Abril.2010.Nuestro trabajo diario no sólo nos permite un sustento, también nos da satisfacciones, las que se pueden dar en varios planos. En la medicina, particularmente en Psiquiatría Infanto-Juvenil, el más relevante es el del cumplimiento del servicio a los demás, el lograr restablecer el curso de desarrollo bio-psico-social que se ha visto alterado en algún niño o adolescente. Pero también forma parte de las satisfacciones el reconocimiento académico, el recibir de los pares y de la comunidad científica una señal que indique que desde el trabajo personal y en equipo se aporta al conocimiento colectivo, se incorporan avances y se actúa en una dirección correcta.
Al respecto, la tarea que en Iquique desarrollamos hacia los jóvenes infractores de ley está siendo cuidadosamente observada -y analizada- por quienes trazan lineamientos nacionales y también por quienes necesitan aprender de otras experiencias. Al respecto, puedo señalar con mucho orgullo que en los próximos dos congresos más relevantes para la psiquiatría chilena, la presentación que se hará del quehacer y los avances de Iquique en Psiquiatría Infanto-Juvenil tendrán un rol destacado. En efecto, fuimos convocados para dirigir los simposios en la temática del actuar de la Psiquiatría Infanto-Juvenil frente a los adolescentes infractores de ley. Una de las líneas de pensamiento que se expondrá tiene relación con el comprender qué factor o factores hacen que algunos de los niños y niñas que presentan conductas definidas como antisociales, quienes son muchos, lleguen a poseer un modo de ser caracterizado como el de personalidad antisocial, grupo éste minoritario. Una forma de enfrentar este tema fue propuesta por Steiner y Cauffman, al plantear la existencia de una ?propensión antisocial?, entendida esta como la tendencia de algunos niños que presentan conductas de violación de reglas (conducta antisocial) a mantener y profundizar tales conductas, llegando a infringir leyes establecidas (delincuencia juvenil), lo que de ocurrir en forma mantenida daría cuenta de la existencia de una alteración psicopatológica de base que le hace propender a estos desajustes (psicopatología antisocial), la que se expresará en comportamientos repetitivos y persistentes de violación de las reglas sociales y de los derechos de los demás, con deterioro académico y ocupacional (trastorno de la conducta), patrón conductual que, de persistir, profundizarse y consolidarse, constituirá un modo de ser crónico durante la adultez (trastorno de personalidad antisocial). En Iquique, en nuestro Hospital, se ha constituido un equipo de trabajo que desde hace varios años trabaja en una de las fases de la rehabilitación, lo que será expuesto al mundo científico nacional e invitados extranjeros. Dr. Julio Volenski Psiquiatra Infanto-Juvenil.
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