser
significativamente relacionados entre sí. Seguimiento y apoyo se asociaron
positivamente y ambas variables se asociaron negativamente con conflictos
familiares, con una particularmente fuerte relación negativa entre el conflicto
familiar y apoyo familiar.
Para
evaluar las diferencias significativas entre las correlaciones de ambas
muestras se realizó la transformación Z de Fisher (Guilford y Fruchter, 1984),
sin diferencias significativas entre los coeficientes de correlación de los
menores de los centros de delincuentes y estudiantes de las escuelas.
Para
medir los efectos de la mediación de la relación con los amigos antisociales en
la relación de las variables de la familia y la conducta antisocial para la
muestra total, se analizaron dos modelos de ecuaciones estructurales (un modelo
de relaciones directas, y un modelo de relaciones mediadas) con un ajuste
aceptable (ver Tabla 3). Además, el modelo de relaciones mediadas tenía un
índice más adecuada en forma, con diferencias significativas entre los dos
modelos, X 2 (3, N = 616) = 179,68, p <0 o:p="">0>
Tabla
3. índices de los modelos de ecuaciones estructurales de bondad de ajuste
Las
relaciones entre las variables del modelo de mediación (ver Figura 1)
explicaron el 32% de la varianza asociada a los vínculos con compañeros
antisociales y 62% de la varianza de la conducta antisocial juvenil. Por otra
parte, se encontraron los siguientes resultados significativos: las tres
variables familiares se asociaron significativamente entre sí; vigilancia de
los padres fue significativamente, relaciona negativamente con amigos
antisociales y conducta antisocial; y vínculos con un grupo antisocial se
relacionaron significativamente con la expresión de la conducta antisocial.
Para los conflictos familiares y el apoyo familiar no había ni asociaciones
significativas con un grupo de amigos antisociales ni con el comportamiento
antisocial. Por lo tanto, la supervisión de los padres fue la única variable de
la familia que se relacionó significativamente con vínculos con un grupo de
amigos antisociales y la expresión de la conducta antisocial juvenil.
Figura
1. Modelo de los efectos de la familia en el comportamiento antisocial mediada
por la influencia de
los compañeros antisociales.
Nota.
El modelo muestra los coeficientes de determinación, los coeficientes
estructurales,
y
la regresión estandarizado coeficientes
para cada variable. *** p <0 span="">0>
Los
efectos directos e indirectos de las variables familiares sobre el
comportamiento antisocial juvenil se muestran en la Tabla 4, los efectos
totales de la suma de estas dos variables. Aunque se observaron efectos
indirectos de las variables familiares sobre el comportamiento antisocial a
través de lazos con compañeros antisociales, solamente los efectos de la
vigilancia de los padres fueron significativas. Vale la pena señalar que los
efectos totales de vigilancia de los padres sobre la conducta antisocial
juvenil (β 2 = -.62), casi la mitad fueron a través de la influencia del grupo
de pares (β 2 = -.30).
Tabla
4. Efectos totales y la estandarizada directos e indirectos efectos
de las variables de la familia en la conducta antisocial
Discusión
El
objetivo de este estudio fue evaluar los efectos indirectos de las variables
familiares y los lazos con sus pares desviados en la conducta antisocial de
menores. En línea con las directrices metodológicas del método de MacArthur
(Kraemer et al, 2008;.. Kraemer et al, 2001), este estudio evaluó los efectos
mediados. De los resultados obtenidos en este estudio las siguientes
conclusiones pueden extraerse, que son consistentes con la literatura y los
hallazgos empíricos anteriores.
En
primer lugar, el análisis de correlación se encontró que la presencia de
conflictos familiares y la falta de apoyo familiar y la vigilancia de los
padres fueron factores de riesgo significativos para la expresión de la
conducta antisocial juvenil, que estaba de acuerdo con estudios previos
(Derzon, 2010; Johnson, Giordano, Manning, y Longmore, 2011), con la supervisión
de ser la variable de la familia más fuertemente asociado al comportamiento
antisocial juvenil. Sin embargo, modelos de ecuaciones estructurales reveló
sólo la ausencia de vigilancia de los padres es un factor de riesgo
significativo de la conducta antisocial juvenil.
En
segundo lugar, vínculos con un grupo de compañeros delincuentes se relacionaron
significativamente con la conducta antisocial, tanto a nivel bivariado y
multivariado: cuanto más la conducta desviada en el grupo de pares, mayor será
la probabilidad de que la conducta antisocial juvenil. Al igual que en estudios
previos (Dishion et al., 2010), el grupo de amigos en este estudio fue un
poderoso factor de riesgo para este tipo de comportamiento problemático.
En
tercer lugar, los efectos de mediación de vigilancia de los padres sobre la
conducta antisocial a través de lazos con compañeros antisociales fueron
significativas, que estuvo de acuerdo con los hallazgos de otros estudios
(Haggerty et al., 2013). Como las tres variables familiares analizadas fueron
fuertemente relacionados y otros autores sugirieron (Kerr, Stattin, y Özdemir,
2012), podría ser posible que los efectos de los conflictos familiares y el
apoyo familiar en el comportamiento antisocial ejercerán a través de su
asociación con la supervisión de los padres. En otras palabras, el conflicto
familiar y apoyo podrían influir en la conducta antisocial mediada por el nivel
de vigilancia de los padres, una variable que a su vez tuvo efectos sobre la
conducta antisocial mediada a través de lazos con compañeros antisociales.
Estos resultados resaltan la importancia de tomar en cuenta en otros estudios
de este tipo de efectos indirectos en el análisis de las relaciones entre las
variables que intervienen en el desarrollo de problemas de comportamiento en
los juveniles.
Además,
los efectos de mediación encontrados en este estudio apoyan la hipótesis de
selección. En este estudio, ciertas características de la familia (ausencia de
vigilancia de los padres) facilitaron los lazos con amigos juveniles
antisociales y éstos, a su vez, facilitaron el desarrollo de la conducta
problema.
Las
implicaciones prácticas de estos resultados son de especial importancia para la
gestión de la prevención y el riesgo de los menores delincuentes. En primer
lugar, teniendo en cuenta que la tendencia natural para el desarrollo de la
conducta antisocial en los jóvenes de contextos sociales de alto riesgo es por
su comportamiento se convierta en crónica si no detenido por intervención
(Arce, Seijo, Fariña, y Mohamed-Mohand, 2010) y que variables familiares tienen
una influencia significativa en la expresión de la conducta problemática desde
las primeras etapas de desarrollo (Romero, Villar, Luengo, Gómez-Fraguela, y
Robles, 2013), hay una necesidad de la intervención temprana en contextos
familiares específicas para prevenir el desarrollo de la conducta antisocial y
delictiva se incruste. En particular, ya que este estudio ha encontrado una
implicación de las variables de la familia en el desarrollo de otros factores
de riesgo fuertemente relacionados con el comportamiento antisocial como
vínculos con sus pares desviados. En segundo lugar, este subrayó la necesidad
de una intervención temprana en los contextos de la familia con el fin de
amortiguar la influencia de los amigos antisociales y, a su vez, para
garantizar las medidas preventivas son tanto directa como indirectamente
eficaz. Directamente, al influir en este contexto de la socialización primaria,
es decir, a través de empoderar a los padres con las habilidades de crianza
efectivos para ser ejercido desde la más temprana edad de desarrollo vital para
impedir la expresión de los problemas de comportamiento que pueden conducir
finalmente a antisociales de menores y la conducta delictiva. Indirectamente, a
través de la intervención temprana en el contexto familiar para reducir el
riesgo de las relaciones con los compañeros desviados y comportamientos
problemáticos en una edad posterior, y así amortiguar este potente predictor
del desarrollo de la conducta antisocial y delincuente juvenil.
Por
último, este estudio tiene varias limitaciones que pueden ser superadas por
nuevas investigaciones. En primer lugar, la limitación más importante se
refiere a la propia diseño experimental. El análisis de las variables
utilizando un diseño transversal no permite la extracción de conclusiones
casuales, lo que subraya la necesidad de analizar estas variables utilizando un
diseño longitudinal para proveer datos concluyentes sobre los efectos de
mediación y sobre la influencia y la selección de hipótesis. Otra limitación se
refiere a la validez de las escalas acortados utilizados en este estudio. Como
Smith, McCarthy, y Anderson (2000) han señalado, las versiones abreviadas de
los instrumentos originales usados ampliamente en la investigación
normalmente adoptar los índices de validez de las escalas completo, lo cual es
insuficiente, por lo que subraya la necesidad de análisis específicos para
adaptarse y improve the levels of validity and reliability of these shortened
versions.
Conflicto
de intereses
Los
autores de este artículo declaran no tener conflicto de intereses.
1
En este estudio de la mediación término se utiliza en el sentido estadístico y
metodológico empleado por Baron y Kenny en 1986 (ver Referencias).
2
En pocas palabras, para el correcto análisis de los efectos moderadores, la
variable considerada como el moderador debe preceder en el tiempo la variable
independiente, estas variables debe ser independiente (no correlacionada), y
debe haber una interacción significativa entre ellos en la regresión lineal .
En cuanto a los efectos de mediación, la variable independiente debe preceder
en el tiempo la variable considerado como el mediador, estas variables deben
ser correlacionado, y bajo estas circunstancias una interacción entre las
variables en la regresión lineal se considera indicativa de la mediación.
Este estudio fue financiado por la Subdirección General de Proyectos de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España) con la Beca de Investigación: PSI2011-29704-C03-01.
Este estudio fue financiado por la Subdirección General de Proyectos de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España) con la Beca de Investigación: PSI2011-29704-C03-01.
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Correspondencia:
Departamento
de Psicología Clínica y Psicobiologia.
Universidad
de Santiago de Compostela.
C
/ Xosé María Suárez Núñez, s / n.
Campus
Sur. 15782
Santiago
de Compostela, A Coruña, A España.
E-mail:
xa.gomez.fraguela@usc.es
(JA
Gómez-Fraguela).
Recibido:
25 de junio 2014
recibido
en forma revisada 31 de octubre 2014
Aceptado:
04 de noviembre 2014
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