Los adolescentes agresores se consideran líderes dentro de su grupo social, en el cual son "muy respetados y valorados", ha asegurado hoy el profesor David Moreno, del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.
Moreno ha hecho esta afirmación durante su conferencia titulada "La reputación social y su relación con la violencia escolar y el bienestar de los adolescentes", en el seminario "Los compromisos de la familia y la escuela en la salud y bienestar de los jóvenes" que organiza el Centro Olavide en Carmona (Sevilla).
En este curso de la UPO en Carmona, donde colaboran la Consejería andaluza para la Igualdad y Bienestar Social, UNICEF, el Centro del Profesorado de Sevilla, la Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social, la Diputación de Sevilla y Cajasol, este profesor también ha advertido de que muchos problemas que sufren los jóvenes son "un fiel reflejo de la sociedad competitiva y egoísta" que les rodea.
Ha subrayado que, aunque los adolescentes agresores son minoría dentro de ese grupo de edad -entre diez y diecinueve años-, según sus estudios "el diez por ciento de los jóvenes sufre acoso escolar" y "el cuatro por ciento de los menores son víctimas del acoso a través de las nuevas tecnologías ('ciberbullying')", ha indicado en una nota la Universidad Pablo de Olavide.
Según el profesor David Moreno, los rasgos que caracterizan al adolescente agresivo son "una alta autoestima física y social, pero una deficiente autoestima académica".
"Son muy queridos dentro de su grupo, tienen una deficiente empatía, son muy populares, suelen agredir a personas más débiles que ellos y suelen tener una relación arrogante con los profesores", ha precisado este especialista en Ciencias Sociales.
A su juicio, el fracaso de la escuela y de la familia en asumir las necesidades crecientes de autonomía y control que requiere el adolescente explican, en parte, que éste "recurra con sus iguales a estas conductas como expresión de autodefinición y autonomía".
Ha insistido, por ello, en que muchos de los problemas que sufren son "un fiel reflejo de la sociedad que le rodea, que en la actualidad es muy competitiva y egoísta", y donde los jóvenes, "por imitación de modelos, van a intentar hacer lo que ven".
Por ello, este profesor de la UPO ha considerado necesario cambiar el sistema educativo, a través del fomento de la cooperación, la solidaridad y la riqueza individual de cada persona.
La cooperación familia-escuela "es importante", sobre todo porque son dos agentes fundamentales "en la educación y socialización del joven en esta etapa tan crítica", mientras que la comunicación entre ambas entidades serviría para detectar casos de violencia o comportamientos antisociales, como el consumo de drogas o la implicación en delitos.
Para Moreno, en esa etapa los conflictos con los padres también son muy habituales, pues "los adolescentes intentan tener más autonomía e independencia, lo que choca con el control que ejercen los progenitores sobre sus hijos y aumenta el número de conflictos en la familia y disminuye la percepción de proximidad emocional".
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