En el presente trabajo de investigación se muestra un panorama acerca de cómo influyen
los factores socio-familiares en la conducta antisocial de los jóvenes de una escuela
secundaria en la ciudad de Saltillo, Coahuila, México.
La presente investigación es de corte cuantitativo, la que se realizó en Secundaria Jesús
Alfonso Arreola Pérez de la ciudad de Saltillo, Coahuila; se entrevistó a 60 de jóvenes de
secundaria, cuya edad fluctúo entre 14 y 15 años; el alcance de la investigación fue
descriptivo de tipo no experimental y transversal.
De los resultados que se muestran en este trabajo, es posible conocer la gran influencia de
la sociedad y de la familia en la conducta antisocial de los jóvenes. Uno de los hallazgos
de esta investigación confirma que las relaciones familiares pueden ser un primer factor
que incida en que los jóvenes puedan ejercitar o llevar a cabo conductas antisociales, por
medio de repetición de patrones, por abandono o por diversas situaciones que se presentan en la rutina familiar en la actualidad, las cuales pueden ser: el abandono de cuidados o
atención en cuanto a la educación del menor, por motivos de trabajo, ausencia de los
padres, desintegración de las familias, etc.
En la mayoría de los casos, los jóvenes aprenden a relacionarse siguiendo el ejemplo de la
familia primaria, es por eso que se pretende distinguir cual es el factor clave que detona en
el joven la conducta antisocial, ya que esta no se da si no por medio del aprendizaje, y las
bases del aprendizaje para un joven son forjadas por la familia.
Palabras clave: Conducta antisocial, Jóvenes, Familia y Factores socio – familiares.
Introducción
El presente trabajo se sustenta en la investigación que se titula “Factores socio-familiares
que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes: el caso de la escuela Secundaria Jesús
Alfonso Arreola Pérez de la ciudad de Saltillo, Coahuila”, la que se realizó en el contexto
escolar de la secundaria que se menciona, pues fue en ese espacio en donde los jóvenes
encuestados establecieron vínculos con la familia, sus profesores y amigos o compañeros.
El tema del presente trabajo se eligió, en principio, porque el grupo de investigación debe abordar temas acordes a las líneas de generación y aplicación del conocimiento, después se tomó en cuenta la relevancia que desde hace varios años ha adquirido el tema en nuestro país, pues algunos jóvenes llegan a tal grado de rebeldía que se refleja en su comportamiento, produciendo conductas inapropiadas a su edad, conductas que repercuten en el ámbito familiar, escolar e indiscutiblemente en el social. En la investigación que se realizó, se trazó como objetivo general, precisar los factores socio- familiares que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes de la escuela secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez, de la ciudad de Saltillo, Coahuila, con la finalidad de conocer y contribuir a la realización de futuras investigaciones las cuales permitieran a través de los resultados arrojados, tener herramientas para la intervención del profesional del Trabajo Social, a fin de que puedan plantearse alternativas adecuadas a la solución de dicha problemática.
El trabajo que se describe se realizó bajo el enfoque metodológico cuantitativo, pues se midió y cuantificó los factores socio-familiares que incidieron en la conducta antisocial de los jóvenes, en base a la recolección de datos y el uso de la estadística para dar la respuesta a tal fenómeno. El diseño fue no experimental transversal ya que no se manipularon deliberadamente variables, y los sujetos fueron observados en su realidad y se abordaron situaciones y efectos que se presentaron, además de que la recolección de datos se hizo en un momento dado en un tiempo único. En el presente documento se darán a conocer los resultados que arrojó la investigación, las conclusiones a las que llegó el grupo de trabajo y finalmente las alternativas de acción.
El tema del presente trabajo se eligió, en principio, porque el grupo de investigación debe abordar temas acordes a las líneas de generación y aplicación del conocimiento, después se tomó en cuenta la relevancia que desde hace varios años ha adquirido el tema en nuestro país, pues algunos jóvenes llegan a tal grado de rebeldía que se refleja en su comportamiento, produciendo conductas inapropiadas a su edad, conductas que repercuten en el ámbito familiar, escolar e indiscutiblemente en el social. En la investigación que se realizó, se trazó como objetivo general, precisar los factores socio- familiares que inciden en la conducta antisocial de los jóvenes de la escuela secundaria Jesús Alfonso Arreola Pérez, de la ciudad de Saltillo, Coahuila, con la finalidad de conocer y contribuir a la realización de futuras investigaciones las cuales permitieran a través de los resultados arrojados, tener herramientas para la intervención del profesional del Trabajo Social, a fin de que puedan plantearse alternativas adecuadas a la solución de dicha problemática.
El trabajo que se describe se realizó bajo el enfoque metodológico cuantitativo, pues se midió y cuantificó los factores socio-familiares que incidieron en la conducta antisocial de los jóvenes, en base a la recolección de datos y el uso de la estadística para dar la respuesta a tal fenómeno. El diseño fue no experimental transversal ya que no se manipularon deliberadamente variables, y los sujetos fueron observados en su realidad y se abordaron situaciones y efectos que se presentaron, además de que la recolección de datos se hizo en un momento dado en un tiempo único. En el presente documento se darán a conocer los resultados que arrojó la investigación, las conclusiones a las que llegó el grupo de trabajo y finalmente las alternativas de acción.
Fundamentos teóricos importantes.
En el trabajo de investigación los fundamentos teóricos que se analizaron fueron extensos,
por lo que, en esta ponencia, se consideró necesario resaltar los que se consideraron torales
en la misma.
La Familia
La familia es un sistema fundamental en el desarrollo del ser humano (Anguiano, 2012). La
familia es el grupo social en el que recae todo tipo de responsabilidades para que una
sociedad se defina y se desarrolle, Entre ellas se haya las que se refieren directamente, en lo
individual a cada uno de los sujetos unidos por vínculos de sangre producto de la
convivencia intersexual, y de la filiación por vínculos jurídicos, como ocurre con la unidad
familiar en su totalidad (Baqueiro, 2005).
La familia es una institución responsable de la socialización primaria de los niños y
jóvenes; socialización que se desarrolla a partir de una estructura sistémica determinada por
los miembros que la componen y las reglas o pautas de interacción que implícitamente
establecen y experimentan (Anguiano, 2012).
En el mundo contemporáneo, la familia ha sufrido cambios tanto en su estructura como en
su funcionalidad. La estructura más sólida y solidaria del pasado ha dado paso a una más
débil y liberal, con gran número de parejas que se divorcian, niños que no conocen a sus
padres, con complejos problemas de relación entre sus miembros, siendo la consecuencia
más profunda el creciente número de niños y jóvenes de la calle, los llamados hijos del
divorcio y de niños y jóvenes que viven solos o acompañados por uno solo de sus padres;
ante tales decisiones, los padres consciente e inconscientemente, toman decisiones que
implican las exclusión de los padres (Anguiano, 2012).
Funciones de la Familia
Una vez establecidos los patrones de interacción, es importante analizar las diversas
funciones que se deben cumplir dentro de la familia, las cuáles para el sano desarrollo del
individuo es importante que se cumplan. Escalante y López (2002), mencionan que existen
siete funciones básicas y primordiales que debe cumplir la familia:
1).- Brindar identidad al menor. Al nacer, el individuo incorpora para sí no sólo las
características biológicas de sus padres, sino también sus características psicosociales; lo
mismo recibe actitudes y hábitos, valores personales, estilos de vida, costumbres, cultura y
estatus socioeconómico, sentido de pertenencia, nombre, apellido, elementos todos que lo
particularizan y constituyen su identidad.
2).- Proporcionar protección. Los niños dependen absolutamente para su supervivencia de
las personas que los cuidan; y sólo a través del tiempo y en forma paulatina va adquiriendo
autonomía e independencia.
3).- Desarrollar y establecer la seguridad básica. A través de la adecuada satisfacción de sus
necesidades primarias y de una relación afectiva, en especial del contacto físico, la calidez
y la atención, el niño logra desarrollar y establecer la seguridad básica, que no es otra cosa
que la convicción de sentirse querido e importante, especialmente por los padres.
4).- Brindar las primeras y más importantes experiencias sociales. La familia es la célula
social por excelencia; en ella el individuo aprende a compartir su espacio con los demás,
desarrollando esquemas de interrelación que son transmitidos en el trato cotidiano que
recibe de las personas que conviven con él, particularmente de sus padres.
5).- Dictar y determinar la introyección de normas sociales de convivencia. Esto es porque
el individuo incorpora modelos de conducta en relación con los demás y establece para sí
controles personales acerca de lo que debe ser su actuación social, diferenciando lo que es
permitido de lo que no lo es.
6).- El aprendizaje de la expresión amorosa. A medida que crece y a través del contacto
físico, el niño aprende a expresar sus emociones y sentimientos, los cuales permitirán
construir el futuro y mantener relaciones afectivas significativas.
7).- Constituir un filtro con el resto de la sociedad. La pequeña sociedad familiar permite al
niño experimentar con su propio comportamiento en la relación con los otros; las
transgresiones, deficiencias y errores de conducta son probados por él y son a su vez
moldeados y combatidos dentro del hogar, definiendo en buen grado los márgenes de
permisividad y/o restrictividad que tendrán en el futuro.
Tipos de Familia
Quiroz (2006), realiza la tipología familiar de la siguiente manera:
a).- Familia discordante: se refiere a aquellos grupos familiares que manifiestan una gran
incompatibilidad afectiva y de percepción de la vida, expresando marcada desarmonía en la pareja, que con frecuencia culmina con su separación. Sus problemas se centran en los
ámbitos afectivo, emocional, sexual y de apreciación de la existencia común. A pesar de
poseer características positivas en otros renglones, entorpecen gravemente las relaciones
interfamiliares, especialmente al no resolver con claridad su problemática.
b).- Familia insegura: tiene como característica principal ser un grupo emocionalmente
inmaduro, con normas de convivencia convencionales, con mucha preocupación por la
descalificación social, con sentimientos de inferioridad y con excesivo interés por la
aceptación de los demás. Tales características hacen a sus miembros víctimas fáciles del
rechazo y la reprobación de los demás, al convertirse en un grupo susceptible a ello, lo cual
afecta considerablemente a sus miembros en aspectos fundamentales, como la seguridad
personal, la autoestima y la autenticidad.
c).- Familia tiránica: su constitución es claramente paranoide; se trata de un tipo de grupo
familiar excesivamente preocupado por el control de sus miembros; ese control es ejercido
por la persona dominante (generalmente el padre y, con menor frecuencia, la madre). Sus
características principales son la rigidez disciplinaria, la ambición ciega, el egoísmo que
ignora las necesidades individuales, el alto nivel de agresividad, el control exagerado y la
consecuente codependencia, que tiende a anular la personalidad de los hijos.
d).- Familia traumatizante: expresa graves problemas en sus relaciones interpersonales,
alto grado de violencia física o verbal. Escasa conciencia de lo patológico de sus relaciones
y extraordinaria inmadurez. Es frecuente encontrar en este tipo de familia a padres que
fueron a su vez hijos maltratados. Probablemente sea el tipo que genera más individuos
violentos, como resultado final, siendo necesaria la atención de estos problemas en centros
contra la violencia intrafamiliar; el acoso moral es una de sus principales características.
e).- Familia explotadora: se maneja con base en la extorsión y el chantaje emocional de
los padres hacia los hijos; sus relaciones afectivas son superficiales y poco significativas;
sus miembros son inseguros, poco auténticos, muy dependientes, culposos y temerosos.
Fundamentan su satisfacción en la obtención de bienes materiales obtenidos a través de la
manipulación.
Juventud.
Los jóvenes son, según la definición de las Naciones Unidas, las personas con edades
comprendidas entre los 15 y los 24 años de edad. La UNESCO, entiende que los jóvenes
constituyen un grupo heterogéneo en constante evolución y que la experiencia de “ser
joven”, varía mucho según las regiones del planeta e incluso dentro de un mismo país.
Bourdieu (1990) en su artículo titulado, La juventud no es más que una palabra, señala que
las relaciones entre la edad social y la biológica son muy complejas y, por tanto, suelen
estar sujetas a manipulación, sobre todo en el sentido de concebir a los jóvenes como una
unidad social con intereses comunes, por el único hecho de compartir un rango de edad.
La juventud se construye como un período de descubrimiento y crecimiento subjetivo, de la propia personalidad y del mundo circundante. Un descubrimiento de las propias capacidades y de las herramientas que el contexto le provee para poder crear y recrear su vida junto con el entorno que lo rodea. La juventud se construye así mismo, como un estado previsional de pasaje entre una etapa de la vida y otro ya que es una categoría de edad a la que los sujetos no pertenecen, sino que la atraviesan.
Esta etapa del ciclo vital está claramente marcada por el acontecer Biosociológico de los cuerpos, pero también por las marcas sociales (mitos y ritos) que abren el camino a la vida adulta o ponen fin a la niñez. Los ritos sociales o ritos de paso marcan las condiciones graduales de pasaje de una etapa de la vida a otra y en este caso, a la vida adulta. El matrimonio y la conformación de un hogar son uno de los principales ritos que determinan la finalización de la fase juvenil (Chapp, 1990).
La juventud se construye como un período de descubrimiento y crecimiento subjetivo, de la propia personalidad y del mundo circundante. Un descubrimiento de las propias capacidades y de las herramientas que el contexto le provee para poder crear y recrear su vida junto con el entorno que lo rodea. La juventud se construye así mismo, como un estado previsional de pasaje entre una etapa de la vida y otro ya que es una categoría de edad a la que los sujetos no pertenecen, sino que la atraviesan.
Esta etapa del ciclo vital está claramente marcada por el acontecer Biosociológico de los cuerpos, pero también por las marcas sociales (mitos y ritos) que abren el camino a la vida adulta o ponen fin a la niñez. Los ritos sociales o ritos de paso marcan las condiciones graduales de pasaje de una etapa de la vida a otra y en este caso, a la vida adulta. El matrimonio y la conformación de un hogar son uno de los principales ritos que determinan la finalización de la fase juvenil (Chapp, 1990).
Las representaciones sociales (mitos) acerca de la juventud se construyen y reconstruyen
continuamente, por eso, el de juventud es un concepto que nunca logra una definición
estable y acabada. Son estas representaciones de la vida social y cultural moderna las que
permiten asociar la juventud a la idea de goce, de ocio y, fundamentalmente, a la idea de
futuro. De allí emerge la frase popular que sentencia: “los jóvenes son el futuro de toda
sociedad”.
El desarrollo de los intereses, la vocación y los proyectos de vida están directamente asociados al concepto moderno de juventud ya que estos trazan los caminos a través de los cuales los sujetos escriben su propia historia. Juventud nos remite a la idea de un tiempo que deviene en proyectos (estrategias de vida) y, con ellos, los anhelos y deseos de “querer más” (expectativas de vida). Esta imagen social de la juventud como futuro de nuestra sociedad se fue instalando ambiguamente en el imaginario social en los comienzos de la era moderna. En efecto, la juventud podía ser entendida como la esperanza futura del progreso y desarrollo nacional o como Fuente de todo desorden y perversión (Chapp, 1990).
El desarrollo de los intereses, la vocación y los proyectos de vida están directamente asociados al concepto moderno de juventud ya que estos trazan los caminos a través de los cuales los sujetos escriben su propia historia. Juventud nos remite a la idea de un tiempo que deviene en proyectos (estrategias de vida) y, con ellos, los anhelos y deseos de “querer más” (expectativas de vida). Esta imagen social de la juventud como futuro de nuestra sociedad se fue instalando ambiguamente en el imaginario social en los comienzos de la era moderna. En efecto, la juventud podía ser entendida como la esperanza futura del progreso y desarrollo nacional o como Fuente de todo desorden y perversión (Chapp, 1990).
Definiciones del término conducta antisocial.
La conducta antisocial es una problemática que surge por la combinación de diversos
factores entre los que destacan la conducta turbulenta en la escuela, el consumo de drogas,
el alcoholismo, la relación antisocial con sus pares, las alteraciones emocionales, el
maltrato, los problemas familiares, entre otras situaciones que hacen a los individuos más
vulnerables.
La presente investigación retoma de esos factores el ambiente familiar y el maltrato para analizar su relación con las conductas antisociales, conocer cómo se comportan los individuos que viven con estos dos aspectos y observar si los mismos pueden ayudar a predecir la presencia de conducta antisocial en los jóvenes (Quiroz, 2007). La personalidad antisocial se desarrolla en ambientes en los que se dan el abuso infantil, los problemas económicos, la humillación, el castigo físico sistemático o las rupturas familiares. Vivir tales emociones en la infancia provoca una carencia importante de sentimientos, y esto propicia una tendencia a cometer actos delictivos en el futuro.
Se debe terminar con el círculo vicioso en el que los padres que fueron maltratados maltratan a sus hijos; se tiene que evitar que los padres que vivieron experiencias desagradables como hostilidad, rechazo, falta de comunicación, inestabilidad, etc., repitan patrones de conducta con sus hijos (Quiroz, 2007).
La presente investigación retoma de esos factores el ambiente familiar y el maltrato para analizar su relación con las conductas antisociales, conocer cómo se comportan los individuos que viven con estos dos aspectos y observar si los mismos pueden ayudar a predecir la presencia de conducta antisocial en los jóvenes (Quiroz, 2007). La personalidad antisocial se desarrolla en ambientes en los que se dan el abuso infantil, los problemas económicos, la humillación, el castigo físico sistemático o las rupturas familiares. Vivir tales emociones en la infancia provoca una carencia importante de sentimientos, y esto propicia una tendencia a cometer actos delictivos en el futuro.
Se debe terminar con el círculo vicioso en el que los padres que fueron maltratados maltratan a sus hijos; se tiene que evitar que los padres que vivieron experiencias desagradables como hostilidad, rechazo, falta de comunicación, inestabilidad, etc., repitan patrones de conducta con sus hijos (Quiroz, 2007).
Factores de riesgo de las conductas antisociales.
Para Berkowitz (1996), un factor de riesgo es una condición que aumenta la probabilidad
de la ocurrencia de acciones agresivas, aunque no de forma invariable. Loeber (1990), por
otra parte, conceptualiza estos factores como eventos que ocurren con anterioridad al inicio
del problema y que predicen el resultado posterior, incrementando la probabilidad de su
ocurrencia por encima de los índices básicos de la población. Esta perspectiva es la que, a
juicio de Berkowitz (1996), debería adoptarse al considerar todas las condiciones que
pueden promover la conducta antisocial y delictiva en jóvenes y jóvenes.
Cuando se introduce el concepto de factor de riesgo suelen realizarse una serie de aclaraciones. En primer lugar, se dice que el concepto de factor de riesgo es “probabilístico”, no determinista. El que un individuo presente factores de riesgo no implica que necesariamente vaya a desarrollar conductas problemáticas; significa únicamente que, si lo comparamos con un individuo sin esos factores, tendrá una mayor probabilidad de llegar a implicarse en esas conductas. En relación con esta idea, es necesario matizar que los factores de riesgo no llegan a tener el estatus de “causas”, es decir, son elementos predictores, pero no implican una causa directa y lineal (Luengo, Sobral, Romero y Gómez, 2002).
Cuando se introduce el concepto de factor de riesgo suelen realizarse una serie de aclaraciones. En primer lugar, se dice que el concepto de factor de riesgo es “probabilístico”, no determinista. El que un individuo presente factores de riesgo no implica que necesariamente vaya a desarrollar conductas problemáticas; significa únicamente que, si lo comparamos con un individuo sin esos factores, tendrá una mayor probabilidad de llegar a implicarse en esas conductas. En relación con esta idea, es necesario matizar que los factores de riesgo no llegan a tener el estatus de “causas”, es decir, son elementos predictores, pero no implican una causa directa y lineal (Luengo, Sobral, Romero y Gómez, 2002).
Clasificación de los factores de riesgo de las conductas antisociales.
Los factores de riesgo no son entidades que actúen aisladamente determinando
unívocamente unas conductas, sino que, al interrelacionarse, predicen tendencias generales
de actuación. Esto conduce a que la exposición de los principales factores de riesgo para el
ejercicio de conductas antisociales se realice atendiendo a dos grandes grupos: 1) factores
ambientales y/o contextuales y, 2) factores individuales. Asimismo, los factores
individuales se subdividen, a su vez, en: a) mediadores biológicos y factores bioquímicos, b) factores biológico-evolutivos, c) factores psicológicos y, d) factores de socialización
(familiares, grupo de iguales y escolares) (Luengo et al., 2002).
Se puede afirmar que la presencia o ausencia de factores de riesgo, no es una garantía de la
presencia o ausencia de conductas antisociales respectivamente; pero se señala que a mayor
número de factores de riesgo habrá mayor probabilidad de que aumente la probabilidad de
aparición de conductas antisociales.