El
objetivo de este estudio fue evaluar los efectos de las variables relacionadas
con el funcionamiento de la familia (vigilancia de los padres, el apoyo
familiar y los conflictos familiares) en la conducta antisocial de menores, ya
sea directamente o indirectamente a través de la elección de amigos desviados.
Así, la muestra estuvo constituida por 764 adolescentes de la Comunidad
Autónoma de Galicia (España), de los centros de delincuentes juveniles (edad
media = 17,12, 87,4% varones) y los estudiantes de las escuelas locales (media
de edad = 16.06, 45.5% hombres). Las escalas de valoracion del Riesgo en
Adolescentes Infractores [del menor infractor Evaluación de Riesgos] en la
vigilancia de los padres, conflictos familiares, apoyo a la familia, grupo de
pares antisociales, y la conducta antisocial, se aplicaron. Los resultados del
modelo de ecuaciones estructurales mostró un mejor ajuste del modelo de
mediación. Los resultados se discuten en términos de sus implicaciones para la
prevención, evaluación de riesgos y la gestión de los menores infractores.
Palabras
clave: Juvenil. Comportamiento antisocial. Supervisión de los padres. Los
conflictos familiares. Apoyo familiar. Grupo de pares. Efectos de mediación.
ABSTRACT
The
aim of this study was to assess the effects of the variables related to family
functioning (parental monitoring, family support, and family conflict) on juvenile
antisocial behavior either directly or indirectly through the choice of deviant
friends. Thus, the sample consisted of 764 adolescents from the Autonomous
Community of Galicia (Spain), from juvenile offender centres (mean age = 17.12,
87.4% males) and students from local schools (mean age = 16.06, 45.5% males).
The scales of Valoración del Riesgo en Adolescentes Infractores [Juvenile
Offenders Risk Assessment] on parental monitoring, family conflict, family
support, antisocial peer group, and antisocial behavior, were applied. The
results of structural equation modelling showed a better fit of the mediation
model. The results are discussed in terms of their implications for the
prevention, risk assessment, and management of juvenile offenders.
Key
words: Juvenile. Antisocial behavior. Parental monitoring. Family conflict.
Family support. Peer group. Mediational effects.
La
investigación sobre los factores de riesgo asociados al comportamiento
antisocial y delincuente juvenil ha tendido a centrarse en variables relacionadas
con la familia o grupo de pares. La importancia atribuida a estas variables
psicosociales radica en su importancia para el proceso de desarrollo del niño y
la socialización, y su papel crucial en la internalización de actitudes y la
adquisición de conductas, la familia es el contexto de la referencia en la
infancia y el grupo de amigos en la adolescencia (Andrews & Bonta, 2010;
Granic y Patterson, 2006). Por lo tanto, los aspectos funcionales de la familia
y del grupo de pares han sido dos de los factores de riesgo empíricamente que
correlacionan más fuertemente al desarrollo de problemas de comportamiento
(Dahlberg y Simon, 2006). Por otra parte, la naturaleza dinámica de estas
variables permite que puedan ser modificados fácilmente a través de las
intervenciones (Andrews y Bonta, 2010), cuyo objetivo es prevenir y proteger a
las personas desde el desarrollo de la conducta problema. Por lo tanto, este
estudio evaluó estas variables en una población juvenil española.
Desde
la década de los años 1950, numerosos estudios han examinado el contexto
familiar como un factor de riesgo para el comportamiento antisocial y
delincuente juvenil. Hoeve et al. (2009) meta-análisis, que integra los
resultados de cientos de estudios publicados 1950-2007, confirmó la influencia
directa de las variables familiares sobre la conducta desviada de menores.
Además, esta revisión de la literatura reveló que las variables más relevantes
están relacionados con el apoyo familiar y la supervisión de los padres. En
relación con el apoyo, el cariño y la comprensión de los padres se asoció
negativamente con la expresión de la conducta delictiva, mientras que la
negligencia de los padres y el rechazo de los padres o la hostilidad hacia los
niños se relacionan positivamente con este tipo de comportamiento. En cuanto a
la vigilancia de los padres, controlar el comportamiento y conocer las
actividades y el paradero de los niños se asoció negativamente a la
participación en actividades antisociales, mientras que el control psicológico y
disciplina de los padres inconsistentes se relacionaron positivamente con la
conducta antisocial. En resumen, los estilos de crianza y habilidades eran un
poderoso factor para predecir el desarrollo de la conducta antisocial y
delictiva.
Al
mismo tiempo, en paralelo a la investigación sobre el ambiente familiar, una
línea alternativa de la investigación ha tratado de examinar la influencia del
grupo de iguales, con los resultados sobre los factores de riesgo de conducta
antisocial juvenil siendo un poco más consistente: los adolescentes que
participan en conductas desviadas tienen amigos que cometer actos desviados.
Así, varios estudios han corroborado una intensa correlación positiva entre
amigos delincuentes juveniles y la actividad delincuente juvenil (Lonardo,
Giordano, Longmore, y Manning, 2009; Moreira y Mirón, 2013).
Se
han propuesto varias hipótesis para dilucidar el efecto del grupo de iguales en
el comportamiento antisocial.La hipótesis tradicional, o hipótesis de
socialización, basado en la teoría sociológica convencional, modelos
psicosociales de la teoría de la asociación diferencial (Sutherland, 1939), y
el aprendizaje social (Akers, 1977) sostiene que la asociación con sus
compañeros desviados, y en el grupo a su vez influencia, fomentar el desarrollo
de actitudes antisociales de menores y conducta. Una hipótesis complementaria
alternativa, comúnmente conocida como la hipótesis de la selección, se basa en
supuestos tales como el modelo de la coerción de Patterson, Reid, y Dishion
(1992), que afirma que las personas con ciertos comportamientos problemáticos
anterior y actitudes selectos amigos y personas con características similares
(Luengo, Gómez-Fraguela, Garra, Romero, y Lence, 1999).
Los
resultados obtenidos en las pruebas de estudios empíricos cualquiera o ambas
hipótesis son inconsistentes.Un número de estudios han encontrado datos que
apoyan el proceso de socialización (Rodríguez, 2011), otros han encontrado el
apoyo al proceso de selección (Kemp, Scholte, Overbeek, y Engels, 2006), mientras
que todavía otros autores proponen la existencia tanto de la selección y
proceso de socialización (Burk, van der Vorst, Kerr, y Stattin, 2012). La
suposición de que ambos procesos juegan un papel complementario en el
desarrollo de la conducta antisocial es consistente con los hallazgos de
estudios longitudinales (Dishion, Veronneau, y Myers, 2010).
Cualquiera
de las hipótesis anteriores se puede entender en términos de los efectos
directos e indirectos de las variables específicas sobre el comportamiento de
los adolescentes. En el primero, la hipótesis de socialización refleja los
efectos directos de la relación del menor con sus compañeros antisociales en el
desarrollo de la conducta problemática. En comparación, la hipótesis de
selección puede ser entendida como un proceso de mediación 1, en el que
ciertas características de la adolescencia (personalidad, familiares, sociales,
etc.) influyen indirectamente el desarrollo de la conducta antisocial, que se
facilita a través del enlace a un grupo de pares desviados . Esta hipótesis
coincide con la noción de la evaluación del riesgo que implica la interrelación
de los factores de riesgo, es decir, los diferentes factores asociados a un
comportamiento específico no actúan de forma independiente, pero influyen mutuamente
(Barraca y Artola, 2006; Luengo, Gómez-Fraguela et al ., 1999).
Esto
puede explicar el aumento en las últimas dos décadas de investigación sobre los
efectos indirectos de ciertas variables, en particular de la familia y de
grupo, en la conducta antisocial de menores. Estudios recientes han corroborado
la existencia de estos efectos indirectos, con algunos estudios que informan de
los efectos de la mediación, mientras que otros han encontrado efectos
moderadores. En cuanto a los estudios sobre los efectos de mediación, Haggerty,
Skinner, McGlynn-Wright, Catalano y Crutchfield (2013) encontró habilidades
parentales (supervisión, apoyo y disciplina) no fueron significativamente
directamente relacionada con juveniles comportamiento violento, sino habilidades
parentales fueron negativamente relacionado con el vínculo con sus compañeros
antisociales, ya su vez esta predijo la expresión de la conducta violenta. Por
lo tanto, las habilidades parentales influenciados indirectamente conducta
desviada por la mediación del grupo de pares. Del mismo modo, Criss, Shaw,
Moilanen, Hitchings y Ingoldsby (2009) encontró la influencia inhibidora de
apoyo de los padres sobre la conducta antisocial fue parcialmente mediada por
grupo de pares aceptación del menor.
En
cuanto a los estudios sobre los efectos moderadores, Snyder, Schrepferman,
Bullard, McEachern, y Patterson (2012) encontró que los niños de padres con
pobres habilidades educativas tenían niveles más altos de comportamiento
problemático si tenían vínculos con un grupo de pares desviados, mientras que
para los padres buenas habilidades de los padres, tener amigos desviados no
aumentan el riesgo de comportamiento problemático. Otros autores han encontrado
que los menores con fuertes vínculos con un grupo de amigos antisociales tenían
niveles más altos de comportamiento problemático cuando los padres tenían
habilidades educativos deficientes; por el contrario, los menores no vinculados
a un grupo de pares desviados exhibieron ningún comportamiento problemático, independientemente
de las habilidades parentales (Trudeau, Mason, Randall, Spoth, y Ralston,
2012).
No
obstante lo anterior, los resultados de los efectos indirectos no están de
acuerdo con los hallazgos de otros estudios. Por ejemplo, De Kemp, Scholte,
Overbeek, y Engels (2006) no logró encontrar los efectos moderadores esperados
de las variables familiares sobre la relación entre los enlaces a sus pares
desviados y la expresión de la conducta antisocial. En este estudio, los
niveles de vigilancia de los padres, el apoyo de los padres, y el control
psicológico no median significativamente la influencia del grupo de pares en la
conducta desviada.
Esta
inconsistencia en los resultados puede deberse a la variabilidad en los
factores de riesgo en evaluación y las diferencias en los paradigmas
metodológicos. De acuerdo con el procedimiento propuesto en el método de la
MacArthur (Kraemer, Kiernan, Essex, y Kupfer, 2008; Kraemer, Stice, Kazdin,
Offord, y Kupfer, 2001), que es una reformulación de Baron y Kenny (1986) método
estándar para el análisis la influencia de terceras variables, ciertos
criterios metodológicos 2 Se requiere que los estudios de moderación y
mediación no siempre cumplen.El criterio más que afecta a estos estudios se
refiere a la independencia de las variables en el análisis de la moderación. En
otras palabras, de acuerdo con este método, la variable independiente y la
variable moderado deben tener ninguna relación entre sí. Dado que los estudios
empíricos han demostrado una relación significativa entre el contexto familiar
y los factores de riesgo del grupo de pares, el análisis de los efectos entre
estas variables moderar era injustificada. Por esta razón, este estudio se
centró en el análisis de los efectos de mediación.