domingo, 1 de mayo de 2011

La Era del Bullyng. V. Jackson.V.Gaete.C.Mckay. El Post. Chile.


Videos en la web, niños agredidos, asustados de ir al colegio. Desde Estados Unidos llegan aterradoras noticias sobre menores que se suicidan abrumados por el abuso de sus pares. El bullying dejó der ser un asunto aislado para transformarse en un problemas de todos los que tienen hijos. En este dossier semanal Vinka Jackson, colaboradora habitual de El Post, analiza a fondo el tema, sus orígenes y formas de enfrentarlo. A ella se suman las visiones expertas de la Pediatra y especialista en adolescentes, Verónica Gaete, y desde el Mineduc, de Cecilia McKay.

Quizás,  uno de los temores más opresivos en relación a nuestros hijos,  luego de la posibilidad del abuso a manos de adultos, es el abuso que ocurre entre niños, en sus colegios.
La OMS ha llamado a un esfuerzo concertado de legisladores, proveedores de salud y familias para abordar un problema de salud “mayor” por la morbilidad -en desórdenes psicosomáticos y depresión- y la mortalidad asociadas al bullying. Éste se define como “una forma multifacética de maltrato que se caracteriza por la exposición repetida de un ser humano a agresiones físicas o psicológicas” (OMS, Junio 2010 Al Final Articulo Original)  y representa un desafío -en colegios y  lugares de trabajo- que exige compromisos sociales amplios, y no sólo de las instituciones donde ocurre.
Intimidación, humillación, difamación, agresión física, psicológica y verbal, marginación social, a veces acoso sexual, y la crueldad como constante, son formas en que se expresa el fenómeno delbullying (una palabra que nació en los 1700 como expresión amorosa, “bully”, que luego derivó en “cafiche” y más tarde, en los 1800, en acosador, cuando se documenta por primera vez el abuso entre niños en los colegios). Las huellas que éste deja en sus víctimas pueden ser devastadoras -para ellas y para todos- y basta recordar la masacre de Columbine, y el número de suicidios intentados y logrados cada año por niños y adolescentes que se rinden ante el tormento infligido sobre ellos.
El 21 de abril, sin ir más lejos, se informó del suicidio de dos muchachas norteamericanas de 14 años, alumnas de octavo. Una de ellas, colorina y con algo de sobrepeso, no soportó el aislamiento y acoso sistemático debido a su apariencia. Su única y mejor amiga  -buena alumna y estrella de hockey- fue solidaria en la defensa frente al acoso, que le costó su propia expulsión del colegio (por intentar detener una pelea) y también la muerte. Ambas se ahorcaron, luego de dejar amorosas notas a sus familias (y antes en Facebook, como mal presagio) pidiendo, una de ellas, que todo en su funeral  fuera “rosado, con motivos de princesas y mariposas”.
Muchos reportes noticiosos se centraron en la prevención de conductas suicidas durante la adolescencia, más que en la pregunta sobre qué puede llevar a la emergencia de la crueldad entre los niños, o qué responsabilidad social nos cabe a los adultos en ello. Costó un mundo lograr que las autoridades escolares conversaran con la prensa y la comunidad, hubo algunas intervenciones con psicólogos, pero padres y apoderados reportaban una vuelta a la “normalidad” del bullying en el colegio,  pocos días después del funeral de las niñas.
En Chile, acabamos de conocer la encuesta MINEDUC que arroja, a nivel nacional, un 86% de estudiantes  encuestados -193,523 niños y niñas- como testigos de bullying en sus colegios. En EEUU las estadísticas son similares, pero de estudiantes que lo han experimentado directamente: entre 72 y 80%. Diariamente, sobre 100 mil niñ@s faltan a clases por temor a nuevos abusos. Se estima que un menor sufre bullying cada 7 minutos y que el 85% de los incidentes ocurren sin ninguna supervisión adulta, aunque sí frente a testigos pasivos -menores de edad- que poco y nada pueden o eligen hacer por proteger a las víctimas. Los estudios indican que los niños están más expuestos a bullying físico y verbal; las niñas al social, psicológico, y también sexual; otras víctimas frecuentes son aquellos niñ@s con alguna limitación o discapacidad, u homosexuales. A nivel online y celular, 59% del acoso y cyberbulling -ambos consistentes en maltrato y agresiones, pero el segundo sostenido en el tiempo- proviene de otros niños y jóvenes (ver estudio). Cada año, 19 mil niñ@s intentarán suicidarse, y entre 15 y 25 morirán por esta causa, en un solo país. Cifras análogas se repiten en UK, o Austria (que sería el país europeo con mayor bullying).
¿Cómo es posible que tantos niños, y sus padres, no puedan sentirse tranquilos en relación a sus colegios? ¿Cómo, aún en este siglo, no logramos erradicar los tratos crueles, entre y contra quiénes sean? ¿Cómo evitamos el bullying o, por lo bajo, desde donde dónde fortalecemos a nuestros niñ@s? Son preguntas que a cualquier padre/madre podrían hacerle eco.
Para entender mejor desde dónde podemos abordar constructivamente este problema, conversamos con la Doctora Pamela Orpinas, Profesora de Promoción de Salud y Conducta en la Universidad de Georgia, reconocida internacionalmente por su trabajo en prevención de bullying, creadora de una escala de agresión utilizada en varios países y autora del libro Bullying prevention: Creating a positive school climate and developing social competence, único de la prestigiada Sociedad Americana de Psicología (APA) en la materia.
A modo de resumen -la conversación fue extensa y detallada-, señaló que es esencial enfrentar elbullying desde un buen diagnóstico sobre lo que está ocurriendo en la escuela. Éste debe considerar las múltiples causas y fuerzas que operan en el fenómeno, y  apuntar al diseño de soluciones no tanto punitivas, sino participativas para alumnos, cuerpo docente, autoridad escolar y apoderados. Entre éstas se incluye un adecuado entrenamiento de los maestros para enfrentar los casos especialmente más severos; apoyos, colaboraciones e intercambio de experiencias exitosas entre colegios; comunicaciones honestas entre autoridades escolares y familias sobre la dimensión del problema y/o sus efectos; promoción de competencias sociales en los estudiantes.
Asimismo, es recomendable que en cada establecimiento exista un grupo de personas (consejeros, profesores, alumnos) dedicados a evaluar el problema, desarrollar estrategias de prevención, y tomar acciones rápidas y efectivas cuando ocurre el bullying. Es importante realizar distinciones y precisiones acerca de los niveles de peligrosidad de cada situación, a fin de desplegar el debido sentido de urgencia. En ocasiones, la intervención podría hasta requerir la acción de la justicia (cuando existe, por ejemplo, porta o uso de armas), pero en muchas otras, las soluciones pueden ser tan sencillas como aumentar la supervisión e interacción con adultos positivos en ciertas áreas de las escuelas. Cualquiera sea la estrategia, dice la Doctora Orpinas, la clave está en fortalecer un ambiente de respeto, y códigos relacionales saludables para la cultura escolar -entre adultos, cuerpo docente y apoderados, y los niños-. Lo anterior requiere -y en esto es enfática- del soporte y adhesión de la comunidad en el sentido más amplio.
Su visión me parece acertada, a partir de la experiencia. Casos severos de bullying en el colegio donde trabajé años, los enfrentamos exitosamente desde el refuerzo de un clima de respeto y cuidado mutuo, aliándonos, además, con estudiantes positivos y  generosos en asumir un rol deamigo-mentor-contenedor de l@s alumn@s conflictivos (quienes además participaban de terapia).
Hay quienes podrían dudar de la elección del afecto, apoyo mutuo y compasión, junto a límites muy claros, como herramientas frente un problema tan serio, pero la  Doctora Orpinas refuerza nuestra convicción en el poder de estos abordajes cuando recuerda el “Pink Shirt Day” de Canadá que, según ella, ejemplifica plenamente la responsabilidad comunitaria en enviar un mensaje positivo y claro de no-aceptación del bullying. Este feriado nació a propósito de un alumno acosado por usar una polera rosada, su primer día de clases. Al día siguiente, dos compañeros llevaron 50 poleras iguales para profesores y alumnos, en señal de solidaridad y rechazo masivo al bullying. El año 2008, el Primer Ministro Canadiense llamó a usar pink shirts en todo lugar, colegios y trabajos. Hoy en día, otros países se han sumado. Este video es una señal esperanzada, que ojalá anime nuestros mejores esfuerzos al respecto.
La celebración en esta semana del ‘Día de la Convivencia Escolar’ y algunos hechos de los últimos días, en especial la difusión por parte del Ministerio de Educación,  de la Primera Encuesta Nacional de Bullying, han vuelto a relevar el tema de la violencia escolar.
Al comentar los resultados del estudio el ministro Lavín hizo énfasis en la preocupante realidad actual: "Estas cifras demuestran que el bullying es una enfermedad que, lamentablemente, llegó a nuestros colegios para quedarse y que exige políticas concretas desde ahora".
Vale la pena detenerse en los hallazgos de este primer diagnóstico a nivel nacional y de la frecuencia de situaciones asociadas al matonaje escolar en establecimientos de enseñanza media.La metodología utilizada fue una encuesta anónima de 26 preguntas aplicada a 225.027 alumnos de segundo medio, que rindieron el SIMCE en octubre de 2010, en 2.658 establecimientos escolares. No se les preguntó si eran víctimas o victimarios; solo se les pidió que respondieran como testigos. El sondeo reveló cifras impactantes. En el lapso del último año, 86% de los estudiantes vio "algunas veces, siempre o casi siempre" cómo los alumnos se insultan, burlan o descalifican, 71% fue testigo de peleas y 50% de amenazas u hostigamiento entre compañeros.Especialmente preocupante resultó que el 69% reportó robos o hurtos, 10% agresiones con armas blancas y 6% (13.217 estudiantes) ataques con armas de fuego en sus colegios. El estudio evidenció además, que si bien la violencia escolar es más frecuente en los colegios municipalizados y particulares subvencionados y dentro de los grupos socioeconómicos de menores recursos, el fenómeno hoy permea todos los estratos sociales.
Por mi trabajo en la Clínica Las Condes y la Corporación SERJOVEN, estoy en contacto permanente tanto con adolescentes de colegios particulares como de escuelas municipales, y ambos grupos hablan del aumento de la violencia escolar. Es por ello que no nos podemos quedar en la cifras, sino que es necesario alzar más alto las voces y ponernos en acción: aplicar claros planes y programas para prevenir, de una vez por todas, estas situaciones.
Sin duda, al Estado le corresponde hacerse cargo del tema y las autoridades ya han  anunciado e iniciado acciones al respecto. Pero no es menor el rol que le compete a la sociedad civil en la resolución del mismo. Variadas entidades educativas y particulares se han hecho eco de la situación y han llamado a difundir y conocer programas exitosos, pero es especialmente a los padres, y en particular a quienes tienen hijos adolescentes, a quienes les corresponde enseñar y guiar a los chicos para una convivencia armónica y saludable, que no dé espacio a situaciones que pueden llegar a destruir la vida de un joven.
Estas son algunas ideas para comenzar a trabajar con los hijos:
-Preocúpese de enseñarle a sus hijos a ser respetuosos con los demás y a ponerse en el lugar de los otros (ser empáticos). Es difícil que alguien que posee estas características llegue a perpetrar bullying.
-Instrúyalos en técnicas de resolución no violenta de los conflictos.
-Converse con ellos acerca del bullying, de lo intolerable que resultan los abusos de cualquier tipo y el sufrimiento que producen en los involucrados, en especial en las víctimas, pero también en los testigos. Enséñeles que los victimarios son habitualmente jóvenes con problemas, que con frecuencia necesitan de ayuda profesional.
-Hábleles sobre cómo espera que se comporten cuando estén con otras personas de su edad: no al matonaje, no a alentar a otros a cometerlo, no a celebrar a los abusadores ni a ser testigos pasivos de este tipo de conductas. Explore con ellos estrategias de enfrentamiento de estas situaciones.
-Enfatíceles que resulta esencial informar precozmente si llegan a ser víctimas de matonaje.
-Si se entera de algún caso a través de sus hijos, preocúpese de denunciarlo a las autoridades escolares, de manera que se frene y se busque una solución.
-No permita que en su presencia se burlen del peso, la etnia, la nacionalidad, el color de piel, el sexo, ni la identidad sexual de nadie. Este tipo de conductas son muy comunes en la vida diaria, los niños y adolescentes las tienden a replicar en los colegios y constituyen terreno fértil para el bullying. Tenga una política de tolerancia cero al respecto.
Y no se olvide de modelarles todas las conductas que espera de ellos: recuerde que el ejemplo es con frecuencia el mejor de los educadores.
Lo que se vive hoy en nuestras salas de clases, en cuanto a convivencia escolar, es altamente preocupante. El 86 por ciento de los escolares reconoce haber sido testigo del fenómeno del bullying. Esta cifra, revela que estamos ante un problema que es más serio de lo que parece.
No podemos quedar indiferentes frente al tema del bullying o fingir que estas cosas no pasan, o que así ha sido siempre. Menos hoy en día, donde encontramos elementos que agravan la situación de la violencia al interior de los establecimientos educacionales. Los estudiantes cuentan con herramientas de difusión que no tenían en el pasado, que se han convertido en prácticas habituales y que aumentan la humillación sobre el agredido. Esto es lo que conocemos como ciber bullying, o acoso cibernético, que incluye todas aquellas conductas de burla, difamación, agresión, amedrentamiento e intimidación en contra de un individuo o grupo, a través Internet o teléfonos móviles.
El ciber bullying tiene profundas consecuencias sicológicas, ya que la difusión va más allá de su entorno inmediato, dificultando que el alumnos encuentre otros espacios sociales donde desenvolverse, porque la humillación se propaga. Además, aparece otro actor para agredir a la víctima, que es quien hace las filmaciones o las difunde.
Mejorar la convivencia escolar es una tarea que necesitamos hacer ahora, y que nos involucra a todos. Como Ministerio hemos presentado un proyecto de ley para enfrentar esta realidad. Mientras esto se aprueba, le hemos solicitado a los colegios que cuenten con ciertos elementos claves para avanzar en el tema. Esperamos que todos los establecimientos cuenten con un Encargado y un Reglamento de Convivencia Escolar.
Los directores no deben minimizar el problema, por el contrario, deben sancionar, enseñar y promover una buena convivencia al interior de las escuelas. La educación debe continuar en casa, y por ello el rol de los padres es fundamental. Este año hemos firmado un Contrato de Honor con los padres, en el que también se pide que ellos les enseñen a sus hijos prácticas que contribuyan a crear un buen ambiente en el colegio.
Los estudiantes, podrán así repudiar la violencia al interior de las escuelas. Esto los llevará a combatir las malas prácticas de convivencia en vez de avalarlas o ser cómplices de ella.
Lo que hagamos en la sala de clases es fundamental. Si los alumnos aprenden acá a tener una buena convivencia y a respetar al otro, estaremos educando a ciudadanos que no discriminarán a sus pares, y que recriminarán la violencia. Algo que sin duda, será un aporte inigualable para toda nuestra sociedad.

WHO | World Health OrganizationPrevención de la morbilidad relacionada con el acoso y la mortalidad: una llamada a las políticas de salud pública

Jorge C Srabstein una y Bennett Leventhal L b

a. Centro Médico Nacional Infantil, Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento, 111 Michigan Avenue, Washington, DC, 20010, Estados Unidos de América.
b. Nathan Kline S Instituto para la Investigación Psiquiátrica, Orange, EE.UU..
Correspondencia con Jorge C Srabstein ( jsrabste@cnmc.org ).
Boletín de la Organización Mundial de la Salud 2010; 88:403-403. doi: 10.2471/BLT.10.077123
La intimidación es un problema de salud pública importante que exige la hora concertada y coordinada y la atención de los proveedores de atención de salud, los responsables de políticas y las familias. La evolución de la conciencia sobre la morbilidad y la mortalidad asociadas a la intimidación ha ayudado a dar a este riesgo psicosocial un modesto nivel de atención pública de salud en todo el mundo. 5 Sin embargo, no es suficiente.
La intimidación es una forma multifacética de malos tratos, sobre todo visto en las escuelas y el lugar de trabajo. Se caracteriza por la exposición repetida de una sola persona y / o emocional, agresión física, incluyendo burlas, insultos, burlas, amenazas, hostigamiento, burlas, abuso, la exclusión social o rumores. 7 Un amplio rango de prevalencia de la intimidación ha sido documentado entre estudiantes y fuerzas de trabajo en el mundo. 8
Un creciente cuerpo de investigación está poniendo de relieve la gama de morbilidades importantes que afectan a los individuos implicados en el acoso, ya sea como espectadores, agresores y / o víctimas. Los estudiantes que participan en la intimidación tienen un riesgo significativo de sufrir un amplio espectro de síntomas psicosomáticos, huyendo de casa, el alcohol y el abuso de drogas, el ausentismo y, sobre todo, la auto-infligida, o cometido lesiones accidentales. 2Las consecuencias de la intimidación se extienden hasta la edad adulta, ya que existen pruebas de una asociación significativa entre la niñez intimidación y más tarde el comportamiento de la morbilidad psiquiátrica. 3 Por otra parte, los adultos acoso en el trabajo son propensos a sufrir de una variedad de riesgos para la salud, incluyendo depresión y problemas cardiovasculares. 4
Múltiples casos de mortalidad asociadas a la intimidación han dado lugar a iniciativas legislativas en todo el mundo. 9 leyes promulgadas ha puesto la responsabilidad de la prevención en los hombros de la organización (educativa o lugar de trabajo) la gestión sin entrada aparente espera del sector de la salud pública. 10 Como reconocemos la seguridad y riesgos para la salud vinculados a la intimidación a través de la vida, nos desafía con la necesidad de desarrollar políticas de salud para la prevención de la intimidación. El ambiente escolar es funcionalmente un entorno de trabajo, donde los futuros empleados y empleadores desarrollar sus, cognitivo, social, moral y ética habilidades físicas. Por otra parte, los estudiantes y los trabajadores están expuestos a similares riesgos físicos y psicológicos. Esta idea se refleja en la Agencia Sueca para el Medio Ambiente de Trabajo Ley de la Autoridad que se centra en la prevención de enfermedades y accidentes en el lugar de trabajo. Esta ley considera a los estudiantes, reclusos y miembros de las fuerzas armadas como empleados. 11 Algunos pueden argumentar que los métodos para erradicar el acoso escolar debe ser diferente de abordar los intimidación en el trabajo de adultos. Aunque existen diferencias en el desarrollo y la condición jurídica de los estudiantes y los trabajadores adultos, así como en los aspectos ecológico-social de las escuelas y la industria, tanto en entornos se pueden beneficiar de el mismo método para prevenir la intimidación y sus riesgos para la salud.
La literatura científica sugiere que las intervenciones preventivas deben incluir toda las campañas de sensibilización de la comunidad acerca de la naturaleza de la intimidación y sus peligros. 12 Los esfuerzos también deben hacerse para mejorar la organización y entornos emocionales en el trabajo y los centros escolares mediante la promoción de la sensibilidad, el respeto mutuo y la tolerancia a la diversidad mientras que prohíbe el acoso. incidentes de intimidación debe ser reportado a dirección de la organización que debe velar por una respuesta coherente y organizada, incluido el apoyo de la víctima y el asesoramiento para el autor por sensibilizar a él o ella con el daño que infligieron tener. Referencia a los servicios de salud apropiados serán necesarias para paliar sus consecuencias físicas y emocionales de la intimidación, así como para ayudar a aquellos que siguen el comportamiento intimidatorio a pesar de la orientación de la organización. La eficacia de este enfoque de salud pública debe ser supervisada por una evaluación periódica de la prevalencia de la morbilidad relacionada con el acoso y la mortalidad.
Los responsables políticos pueden crear grupos de asesoramiento para formular recomendaciones y elaborar directrices para una estrategia integral de la comunidad para la prevención, intervención y tratamiento de los riesgos de salud relacionados con el acoso escolar público.
Intimidación estrategias de prevención pueden ayudar a los gobiernos para garantizar aprendizaje seguro y saludable y las condiciones de trabajo, al tiempo que reduce los gastos de las lesiones relacionadas con el acoso y la mala salud.Además, pueden reducir el rendimiento estudiantil interrumpió y la ineficacia de los trabajadores, debido al ausentismo, gastos en bienestar social y beneficios y otros costos relacionados con la pérdida de trabajadores productivos en una fase prematura. Menos "abandonos" vinculados a la intimidación: una sana, la población más feliz y más productiva.

Referencias

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