La delincuencia aparece sistemáticamente como una de las principales preocupaciones de la ciudadanía en todos los estudios de opinión pública. Los informes de policías y jueces de los países desarrollados dejan ver un mayor protagonismo delictivo deadolescentes y jóvenes. (Entre 1985 y 1995 los crímenes violentos cometidos por menores aumentaron al menos un 50% en diez países de Europa. En EE.UU. en el mismo decenio las detenciones de jóvenes por crímenes violentos subieron un 67% y, en 1997 uno de cada siete asesinatos y uno de cada tres delitos contra la propiedad fueron cometidos por menores).
Para identificar las variables que están afectando la evolución de las causas de la delincuencia y del efecto que están teniendo algunas de las políticas desarrolladas para su control en Chile (como por ejemplo, comuna segura y plan cuadrante), el modelo conceptual que se ha utilizado parte del modelo clásico de la teoría del crimen, que se basa en la teoría de la utilidad esperada para explicar los incentivos (costos y beneficios) a delinquir.
Un aspecto central de la evaluación de las políticas antidelincuencia es su impacto en la reducción del crimen.
El género de la persona talvez es el mejor predictor del crimen ya que, en muchas sociedades en donde existen registros, la prevalencia de delitos es mayor entre los hombres. Y lo más importante, respecto de este escrito, es que hay consistencia en los perfiles etarios de la delincuencia entre países, produciéndose un alza durante la adolescencia para alcanzar un peak antes de los veinte años y luego reduciéndose gradualmente.
Al respecto debemos señalar que existen una serie de canales a través de los cuales los factores sociales pueden ejercer influencia en la tasa de esta criminal de jóvenes. Uno central parece ser la situación familiar, en particular la “calidad de los padres”. Se ha afirmado que “una inadecuada supervisión parental promueve la criminalidad juvenil mientras que, intervenciones tempranas en los jóvenes y que incorporan a los padresreduce la criminalidad en aquellos.
La proporción de hogares con “jefe de hogar” que son “mujeres” resulta a menudo ser un “predictor aceptable de criminalidad” (esta variable es una medición imperfecta de la ausencia de una adecuada supervisión parental y especialmente de la ausencia de la imagen paterna que puede inhibir el desarrollo de habilidades no cognitivas e impedir una adecuada socialización de los jóvenes que viven en esos hogares). Los autores ofrecen evidencia indirecta en cuanto a que la situación de los padres “influye en la ocurrencia de los delitos”.
El embarazo adolescente no es, en general, deseado, y produce tensiones que pueden afectar el desarrollo de esos niños (Fuente: CASEN: Diferencia promedio de edad entre la madre y el hijo mayor, para hijos con 15 años o más).
En el caso de Chile existe evidencia de que “la falta de preocupación de los padres aumenta el consumo de droga entre los jóvenes y, posiblemente sus niveles de actividad delictiva daría cuenta, de la correlación que parece existir entre consumo de droga y actividad delictiva”.
Se debe hacer un esfuerzo especial para que el sistema escolar capture tempranamente los niños que vienen de situaciones familiares “quebradas”, porque son estos niños, más que los pobres en su conjunto los que pueden observar un desarrollo muy disminuido de sus habilidades cognitivas y no cognitivas, máxime que la preocupación por la educación en “esos hogares” puede ser particularmente baja.
El entorno familiar si no es debidamente apoyado de manera permanente lleva a situaciones que predisponen a los jóvenes hacia el delito.
Los factores biológicos, demográficos y sociales tienen, en nuestro país, un efecto sobre la tasa de delincuencia.
En Gran Bretaña se está haciendo una política cada vez más severa, atendido el hecho de que los jóvenes delincuentes de hoy serán los criminales de mañana si no se actúa con contundencia y se les enfrenta ahora a sus responsabilidades. El Ministro del Interior británico presentó ante el Parlamento un informe que resume su filosofía acerca del tema y cuyo título es elocuente: “No más excusas. Un nuevo enfoque de la delincuencia juvenil.”. Este ministro piensa que en el nuevo sistema judicial de menores se ha desarrollado la cultura de la excusa, bajo el pretexto de que los jóvenes delincuentes son víctimas del ambiente social en que viven. Rara vez se les pone frente a su propio comportamiento y frente a sus responsabilidades. Las medidas que pretende instaurar el ministro acabarían con el sistema de repetidas advertencias jamás seguidas de efectos.A la primera reincidencia anotada por la policía, los culpables y su familia irían ante los tribunales. Conforme la nueva legislación que entró en vigor para los menores entre 12 y 14 años, los jueces pueden condenar a los menores que cometan tres delitos a un máximo de dos años de reclusión y a ser reeducados en centros de seguridad (Medway). La estrategia dura contra los delincuentes jóvenes podría complementarse dando nuevos poderes a la policía y los tribunales para combatir el ausentismo escolar, que según funcionarios del Ministerio de Educación, no sólo perjudica al menor sino que también a la sociedad, porque genera desempleo y crimen (los menores que falten alegremente a clase y se nieguen a volver podrán ser arrestados y conducidos ante la autoridad educativa local, y algunos padres serán obligados a llevar personalmente a sus hijos al colegio o a portar un buscapersonas para que el colegio pueda avisarles de la ausencia de su hijo).
En 27 Estados de EE.UU no existe una edad mínima penal y en la mayoría de los 38 Estados donde rige la pena de muerte se puede ejecutar a convictos que hayan cometido un crimen con 16 o 17 años. Y actualmente todos los Estados (excepto Hawai) permiten que algunos menores sean juzgados en tribunales de adultos (cada año son procesados 12.300 menores en tribunales estatales para adultos). Hechos que no impiden iniciativas de tipo preventivo, desarrolladas a través de numerosos programas que los gobiernos federales subvencionan, como por ejemplo aquellos que tratan de ocupar el tiempo libre de los adolescentes con competiciones deportivas y otras actividades fuera del horario escolar. También en este país ha dado buenos resultados la operación (Night Light de Boston) que trata de limpiar la calle de drogas y armas. La explicación radica en que desde 1992 está vigente un toque de queda desde las 7 de la tarde a las 7 de la mañana durante los siete días de la semana, aplicable por decisión de un juez a jóvenes delincuentes concretos.
Un sistema similar aunque más generalizado ha adoptado la ciudad industrial de Radom (Polonia), en que la vigilancia policial estrecha su cerco para evitar la delincuencia nocturna; la policía puede interrogar a los jóvenesy a sus padres, si encuentra un menor en la calle entre las 11 de la noche y las 5 de la mañana; lográndose que la presencia de jóvenes en las calles por la noche haya descendido sustancialmente.
El magistrado francés Michel Marcus busca soluciones, no en el derecho penal sino en el civil, pues persiguecivilizar el comportamiento de los jóvenes obligándoles a reparar los perjuicios causados, adecuándose los modos de reparar a cada situación (un mecanismo sería que los perjudicados por el vandalismo juvenil en los transportes, las escuelas, etc., puedan recurrir a los jueces civiles por vía de urgencia y que los padres puedan presentarse como fiadores de sus hijos, hecho que reforzaría la responsabilidad del joven, de la familia o de los allegados, obligados a reparar solidariamente). Una Comisión Interministerial francesa formuló 135 propuestas para la prevención y el tratamiento de la delincuencia de menores, y los diputados que las redactaron proponen entre ellas, sancionar a los padres que se desentienden de la conducta de sus hijos.
Aunque Japón es el país desarrollado con menos criminalidad juvenil, ante el aumento reciente de la violencia se ha planteado reducir la edad mínima penal, que actualmente es de 16 años (y antes de la guerra era de 14 años). Para el autor de “Muerte en un país triste” (Ryu Murakami), la violencia de los adolescentes es consecuencia de las contradicciones que se producen, entre un sistema de enseñanza fundado en competir y sacrificarse por los valores de Japón de las posguerra, y el hedonismo consumista.
Según el sociólogo Javier Elzo Imaz (España), la sociedad está enseñando a los menores a exigir derechos más que a cumplir deberes. Y de ahí que la mayoría de los adolescentes no estén acostumbrados hoy a que se les nieguen sus deseos. Han crecido una infancia dulce, sobreprotegida, con más recursos materiales que adolescencia y juventud haya tenido en la historia de este pueblo. La terapia que propone consiste en inculcar responsabilidad y fortaleza en la vida diaria, familiar, escolar y social de los adolescentes y jóvenes. Se trata de contrarrestar la tendencia de una población, en especial la más joven, que apuesta más por exigir a los demásla solución de sus problemas que por la iniciativa personal para afrontarlos con esfuerzo.
En la aldea global en que vivimos, los hechos é ideas expuestos, son plenamente aplicables a Latinoamérica y, por ende, a nosotros, talvez con algunas variables o excepciones que no alteran en nada el principio general:practicamos la cultura de la excusa. Los jóvenes delincuentes son “víctimas” del ambiente social en que viven.
De todo mal se culpa a la “sociedad” (y nunca se reconoce el bien que muchos reciben de ella), porque al imputar la responsabilidad por el mal –en este caso, el delito- a la masa, se indetermina la responsabilidad propia (por ejemplo: el varón que se desentendió totalmente de la criatura casi coetáneamente con haberla engendrado, o días después, o antes de que nazca o después de haber nacido; o la madre que incurre en conducta similar después de haber traído al mundo al menor, endosándoselo a un tercero, familiar o no).
Esta es una de las grandes características de nuestra época: imputar la responsabilidad por el causamiento de cualquier mal a la masa, a la sociedad. Por ello ésta intenta reaccionar buscando con imaginación diferentes soluciones que devuelvan el problema de la responsabilidad por el mal a su centro, es decir, al o los que lo causaron, a sus parientes directos, a su entorno familiar. Son éstos quiénes deben retribuir el mal causado por el delito, y no la masa indeterminada, que por ello mismo, está imposibilitada de hacerlo.
La responsabilidad que debe hacer efectiva el Derecho Penal, al ser privado un sujeto de un bien jurídico por el delincuente, se traduce en la obligación jurídica del sujeto imputado y culpable de sufrir la sanción impuesta por la ley.
Creemos que en los hechos esto no está ocurriendo en absoluto en el mundo de hoy, por lo que estamos obligados a buscar soluciones con realismo é incluso imaginación, para intentar disminuir la delincuencia juvenil ya que, a fin de cuentas, los jóvenes tienen la posibilidad de comenzar de nuevo en la vida. Universidad de Tarapaca UTA-Iuris
faltal, asqueroso, cierra esto que no das ningun tipo de servicio idiota de mierda
ResponderEliminarHijodeputahijodeputahijodeputa
ResponderEliminarel anónimo lo que debe de dar es la cara para luego insultar si es valiente...María de Jinámar
ResponderEliminarLe falta información
ResponderEliminarculiar
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