RESUMEN
Este estudio analiza el poder predictivo que las variables de Personalidad, el Clima Familiar y la Interacción Familiar tienen en la conducta antisocial. Los instrumentos utilizados han sido el EPQ-J de Eysenck, la Escala de Clima Familiar de Moos et al. y el Inventario de Interacción Familiar (EMBU) de Perris et al. La muestra utilizada consta de 190 jóvenes de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 14 y 17 años, seleccionados aleatoriamente de una población valenciana de estudiantes de BUP. Los análisis estadísticos utilizados han sido el análisis de regresión múltiple y los correspondientes análisis de varianza. Se destaca de los resultados obtenidos el poder que la variable psicoticismo tiene en la predicción de la conducta antisocial.
SUMMARY
This research analizes the predictive power that Personality variables and Family Environment have on antisocial behavior. The tools utilized have been Eysenck's FPQ-J, Moo's and collaborators. The Family Environment Scale and Perris and collaborators Family Interaction Inventory. The utilized samples consists of 190 adolescnets of both sexes between 14 and 17 years of age selected at random from high school students in the Valencian Community. The statistical analysis being utilized have been the múltiple regression analysis and the corresponding analysis of variance. From the results obtained, it is underlined the power that the psychotism variable has on the prediction of antisocial behavior.
1. INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente aquellos investigadores que se han interesado en el análisis de la conducta antisocial han fijado su atención en un amplio rango de variables, y de forma muy especial en los constructos de Personalidad (Eysenck, 1970; 1977). Distintas características de personalidad (extraversión, neuroticismo y psicoticismo), relaciones familiares y factores socioculturales se han relacionado repetidamente con la conducta antisocial en jóvenes y adolescentes. Es bien conocida la tesis de Eysenck (1970) de que los adolescentes tanto neuróticos como extrovertidos tendrán una mayor predisposición a presentar conductas consideradas como socialmente poco adaptadas.
Los resultados obtenidos de estudios en los que se han incorporado las tres variables de personalidad que componen el cuestionario de Eysenck, y la incidencia de éstas en la variable "conducta antisocial" han sido contradictorios (Eysenck, 1977; West & Farrington, 1973), siendo la postura más reconciliadora la propuesta por Lañe en 1983, y en la que se plantea una concepción multifactorial e interactiva, que relaciona diferencias individuales con análisis conductuales y sociológicos.
En los últimos 15 años se ha ido concediendo cada vez mayor importancia a los patrones de interacción familiar en la génesis de conductas problemáticas en niños y adolescentes (Bell, 1968; Bell & Harper, 1977; Henggeler, 1982; Hetherington & Martin, 1979; McCord 1979). Desde esta perspectiva los investigadores se han centrado fundamentalmente en los siguientes dominios de interacción familiar: conflicto, dominancia, afecto, apoyo, cohesión y organización familiar (Musitu et al. 1988). Estos estudios, en general, demuestran que la interacción paterno - filial tiene una importancia trascendental, no sólo en el desarrollo de las funciones cognitivas y emocionales, sino también en el desarrollo de los patrones de personalidad y conducta antisocial. Es pues una preocupación subyacente en estos trabajos la búsqueda del papel modulador que juegan las prácticas educativas parentales y la estructura familiar en la explicación de la génesis de la conducta antisocial (Kandel et al. 1978; Jessor & Jessor, 1977; Lawrence & Vellerman, 1974; Estarelles, 1987; Patterson, 1982; Harbin & Madden, 1983; Gutiérrez, 1988, e t c .
La identificación de los distintos correlatos de la conducta antisocial reflejan la naturaleza multidimensional de la conducta humana, así como las diferentes orientaciones conceptuales de los investigadores. Aunque si bien el interés de gran número de trabajos se centra cada vez más en un punto de vista interpersonal o bidireccional de la conducta antisocial, la evaluación de las características individuales que median en la interacción de estos adolescentes con su entorno familiar y social no deja de ser valiosa, y aunque los distintos correlatos de la conducta antisocial han sido ampliamente evaluados, pocas investigaciones han identificado conjuntamente, analizando sus interacciones, el poder predictivo de estas variables. En este sentido, el propósito del presente estudio es determinar en qué medida las variables de personalidad, clima familiar y de interacción familiar pueden predecir la aparición de comportamientos desadaptados en adolescentes.
2. DISEÑO
MUESTRA. 190 Jóvenes, entre 14 y 17 años, de ambos sexos, el 49.2% varones, y el 50.8% hembras, seleccionados aleatoriamente de una población Valenciana de Estudiantes de BUP. De los 190 jóvenes que componen la muestra total el 31.6 % representó la muestra utilizada en el estudio piloto, mientras que el 68.4 % fue asignada al grupo de validación. Este reparto se realizó de forma aleatoria. Otras características de esta muestra son: a) el número de hijos por familia; y b) el orden del sujeto dentro de la unidad familiar. Respecto al primer apartado se incluyeron un 13 % de familias con un único hijo, 19.3 % de familias con dos hijos, 33.1 % de familias con tres hijos, y 34.6 % de familias con cuatro o más hijos.
Respecto al orden de nacimiento del sujeto se diferenciaron 10 apartados: 1 = Hijo Mayor único : 13 %; 2 = Hijo mayor con otro hermano : 15.4 %; 3 = Hijo mayor de tres o más hermanos : 14.6 %; 4 = Segundo de dos hermanos : 5.4 %; 5 = Segundo de tres hermanos : 12.3 %; 6 = Segundo de cuatro o más hermanos; 7 = Tercero de tres hermanos :12.3 %; 8 = Tercero de cuatro o más hermanos; 9 = Hermano pequeño en familias con cuatro o más hijos; y 10 = Cuarto u orden superior en familias con cinco o más hijos, excluyendo la posibilidad de ser el más pequeño: 3%.
ANÁLISIS PRELIMINARES.
Se realizó un estudio de carácter exploratorio, con una muestra de 60 sujetos. Se tuvieron en cuenta, en principio, cuatro cuestionarios: ASB, de CONDUCTA ANTISOCIAL en jóvenes, de (Allsopp & Feldman), como variable criterio, y como variables independientes :EPQ-J de PERSONALIDAD, de EYSENCK, incluyendo las variables de Neuroticismo, Extraversión y Psicoticismo, CLIMA FAMILIAR, de Moos, R.H., Moos, B.S. & Trickett, con variables que implican el tipo de relación familiar (Cohesión, Expresividad y Conflicto), de desarrollo personal (Autonomía, fomento de actividades competitivas, Interés por actividades socio-culturales, implicación socio-recreativa y Moralidad-Religiosidad Familiar) y estabilidad familiar (Organización y Control), y por último el INVENTATARIO DE INTERACCIÓN FAMILIAR (EMBU), de Penis y col., según factorización para una muestra española (Tesis Doctoral presentada por R. Estarelles) que incorpora las siguientes variables: Afecto, Castigo físico y psíquico, percepción de favoritismo familiar, sentimientos de tristeza y culpabilidad fomentados parentalmente, interés y preocupación, sobreprotección, orientación en ejecuciones, aceptación, tolerancia y respeto, sobreimplicación, exceso de concesiones, y rechazo. Todas estas variables fueron consideradas en un principio como posibles fuentes de explicación de la conducta antisocial.
Las pruebas utilizadas en este estudio piloto se ajustaron a las técnicas contenidas con este fin en el paquete Systat (Wilkinson, 1986). Aunque entre los acercamientos automáticos menos criticables para la ayuda a la elaboración de un modelo, se encuentra la selección stepwise, utilizada conjuntamente con el Cp de Mallows (Draper & Smith, 1981), sin entrar en otros procedimientos que requieren de una mayor elaboración, la búsqueda heurística del modelo propuesto estuvo basada fundamentalmente en la concepción teórica de los investigadores, así como en los diferentes resultados obtenidos en otras investigaciones afines complementados ambos aspectos por un análisis de tipo jerárquico, así como por gráficas conjuntas.
Las variables seleccionadas, y que explicaron un 42 % de la varianza en este estudio piloto, fueron las siguientes: Psicoticismo, Exceso de Concesiones Parentales, Favorecer Sentimientos de Tristeza y Culpabilidad en el adolescente, Castigo Físico y Psíquico, Afecto, Cohesión, Conflicto y Organización Familiar. Asimismo, a través de las pruebas realizadas se ratificó la falta de significación de las variables categóricas : sexo, número de hermanos y orden de nacimiento en la manifestación de comportamientos de tipo antisocial en el adolescente.
Tras los resultados obtenidos en este estudio piloto, y de acuerdo con el modelo teórico propuesto sobre este particular, nuestra hipótesis fue : Dentro de la línea seguida por autores como McCord (1979), Patterson (1982) y Harbin & Madden (1983) se supuso la incidencia en la conducta antisocial del adolescente, no sólo de prácticas de crianza deterioradas por ser excesivamente coercitivas o de tipo eminentemente pasivo, como estos autores propusieran, sino también la posible interacción de estos componentes, y que según nuestros estudios exploratorios, se centraría en la relación entre Afecto, Cohesión y Conflicto parental, así como en la relación entre Sentimientos de Culpabilidad y Castigo físico y psíquico, fundamentalmente.
Considerando que el modelo final estaría conformado por no más de 9 variables, y estimando que la potencia no debería ser inferior a 0.80, el nivel de significación de 0.05, y el efecto esperado f2 : 0.15, se realizaron los cálculos pertinentes para obtener aquel tamaño muestral que se ajustara a estas expectativas. Este tamaño se encontró oscilaba entre 115 y 135 sujetos, preservando este último valor la razón n/k de 15, aconsejable para una estimación fiable.
3. ANÁLISIS ESTADÍSTICO. RESULTADOS
El modelo de estimación se ha obtenido a partir de una muestra de 130 sujetos, entre 14 y 17 años, de ambos sexos, 48.5% varones y 51.5% hembras, al igual que en el estudio piloto, seleccionados de forma aleatoria de entre una población de alumnos de BUP de la Región Valenciana.
Presentar aquellos coeficientes, "mejores" obtenidos de una sola regresión no es ni suficiente ni aconsejable. Sólo cuando un coeficiente no ha resultado ser muy afectado por especificaciones alternativas podremos tener una fe razonable en su estimación. Por este motivo, hemos considerado prácticamente todos los modelos posibles que incorporasen las variables seleccionadas, no sólo para verificar nuestras hipótesis, y resultados preliminares, sino para comprobar si existía otro modelo alternativo, que con similar fundamentación teórica, se ajustara de forma más adecuada a los datos.
Tras proceder a una estimación inicial del modelo se realizó un análisis de diagnóstico en el que se detectaron algunos puntos como outliers, apreciándose en éstos una influencia nociva respecto al modelo resultante. Una vez revisado el contexto en el que se daban y sus causas se eliminaron 7 casos del estudio. Asimismo, se revisaron las distribuciones de las variables seleccionadas, tanto individualmente, como de forma conjunta, no apreciándose particularidades que sugiriesen especial atención, al igual que ocurrió con el gráficos de residuales studientizados respecto a valores predichos, y la propia distribución de estos residuales. A través de los gráficos de residuales no se apreció ninguna anomalía que hiciera sospechar alguna violación de los supuestos al modelo de regresión.
ANÁLISIS DE VARIANZA
Este Modelo explica un porcentaje de varianza del 41,7%. Vemos que la variable Conflicto no es estadísticamente significativa, habiéndose verificado igualmente la ausencia de efectos interactivos significativos con el resto de las variables.
Considerando, tal como habíamos planteado en nuestras hipótesis, la posibilidad de que los efectos interactivos entre dos conjuntos de variables (Afecto - Cohesión y Sentimiento de Tristeza - Culpabilidad con Castigo Físico y Psíquico) tendrían una incidencia relevante, se observo que la variable Percepción de Afecto Parental, aún teniendo, individualmente, menor relevancia que el resto de variables incluidas en el modelo, su efecto interactivo con la variable Cohesión no significativa por si misma (t= 0.919, P = 0.360 - dos direc.-), incrementa la varianza en un 5,2%, siendo este efecto conjunto significativo (P=0.026, dos d i r e c), y de signo negativo. Un comportamiento similar se aprecia en las variables Sentimiento de Tristeza y Culpabilidad, fomentados parentalmente, y Castigo Físico y Psíquico. Como puede observarse, el efecto de cada una de las variables, mantiene una relación positiva con la conducta antisocial del adolescente (P= 0.004, 0.001 - dos direcciones, respectivamente), mientras que su interacción entre ambos aspectos (P=0.019) se orienta curiosamente en la dirección opuesta. En el modelo expuesto vimos que la dirección en la relación entre las variables Conducta Antisocial y Sentimientos de Tristeza y Culpabilidad era positiva, mientras que entre Conducta Antisocial y Castigo Físico y Psíquico era negativa. Tal como habíamos considerado, esta relación no depende de la relación de estas dos variables, que es positiva, sino de la interacción entre Sentimientos de Culpabilidad y Castigo Físico y Psíquico, y que quedaba enmascarada en la estimación inicial.
ANÁLISIS DE VARIANZA FUENTE SS GL MS F P
Todos los métodos estadísticos dependen de ciertos supuestos. En esto, los métodos cuantitativos no son diferentes del sentido común: Primero se ha de conocer algo para después poder profundizar en nuestro conocimiento. La teoría estadística difiere únicamente al hacer explícita la dependencia de sus técnicas de diferentes supuestos. Sin especificaciones correctas la teoría estadística convencional no asegura que la incidencia de una variable sea estimada con precisión. En esta investigación, al interesarnos por la colinealidad entre las variables, como era de esperar, se ha apreciado una estrecha relación entre dos conjuntos - Afecto vs Afecto x Cohesión y Sentimientos de Tristeza y Culpabilidad vs Castigo físico y psíquico, y su interacción - especialmente para el segundo conjunto, efectos que se ponen de relieve en el valor para la "Tolerancia" que oscila para el segundo conjunto entre 0.02 y 0.06. Estos valores tan reducidos son consecuencia de la inclusión en el modelo de dos efectos interactivos. No obstante, esta incidencia no supone la falta de validez del modelo. Asimismo, se ha considerado la posibilidad de existencia de autocorrelación, aplicándose el estadístico D de Durbin Watson, y que ha dado un resultado de 2.038. Este resultado ha sido contrastado con d > du y 4 - d > du, para n= 100, y k=5, para dos direcciones (Tablas de Durbin & Watson, Bimetrika, 38, 1951), no pudiendo falsificarse la hipótesis nula de todas las rs = 0. La distribución de los residua l es se aproxima a la norma l idad, no se ha apr e c i ado heteroscedasticidad, constatándose, igualmente la linealidad del modelo.
4. CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN
La relación entre la variable psicoticismo y conducta antisocial es un hecho que ha quedado refrendado en gran número de ocasiones y que, en esta investigación, una vez más se ha ratificado (Eysenck, 1970; 1976; 1986; Allsopp & Feldman, 1974; Silva, Martorell & Clemente, 1986).
La Percepción de Afectividad Familiar puede entenderse como potenciadora de la expresividad conductual del joven. Un apoyo hacia una manifestación conductual de carácter más natural. Pero, la afectividad por si misma, no inhibe la manifestación de conductas antisociales, sino se percibe conjuntamente con un sentimiento de cohesión familiar. El joven, además de saberse querido necesitará sentirse miembro de un grupo unificado, con las connotaciones que implica esta pertenencia , tanto de tipo normativo como estructural, y que como vemos queda representado por el importantísimo papel desempeñado por la variable Organización Familiar. Dentro de este contexto, lógicamente tendrá escasa importancia el sexo y el número de hermanos, ya que este hecho será prácticamente insignificante si la cohesión y la organización son manifiestas en el seno familiar.
Por otro lado, un exceso de permisividad y tolerancia, de permitir que el adolescente pueda culminar casi siempre con éxito sus requerimientos, puede llevar a desarrollar desde la infancia "pequeños tiranos familiares", conducta que no cabe duda intentará trasladar el adolescente a otros tipos de contexto social.
Por último, se aprecia una relación positiva entre el intento de suscitar sentimientos de tristeza y culpabilidad en el joven y su conducta antisocial, y entre este comportamiento y el sometimiento a castigos de tipo físico o psíquico, quizá como una proyección a otros contextos del malestar vivido en el ambiente familiar.
Asimismo, la interacción entre estas dos variables vemos no favorece la expresión de conductas poco adaptativas. Lógicamente, cabe pensar que, a mayor stress emocional el potencial de actividad disminuye, a la par que cabría el plantearse la elaboración de esquemas comportamentales radicalmente opuestos a aquellos que provocaron viviencias tan negativas.
Este punto nos lleva a plantearnos la posibilidad de que, cuando esta interacción sea consecuencia de situaciones extremadamente nocivas para el sujeto, que podrían rayar en la violencia, esto podría conducir a comportamientos también extremadamente divergentes, de imitación e identificación con la conducta parental, o bien su rechazo total, incidiendo, posiblemente, en este devenir determinadas características personales del sujeto, y que consideramos podría ser de gran interés estudiar con mayor profundidad en estudios posteriores.
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