sábado, 17 de julio de 2010

CARACTERES PSICOSOCIALES: ADOLESCENCIA NORMAL Y ADOLESCENCIA PATOLOGICA. DRA. RAQUEL ZAMORA CABRAL.

Adolescencia normal.
Los cambios psicosociales de la adolescencia, de límites más imprecisos, suelen comenzar algo antes que el proceso físico y extenderse bastante más que éste. Según los aportes de la corriente social y antropológica, esto sería un fenómeno que responde a razones sociales y culturales, ya que durante la adolescencia, la sociedad en que vivimos, deja de considerar al individuo como un niño pero aún no le confiere los papeles del adulto.
Los cambios biológicos junto a la influencia de los factores ambientales determinan transformaciones psíquicas del individuo con rasgos particulares según el período.
Las modificaciones puberales determinan que los adolescentes muestren un considerable interés en la imagen de sus cuerpo. Los más jóvenes están más preocupados y menos satisfechos con su imagen corporal que los adolescentes post-puberales.
La menarca y el ciclo menstrual produce en las mujeres un amplio rango de reacciones. Aquellas que no han sido preparadas o las que maduran más tempranamente tienen mayor porcentaje de reacciones negativas.
La maduración temprana favorece a los varones durante la adolescencia, sin embargo se ha visto que aquellos que maduran más lentamente logran como adultos una identidad más satisfactoria.

El desfasaje entre la edad cronológica y la edad puberal puede contribuir a la instalación de conductas de riesgo,particularmente cuando las demandas de una particular situación social no están de acuerdo con los cambios físicos o de las características comportamentales. Se ve por ejemplo, en varones que a los catorce años no han comenzado sus cambios puberales y sin embargo son exigidos académicamente en un 3er. año liceal y socialmente por compañeros ya interesados en la relación por el sexo opuesto; o por otro lado en la mujer que a los doce años tiene un físico de quince y despierta la atracción de varones de dieciocho años.

El pasaje de la niñez a la adolescencia da cambios a nivel cognitivo. Según Piaget los adolescentes pueden estar tanto en la etapa del pensamiento concreto como en la de operaciones formales. El pensamiento operacional concreto se desarrolla entre los 7 y 11 años. Está caracterizado por la falta de habilidad para razonar en forma abstracta acerca de los objetos. El pensamiento operativo formal se caracteriza por la abstracción y el idealismo así como por el razonamiento hipotético-deductivo. Existe la habilidad para razonar sobre lo que es posible e hipotético, lo opuesto a lo real y a la habilidad de replegarse en los propios pensamientos de cada uno.
El pensamiento operativo formal tiene 2 fases, una fase de asimilación en la que la realidad es confusa (adolescencia temprana), y otra de acomodación en la cual el balance intelectual se reestablece por medio de la consolidación de dicho pensamiento (mediana adolescencia). Pero existen variaciones individuales y hay algunos jóvenes adolescentes que no están en este período sino que lo que consolidan es un pensamiento operacional concreto, situación que les crea grandes dificultades académicas. Algunos autores han planteado que el período de operaciones formales no es la mayor forma de cognición, sino que se puede lograr un pensamiento más pragmático y especializado en la juventud y aún en la adultez, incrementando el sentido común. En cuanto al lenguaje, los adolescentes desarrollan estrategias más sofisticadas que los niños para manejar palabras y conceptos.
Piaget, Kohlberg y Flavell hicieron aportes respecto a como el adolescente puede conceptuar y razonar sobre su mundo social incluyendo la relación de uno con los demás. Los pensamientos sociales están influidos por el status de maduración individual.
Elknid propuso que los adolescentes, especialmente los más jóvenes desarrollan un egocentrismo que involucra tanto la construcción de un auditorio imaginario (la creencia de que “los otros están tan preocupados por mi conducta como lo estoy yo”) y una fábula personal (un sentido de indestructibilidad y ser único).
En la adolescencia hay mayor posibilidad de percibir el pasado y el presente, los factores contextuales y las causas profundas. Hay un mejoramiento del procesamiento de la información que llega por diferentes fuentes desde el ambiente.
Hay un mayor desarrollo de la capacidad de atender y de la memoria. Aumenta el espacio de almacenamiento, la velocidad y la eficiencia en el procesamiento de información.
 La adolescencia también se caracteriza por cambios emocionales y afectivos. Es frecuente la alternancia de períodos depresivos con otros de exaltación, el mal humor y la irritabilidad pueden luego de una llamada telefónica rápidamente ser sustituidos por alegría y entusiasmo. Por momentos el joven se aburre, nada le interesa, puede pasar horas con la mirada perdida recostado en su cama, pero en pocos días puede salir de este ensimismamiento e integrarse nuevamente en actividades que lo motivan. Dentro de ciertos límites, estas modificaciones deben ser consideradas como captauru normales de esta etapa de la vida y se necesita de paciencia, tolerancia y comprensión del medio para que se vayan superando.

Otro aspecto a analizar es el de los vínculos entre el adolescente y su familia. Podemos decir que hay una mutua relación entre ambos, por un lado el adolescente socializa a sus padres, por otro éstos contribuyen a la socialización de los adolescentes. Simultáneamente a la maduración de los adolescentes se da la maduración de sus padres. En general los padres de los adolescentes están en la mitad de la vida, momento que puede coincidir con insatisfacciones conyugales, desajustes económicos, reestructuración de la actividad o profesión elegida., inquietudes por su estado de salud. A su vez la familia también está influida y va cambiando por modificaciones socioculturales e históricas.
Las técnicas de educación usadas por los padres influyen en la maduración de los hijos, así por ejemplo se ha visto que los hijos de padres autoritarios presentan mayor ansiedad social, dificultad e interacciones sociales poco efectivas. Los padres que estimulan al adolescente a ser independientes pero poniéndole límites y control tienen hijos socialmente más competentes y asumen mejor las responsabilidades sociales y tienen una mayor confianza en sí mismos. Los padres permisivos e indiferentes tienen hijos con falta de autocontrol, mientras que lo permisivos indulgentes se involucran en la vida de sus hijos pero dan excesiva libertad y no controlan las conductas negativas, sus hijo generalmente tienen dificultades en aceptar las normas en general (familiares, escolares, sociales).
El conflicto entre padres e hijos parece ser mayor en la temprana adolescencia. Habitualmente es moderado y puede ser considerado como positivo para promover el desarrollo de la autonomía e identidad del hijo. A muchos padres les cuesta permitir la independencia de sus hijos. Estos necesitan que gradualmente se les vaya permitiendo adquirir la habilidad para tomar decisiones maduras por sí mismos. Esto no significa que el joven se desapegue de sus padres, por el contrario, en la medida que va en busca de su autonomía, es saludable para él continuar estando unido a sus padres.
En la sociedad cambiante que vivimos son frecuentes los cambios de la estructura familiar. Entre estos cambios es cada vez más frecuente el de divorcio de los padres, antiguamente se pensaba que éste de por sí significaba una influencia adversa para el desarrollo de los hijos. Actualmente distintos estudios han mostrado que hay diversos factores que influyen en el ajuste de adolescentes de padres separados entre los que se citan el momento del divorcio, el sexo del hijo, el sexo del padre que queda con la custodia, la edad del niño en el momento del divorcio, los apoyos familiares y comunitarios que se dispongan. El nuevo casamiento de los padres también influye y puede producir desequilibrios en el hijo. Cuando el niño es menor parecería que es mejor el vínculo con la nueva pareja de su progenitor. Para los adolescentes es más difícil aceptarla, aquí también depende el efecto, del sexo del hijo y de la complejidad de lal nueva familia. Son más conflictivas las reacciones cuando deben convivir hijos de dos individuos que se vuelven a casar.
Se ha hablado mucho de los efectos adversos de la salida a trabajar de las madres fuera de sus casas, los estudios realizados al momento no han demostrado dichas hipótesis. A veces la madre que no trabaja está demasiado sobre su hijo, lo sobreprotege y dificulta su independencia.

También debemos analizar la relación del adolescente con el grupo de pares. Este constituye un medio de comparación social y una fuente de información fuera de la familia. La adecuada integración a un grupo de coetáneos, permite al adolescente adquirir destrezas sociales, aprender a escuchar y a comunicarse, a ser más él mismo, a sentirse más feliz, a interesarse por los demás. Los coetáneos intervienen en la adquisición de un nuevo repertorio de conductas del joven a través del razonamiento, del actuar del modelo (se imita al líder del grupo, al delegado de clase, al capitán del equipo de fútbol, a los adolescentes mayores) y de la comparación social (yo saqué un 10 en geografía, ¿vos que sacaste?).
Los jóvenes rechazados por sus pares están en riesgo de problemas sociales. La presión por ser igual al grupo es muy fuerte en la adolescencia y a veces puede llevar al joven por caminos que realmente no desea. En estos casos es importante la actitud de padres, docentes y otros adultos para ayudar al joven a resistirse de la presión del grupo.
En un adolescente que se está desarrollando normalmente existe una relación entre lo que es su vínculo con los padres y lo que es su vínculo con los pares. Cuando más adecuada es la relación con sus padres, mejor es su relación con los pares. Si bien los jóvenes suelen relacionarse con un número importante de iguales, sólo consideran amigo a un número menor. Con éstos existe intimidad, le cuentan sus pensamientos privados.
Los grupos de adolescentes se diferencian de los niños en que éstos son muchos menos formales, menos
heterogéneos y en general de un solo sexo. Para el funcionamiento de un grupo de adolescentes existen normas a seguir y diferentes posiciones de poder. Los grupos de jóvenes varían en función de aspectos culturales y sociales. Las diferentes investigaciones de nuestro país han mostrado cómo los adolescentes de niveles socioeconómicos más alto tienen mayores posibilidades de integrarse a grupos de coetáneos que los de clases más bajas.
El vínculo entre ambos sexos a través del arreglo es frecuente de ver ya en la primera etapa de la adolescencia.
Cumple funciones de recreación, de enseñar destrezas para aproximarse al otro sexo y de así ir entrenándose para la selección de un cónyuge. En la mujeres se ve un mayor interés por la exploración de la personalidad y autodescubrimiento, en los varones hay un mayor interés por lo sexual. En general los adolescentes se sienten inicialmente atraídos por el físico y las semejanzas que tengan con el otro. El enamoramiento en la adolescencia involucra más la sexualidad y la pasión que el vínculo afectivo. La forma en cómo el adolescente se vincula en pareja está influida por como sea su relación con sus padres y con sus pares.
Hemos analizado en forma panorámica aquellas modificaciones psíquicas y sociales del adolescente que
consideramos deben ser tenidas en cuenta al elaborar un modelo de atención integral de los adolescentes que esté orientado a promover hábitos y costumbres saludables de vida en los jóvenes.

Adolescencia patológica

Si bien la adolescencia se caracteriza por la aparición de cambios emocionales, expresados fundamentalmente por ansiedad y depresión, por conductas de oposicionismo y rebeldía contra las normas familiares y sociales, estas situaciones pueden pasar de lo que podemos considerar “normal” para entrar en el terreno de “lo preocupante” hasta llegar a constituir situaciones realmente patológicas.
El espectro de comportamientos problema en la adolescencia es muy amplio, varía en severidad, en el nivel de desarrollo, en el sexo, según la clase social. Algunos pueden ser breves, mientras que otros pueden persistir por años.
A modo de ejemplo, un varón de trece años puede tener conductas desadaptadas que le traen problemas a nivel escolar, si lo volvemos a ver luego de un año puede mantenerse cierta agresividad pero estar mejor adaptado a su ambiente de estudios. Sin embargo puede haber otro jovencito que a los trece presente el mismo trastorno pero que los dieciséis ha abandonado estudios y ya ha sido arrestado por la policía.
En relación al grado de desarrollo existen problemas como el oposicionismo y las peleas que son más frecuentes en los púberes mientras que otros como la depresión y el abuso de sustancias que son más frecuentes luego de los quince años.
También el sexo ha demostrado influir en el tipo de trastorno, en la mujer son más frecuentes los problemas
internalizados e hipercontrolados, mientras que en el varón son más frecuentes las conductas externalizadas, con bajo autocontrol como pelearse físicamente o destrozar pertenencias de otros.
Algunos estudios han demostrado la influencia del nivel socioeconómico, asociándose las conductas externalizadas a niveles más bajos y las internalizaciones a niveles más altos.
Los estudios realizados por nosotros en jóvenes que son traídos a consulta psiquiátrica no han demostrado esta tendencias.
Dentro de los trastornos internalizados, los cuadros depresivos son los más frecuentes. A veces el diagnóstico se dificulta porque los síntomas se mezclan con otras expresiones tales como la agresividad, conducta antisocial, abuso de sustancias, se suma a lo internalizado, lo externalizado o actuado. En las mujeres es más frecuente que la depresión se presente con sentimientos de tristeza y baja autoestima, mientras que en los varones se asocia muchas veces a tendencias hostiles y antisociales.
Las causas que pueden llevar a un cuadro depresivo son muy diversas, en algunos casos hay una clara asociación con factores biológicos y genéticos (padres con trastornos afectivos) en otros casos depende más de factores psicológicos y ambientales. La pérdida de uno de los padres o de una abuela que desempeñaba un papel muy significativo en la vida de un joven, se asocia frecuentemente con un cuadro depresivo. Lo mismo ocurre luego de vivir una situación de estrés importante como un rapto, abuso sexual o físico, un accidente severo, el ser portador de una enfermedad potencialmente fatal y más aún, cuando implica procedimientos médicos agresivos. En estos casos los elementos depresivos se asocian a un estado de excitación aumentada, recuerdos persistentes, sueños traumáticos, entre otros.
Los trastornos por ansiedad figuran también como trastornos internalizados frecuentes. El sentimiento de miedo, inquietud, preocupación. Se asocia a una respuesta fisiológica o motora ante la percepción del peligro. Son jóvenes que se preocupan excesivamente por ser competentes en su desempeño, tanto en áreas académicas, deportivas o situaciones sociales. También les preocupa en exceso los hechos pasados como los futuros. Son perfeccionistas, obsesivos, están llenos de dudas en relación a sí mismos y necesitan permanentemente ser reafirmados en lo que hacen. Con frecuencia son tímidos y presentan quejas somáticas diversas. A veces desarrollan trastornos fóbicos o de pánico. Con frecuencia estos jóvenes tienen también una madre ansiosa y provienen de familias que sobrevaloran el desempeño de sus hijos y estimulan su competitividad.
La ansiedad asociada a un trastorno obsesivo-compulsivo también es frecuente de ver en adolescentes, especialmente varones. El diagnóstico no suele ser fácil porque la actitud frecuente del joven es ocultar los síntomas de pensamientos obsesivos y minimizar los rituales compulsivos por el temor a la crítica. La familia también se acostumbra a las “rarezas” del hijo y no lo conciben como algo patológico. Las obsesiones en general toman la forma de miedos de agresión, homosexualidad, contaminación, desorden o la no finalización de tareas, especialmente las escolares. Entre los rituales figuran los relacionados a la higiene que puede4n llevar a permanecer varias horas en el cuarto de baño, el desconectar llaves de luz o gas, los prolongados rituales a la hora de dormir o la lectura y relectura de material de estudio que le impone una gran sobrecarga tanto en el colegio como en su casa.
Se ha comprobado la asociación de trastornos obsesivo-compulsivos y la anorexia nerviosa, existiendo en este caso una preocupación obsesiva por el peso corporal y la alimentación. También se ha visto su asociación con portadores del síndrome de La Tourette.
Los trastornos de la conducta alimenticia: anorexia y bulimia nerviosa han tenido un incremento notorio en los últimos años, siendo mucho más frecuente en mujeres que en varones. Se han propuesto como factores de riesgo:
a) culturales: idealización de una figura esbelta, presiones para agradar a los demás
b) familiares: historia familiar de trastorno alimentario, de trastorno afectivo o alcoholismo, relaciones familiares que dificultan la autonomía del adolescente
c) individuales: trastornos de la auto-percepción, obesidad, autoestima altamente dependiente de las opiniones de los otros, miedo a perder el autocontrol, trastorno clínico que actúe como desencadenante o mantenedor ej.: diabetes
La anorexia nerviosa generalmente comienza con una dieta que se caracteriza por un curso descendente continuo de nuevos objetivos de peso, a medida que se alcanza un determinado peso y el sentimiento aumentado de estar por encima del peso a medida que el mismo se va perdiendo. La abstinencia a alimentos ricos en calorías se transforma en una aversión general a la comida, junto con esto aparece una actividad física frenética y periódica y una disminución de los contactos sociales. La paciente típicamente niega estar delgada o en forma y se interesa por una ayuda profesional.
Como síntomas asociados se pueden ver vómitos, abuso de laxantes, diuréticos, pastillas para adelgazar, constipación y amenorrea.
La bulimia nerviosa se diagnostica generalmente en pacientes con un peso corporal normal, con antecedentes de anorexia nerviosa y/u obesidad. Además de historias pasadas de dificultades de peso y alimentación puede haber historia personal o familiar de depresión o abuso de sustancias. El episodio bulímico se caracteriza por la por la compulsión a comer alimentos de alto contenido calórico. La paciente come rápidamente, “engullendo sin saborear” con una sensación de pérdida de control, durante minutos o horas, finalizando por fatiga, dolor abdominal, plenitud física, falta de alimento o autoaversión. Luego presenta sentimientos de culpa que la llevan a acciones neutralizadoras como provocación de vómitos, uso de laxantes, diuréticos, abuso de anorexígenos y ejercicios físicos compulsivos. Son pacientes que se deprimen con facilidad y presentan intentos de autoeliminación. Con frecuencia son pacientes con rasgos de personalidad límite, histriónico, narcisista y antisocial.
Los trastornos de género sexual en la adolescencia tienen en general antecedentes en la infancia de comportamientos e intereses de género cruzado. Estos trastornos pueden ser calificados como orientación incierta, homosexualidad, transexualidad y comportamiento de transvestismo. En la orientación incierta el adolescente varón de trece o catorce años presenta comportamientos femeninos como la dorsiflexión del puño al hablar, voz aguda al excitarse, poco interés y escasa habilidad para los deportes, pasa mucho tiempo en actividades solitarias, leyendo historias románticas o mirando telenovelas. En general estos jóvenes son rechazados socialmente, lo que les genera mucha angustia y los lleva a un retraimiento en su mundo de fantasías, evolucionando con frecuencia a la homosexualidad.
Las primeras actividades homo sexuales pueden crear gran confusión, se mezcla la excitación con un sentimiento negativo frente a la idea de ser homosexual. En esta etapa aún puede existir la posibilidad de un tratamiento para establecer comportamientos heterosexuales, si así el joven lo desea. Cuando el adolescente está conforme con su actividad homosexual, la orientación debería dirigirse a la familia que no lo acepta.

El joven transexual busca por todas las formas el cambio de sexo y comienza a actuar socialmente según su sexo deseado lo que trae importantes problemas a nivel familiar, escolar, y social. Como las dificultades son grandes, aparece con frecuencia depresión y riesgo de suicidio.
Los adolescentes con comportamiento de transvestista son llevados al médico cuando son hallados portando ropa interior femenina que es usada para la masturbación. Algunos relatan vestirse totalmente de mujer y excitarse eróticamente al hacerlo. En algunos, esos comportamientos pueden ser transitorios, en otros pueden ser las primeras manifestaciones de adulto transvesti.

Como último trastorno internalizado, mencionaremos el trastorno psicosomáticos. Según el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (D.S.M. III R) este tipo de patología se divide en tres categorías:
1) trastornos psicofisiológicos, en los cuales los factores psicológicos han afectado una condición física,
2) trastornos somatoformes, en los que no hay una causa orgánica identificables que explique los síntomas y éstos no son mantenidos voluntariamente
3) trastornos facticios en los que los síntomas físicos son conscientemente producidos por razones psicológicas.
Los trastornos psicofisiológicos generalmente aparecen en la etapa de la infancia (ej.: asma, trastornos digestivos, cefaleas) y pueden continuarse o exacerbarse en la adolescencia. Se caracterizan por la existencia de patología orgánica demostrable y el inicio de exacerbación de la misma luego de estímulos ambientales psicológicamente significativos.

Dentro de los trastornos somatoformes encontramos:
1) la dismorfofobia, donde aparece una preocupación por un defecto imaginario en la apariencia del adolescente, como ser una nariz imperfecta o pelos faciales excesivos,
2) la hipocondría, preocupación y miedo a tener una dolencia mortal, cáncer, cardiopatía, y en estos últimos tiempo SIDA. Se asocia ansiedad, depresión y rasgos de personalidad compulsiva y narcisista,
3) el trastorno conversivo, caracterizado por pérdida o alteración de un funcionamiento físico que sugiere un trastorno físico.
En general aparece luego de un estresor psicosocial significativo, frecuentemente de naturaleza sexual. Existen en general problemas familiares importantes y un modelo familiar de enfermedad o incapacidad, lo que muestra que la imitación y el aprendizaje pueden desempeñar un papel en el inicio de este trastorno, trastornos de somatización se caracterizan por quejas somáticas múltiples, recurrentes durante muchos años, que no son explicadas por un trastorno físico. Son generalmente presentados en forma dramática y exagerada. Son síntomas altamente sugestivos los vómitos, dolor en las extremidades, trastornos respiratorios, amnesia, dificultad para tragar.
En el trastorno facticio hay una necesidad psicológica de asumir el papel de enfermo y así se llegan a lesionar el cuerpo.
En general la historia infantil muestra abuso severo, negligencia y abandono frecuente. A veces está el antecedente de una enfermedad que exigió una internación prolongada.
Los trastornos externalizados o de comportamientos desadaptados son el otro gran conflicto de los trastornos por déficit atencional con hiperactividad, trastornos de conducta y abuso de sustancias.
El trastorno por déficit atencional siempre fue considerado un trastorno de la infancia y durante años no se le dio la debida importancia a qué ocurriría con estos pacientes en la adolescencia. En otros casos pasó sin diagnóstico en los primeros diez años y es en la segunda década que se plantea el mismo. El adolescente presenta: 1) hiperactividad que se puede manifestar por inquietud, incapacidad de relajarse, nerviosismo, incapacidad de persistir en actividades sedentarias, 2) déficit atencional: manifestado por la incapacidad de mantener su pensamiento en una conversación, distracción, incapacidad de mantener su pensamiento en una lectura o en una tarea, olvido de dónde dejó sus cosas. A estos dos síntomas fundamentales se puede agregar: labilidad afectiva, impulsividad, descargas explosivas de corta duración, incapacidad de completar tareas, intolerancia al estrés. Se ha visto la asociación entre trastorno y trastorno antisocial de personalidad o trastorno límite, también se ve su asociación con dependencia o abuso de sustancias y respuesta atípica a medicaciones psicoactivas.
Se define como trastorno de conducta la comprobación de padrón persistente de conducta en el cual son violados los derechos básicos de los otros y las principales normas o reglas de la sociedad, apropiadas para la edad. Para el diagnóstico positivo los síntomas deben tener una duración mayor de seis meses. Mentiras aisladas, algunas peleas físicas.
O “hacerse la rabona en alguna oportunidad”, o un robo intrafamiliar no es suficiente para hacer el diagnóstico. A veces estos síntomas pueden ser reactivos a situaciones tales como fuga del hogar, destrucción deliberada de la propiedad de los otros, provocación de incendios, robo con confrontación de la víctima, crueldad con animales o personas, es probable que sí estemos ante un trastorno de conducta. En la etiología de estos trastornos se considera la existencia de factores extrínsecos e intrínsecos.

Dentro de los extrínsecos se mencionan factores socioculturales como la pobreza y la frustración y factores parentales como la violencia y el abuso físico de los progenitores. Dentro de los intrínsecos se señalan el papel de la herencia, anormalidades bioquímicas, la vulnerabilidad neurológica y psiquiátrica.
El abuso de sustancias, uso de alcohol, sustancias químicas psicoactivas ilegales y productos naturales procesados o el uso inadecuado de drogas psicoactivas prescriptas entre niños y adolescentes viene siendo un problema social creciente en los últimos años.
Desde los inicios de la historia los hombres han buscado sustancias que los pueden proteger y también actuar en su sistema nervioso para producir sensaciones placenteras. Los individuos se sienten atraídos por las drogas, porque ellas los ayudan a adaptarse a un medio ambiente cambiante.
Fumar, tomar y usar drogas reducen tensiones y frustraciones, sacan el aburrimiento y la fatiga y en algunos casos ayudan a los adolescentes a escapar de lo áspero de su realidad. Las drogas proveen placer dando profunda paz, diversión, relajación, percepciones caleidoscópicas, oleadas de exaltación o prolongadas sensaciones de peso. También pueden ser usadas para ayudar a muchos adolescentes a sentirse mejor en el mundo. Por ej.: las anfetaminas pueden ayudarlo a mantenerse despierto para estudiar para un examen. Las drogas también satisfacen la curiosidad de los adolescentes, algunos las toman porque están intrigados por sus efectos. También son usadas por razones sociales ya que le permiten sentirse más confortables y disfrutar más de la compañía de los otros. Pero el uso de drogas para gratificación personal y temporal adaptación tienen un muy alto precio: dependencia, desorganización social, predisposición a enfermedades serias y muchas veces fatales. Así, lo que intenta buscar una adaptación, termina siendo una desadaptación
a largo plazo.

Cuando se desarrolla tolerancia a las drogas, el usuario necesita aumentar la cantidad consumida para producir el mismo efecto. Cuando el individuo para de consumirla es común que aparezca la experiencia de la abstinencia. Los efectos no placenteros pueden incluso intensificar el dolor y arrastrar al individuo a buscarla. Esto ocurre porque el cuerpo ha desarrollado una dependencia física conocida como ADICCIÓN. A veces el individuo se vuelve psicológicamente dependiente, usando la droga para tolerar sus problemas y el estrés de su vida.
El alcohol es la droga más usada por los adolescentes en nuestra sociedad. Le produce tantos momentos de placer como de tristeza. Se asocia en forma importante con los accidentes de tránsito. Su uso es mucho más frecuente en varones que en mujeres. El abuso de alcohol está asociado al tipo de relación con padres y coetáneos. Los adolescentes que abusan del mismo a menudo provienen de hogares poco felices en donde existe un gran monto de tensión y también de hogares donde los padres sancionan su uso. A su vez el grupo de pares provee el contexto social para beber y refuerza la conducta adolescente que es aprendida como parte de una práctica de socialización. La habilidad de la familia para funcionar como un sistema de soporte parece ser un factor especialmente importante para prevenir el abuso de alcohol en la adolescencia.

En nuestro país la droga usada en segundo lugar por los adolescentes es la marihuana. Los efectos psicológicos que produce son una mezcla de excitación, depresión, alucinaciones. Puede producir distorsión de percepciones en relación al tiempo y al espacio, aumentar o disminuir la conducta de hablar, aumentar la sensibilidad a los sonidos y colores. Puede afectar la atención y la memoria por lo cual puede afectar el rendimiento escolar.
La cocaína, los hongos alucinógenos, los pegamentos, estimulantes, narcóticos tranquilizantes también son usados.
Entre los factores de riesgo para el abuso de sustancias se menciona la agresividad, el comportamiento delincuente, la baja autoestima, el bajo autocontrol, un desempeño escolar insatisfactorio y el alcoholismo en uno de los progenitores.
También preocupa el incremento de comportamientos suicidas y suicidios entre los adolescentes. Desde el punto de vista epidemiológico hay diferencias significativas según edad y sexo. La tasa de suicidios aumenta con la edad. Los varones son los que usan métodos más efectivos y se suicidan más, las mujeres usan métodos más efectivos y se suicidan más, las mujeres usan métodos más pasivos como los psicofármacos, intentan más pero mueren menos.
Entre las razones que llevan a un joven a intentar suicidarse están por un lado toda circunstancia altamente estresante como la pérdida de la pareja, el fracaso escolar, un embarazo no deseado, uso de drogas, pero por otro lado es frecuente encontrar una historia de inestabilidad e infelicidad familiar. Los profesionales que trabajan con adolescentes deben estar preparados para advertir los signos tempranos de suicidio.
Entre ellos mencionamos las amenazas de suicidio, un intento de autoeliminación anterior, preocupaciones en relación a la muerte en creaciones musicales, artísticas o escritas, la pérdida de interés en el estudio o actividades anteriormente importantes para él, apartamiento de la familia y los amigos, cambios en el hábito de dormir, comer e higiene personal, accidentes o conductas impulsivas y de toma de riesgo. Estas serían algunas de las circunstancias a tener presente.


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