viernes, 25 de junio de 2010

"Es interesante ver a dos menores infractores discutir sobre cómo se cambia un pañal" Juan Nebreda, director del centro de menores José de las Heras.España

Por circunstancias de la vida hay menores que son infractores. Han cometido algún delito y deben cumplir medidas judiciales. Por circunstancias de la vida algunos de ellos además son padres. Madridiario ha entrevistado a Juan Nebreda, director del centro de menores José de las Heras, perteneciente a la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI),
 dependiente de la Consejería de Justicia Presidencia e Interior de la Comunidad de Madrid y gestionado por Respuesta Social Siglo XXI, para conocer en profundidad cómo se educa a estos chavales.

El recién inaugurado centro José de las Heras -que tomó su nombre del funcionario de prisiones de principios del siglo pasado que dedicó su carrera al tratamiento de la delincuencia en el ámbito de menores y jóvenes- está enfocado en torno a dos perfiles. Por un lado padres adolescentes y por el otro menores que han agredido a sus parejas. ¿Qué tipo de tratamiento específico se da para cada uno de los casos?
Son dos tratamientos diferenciados para cada grupo. En el caso de los padres, llevamos a cabo un programa específico que incluye un tratamiento individual que tiene que ver con la concienciación de la paternidad y las carencias a todos los niveles del menor. Los padres tienen una urgencia mayor de apoyo económico y búsqueda de empleo, por ejemplo. Hay que ver hasta que punto se puede intervenir porque estos chicos son menores pero tienen que hacerse cargo de menores ‘más menores’ que ellos. En este sentido, el trabajo que realicemos tiene que respetar completamente al bebé. Por ejemplo, si encontramos un chico con un perfil psiquiátrico delicado que necesita un tratamiento de varios meses, no le podemos juntar con su hijo, porque podría ser perjudicial.
Desarrollamos también un trabajo grupal que consiste en una Escuela de Padres que tiene unas 20 sesiones a lo largo de cinco o seis meses donde se explica desde el embarazo hasta cuestiones relacionadas con el desarrollo psicológico y motor del niño. Luego tenemos talleres específicos que juntamos a los chicos con los niños y con su entorno afectivo y están enfocados al control de esfínteres, al cambio de pañales y esas cosas básicas.
Además, enfocamos sus salidas y permisos para que pasen el mayor tiempo posible con sus hijos. La última pata de este programa fue la de habilitar espacios dentro del propio centro para que los niños o bebés cuando vinieran se sintieran cómodos dentro del rigor que tiene un centro de ejecución de medidas judiciales.
En el caso de violencia en la pareja el tratamiento es también individual y grupal. Hay un grupo que trabaja varias sesiones a la semana con el objetivo de que los menores se conozcan así mismos y conozcan los prejuicios y herramientas para evitar las situaciones violentas. Algunos de estos chicos son sencillamente violentos. Otros enfocan la violencia más contra la mujer. Lógicamente en estos casos hay que intervenir rápidamente y de la forma más eficaz posible. Por el momento estamos contentos con la respuesta de los chicos a ese programa. En el trabajo individual lo que se hace es reforzar todo lo que se hace a nivel grupal trabajando las circunstancias personales y socio-familiares de cada uno de ellos.
¿Qué cree que puede llevar a un menor a maltratar a su pareja?
Los menores tienen relaciones de pareja que no tienen nada que ver con los casos de violencia doméstica que todos conocemos. En estos últimos hay una convivencia familiar que en el caso de menores no existe. Yo creo que tiene que ver con la trayectoria cultural y de violencia de los chicos. Luego también tenemos condicionantes de carácter psicológico como pueden ser las dificultades para controlar los impulsos, para tolerar la frustración cuando les dejan o cuando sienten celos, etc. Todo esto dificulta mucho la intervención con adolescentes, porque todavía no han aprendido unas pautas de control.
¿Cree que este tipo de maltrato es muy frecuente o está disminuyendo?
No lo se. Los casos de violencia en la pareja con menores son ahora una novedad, igual que en los últimos años lo está siendo los de violencia doméstica. Lo que hay ahora es un altavoz en los medios que lleva a que se denuncie mucho más. No sabría decir si hace años podían suceder igual y no se denunciaban o simplemente no se les daba tanta importancia, cuando desde luego que la tiene. Los casos que tenemos tienen una característica en común: que no es la primera vez. Han pasado muchas cosas antes y llega un punto en el que la víctima no aguanta más y toma la dura decisión de denunciar.
¿Estos menores reciben la visita de sus novias?
Depende del caso. Hay menores que tienen una orden de alejamiento y es completamente inviable, pero hay otros casos en los que sí se retoma el contacto. Cada caso es un mundo y no se puede generalizar. Tenemos chicos con delitos de violencia a su pareja que además son padres y la pareja maltratada es la madre del bebé. También hay parejas que han denunciado y que a pesar de ello quieren retomar la relación. Hay casos en los que retomar la relación nos puede parecer técnicamente un disparate y hay otros casos en los que el nivel de violencia ha bajado lo suficiente y hay un alto grado de arrepentimiento.
Volviendo a los padres adolescentes, ¿qué herramientas considera que son imprescindibles para ejercer una paternidad responsable?
Primero ser consciente de que ser padre significa un cambio en tu vida que te va a condicionar. Eso no quiere decir que todos tus proyectos anteriores queden en el olvido. Podrán seguir disfrutando de su ocio pero contemplando otro orden de prioridades, igual que todos los padres. Un padre adolescente que ingresa en un centro de menores para cumplir una medida judicial está contra su voluntad porque ha cometido un delito, pero tiene un equipo de profesionales dispuesto a ayudarle. Eso es fundamental y le va a facilitar las cosas. Eso no significa que vaya a resultar fácil. Es fundamental que su desarrollo integral avance lo más rápido posible para poder ser buen padre y transmitir valores a sus hijos. En muchos casos, esos valores tienen que adquirirlos, porque no los tienen.
¿Cómo son los encuentros entre los chicos con sus hijos? ¿Con qué frecuencia se producen?
Afortunadamente la Ley del Menor nos da ‘mucha cancha’ para establecer visitas –sobre todo en régimen abierto y semiabierto-. Normalmente se producen los fines de semana aunque tenemos la posibilidad de hacerlas entre semana tantas veces como queramos y alargarlas hasta tres horas. También tiene que ser el comportamiento del chico el que de pie. Si el chico se involucra va a tener más posibilidades. Pero tampoco podemos interferir en la vida del bebé o de la pareja, así que nos adaptamos a sus horarios.
A mi los chicos me están sorprendiendo muchísimo en las visitas con sus hijos, porque nos están demostrando que el nivel de afectividad es enorme. Ayer fuimos a la casa de la pareja de uno de los chicos. La educadora que le acompañó me comentó que estaba muy sorprendida del cariño que el bebé mostró hacia su padre. Es un chico que se expresa emocionalmente muy bien y quiere mucho a su hijo, eso nadie lo va a discutir, pero no tiene el desarrollo moral adecuado ni capacidad para transmitir a su hijo valores normalizados.
¿Cuántos menores hay en el José de las Heras en régimen abierto y semiabierto?
Ahora tenemos nueve, tres cumpliendo medidas por violencia en el ámbito de la pareja y siete padres que han cometido distintos delitos –hay un menor que es padre y además cumple medidas por maltratar a su pareja-. Es un recurso que abrió hace un mes y progresivamente van llegando chicos. Tenemos un total de 17 plazas. De los siete padres, hay dos que aún no lo son propiamente, sino que están ‘embarazados’. Esto es muy bueno porque trabajamos en una fase previa en la que vinculamos mucho al chico con el futuro nacimiento de su hijo, para que cuando llegue el momento del parto esté presente.
¿Podría describirme alguna actividad o taller concreto que le guste especialmente?
Los talleres específicos. Por ejemplo el taller de cambio de pañales que hacen con las parejas y con los bebés es un espectáculo. Llevamos poquito tiempo, pero esas sesiones les aportan muchísimo. Es muy interesante ver a dos menores infractores con trayectorias de consumo de tóxicos o de bandas discutir sobre cómo se pone el pañal.
¿Cree que es difícil conseguir que estos menores no reincidan?
Creo que si conseguimos que sean conscientes de su situación de paternidad van a enfocar la vida de otra manera y la van a focalizar en una persona que depende de ellos. Cuando alguien depende de ti es más difícil que te arriesgues a hacer determinadas cosas.
El chico tiene que ser consciente de que necesita cambiar. Si no somos lo suficientemente eficaces en esa parcela de la intervención, no lo vamos a conseguir. Yo creo que el éxito de la Agencia es que por un lado tenemos las herramientas necesarias y por otro estamos haciendo realidad esa consciencia de necesidad de cambio.

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