domingo, 31 de mayo de 2015

Adolescentes latinoamericanos, aculturación y conducta antisocial. Jorge Sobral Fernández, José Antonio Gómez-Fraguela, Ángeles Luengo, Estrella Romero y Paula Villar Universidad de Santiago de Compostela

El principal objetivo de este estudio es analizar si los estilos de aculturación de Integración, Separación, Asimilación y Marginación propuestos en el modelo de Berry pueden ser replicados en una muestra de adolescentes inmigrantes latinoamericanos que viven en España y examinar la relación de esas estrategias con el nivel de conducta antisocial y abuso de alcohol. Para ello se ha analizado una muestra de 750 adolescentes inmigrantes latinoamericanos escolarizados en diferentes centros de Galicia y Madrid. Los resultados obtenidos confirman la existencia de las cuatro estrategias de aculturación, siendo la integración la más utilizada y la marginación la que menos. En cuanto a la relación de esos estilos con la conducta antisocial y el consumo de alcohol, se observa que es el grupo de adolescentes latinoamericanos que optan por la estrategia de separación los que presentan mayores conductas antisociales y, contrariamente a lo esperado, es el grupo de marginación el que se asocia con menores actos antisociales.

Latin-American adolescents, acculturation and antisocial behavior. The main purposes of this study are: a) To determine whether the acculturation styles proposed by Berry’s model (integration, separation, assimilation and marginalization) can be replicated in a sample of Latin-American immigrant adolescents living in Spain; b) to examine the relationships between acculturation styles and both antisocial behavior and involvement with alcohol. For these purposes, data were collected in a sample of 750 Latin-American immigrants in a number of schools in Galicia and Madrid. Results confi rm the existence of the four acculturation strategies, with integration and marginalization as the most and least used, respectively. With respect to the relationships of these styles with antisocial behavior and alcohol use, it was found that adolescents who use the separation strategy show the highest levels of antisocial behavior; conversely, and contrary to expectations, the marginalization group had the lowest levels of antisocial involvement. 

La inmigración es un fenómeno global en las interconectadas sociedades de nuestros días. Su magnitud es tal que implica a cientos de millones de personas en un amplio número de países (Informe Population Report, 2002, de la ONU) y muchos indicadores apuntan que continuará creciendo en un futuro próximo. Grandes multitudes de individuos están y estarán contribuyendo a constituir sociedades cada vez más interculturales, al tiempo que experimentan necesariamente el llamado proceso de «aculturación». Este concepto es un clásico dentro de las ciencias sociales desde que Redfi eld, Linton y Herskovits en 1936 lo propusieran para referirse a los cambios culturales resultantes del contacto directo e intenso entre individuos o grupos con distintas culturas. Desde entonces ha sido ampliamente empleado dentro de las ciencias sociales para referirse a los cambios producidos en colectivos tan diversos como los turistas, los refugiados políticos, los inmigrantes, etc. (Rudmin, 2003; Ward, Bochner y Furnham, 2001). 

En el ámbito psicológico, la aculturación se ha convertido en un concepto central para el análisis del fenómeno migratorio. Tanto es así que uno de los modelos psicológicos más ampliamente difundidos, y que probablemente haya generado más investigación sobre la población inmigrante, se centra en este concepto y las estrategias que los individuos adoptan para enfrentarse a tal proceso. Nos estamos refi riendo al modelo de Berry (Berry, 1997; Berry, Phinney, Sam y Vedder, 2006). Esta aproximación se fundamenta en el balance resultante del supuesto choque entre la cultura de procedencia y la de acogida. Los estudios realizados desde esta perspectiva suelen diferenciar las siguientes «estrategias de aculturación»: a) Integración (caracterizada por actitudes positivas hacia ambos contextos culturales, el de origen y el de acogida). 

El inmigrante parece esforzarse por «normativizarse» en su nuevo entorno, mostrando una disposición actitudinal positiva hacia los inputs que de él proceden; al tiempo que no reniega ni renuncia a las señas de identidad de su contexto de procedencia); b) Asimilación (aceptación y predisposición actitudinal positiva hacia el nuevo entorno cultural, acompañada de rechazo, desprecio y/o olvido de las características del de origen); c) Separación (cuando se constata un disgusto y/o rechazo ante el entorno de acogida y se acompaña de una cierta exaltación/idealización de la cultura de origen. Podría ser entendido como un patrón reactivo predominantemente «nostálgico»); y, por último, d) Marginación (estrategia en la que predominan actitudes negativas hacia ambos entornos culturales). 

Estos diferentes estilos de afrontar la experiencia de aculturación han sido puestos en relación con numerosos dominios, tanto  del ámbito de la «normalidad» como de la «desviación». En este último destacan aquellos trabajos que han relacionado el proceso de aculturación con dos contextos específicos: por una parte, el de la conducta antisocial y/o delictiva, y, por otra, el de la psicopatología y sus trastornos. Este ámbito psicopatológico ha sido conectado con la experiencia de la inmigración a través del concepto de «estrés aculturativo» (Bhugra, 2004; Collazos, Qureshi, Antonin y Tomás-Sábado, 2008), en la búsqueda de clarificar las confusas, y frecuentemente contradictorias, evidencias empíricas disponibles sobre la relación entre la experiencia migratoria y la prevalencia de ciertos trastornos mentales (depresión, ansiedad, esquizofrenia, etc.). Por lo que se refi ere a la conducta transgresora, Gómez-Fraguela, Sobral, Luengo, Romero y Villar (2009), en un estudio realizado con 2.400 adolescentes españoles y latinoamericanos, residentes en Galicia y Madrid, han encontrado menores niveles de conducta antisocial entre inmigrantes que entre nacionales, con la excepción de una mayor tendencia de los primeros a recurrir a la agresión interpersonal en situaciones conflictivas. 

En relación a las estrategias de aculturación mencionadas, estudios realizados con adultos han encontrado una relación relativamente consistente entre inmigración y delincuencia en aquellos que se enfrentan a la experiencia aculturativa con el estilo de «Marginación» (desprecio por la cultura de origen y por la de acogida; Berry, 1997; Coatsworth, Maldonado, Molina, Pantin y Szapocnik, 2005). Es necesario recordar que la mayor parte de estos estudios se ha realizado en contextos en los que la necesidad de aprender un nuevo idioma juega un rol fundamental en el desarrollo del proceso de aculturación, convirtiéndose la relación con el idioma en muchos estudios en el principal criterio para determinar la estrategia de aculturación de un individuo (Marsiglia, Kulis, Wagstaff, Elek y Dran, 2005; Rogler, Cortes y Malgady, 1991; Zarza y Prados, 2007). 

domingo, 3 de mayo de 2015

Tratamiento de niños y adolescentes en conflicto con la ley penal. por Lic. Gabriela A. Arévalo Lic. Jorge R. Maldonado

Introducción:
Para comenzar expondremos por que utilizamos la denominación “niños y adolescentes en conflicto con la ley penal" el lugar de otros como menores delincuentes", "joven delincuente", " precoces delincuentes", "menor infractor", pues estos sustantivos remiten a la Ley de Patronato 10.903 (de 1919) que los considera como "objetos" y no como sujetos de derechos, como los concibe la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (aprobada por la ONU en 1989, ratificada por nuestro país en 1990 e incorporada a la Constitución en la reforma de 1994). Estos términos están revestidos de un sentido peyorativo que define a los adolescentes a partir de su comportamiento y refuerzan prejuicios, estigmas y desigualdades sociales. Entonces hablar de niño y adolescentes en conflicto con la ley penal "es lo apropiado para referirse a los niños y  adolescentes que cometen delitos, ya que define la situación en la que se encuentran en lugar de "estigmatizarlos" o "marginarlos" por su conducta. Al referir niño o adolescente  en conflicto con la ley penal, estamos haciendo referencia a un niño con características diferenciales respecto al resto del universo de los “niños”

Esto es avalado por La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño establece que todo niño y adolescente en conflicto con la ley penal tiene derecho a:
- a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover su reintegración y que éste asuma una función constructiva en la sociedad.
- que se le garantice, por lo menos, lo siguiente: que se lo presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley; que será informado sin demora de los cargos que pesan contra él y que dispondrá de asistencia jurídica u otra asistencia apropiada en la preparación y presentación de su defensa; que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano judicial competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado y, al menos que se considerare que ello fuere contrario al interés superior del niño, teniendo en cuenta en particular su edad o situación y a sus padres o representantes legales; que no será obligado a prestar testimonio o a declararse culpable, que podrá interrogar o hacer que se interrogue a testigos de cargo y obtener la participación y el interrogatorio de testigos de descargo en condiciones de igualdad; - que se respete plenamente su vida privada en todas las fases del procedimiento.

Desarrollo:
A los fines didácticos de compartir códigos comunicaciones con Uds. definiremos la  Psicología, luego la adolescencia,  para llegar a comprender lo que denominamos adolescente trasgresor. 
Psicología: “Es el estudio científico del comportamiento y de los procesos mentales”.
Los estudiosos de la Psicología describen, explican, predicen e intentan modificar el comportamiento para mejorar la calidad de vida de las personas tanto en el nivel individual como grupal.
Centrándonos en nuestra provincia, las Normativas Institucionales del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba, en la Ley 7106 (Disposiciones para el Ejercicio de la Psicología)  nos expresa: El ejercicio de la Psicología se desarrollara en los niveles individual, grupal, institucional y comunitario, ya sea en forma publica o privada, en las áreas de la Psicología Clínica, Educacional, Laboral, Jurídica y Social.
Se entenderá por área de la Psicología Jurídica: la esfera de acción  que se realiza en los Tribunales de Justicia, Institutos Penitenciarios, de internación de menores y en la práctica privada de la profesión.

Se considera ejercicio de la profesión de psicólogos, en  el área de la Psicología Jurídica: el estudio de la personalidad del sujeto que delinque, la rehabilitación del penado; la orientación psicológica del liberado y de sus familiares, la actuación sobre las tensiones  grupales en Institutos Penales con tareas de Psicohigiene, la colaboración en peritajes, empleando los instrumentos específicos, la realización de peritajes psicológicos, realización de peritajes y estudios de adopción y de conflictos familiares.
Asimismo es necesario revisar breve y focalizadamente algunas características de la psicología evolutiva:
La infancia: es la fase del desarrollo desde del nacimiento (perinatal) hasta el comienzo de la madurez (pubertad).

Términos como niño, lactante, niño pequeño, niño en edad escolar, son considerados meros esquemas  didácticos, pues el desarrollo es un proceso con innumerables grados de libertad, con  particularidades típicas para cada subfase en interrelación compleja con la cultura, el contexto ambiental, la estimulación y dinámica del contexto familiar.
La etapa infantil está marcada por la dependencia básica; el niño se caracteriza por su deseo de crecimiento y se siente dominado por las fuerzas, no sólo físicas, sino también intelectuales, morales, sociales y expresivas de los adultos. El objetivo fundamental de esta etapa es ayudar al niño a sentirse seguro, gracias a la protección que se les brinda y a los alientos que se les proporciona, en sus actuaciones más diversas.
La adolescencia es una etapa con características propias y singulares que comienza en la infancia y da paso a  la edad adulta, durante ella se producen  cambios y transformaciones, que no solo afectan a las características puramente físicas de las personas, sino también a sus aspectos intelectuales, emocionales, sociales y psicológicos,  haciendo de esta etapa uno de los periodos más difíciles y turbulentos de la existencia.