Esta revisión debería citarse como: Fisher, H, Gardner FEM, Montgomery P. Intervenciones cognitivoconductuales para prevenir la participación de niños y jóvenes (7 a 16 años) en pandillas (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.). |
RESUMEN EN TÉRMINOS SENCILLOS |
La investigación indica que los jóvenes que se incorporan a pandillas tienen mayor probabilidad de participar en la delincuencia y el crimen, en delitos particularmente serios y violentos, en comparación con los jóvenes que no participan de pandillas y jóvenes que no se incorporan a pandillas delincuentes. La investigación también ha encontrado que tanto los jóvenes delincuentes como los jóvenes que se incorporan a las pandillas, a menudo muestran un rango de sentimientos, creencias y pensamientos negativos, comparados con los pares no delincuentes. Las intervenciones cognitivoconductuales, diseñadas para solucionar estos déficits, han tenido una repercusión positiva sobre varios trastornos conductuales y psicológicos entre niños y jóvenes. Esta revisión sistemática fue diseñada para evaluar la efectividad de estas intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de la participación de jóvenes en pandillas. Una estrategia de búsqueda de tres partes no encontró ningún ensayo controlado aleatorio o ensayos controlados cuasialeatorios con la efectividad de las intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de pandillas; cuatro estudios excluidos que examinaban la repercusión del Gang Resistance Education and Training (GREAT) fueron de una calidad demasiado pobre para ser incluidos en el análisis. Por lo tanto, las únicas conclusiones posibles de esta revisión son la necesidad urgente de evaluaciones primarias adicionales de intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de pandillas, y la importancia de los altos estándares requeridos en la investigación realizada para proporcionar resultados significativos que puedan guiar a futuros programas y políticas.
ANTECEDENTES |
Definición de pandilla juvenil
No hay una definición unánime aceptada de pandilla juvenil, reflejando la realidad de que no hay un modelo universal de pandilla juvenil. Sin embargo, existen varias características que distinguen habitualmente a las pandillas juveniles de otros grupos de jóvenes o grupos criminales organizados, principalmente: participación en la actividad criminal, involucrándose habitualmente en un rango de delitos penales; y proyección de una identidad compartida, a través de nombres, símbolos, colores, o asociación con un territorio físico o económico (Huff 1993; Spergel 1993; Spergel 1994; Howell 1998; Esbensen 2000; White 2002; OJJDP 2004; Carlsson 2005). La mayoría de las definiciones de pandillas juveniles se refieren en cierta manera a estas dos características, pero también a menudo incluyen características específicas de grupo o estructuras organizacionales de pandillas que varían entre las regiones. La mayoría de los miembros de pandillas de los Estados Unidos y de otros países del mundo son adolescentes con una edad máxima de reclutamiento en las pandillas y con un aumento en la participación criminal entre los 11 y 15 años en los Estados Unidos (Kodluboy 1993; Huff 1998; Hill 2001; OJJDP 2004). Encuestas realizadas en los Estados Unidos también indican que la mayoría de los miembros de las pandillas pertenecen a minorías étnicas o raciales, predominantemente hispana y negro/afroestadounidense y la gran mayoría son varones, aunque el porcentaje de miembros de pandillas no pertenecientes a minorías y miembros femeninos varía de manera significativa según el tipo de jurisdicción y también entre el autoinforme y los datos de la policía (Moore 1998; Moore 1999; Egley 2000; Egley 2006; Snyder 2006). La definición de pandilla utilizada en esta revisión, basada en la de los Eurogang Program of Research y de la Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention (OJJDP 2004), está destinada a ordenar esta diversidad de pandillas, aunque reconoce sus atributos generales comunes. Una pandilla juvenil se define como “cualquier grupo juvenil duradero, adaptado a la calle cuya participación en la actividad ilegal forma parte de su identidad de grupo”(Esbensen 2005), con la exclusión de pandillas de prisión, pandillas ideológicas, grupos racistas y pandillas de motocicleta (Huff 1993; Howell 1998).
Prevalencia internacional de las pandillas juveniles
La mayoría de la investigación de pandillas juveniles se realizó en los Estados Unidos, donde el número de pandillas activas llegó al máximo a mediados de la década del noventa, con más de 30 000 pandillas y 840 000 miembros de pandillas en toda la nación (Moore 1998; Snyder 2006). Los datos más recientes calculan que hay cerca de 24 000 pandillas y 760 000 miembros de pandillas activos en los Estados Unidos (Snyder 2006). En el ámbito internacional, la investigación de pandillas recién ha empezado, pero se han identificado pandillas callejeras o lo que a veces se llama “grupos de jóvenes problemáticos” (Decker 2005) en países desarrollados y en vías de desarrollo de América del Sur, Europa, Asia y África (Covey 2003; Carlsson 2005; Decker 2005; Papachristos 2005; Klein 2006). Exámenes preliminares han llegado a la conclusión de que las pandillas juveniles en varios de estos países reflejan la naturaleza, el patrón de aparición y la conducta de las pandillas callejeras estadounidenses más ampliamente estudiadas (Klein 1995).
Teorías cognitivoconductuales de la delincuencia
La investigación indica que los niños y jóvenes delincuentes a menudo muestran un rango de procesos sociocognitivos deficientes o distorsionados en comparación con sus eauivalentes no delincuentes, como la percepción de los mensajes sociales (codificación y representación), la selección de soluciones para los dilemas sociales, el manejo de la agresión, el autocontrol, el locus de control, la planificación a largo plazo, las expectativas de resultado, la autopercepción, la empatía y la asunción de un rol y el razonamiento moral (Gibbs 1993; Goldstein 1993; Hollin 1993; Lochman 1994; Lipsey 2006). El desarrollo cognitivo puede empezar a influir en la capacidad de controlar la conducta social ya en los dos primeros años de vida (Wasserman 2003) y la investigación reveló que diferentes tipos de distorsiones sociocognitivas pueden contribuir a la varianza entre grupos de niños medianamente violentos y agresivos (Lochman 1994). Varios déficits o distorsiones sociocognitivas también han sido identificados como factores de riesgo para la participación en pandillas juveniles, como la ausencia de habilidades de rechazo, las incapacidades sociales, las actitudes anómalas, un criterio fatalista del mundo y las actitudes positivas hacia la conducta antisocial o la participación de la pandilla (Howell 1998; Maxson 1998; Hill 1999;OJJDP 2004). Algunas teorías de la participación en las pandillas juveniles resaltan estos mecanismos cognitivos y otro riesgo individual o factores protectores, aunque otros adoptan un enfoque macro, basándose en la desorganización social, el control social, o la teoría de la tensión.
Intervenciones cognitivoconductuales
Las intervenciones cognitivoconductuales están diseñadas para solucionar estos déficits cognitivos y los patrones de aprendizaje y así reducir la conducta inadaptada o disfuncional (Connor 2002; DOH 2001; Farrington 2002; Lipsey 2006; Turner 2007). Son enfoques basados en habilidades que combinan las terapias conductuales y cognitivas, de las teorías cognitivas y de aprendizaje, de la delincuencia y del cambio en la conducta (DOH 2001). Algunas técnicas comunes incluyen el tratamiento de la ira, la empatía, la toma de perspectiva social, el pensamiento lateral, el pensamiento crítico, la solución de problemas, el autocontrol, la autodidáctica, el desarrollo de aptitudes para la vida, la fijación de metas, el razonamiento moral, el procesamiento de la información social, y entrenamiento en habilidades sociales (Gibbs 1993; Goldstein 1993; Hollin 1993; Ribisl 1993; Stephens 1993; McGuire 2000; Connor 2002; Farrington 2002;Andreassen 2006; Lipsey 2006). Además, las intervenciones cognitivoconductuales a menudo incluyen representación o práctica en situaciones reales para consolidar nuevas habilidades y procesos cognitivos y pueden combinarse con otras estrategias de intervención, como las intervenciones recreativas o tutorías, en programas de prevención o intervención multifactoriales (Connor 2002; Lipsey 2006).
La investigación indica que las intervenciones cognitivoconductuales pueden reducir la conducta delincuente y antisocial entre niños y jóvenes (Connor 2002; Farrington 2002). En varios metanálisis, se ha observado que los programas cognitivoconductuales son efectivos en la reducción de la reincidencia de delincuentes juveniles y adultos (Lipsey 2001; Pearson 2002; Landenberger 2005; Wilson 2005). Además, la investigación en los últimos 20 años ha indicado que los programas cognitivoconductuales pueden producir resultados positivos para varios trastornos conductuales y psicológicos (DOH 2001; Andreassen 2006; Turner 2007).
Potencial de las intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de pandillas
Las intervenciones cognitivoconductuales también pueden ser efectivas en la prevención de la participación en pandillas juveniles. Tal adaptación de una estrategia de prevención de delincuencia a la prevención de pandillas se apoyó en la superposición entre varios factores de riesgo identificados para la delincuencia y para la participación en las pandillas, particularmente, los atributos socio-cognitivos (Howell 1998; Maxson 1998; Hill 1999; OJJDP 2004). La participación previa en la delincuencia, la conducta problemática o la violencia también han sido identificados como una variable predictiva sólida de la participación posterior en pandillas juveniles en los análisis longitudinales (ibid); es posible que al reducir la conducta delincuente, las intervenciones cognitivoconductuales puedan tener un efecto de arrastre y reducir la participación en pandillas o puedan repercutir en la participación en las pandillas juveniles, independientemente de cualquier influencia en la delincuencia. Finalmente, la efectividad demostrada de las intervenciones cognitivoconductuales para la reducción de la conducta problemática afianzada indica el poder potencial del modelo cognitivoconductual de cambio de conducta que pueda aplicarse a la prevención de pandillas juveniles.
Los estudios de los estadios del desarrollo de los jóvenes y de la participación en pandillas indican que las intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de pandillas pueden tener mayor posibilidad de efectividad cuando se administran en la segunda infancia y la adolescencia temprana, aproximadamente entre los siete y 16 años. Éste es el período cuando los jóvenes demuestran niveles descendentes de supervisión por los padres y mayor independencia en la comunidad (Dishion 1999). Incluye el período de infancia media, cuando la influencia de los pares empieza a destacarse y se comienza a desarrollar la conducta anómala de los pares, que parece ser un precursor de la participación en pandillas juveniles (Howell 1998; Maxson 1998; Hill 1999; OJJDP 2004). Es en estos estadios iniciales de grupos de pares y desarrollo de pandillas, cuando los jóvenes pueden estar más receptivos a los programas de prevención (Kodluboy 1993; Huff 1998; Hill 2001; Connor 2002; OJJDP 2004).
Aunque los resúmenes narrativos de los programas de prevención de pandillas hayan surgido en los últimos 15 años y a pesar de que se hayan realizado metanálisis de intervenciones cognitivoconductuales para la reducción de la reincidencia y de otros problemas conductuales, nunca se había evaluado de manera sistemática la efectividad de las intervenciones cognitivoconductuales para prevenir la participación en pandillas juveniles. Esta revisión procuró abordar esta importante insuficiencia en la base de investigación de la prevención de pandillas y de ese modo, permitir a los médicos y a quienes elaboran las políticas desarrollar intervenciones basadas en pruebas en respuesta a la presencia de pandillas juveniles en su comunidad.
OBJETIVOS |
Evaluar la efectividad de las intervenciones cognitivoconductuales para la prevención de la participación de niños y jóvenes (7 a 16 años) en pandillas juveniles.