Los interventores de pandillas traen paz a jóvenes que viven en guerra y han mostrado su eficiencia.
En un mundo donde los puños y las balas mandan, Manuel Acosta ha cambiado conciencias sólo con la fuerza de las palabras. Nada más. Traer paz a jóvenes que viven en guerra es su tarea como interventor de pandillas en Los Ángeles.
"Hablamos con ellos en su lenguaje", explica Acosta, de 27 años y ex integrante de la pandilla ATC, que aún opera en el sur angelino.
"Sufrimos, estuvimos en pandillas y miramos la realidad en torno a ellas y cambiamos para nuestro bien y el de nuestras familias", dice. Los tatuajes en sus manos hablan de una vida dura en las calles y, durante algunos años, en prisiónes.Ha sido el trabajo de Acosta y alrededor de 100 interventores lo que ha contribuido a la reducción de los índices delictivos en barrios marginados.
Sólo en 2008, la implementación de programas antipandillas en ocho zonas redujo en 86% los homicidios relacionados con estos grupos y disminuyó 45% la cantidad de víctimas por tiroteos.
¿Cómo se logró? A través de una estrategia de prevención e intervención efectiva, que ha sido calificada como modelo por la Procuraduría General de Estados Unidos.
Identificar a adolescentes de 10 a 15 años de edad en riesgo de convertirse en delincuentes ha sido uno de las técnicas que ha dado mejores resultados, indica la Oficina de Reducción de Pandillas y Desarrollo Juvenil (GRYD) del municipio.
"En ese lapso, si los muchachos no tienen un padre en casa, es crítico. Necesitan alguien que los guíe por el camino correcto: seguir en la escuela y hablarles de las oportunidades que existen fuera de las calles", dijo Salvador Zúñiga, que fue pandillero por más de 15 años.
Dejó las malas compañías, dice, porque se cansó de cuidarse las espaldas en todo momento, de no poder caminar por otros vecindarios y para impedir que otros chicos pasen por la misma situación.
Zúñiga forma parte de la primer generación de la Academia de Entrenamiento de Intervención contra la Violencia, una iniciativa para profesionalizar la tarea de sus contratistas.
La ceremonia de graduación se presenta a sólo días de que el Concejo Municipal decidiera no recortar un millón de dólares de los fondos destinados al GRYD (10% del total), a petición del alcalde Antonio Villaraigosa, quien vetó esa propuesta en el presupuesto para el ciclo fiscal 2010-2011.
La seguridad pública, dijo el alcalde, "no sólo involucra a agentes de policía, arrestos o condenas, también tenemos que invertir en la gente, tenemos que hacer algo para atender las causas de los crímenes, pero particularmente la violencia de las pandillas".
Los graduados de la Academia cumplieron con cinco áreas de competencia establecidas en el plan de estudios: práctica directa, desarrollo personal, teoría practicada, políticas y tareas concretas.
En los últimos meses, las autoridades han aumentado la cantidad de interventores contratados en 40% respecto al año anterior. Cada interventor es sometido a una rigurosa revisión que incluye antecedentes penales, huellas dactilares y exámenes rotativos de drogas.
En incidentes relacionados con pandillas, éstos realizan evaluaciones en la escena del crimen o en hospitales. Entre abril de 2009 y abril de 2010, efectuaron 877 reportes de campo.
En 2009, perdieron la vida 157 personas, principalmente jóvenes varones, por a la violencia de las pandillas. Este año, dijo el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Charles Beck, podría repetirse tal cifra.
"La ciudad de Los Ángeles ha sido famosa por exportar la violencia de las pandillas al mundo, queremos ser famosos por exportar una solución", subrayó.
Acosta afirma que lo más difícil no es tratar de eliminar estos grupos sin armas, sino cambiar la perspectiva que la comunidad tiene de ellos. "La gente cree que nosotros todavía estamos involucrados en las pandillas, pero al contrario, estamos tratando de hacer algo diferente para que no sigan nuestros pasos".
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