jueves, 28 de agosto de 2014

Factores Psicosociales Asociados a la Delincuencia Juvenil. Boris Andrei Valdenegro

RESUMEN

Este estudio analizó la relación entre participación social, anomia subjetiva, apoyo social percibido, locus de control y percepción de ser objeto de prejuicio, en relación con la variable infracción de ley. Se encontraron diferencias significativas entre los grupos en participación social (p < 0.05), apoyo social percibido (p < 0.001) y percepción de ser objeto de prejuicio (p < 0.05), no encontrándose diferencias en anomia subjetiva y locus de control. Se estableció una relación lineal entre participación social, apoyo social percibido, percepción de ser objeto de prejuicio e infracción de ley, con un 19.5% de varianza explicada. Los resultados demuestran la relevancia de dichas variables en la dinámica analizada y la complejidad del fenómeno, requiriéndose nuevas investigaciones que profundicen estos hallazgos.

Palabras Clave: factores psicosociales, delincuencia juvenil.

ABSTRACT

This study analyzed the relation between social participation, subjective anomia, perceived social support, locus of control and perception of being object of prejudice, in relation to the variable infraction of law. Significant differences were found between groups in social participation (p < 0.05), perceived social support (p < 0.001) and perception of being object of prejudice (p < 0.05). There were no significant differences between groups in subjective anomia and locus of control. A linear relation was found between social participation, perceived social support, perception of being object of prejudice and infraction of law, with a 19.5% of explained variance. The results demonstrate the relevance of these variables in the analyzed dynamic and the complexity of the phenomenon, requiring new investigations that deepen these findings.

Keywords: psychosocial factors, juvenile delinquency.

En la actualidad es común oír hablar en determinados círculos académicos que la delincuencia es un problema de orden multicausal, no pudiendo ser abordado desde una única perspectiva explicativa: "la delincuencia es un fenómeno social, dado que afecta directa o indirectamente a toda la sociedad (...) está asociada a la dialéctica entre determinantes socioculturales y económicos, familiares e individuales" (Araya & Garat, 1998, p. 74). Sin embargo, tanto en las investigaciones que abordan la temática como en los discursos sociales referentes a ésta, se suelen resaltar las dimensiones individual o microsocial, las que en muchas oportunidades se asumen como elementos explicativos únicos y suficientes, incluso separadamente. Por otro lado, el fenómeno de la delincuencia generalmente es asumido de modo sesgado y alarmista, siendo normal en nuestra sociedad plantearse desde una "lógica militar" en la que se le visualiza como un enemigo al cual se debe derrotar. Contrariamente a lo que se podría suponer desde estos planteamientos, al analizar las estadísticas disponibles a nivel nacional se puede advertir que el fenómeno de la delincuencia no es mayor que el existente en otros países: de acuerdo a un estudio de la Fundación Paz Ciudadana (1996), Chile se encuentra por debajo de la media en relación a otros países respecto al riesgo de ser víctima de robo. No obstante lo anterior, según Vargas (2003), la delincuencia entre los años 1990 al 2000 es una de las problemáticas que adquiere mayor connotación dentro de los sondeos de opinión pública, disputando marcadamente un puesto de relevancia con temáticas de importancia histórica tales como la pobreza, la salud, la educación y el empleo, no obstante caer al cuarto lugar en la reciente Encuesta de Seguridad Ciudadana (INE, 2004). A lo anterior se suma que, de acuerdo con Paz Ciudadana (1998), en una investigación que representó al 45% de la población del país, el 34.1% de los hogares ha declarado haber sido víctima de robo o intento de robo durante 1998. De este modo, se debe asumir que la delincuencia es un fenómeno de nuestra sociedad que estaría afectando a una parte importante de la población, tanto desde la percepción que se tiene de la misma en tanto temática relevante como desde quienes se ven afectados directa o indirectamente por ésta. Un ingrediente de mayor complejidad surge al momento de intentar comprender la llamada "delincuencia juvenil", la cual necesariamente requiere de una aproximación que considere elementos propios de la especificidad de esta problemática. Según Paz Ciudadana (1998), la estimación del porcentaje de jóvenes que cometieron robos o hurtos en relación al total para igual categoría ascendió al 24% en 1998, lo que correspondería (según estimaciones de los investigadores) entre un 0.2 y 0.4% del total de jóvenes entre 14 y 18 años. Asimismo, durante el periodo 1990-1998, el porcentaje de aprehensiones de jóvenes en relación al total de éstas fluctuó entre un 7 y un 11%; dentro de este análisis, el porcentaje de participación de jóvenes en el total de delitos en contra de la propiedad habría aumentado de un 13 a un 23% en iguales años, siendo a la vez la causa más frecuente dentro de los delitos a nivel juvenil (50%). En relación a la violencia de los delitos juveniles (según el mismo estudio), se puede apreciar que se ha registrado una fuerte alza en la categoría de "Robo con Violencia", desde un 18% en 1995 a un 28% en 1998, lo que indicaría que se estaría ante una tendencia al aumento en el nivel de violencia con que operarían los jóvenes infractores o delincuentes. Las anteriores cifras son complementadas por un estudio realizado por Álvarez (1994), en el cual se indicaría un incremento de las cifras de los jóvenes ingresados al sistema de rehabilitación conductual, desde 1985 hasta 1994.

Los aspectos reseñados permiten establecer que la problemática de la delincuencia juvenil (en tanto cifras y en cuanto al tipo de dinámica generada) ha registrado un aumento en la frecuencia y en el grado de violencia con que es ejercida. Se entiende en este marco la relevancia de abordar este fenómeno en tanto realidad emergente y persistente.

En este contexto surge en la presente investigación la consideración de determinadas variables asociadas a la delincuencia juvenil desde una perspectiva psicosocial, es decir, incluidas dentro de una matriz que intente comprender el proceso incorporando elementos del nivel social e individual de manera conjunta: "Una perspectiva (óptica) psicosocial se sitúa en el interjuego entre el individuo y la estructura social, concibiéndose la relación entre lo individual y social, desde una dinámica de mutua constitución" (Asún, Alfaro, Fernández, Báez, Pérez & Vergara, 1998, p. 25).

Factores Psicosociales Asociados a la Delincuencia Juvenil

Los factores asociados con la delincuencia juvenil que se someterán a análisis han surgido como tales en diversas investigaciones y derivaciones teóricas que han tratado de abordar la denominada "conducta desviada". Se pretende, por una parte, estudiar la relevancia que tienen para el fenómeno de la delincuencia juvenil dichos factores asociados, y por otra, articular estas variables dentro de un modelo de carácter explicativo que dé cuenta de la acción conjunta de estas dimensiones. Se propone un modelo en que la delincuencia juvenil pueda ser entendida desde una perspectiva multidimensional, existiendo en cada nivel factores asociados interactuantes; esta visión permitiría enmarcar el fenómeno en los procesos propios del contexto sociocultural en el que se desarrolla, con sus particulares características (valores culturales dominantes, pertenencia a focos urbanos, marginalidad social, etc.). Un esfuerzo importante en este sentido lo constituye la Ecología del desarrollo humano de Bronfenbrenner (1987), desde la cual se comprende la conducta humana como una relación funcional ente la persona y su contexto, entendiendo éste como "un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe en la siguiente" (p. 23), estructuras que a su vez son mutuamente interactuantes. Así entendido, este modelo pretende "proporcionar un esquema conceptual unificado pero muy diferenciado, para describir e interrelacionar estructuras y procesos, tanto en el ambiente inmediato como en el más remoto" (p. 30). Según el autor, este espacio ecológico está constituido por cuatro dimensiones fundamentales: microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema, integrándose los diversos factores de modo simultáneo.

La presente investigación asume la reformulación que Belsky (1980) desarrolla sobre el modelo de Bronfenbrenner (concebida para el abordaje del abuso sexual infantil). En esta redefinición, el microsistema se identifica con el ámbito individual-familiar, siendo el nivel con mayor proximidad para el sujeto. El segundo nivel, denominado exosistema, se compone para el autor por la comunidad más próxima al sistema familiar, incluyendo instancias tales como la escuela, la iglesia, las instituciones recreativas y los organismos de control social. Finalmente, el macrosistema lo conceptualiza en torno a los sistemas de creencias y estilos de vida de una sociedad en particular, que afectan al individuo aunque no se encuentre presente. Dentro del cuerpo de investigación que relaciona este enfoque ecológico con la delincuencia juvenil, es relevante destacar a Frías, López y Díaz (2003), quienes ponen a prueba el modelo ecológico reformulado por Belsky (1980) como marco teórico explicativo. En dicha investigación se estudiaron una serie de variables asociadas a los distintos niveles ecológicos, haciéndose un análisis de la influencia entre contextos y de éstos para con la conducta infractora; los resultados arrojan que el microsistema es el único contexto ecológico que presenta un efecto directo en la conducta infractora, reafirmándose asimismo la relación de mutua influencia entre los diversos contextos, los que repercuten a través de esta relación de modo indirecto en dicha conducta infractora.

De acuerdo a las reflexiones anteriores, se puede abordar a la delincuencia juvenil no sólo como un fenómeno multicausal, sino que conjuntamente comprenderlo desde un modelo que permita una aproximación integradora de las distintas dimensiones emergentes desde los contextos ecológicos reseñados. Desde el enfoque psicosocial contenido en el modelo ecológico, se distinguirán entonces en relación al fenómeno de la delincuencia juvenil diversas "capas" en que se expresan distintas variables interactuantes, no siendo ninguna en particular por sí sola explicativa de la complejidad total. Asociadas a cada una de estos contextos se agrupan las variables que se han considerado relevantes en el presente estudio: anomia subjetiva (Asún et al., 1998; Cooper, 1988; Parry, 1997), apoyo social percibido y participación social (Asún et al., 1998), así como locus de control (Clemente, 1987; Jessor & Jessor, 1977; Raine et al., 1982) y percepción de ser objeto de prejuicio (Cooper, 1988, 1999). Así entendido, la propuesta del presente estudio relaciona el microsistema con las variables locus de control y apoyo social percibido, al asociarse con elementos de nivel individual y de percepción de apoyo de la red más próxima al sujeto; el exosistema se entiende relacionado con la variable participación social, al abordarse el ambiente laboral y la participación en organizaciones sociales; finalmente, el macrosistema se entiende vinculado a las variables anomia subjetiva en tanto se constituye en la dimensión subjetiva del estado de la normativa sociocultural, y percepción de ser objeto de prejuicio, como el reflejo de las prácticas sociales rotuladoras basadas en los estereotipos culturales acerca de la delincuencia. 

Para efectos del presente estudio, se entenderá anomia subjetiva como "la desestructuración percibida del espacio y tiempo colectivos, del orden social y del lugar que los individuos ocupan dentro de éste" (Valenzuela, 1984, p. 24); apoyo social percibido se concebirá como el "conjunto de contactos personales por medio de los cuales el sujeto mantiene su identidad social e intercambia apoyo afectivo, ayuda material y otros servicios tales como información y contactos sociales, desde los parientes, conocidos, amigos, personas significativas e individuos vinculados a servicios" (Asún et al., 1998, pp. 30-31); participación social se entenderá como el "nivel en el cual el individuo hace uso de los medios sociales que le permitirán cumplir ciertos fines" (Asún et al., 1998, p. 33); locus de control se entenderá como una dimensión atribucional que permite categorizar las causas de los eventos en internas (percibidas como intrínsecamente ligadas a características propias del actor) o externas (percibidas como residiendo en otras personas o en las características del medio) (Calderón, 1996); se entenderá percepción de ser objeto de prejuicio a la "actitud hostil y negativa hacia un grupo distinguible" (Aronson, 1983, p. 183) percibida por el propio grupo prejuiciado que "suele afectar profundamente la autoconciencia del grupo objeto de prejuicio" (Cooper, 1988, p. 145). Finalmente, se entenderá a la delincuencia juvenil como "aquel comportamiento que infringe la ley o las normas establecidas de manera reiterada o crónica, efectuada por parte de menores de edad" (Araya & Garat, 1998, p. 70).