El grupo elaborador de la Guía de Práctica Clínica Clínica desea dar las gracias a todas aquellas personas que han colaborado en la elaboración de este material. Esta información ha sido elaborada a partir del conocimiento basado en la literatura científica disponible en el momento de la publicación.
Este documento se ha realizado en el marco de colaboración previsto en el Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud elaborado por el Ministerio de Sanidad y Política Social, al amparo del convenio de colaboración suscrito por el Instituto de Salud Carlos III, organismo autónomo del Ministerio de Ciencia e Innovación, y Fundación Escola Galega de Administración Sanitaria (FEGAS).
Contenido tomado de:
Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y en la Adolescencia.
Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y en la Adolescencia.
Madrid: Ministerio de Ciencia e Innovación. Axencia de Avaliación de Tecnoloxías Sanitarias de Galicia (avalia-t); 2009.
Esta información está destinada a personas que quieren saber qué es la depresión y qué hacer al respecto.
La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes. Se estima que afecta al 3,4-5% de los adolescentes en España.
El desconocimiento sobre la depresión en la infancia y adolescencia y la falta de comunicación abierta sobre este tema hace que la gente joven que necesita tratamiento o sus familias no busque ayuda.
Si piensas que tú o alguien que tú conoces tiene depresión, tómalo en serio y busca ayuda.
Este documento te proporciona información y ayuda útil. La guía se centra en la depresión (trastorno depresivo mayor) en niños y adolescentes y comprende la depresión leve, moderada y grave.
¿Qué es la depresión?
La depresión es mucho más que estar bajo de ánimo.
Aunque la mayoría de nosotros experimenta tristeza de vez en cuando, en algunas personas estos sentimientos no desaparecen y se acompañan de otros síntomas que provocan malestar o dificultades para desarrollar su vida cotidiana: interfiere en su capacidad de pensar, aprender y desarrollarse social y académicamente. Estas personas pueden tener una enfermedad denominada depresión.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Los síntomas de la depresión pueden variar de un niño a otro. Los síntomas fundamentales son:
Ánimo bajo, sentirse triste la mayor parte del tiempo o tener sentimientos de desesperanza.
Pérdida de interés en las actividades con las que se disfrutaba, como jugar con sus juguetes favoritos o con sus amigos, querer estar solo y aburrirse.
Otros posibles síntomas que se pueden presentar en el niño o adolescente son:
Irritabilidad (enfadarse fácilmente).
Ganas de llorar sin motivo aparente.
Pérdida de energía o cansancio.
Problemas de sueño: tener problemas para quedarse dormido por la noche o no querer levantarse por la mañana.
Aumento o disminución del apetito.
Dificultad para concentrarse o problemas de memoria, que afecta al rendimiento escolar.
Sentimientos de inutilidad o culpa.
Pensamientos negativos, excesivas críticas hacia uno mismo.
Ideas suicidas: querer morirse o irse para siempre.
Síntomas físicos como dolor de cabeza, palpitaciones cardiacas o molestias abdominales. A veces estos síntomas son el único motivo de consulta al médico.
Preocupaciones constantes, lo que les puede producir ansiedad y miedos infundados.
LA DEPRESIÓN puede hacer que la tarea más pequeña PAREZCA escalar una montaña.
Sin embargo, muchos niños o adolescentes con depresión van a negar encontrarse tristes o ni siquiera van a ser conscientes de la tristeza y esto no significa que no estén deprimidos.
¿Qué causa la depresión?
Diferentes sucesos pueden actuar como desencadenantes de la depresión. En cambio, a veces, la depresión aparece sin ninguna causa externa aparente. En algunos casos existen familias en las que varios de sus miembros padecen depresión; se considera que en estos casos los factores hereditarios pueden ser importantes.
El cerebro usa mensajeros llamados neurotransmisores que envían señales a diferentes partes de nuestro cuerpo. También sirven para que diferentes partes del cerebro se comuniquen entre sí. La alteración en el funcionamiento de los neurotransmisores influye en el estado de ánimo y es a ese nivel donde actúan los medicamentos.
Algunas circunstancias que aumentan el riesgo de depresión son:
Problemas escolares.
Depresión en los padres.
Experiencias de pérdidas o estrés, incluyendo fallecimiento de seres queridos (padres), soledad, cambios en el estilo de vida (cambio de país) o problemas en las relaciones interpersonales (amigos).
Situaciones conflictivas en el entorno (por ejemplo, centro escolar, familia, trato diferente por la raza).
Haber sufrido traumas físicos o psicológicos: acoso, abusos, negligencia en el cuidado.
Enfermedad física grave o problemas crónicos de salud.
Algunas medicinas (puedes consultarlo con tu médico).
Abusar del alcohol o consumir otras drogas no solo no ayuda, sino que empeora la depresión.
Tener depresión no es culpa de nadie.
Experiencias positivas tales como una relación cercana con amigos, la familia o compañeros suelen ayudar a prevenir la depresión.
Tipos de depresión
Algunas personas tienen un episodio de depresión mayor solo una vez en la vida. Sin embargo, cerca de la mitad de las personas que han tenido un episodio de depresión, tienen al menos otro más. La duración del episodio depresivo es variable, aunque la mayoría se sienten mejor al transcurrir entre 4 y 6 meses. En algunos casos, los síntomas pueden persistir durante mucho más tiempo.
La gravedad de la depresión varía enormemente.
Algunas personas tienen solamente unos pocos síntomas que afectan a su vida cotidiana de forma parcial o la limitan solo en algún aspecto específico. Esta es la denominada depresión leve. Otras personas pueden tener muchos más síntomas que llegan a impedirles realizar una vida normal; en este caso, la depresión se califica como moderada o grave.
¿En qué se diferencia la depresión del niño y del adulto?
En el niño o adolescente es más frecuente encontrarle irritable que triste o sin energía. Es más probable que acuda a la consulta por molestias físicas (somatización/alteración del apetito) o disminución del rendimiento escolar. Los padres se quejan de la pérdida de interés en sus juegos y amigos. Son frecuentes las referencias a la expresión facial y postural de sus hijos: los ven “con mala cara”, “ojerosos” o con “ojos tristes”. En adolescentes la depresión puede coincidir con cambios de carácter y conducta recientes, mayor rebeldía, desobediencia, inicio de consumo de drogas, alcohol, y otras conductas de riesgo.
¿Qué puedo hacer si pienso que tengo depresión?
Si piensas que puedes estar deprimido, solicita ayuda lo antes posible.
No tienes por qué enfrentarte con la depresión tú solo. Puedes hacer alguna de estas cosas:
Hablar con alguien de tu confianza sobre tus sentimientos. Por ejemplo, con tus padres, alguien de tu familia, un amigo o profesor.
Hablar con tu médico u otro profesional sanitario. De esta manera podrás recibir un diagnóstico adecuado, conocer las opciones de tratamiento y participar en la toma de decisiones respecto a él.
Si tienes pensamientos relacionados con hacerte daño es buena idea hablar con alguien de tu confianza que pueda estar contigo hasta que te sientas mejor. También puedes llamar al teléfono de emergencias, buscar ayuda médica en el punto más cercano o solicitar apoyo telefónico específico para pacientes con ideas suicidas (consulta la sección de información adicional).
Aprender más cosas sobre la depresión, de manera que puedas entender mejor tus síntomas y su significado.
Si hablas con alguien y sientes que no te entiende, busca alguna otra persona con la que puedas hablar.
También puede ser beneficioso que mejores tu salud general con actividad física diaria y una dieta saludable. Algunas formas de autoayuda se describen en las páginas siguientes. Puede ser muy duro hacer algunos de estos cambios cuando estás deprimido, por lo que puedes recurrir a amigos y a la familia para que te apoyen.
No pienses que solo es cuestión de endurecerte ni recurras al alcohol o a las drogas; esas cosas en vez de ayudarte te hundirán más.
El alcohol y las drogas pueden imitar o causar los síntomas de un trastorno mental. El abuso de tóxicos puede incluso dificultar el diagnóstico y puede ser difícil separar qué problemas están causados por el alcohol o drogas y cuáles por la depresión.
¿Qué me puede ofrecer el sistema sanitario si tengo depresión?
Información y apoyo
Si tienes depresión, los profesionales sanitarios pueden proporcionarte información y apoyo. Esta información se refiere a la naturaleza, curso y posibilidades de tratamiento, así como información respecto a recursos comunitarios y de autoayuda.
Dado que existen diferentes opciones terapéuticas, conviene que dispongas de información suficiente sobre la enfermedad y el tratamiento propuesto antes de iniciarlo. Es importante que te sientas implicado en cualquier decisión, comunicando tus preferencias al profesional que te atiende para que puedan ser tenidas en cuenta. Los profesionales utilizarán un lenguaje comprensible para ti y, en la medida de lo posible, evitarán los tecnicismos médicos. Si no entiendes algo, es preferible que lo preguntes a que te quedes con la duda.
Confidencialidad
Las entrevistas entre un paciente con depresión y los profesionales sanitarios están reguladas por reglas que protegen la confidencialidad, excepto cuando pongas en peligro tu vida o la de los demás. Es importante que seas sincero y que exista una comunicación fluida entre el profesional de confianza y tú.
Tu médico de atención primaria
Tu médico es probablemente la primera persona en el servicio de salud con la que puedes contactar debido a tu depresión.
Te hará preguntas sobre:
Cómo te sientes
Otras enfermedades que puedas tener
Cómo estás en casa y en el colegio
Cómo te llevas con tus padres, otros miembros de la familia y compañeros
Además, hablaréis sobre tus sentimientos, pensamientos, conductas, cambios recientes en tu vida o salud física y antecedentes familiares de trastornos mentales.
Te preguntará a ti y a tus padres sobre los problemas con el alcohol y otras drogas, si has sufrido acoso escolar o abusos, si te autolesionas y si tienes pensamientos sobre la muerte.
El profesional sanitario te entrevistará a ti y a tu familia para ofreceros la oportunidad de expresar vuestros sentimientos, pero te dará la posibilidad de hablar en privado y de forma confidencial.
Es importante que seas tan abierto como sea posible sobre las cosas que consideres de interés para comprender lo que te pasa.
Como ya hemos visto, debido a que la depresión tiene diferentes causas y diferentes síntomas, cada persona con depresión recibe un tratamiento personalizado.
Servicios especializados de salud mental
Tu médico puede considerar que necesitas atención por parte de un especialista en salud mental, especialmente si tu depresión es moderada o grave, no responde al tratamiento o en casos de episodios repetidos. Solo muy ocasionalmente, las personas con depresión son hospitalizadas.
¿Puedo elegir mi tratamiento para la depresión?
Sí, normalmente puedes elegir los tratamientos. Pero depende de la edad y si tú comprendes la información que el profesional sanitario te ofrece sobre el tratamiento.
Una vez que te expliquen los tratamientos y cuál es el mejor para ti, puedes decir cuál es el que prefieres.
Puede que se necesite la aprobación de tus padres si eres muy joven o si no comprendes la información sobre los tratamientos.
Algunas veces los profesionales y los padres podrán considerar que necesitas un tratamiento que tú particularmente no deseas.
Los medicamentos no se pueden mezclar con drogas y alcohol. Tomándolos harás que los medicamentos no sean efectivos y que aparezcan nuevos síntomas o surjan efectos adversos e incluso daños serios y muerte.
¿Cómo se trata la depresión?
Hay varios tratamientos que te pueden ayudar y que han probado su eficacia en la depresión.
Entre ellos, podemos citar:
Técnicas de autoayuda.
Terapias psicológicas.
Terapia farmacológica.
La depresión leve puede mejorar por sí sola sin tratamiento o con asesoramiento sobre cómo afrontar los problemas.
Resultan eficaces la autoayuda y las terapias psicológicas.
Para la depresión moderada-grave, lo más recomendable es combinar una medicación con terapia psicológica.
El tratamiento más adecuado depende de cada caso concreto y de tus preferencias. Lo principal es utilizar un tratamiento que funcione, dándole el tiempo necesario para que eso ocurra.
Es importante que estés en contacto con tu médico, especialmente si el tratamiento utilizado parece que no te ayuda a mejorar. No siempre el primer tratamiento propuesto produce los resultados esperados.
Si no te apetece hacer nada en absoluto, planifica realizar alguna actividad con otras personas.
Comprueba cómo varía tu estado de ánimo en función de tus progresos y comparte este hecho con los demás.
Manejo del estrés
Si los problemas parecen asfixiarte, considera uno de cada vez.
Disfruta con las pequeñas cosas, consigue tiempo para ti mismo.
Aprende a reconocer cuándo necesitas parar, todos tenemos un límite.
No seas demasiado severo contigo mismo.
TÉCNICAS DE AUTOAYUDA
Planifica el día
Cuando uno experimenta sentimientos de tristeza o depresión, puede ser realmente difícil ponerse en marcha para hacer cualquier cosa. Sin embargo, cuanto más activo estés, mayor probabilidad habrá de que te sientas mejor.
Los siguientes consejos suelen resultar útiles:
Puedes hacer un listado con las actividades que te propones hacer cada día (con la ayuda de alguien si es necesario).
Mantén ese listado a la vista.
Al principio, no seas muy exigente contigo mismo.
Es importante hacer una actividad gratificante al menos una vez al día.
Planifica hacer alguna actividad física cada día.
Si incumples algún punto de tu plan, salta a la siguiente actividad.
Actividad física
Aumenta tu actividad física y consigue aire fresco y luz natural cada día.
Una rutina regular de ejercicio enérgico es ideal, pero cualquier actividad física es mejor que ninguna.
Es posible que una actividad dirigida en grupo pueda mejorar el cumplimiento de este
objetivo más fácilmente.
Si tienes dudas sobre el tipo de ejercicio físico más adecuado para ti, consulta con tu médico.
Problemas del sueño
Mantén una rutina en tus horarios de sueño.
Realiza algo relajante antes de irte a dormir.
Evita las siestas o dormir durante el día; pueden agravar el problema.
Evita o reduce los excitantes (café, bebidas energéticas o con cola, tabaco o alcohol, especialmente desde el atardecer).
Si no puedes dormir, levántate y vete a otra habitación (puedes ver la televisión o leer) hasta que te sientas somnoliento. Si te quedas en la cama puedes concentrarte en escuchar la radio con la luz apagada y en un volumen muy bajo.
No te duermas en el sofá.
Abuso de alcohol y otras drogas
El abuso de alcohol o el consumo de otras drogas pueden hacer que tu depresión empeore y generar otros problemas. No elijas tomar alcohol o drogas para escapar de tus problemas. Pide ayuda.
Pide ayuda a tus amigos, familia o tu médico para disminuir el consumo o lograr la abstinencia.
Si lo necesitas, existen dispositivos sanitarios especializados en el tratamiento de estos problemas.
TERAPIAS PSICOLÓGICAS
Los especialistas en salud mental pueden proponerte tratamientos que han sido específicamente diseñados para personas con depresión, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal. La investigación ha demostrado que estas terapias resultan efectivas y pueden ayudar a reducir la aparición de nuevos episodios en el futuro (recurrencia).
En la terapia psicológica vas a trabajar con un especialista que te escuchará y ayudará con estrategias para mejorar la depresión, te enseñará a tener pensamientos realistas, cómo resolver problemas, metas que alcanzar y a mejorar las relaciones con los demás.
La terapia cognitivo-conductual se centra en modificarlos estilos negativos de pensamiento y conducta que contribuyen a desencadenar y mantener la depresión.
La terapia interpersonal ayuda a las personas con depresión a identificar y manejar problemas específicos en las relaciones con la familia, amigos, compañeros y otras personas.
Estas terapias son proporcionadas por profesionales entrenados en estas técnicas y expertos en su uso, normalmente psicólogos clínicos y/o psiquiatras.
Sobre qué síntomas actúa
Los primeros síntomas que mejoran son los problemas de sueño y de apetito, después el interés en actividades y la capacidad de concentración; el último síntoma en mejorar es la tristeza y el desánimo que puede tardar varias semanas desde el inicio del tratamiento (habitualmente 15 días).
TERAPIA FARMACOLÓGICA
Los principales fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión se denominan antidepresivos. Estos medicamentos funcionan incrementando en el cerebro la actividad y los niveles de ciertas sustancias químicas denominadas neurotransmisores, que ayudan a mejorar tu estado de ánimo.
La mayoría de los tratamientos necesitan algún tiempo para obtener resultados.
Antes de que una persona comience a tomar antidepresivos, debe tener en cuenta que la medicación necesita cierto tiempo para funcionar (normalmente se necesitan varias semanas para experimentar alguna mejoría y determinar si un fármaco resulta útil).
Por lo tanto, debes seguir tomando la medicación como te han prescrito incluso si al principio tienes dudas sobre sus beneficios.
Recuerda que si estás manteniendo relaciones sexuales, debes usar algún método anticonceptivo. Pregunta a tu médico.
¿Cuáles son sus posibles efectos secundarios?
Tu médico te informará sobre los efectos secundarios que son esperables con la medicación: sequedad de boca, problemas de sueño, cefaleas, visión borrosa, molestias abdominales e inquietud. La mayoría son tolerables por casi todas las personas.
El psiquiatra te verá de forma regular para comprobar que no aparecen otros efectos secundarios más graves.
En algunos casos, tu médico puede aconsejarte modificar la dosis o cambiar el tipo de antidepresivo.
Aunque los antidepresivos no generan adicción, pueden experimentarse ciertos síntomas al retirarlos. Estos síntomas pueden consistir en mareo, náuseas, ansiedad y cefaleas; normalmente resultan de intensidad leve, aunque algunas veces tienen mayor intensidad, sobre todo si la medicación se interrumpe bruscamente.
¿Cuánto tiempo necesitarás tomarlo?
El período de tiempo durante el que se recibe tratamiento con antidepresivos varía de una persona a otra. Normalmente se recomienda mantener la medicación un mínimo de 6 meses con la misma dosis con la que obtuviste mejoría. La retirada se hará de forma gradual.
¿Cuál es el riesgo de no recibir tratamiento?
Algunas depresiones son especialmente graves y no tratarlas de forma adecuada puede tener consecuencias muy importantes como: suicidio, fracaso escolar, problemas en la familia y en las relaciones con los amigos, consumo de alcohol, drogas y otras conductas de riesgo, desórdenes alimentarios.
La depresión no tratada es el mayor factor de riesgo de suicidio.
¿Me cambiará la medicación?
Puedes pensar que la medicación te va a hacer diferentede los otros chicos de tu edad o cambiará tu forma de ser.
Pero esto no es cierto. La medicación te ayudará a ser el mismo que eras antes de la depresión.
Tomar medicamentos no se diferencia de usar gafas o poner ortodoncia, solo es una herramienta para ayudarte.
¿Cómo puedo ayudar a alguien con depresión?
Puede resultar muy duro ver que un ser querido está deprimido. No sería raro que te sintieses muy agobiado, desorientado o avergonzado por lo que está pasando.
La familia y amigos de personas con depresión han encontrado que resultan de utilidad las siguientes estrategias:
Aprende sobre la depresión, su tratamiento y lo que puedes hacer para ayudar a su recuperación.
Considérate a ti mismo como parte del equipo de apoyo y tratamiento.
No pienses que la persona con depresión no desea mejorar, aunque a veces te lo parezca. Trata de ver los síntomas como lo que son: parte de una enfermedad.
Ayúdale a reconocer las fuentes de estrés y a encontrar la forma más adecuada para hacerle frente. Quizá sea necesaria tu colaboración en la solución de algunos problemas que preocupan especialmente a tu familiar o amigo.
Anímale a ser más activo, pero sin forzarlo excesivamente y sin hacerle críticas o reproches, ya que eso puede hacer que las cosas empeoren.
Ayúdale a llevar una vida sana, a realizar algo de ejercicio físico y a divertirse.
Dedica parte de tu tiempo a estar con él o ella.
Elogia cada uno de sus avances, especialmente al principio y por muy pequeños que sean.
Anímale a mantener el tratamiento prescrito y a evitar el alcohol y otras sustancias tóxicas.
De entrada, toma en serio cualquier pensamiento de suicidio. No temas hablar con él sobre este tema abiertamente. Si tu familiar se siente inseguro respecto a hacerse daño, permanece con él o ella. Puedes contactar con personal sanitario o utilizar el teléfono del servicio de emergencias .
Si estás al cuidado de alguien con depresión grave es fundamental encontrar tiempo para ti sin sentirte mal o culpable. Convivir con un familiar con depresión puede desgastar, por lo que es importante cuidarse lo más posible y mantenerse bien psicológicamente.
Es normal que en algún momento no puedas evitar sentirte triste, eso forma parte de la vida.
Sobre todo cuando algo no va bien como cuando discutes con un amigo, si sacas malas notas o te enfadas con tus padres.
En algún momento de esos días:
Te puedes sentir triste o irritable.
Dormirás poco.
No querrás ver a tus amigos.
Cambiará tu apetito.
Se te pasará en 1 o 2 semanas, o antes, si mejora la situación que lo provocó.
Estar bajo de ánimo no significa tener depresión.
Pero imagina que pasan las semanas y no mejoras, te encuentras muy triste y sin interés por nada todos los días, entonces puedes tener una depresión. Además, puedes experimentar:
Cambios de peso y apetito
Problemas de sueño
Estás inquieto o lento
Te sientes sin fuerza o culpable
Te encuentras cansado o vacío
No puedes concentrarte en el colegio
Piensas en la muerte o en el suicidio
Tener un hijo con depresión afecta a toda la familia.
Depresión y familia
Repercusión de la depresión en la familia
Se pueden cambiar rutinas o normas y dejar de participar en actividades que les hagan salir de casa.
Se empiezan a evitar los contactos con los amigos o las reuniones sociales porque se sienten avergonzados preocupados por si los juzgan. Además, los amigos también pueden evitar a la familia. Esto lleva al aislamiento en el momento que necesitan mayor soporte.
Puede consentirse más al niño para evitar empeorar la enfermedad, o al contrario, pueden encontrarse resentidos con él por la disrupción familiar que la depresión ha causado.
Los padres pueden ser más estrictos o duros con los que no tienen depresión.
Unos miembros de la familia pueden estar irritables o enfadados, mientras que otros quieren llamar la atención que creen que no están recibiendo.
Puede haber más discusiones entre los familiares, especialmente sobre cómo tratar al enfermo.
Individualmente se encuentran frustrados e incapaces de cambiar las cosas o al enfermo e incluso se sienten culpables de la depresión.
Se pueden presentar signos de estrés e incluso depresión.
Cuidados de la familia y entorno
Cuídate y anima a todos a que lo hagan. Podrás ayudar si te encuentras sano y descansado. Reconoce cuándo necesitas parar o mejor busca tiempo para ti y descansa antes de necesitarlo.
Piensa que nadie es capaz de estar agradable todo el tiempo, puedes tener un mal día, pero sigue de forma positiva.
Intentad realizar actividades en familia, aunque el enfermo no participe.
Anima a todos a continuar con las actividades diarias.
Intenta pasar tiempo con cada uno de los miembros de la familia, no permitas que el niño con depresión monopolice toda la atención.
La familia se puede beneficiar de la educación sobre la enfermedad y su tratamiento y trabajar con el especialista sobre problemas específicos. Participa en el tratamiento.
Considera unirte a grupos de soporte, te ayudará hablar con otros que han tenido experiencias similares.
Los miembros de la familia deben reconocer si tienen depresión y pedir ayuda. La depresión puede afectar a varios miembros.
Recuerda que la depresión es una enfermedad. Nadie es culpable.
Plan de apoyo familiar
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?
Ayuda a tu hijo a establecer metas, que sean sencillas y realistas, que se ajusten a su estilo y personalidad.
Reconoce sus éxitos.
Recuerda las cosas que pudieron ayudarle en el pasado.
Trabaja una meta cada vez.
Cumplimiento del tratamiento
Recuerda que tu hijo tome la medicación.
Participa en el tratamiento.
Procura ser su apoyo.
Relaciones y actividades agradables
Cuando está deprimido, tu hijo puede evitar el contacto con otras personas.
Las buenas relaciones con los amigos y familia son una parte significativa de la recuperación.
Ejemplo: anímale a que hable con sus amigos, que cuide sus relaciones sociales (cumpleaños, deportes, música, excursiones…), quítale importancia si al principio no es capaz, lo importante es intentarlo y ayúdale a que progresivamente recupere sus actividades.
Pasa tiempo con él, habla con él.
Nutrición y ejercicio
Asegúrate de que recibe una buena alimentación y que hace ejercicio de forma regular.
Ejemplo: que beba suficiente agua, que coma verduras y frutas, dar un paseo una vez al día con él, dar una vuelta en bicicleta.
Problemas de sueño
Todos nosotros necesitamos dormir.
Si no duermes
Te cuesta concentrarte en el colegio.
Te quedas dormido durante el día.
Te sientes más irritable y de mal humor.
Te encuentras más lento y cansado.
Los problemas de sueño pueden formar parte de la depresión. Aunque hay problemas de sueño que requieren medicación, hay cosas que Tú puedes hacer para mejorar
Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, la rutina es lo mejor para coger el sueño.
Evita las siestas.
No te des un atracón o te acuestes con hambre. Te puede ayudar un vaso de leche templada.
No tomes bebidas excitantes (café, colas, té, chocolate...).
No bebas alcohol ni fumes.
Encuentra una actividad relajante antes de dormir:como una baño caliente, oír música tranquila o charlar con un amigo. No debes usar el móvil, chatear o jugar con el ordenador antes de irte a dormir.
Usa la cama solo para dormir o descansar, no es el sitio para ver la televisión, ni de hacer los deberes.
Prepara la habitación para dormir: evita los ruidos, la luz y haz que la temperatura sea agradable.
Haz ejercicio de forma regular.
Sal de casa y toma el sol. La luz del sol ayuda a controlar el reloj biológico.
No te obsesiones,el sueño llegará
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